viernes, 22 de julio de 2022

víctor montejo / las cinco direcciones











Cantarán los gallos sonoramente
cuando la alborada se asome
por el oriente del país.
Allí se levantará el sol sonriente
con el bullicio de las aves canoras
y habrán destellos luminosos
en el cono de los volcanes lejanos.

Caminará el sol, lentamente,
de oriente a occidente
y alumbrará de igual forma
de norte a sur
aunque con más claridad en el centro
que es el ombligo del mundo.

Estas son la cinco direcciones
según los astrónomos mayas:
El rojo amanecer del día (oriente),
el negro atardecer agónico (occidente),
el blanco del norte friolento
el poder amarillo en el sur
y en el centro del mundo
el verdeazul intenso
del trópico.

Hermoso, es, ver el mundo
con sus cinco direcciones
a través del prisma Maya.
¿Aprenderán esto los occidentales
que ven el mundo sólo en blanco y negro:
Oriente y Occidente?
¿Qué le importan a las aves
de melodioso canto
las carreras armamentistas
entre Oriente y Occidente?
¿Qué saben los venados saltadores,
símbolos de la buena suerte,
de los odios diplomáticos
entre Oriente y Occidente?
¿Qué saben los niños recién nacidos
de los misiles y artefactos nucleares;
el Star Wars criminal
entre Oriente y Occidente?

Yo creo en el ave luz
en el centro de América
que saluda el bello amanecer del día
en el oriente
y que sabe despedir la tarde obscura
del occidente.

Creo en el ave luz del trópico
que sigue su puente migratorio
de norte a sur,
y luego, de sur a norte
cuando llega el frío
dando dentelladas
con sus helados colmillos blancos.

Creo hoy, más que nunca,
en los cinco colores sagrados
que rigen las direcciones del mundo
como lo creyeron los antiguos Mayas.
Cuando aprendamos, así, a ver el mundo
como seres humanos y hermanos;
descubriremos que la vida es muy bella
como una flor abierta
que no retoñará dos veces.

***
Víctor Montejo (Huehuetenango, 1951)

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