Pensé en la felicidad, en cómo se teje a diario
con el silencio de la casa vacía
y en que no es súbita ni gratuita
sino una creación, como el crecimiento de un árbol.
Nadie lo ve, pero detrás de la corteza
crece otro círculo en anillos que se expanden.
Nadie oyó a la raíz cavar más hondo en lo oscuro,
pero por ese trabajo hacia adentro el árbol se eleva
y sus penachos brillan, y sus hojas destellan.
Así, la felicidad se teje con la paz de las horas
y hunde sus raíces en lo profundo de la casa sola:
en el rincón, el busto antiguo; los frescos pisos encerados,
blancas cortinas que ondulan suave y continuamente
cuando libre se mueve el viento silencioso por el cuarto;
una biblioteca, una mesa y la pared blanqueada—
esos son los dioses de la casa, queridos y familiares,
aquí el trabajo de la fe puede hacerse mejor
y el árbol que crece es musical y verde.
Porque ¿qué es la felicidad sino crecer en paz,
el sentido atemporal del tiempo cuando los muebles
pasaron toda una vida en el mismo lugar
y los viejos sueños, así como el viento al moverse, agitan
las hojas de la felicidad presente?
Nadie ha oído una mente ni escuchado un pensamiento
pero donde alguien vivió en introspección
el aire queda cargado de bendiciones, y bendice;
las ventanas miran a las montañas y las paredes son amables.
May Sarton (Wondelgem, 1912-York, 1995)
Versión de Sandra Toro
/
The Work of Happiness
*
I thought of happiness how it is woven
Out of the silence in the empty house each day
And how it is not sudden and it is not given
But is creation itself like the growth of a tree.
No one has seen it happen, but inside the bark
Another circle is growing in the expanding ring.
No one has heard the root go deeper in the dark,
But the tree is lifted by this inward work
And its plumes shine, and its leaves are glittering.
So happiness is woven out of the peace of hours
And strikes its roots deep in the house alone:
The old chest in the corner, cool waxed floors,
White curtains softly and continually blown
As the free air moves quietly about the room;
A shelf of books, a table, and the white-washed wall––
These are the dear familiar gods of home,
And here the work of faith can best be done,
The growing tree is green and musical
For what is happiness but growth in peace,
The timeless sense of time when furniture
Has stood a life's span in a single place,
And as the air moves, so the old dreams stir
The shining leaves of present happiness?
No one has heard thought or listened to a mind,
But where people have lived in inwardness
The air is charged with blessing and does bless;
Windows look out on mountains and the walls are kind.
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