martes, 3 de mayo de 2022

rosamel del valle / cinco poemas













Imagen del vidrio

*

Clima detenido y flotante
Dolor de hojas a lo lejos, vencidas, sin aire.
Mueren los ojos, se derraman los dedos y parpadea la lengua
Que crece más y más saliéndose de su sombra.
¿Qué puede existir detrás de los vidrios con un solo árbol, con una sola nube,
Sin atreverse a caer en la tierra de plumas angustiadas?
Oigo que lago crece inevitablemente sin ruido hacia mi cabeza
Pesada de islas en peligro.
Una mano sin vacío en cada dolor.
Una copa detenida en los labios del corazón.
Un eco en la piel apagada de los objetos.
Un olor a amor en el cielo que desciende paso a paso.
Extráete de ti mismo, clima de sombra y pasajero
A quien pregunto por lo demás,
A quien miro del revés y tranquilo entre la cabellera del agua que se devuelve,
A quien veo pasar por detrás de los árboles.
Su destino silencioso vive en mi corazón cerrado.
Pero es necesario huir, huir.
El aire pesa demasiado sobre las heridas abiertas.
Vienen sueños para los viajes, sueños con labios de rodilla,
Mensaje a medias destruido, semejante a una lámpara.
Y es necesario partir en un latido desesperado,
Inútil, ausente.

~

Una mano extrae el sueño

*

Entre la sombra de pupilas fosforescentes
Y la ventana por donde la noche acaba de salir.
Día rodeado de olvido en descenso por cordeles de aire
Y que sale de lo nuestro apagado en un fondo azul.
De lo nuestro que huye a lo lejos y lo más cerca de la sangre

Con la garganta llena de raíces.
Día de abismo en el costado semidespierto sin llaves,
Prisionero de los pasos que regresan de súbito.
Una gran atmósfera nos sigue aproximándose y aproximándonos,
Una atmósfera de palomas muertas en lejano oído.
Hierbas del agua y maderas del cielo, pájaros submarinos y hojas de la tierra
En el día que viene con dificultad y apagándolo todo.

¿A qué llamado obedeces, luz encadenada a las patas de los pájaros?
Pareces en la negrura animada y transparente de tu espada cuando duermes
Y cuando se abren los acuarios del sueño y los peces salen de paseo
Y cuando tienden el oído los jardines y danzan desnudas sus estrellas de vidrio
Y cuando la electricidad de los bosques corre azul de copa en copa en lo alto
Y cuando el cielo desciende por largas escalas de humo.

Y cuando el viento hincha su tallo de ojos amarillos
Y cuando el agua despierta as la raíces prontamente vestidas de tierra cálida
Y cuando los arroyos desatan sus trenzas de palomas en línea
Y cuando el eco pregunta quien llama al borde de su espejo
Y cuando los nidos cimbran huevos y alas entre el aire que los visita
Y cuando las lámparas sonámbulas recogen la sangre de las estrellas que corren.
Y cuando partimos de nosotros mismos en pos de una isla vista y desaparecida
Y cuando la memoria nos sigue con pupilas a medio dormir
Y cuando cruzamos las algas y los vapores y los ramajes del cielo precipitado
Y cuando nuestra voz es una huella enredada en lo que deseamos conocer
Y cuando nuestros ojos atraviesan los vidrios nocturnos que nos rodean como ángeles
Y cuando nuestros pies conducen raíces y hojas y signos y olas y estatuas.

Y cuando lo que somos desaparece por puertas abiertas y olvidadas
Y cuando los objetos se animan y conversan y viven al oírnos pasar.
Y cuando los deseos perdidos se acercan vestidos de blanco
Y cuando los lechos hacen temblar sus sábanas como un libro que se abre.
Y cuando la vida nos toca el cuerpo libre a su imagen y semejanza
Y cuando la muerte nos oye salir con labios cerrados a su imagen y semejanza.

Y cuando a imagen y semejanza del sueño nos devolvemos oh, sonido,
Eres tú quien camina por las copas de los árboles del cielo
Eres tú quien corta los hilos cargados de mensajes y reflejos
Eres tú quien llega de pronto con larga cabellera húmeda y espada de sal.
Y somos nosotros quienes huimos hacia el alcohol de las amapolas nocturnas
Hacia los acuarios, hacia las raíces, hacia las cosas heridas de muerte.

~

Cántico de la visitación

*

Un día podrás ver que el invierno es un ojo frío.
Se sabe por los granos que forma el viento
Sobre la hierba distraída. La idea de un viaje
Es ese tambor sorda de las hojas. «El agua
Es más filuda este año. Naturalmente, los huesos
Necesitarán otro médico». Y, otro sol me hablaba
Cuando empecé a andar por ese jardín inolvidable.
No debo dudar, sino creer. ¿Basta decirlo?
Un día podré contar los eslabones del tiempo y uno
A uno formarán esta imagen del ojo frío.

No, no quiero contar con el tatuaje del cuerpo.
El verano formó el fuego y el invierno la ceniza
En un día sin fin. Ahora pienso en la tranquilidad
De mi muerte ya que yo también formé mi muerte.
Una nube inflada de pronto y el grito de una lámpara
En mí, en ti y en una sala especial para viajeros.
¿Recuerdas el color de un mar invisible?
Con esa idea estarás a mi lado en la hora
De la gloriosa disolución. Sentada ahí
Como al borde de un precipicio, con los ojos
Fijos en mí a través de la tierra. Ninguna duda
Te impedirá verme en mi sombría desnudez.
Y yo sabré hacer el ruido justo, el signo
Revelador de que estás exactamente junto a mí.
Ya ves, mi breve resurrección. Un minuto de un siglo
Abierto de par en par entre tus ojos y mi cuerpo.
Un río lejano deslizándose en puntillas,
Un golpe de llave en la puerta profunda.
Y tu sol risueño paso a paso por las hojas secas
En conversación con el aroma irresistible.
Quizás busques el signo del hueco misterioso
Dejado por la desintegración. Quizás te turbe
Saber que todo sigue donde mismo. No te baste
Creer ni dudar. Si puedes, recuérdalo,
Tu mirada será ahí el día de la creación
Con los pájaros en profunda invención de la música.
Y como tuya será mi muerte, tuya será la mano
Creadora de la nueva noche para que no haga ruido
El tren que te cruce la boca al descubrirme.
Si quieres saber, escucha lo que te diga la tierra.
Ahí seré el profeta de palabras arrugadas. El misterio
Que nos unió seguirá con nosotros en esa sala de espera.
«Todo tiene un sonido de arpa. Con algunas notas
Se teje la putrefacción. Con algunas miradas
Sobreviven los huesos. No hay nada que temer. Se viaja
Como una nube al atardecer».

                                                Oh pero yo pienso
En el sonido de arpa de tus ojos fijos. En la leve
Inclinación del mundo inanimado hacia lo inanimado.
En el resplandor del camino a través de absortos terrones,
En el cielo en descenso a semejanza del nacimiento de las lilas
Y sobre todo en tu ser en la muerte y sin la muerte todavía.
Unos ojos fijos, fijos. Un taladro radiante
Perforando el abismo que entonces me aparte de la vida.
La última visión en visita antes de la definitiva sequedad,
Antes que la casa del cuerpo pierda los pilares. Antes
Que se deshaga en ti tu mar y en mí la resurrección.

Sé que hay un viento de ojos grises alrededor de los muertos.
Tú podrás oírlo pasar por el jardín en viaje
Y quizás confundas ese ruido con una visión entre tú y yo.
Así sea. Pero no habrá necesidad de que preguntes.
Nadie intervendrá en el hilo de sol con que me mires.
En esa sala de espera. Y seguido de cebras y leones
Vendrá un dios a interrumpirte. «¿Por qué
Interrogar al hueco si el viajero está en el Paraíso?
Se asciende por la misma cuerda del descenso. No sólo
carne envuelve a esa visión que llaman cuerpo. Así
Por mí conversarás con quien te está escuchando».
Hay mundos creados para no ser vistos y palabras
Para no ser oídas. Ni el trueno sabrá ese día
Que habrá un silencio ardiente entre tu sol y mi noche.
No voces seguidas de cebras y leones
Ni abejas cargadas de sueño, ni un tercer viento
Cambiando el mar delante de nosotros. Sólo tus ojos
Fijos en mi sed y en mi júbilo como grillo entre cañas.
¿Habrá otro tiempo más vasto para recordar?
¿Para recordar qué, entre tantos sonidos? ¿Y si esa fuera
La mejor hora y si ése fuera el único modo de sentirse
Danzar entre visiones todavía? Lo sabremos. Tu mirada
Decidirá. No olvides mi colección de signos.

                                                                                    Quiero
Sellada tu boca. Soy el rey con fastidiosa corona
En tu sala de espera y en mi sala de figuras de cera.
Recuerda si quieres saber. Me verás colgado en el árbol
Con los pies sobre el mar. Y tu idea era
Ser una ola solitaria bajo mi garganta. Lo eres.
Mi lengua es una banca solitaria entre los dientes.
Y cuando tu padre baje a buscarte al fondo del mar
Se convertirá en estatua. Los trágicos recuerdos.
Los espejos trágicos pegados a los muros. ¿Recuerdas?
Quien recuerda está podrido. Tú eres el sol
Y yo me alejo por el hilo solitario de tus ojos.

Antiguamente se hablaba del ruiseñor. Tal vez oigas
Al ruiseñor del Paraíso con su noche a mis espaldas.
El viejo encantador de serpientes no pondrá más celo
En hacerme comprender su fábula. Pero habrá un órgano.
Una Sonata en muerte menor, Nº 1, opus 1, dedicada tal vez
«A la putrefacción de un hombre», sin que el nombre
Sea cambiado en circunstancias fortuitas. Podrás oírla
En ese instante en que el mundo se haya detenido
Al golpe de la vara fabulosa de Josué. Somos
La fábula sin fin. «Y verás crecer la hierba junto a ti».

Sentada ahí, a la manera del verdugo junto a la horca.
Con un sol rojizo en persecución de pájaros sin alas.
Ya no hay tranvías en la ciudad, hay corceles mecánicos
Que tampoco sirven para nada. Las enfermedades continúan
Y los sabios sonríen en su jardín de hongos atómicos.
El joven banquero va al hipódromo el día en que no hay bolsa,
Precisamente cuando las acciones bajan y se cotizan
Al precio de un creyente cualquiera. Las insatisfacciones
Corrosivas. Hoy se cambia de sexo con tanta facilidad.
Tal vez como se sigue el llamado de la estrella del demiurgo
No más mentiroso que un conejo. «El sol sale para todos»,
Dice el gusano, mientras se prepara para el banquete.
Un sol rojizo en cada corazón humano en vez del sol
Musical de las fieras de África.

Con el libro de las visiones sobre las rodillas.
El mundo sigue, pero tu mirada es un mundo nuevo.
En tal trance todo será posible y me dejarás hablar.
Los muertos dicen la verdad porque tienen clavos en la lengua.
¿Recuerdas esa flor con tres clavos y una corona? Habré
Olvidado su nombre. Lo habré olvidado, estoy seguro.
Mi madre acostumbraba regarla con lágrimas. Veía
Lo que ven las madres del segundo Fausto. Y yo vi
A Mefistófeles en el vino del tonel ardiente. Y amé
El amor faústico. Puedes suponerlo, los pecados
Surgen demasiado tarde y tardía es la absolución
Porque tarda dios en hacerse presente. «Pero
No tardarás en deshacerte».
Mi amigo era un fabricante de alas.
Lo sabes, todo se fabrica. Menos la muerte, aunque
El demiurgo sea un especialista en tatuajes. Aunque
Crea en la obscura sinfonía de la resurrección.
¿Y si tu mirada se corta de pronto y me deja caer?
Es difícil fabricarse la fe y la tranquilidad. Espero
Que esa estrella fija dure siquiera un minuto. ¿Será
Mucha eternidad para mi cuerpo rescatado?

Mi orgullo ¿qué mejor hora para el orgullo?
Se esforzará por retener el contacto con tu cuerpo
Cómo envejecí a la medianoche por reunir mis visiones.
Y qué altos estarán los pinos para servir de testigos
Del drama indescriptible. Cómo sé que las hormigas
Se deslizarán más pegadas que nunca a la tierra.
La estatua serás, la Gorgona serás y la rosa
Abierta hacia mi noche enmarañada. ¿Qué dios pudo
Imaginar alguna vez este diálogo entre el carbón y el rocío?
No, ni cuando se dispuso a echar a andar la fogata
Todavía inanimada de sus gigantes siete días.

Mas esa celeste tranquilidad tendrá su látigo:
Ciertamente, sabré que me estás mirando desde lo alto
De la tierra y más preocupada de mí que de tu próxima muerte.
¿Sabrás que el mensaje habrá llegado a su destino?
¿Sabrás que el trabajo de la disolución se habrá detenido?
¿Podré tocar el hilo que me estará uniendo a tus ojos
Y bastará ese temblor de cuerda de arpa para que todo sea
Como mi carne ciega lo ordene desde su reino?

En todo caso, adiós dirá mi ruido y adiós repetirás,
Visión sentada junto a mí y con el fin del mundo sobre las rodillas.

~

La noche en las hojas

*

Tienes la espalda crecida de anillos.
Qué negras lámparas hacen volar golondrinas durante tu trabajo.
Mientras colocas tu cansado pensamiento sobre la mesa,
mientras haces caer algunas nubes de tu boca,
mientras las puertas cansadas de girar dan paso a los delirios,
mientras deshojas las inscripciones de las piedras,
qué largo humo viene de tus ojos donde todo está en movimiento,
donde los hombres y las mujeres sueñan y los animales devoran corolas,
donde hay una estrella sobre tu mano.
Alguien se ahoga cerca de tu pecho y pide socorro.
Algo que debe ser la imagen de lo que soy cuando no duermo.
Cada vez que te mueves el alba
muestra sus dos pequeños pies entre tus dientes.

~

Memoria monólogo

*

Y vino el tiempo de la pequeña eternidad
La piedra en luz de lo que muere y resucita
Porque la duración es una gota de rocío
Con esto recordarás al pájaro que una mañana
Cantaba sobre el sol
Para que el árbol que protege tu sueño diera frutos
Mientras el mar desvestía a sus náufragos en mi cuerpo
Ahora el tiempo ¿cólera? ¿canto?
Está a las puertas de la casa del sol
Y el mar abre el pecho y conversa
Con peregrinos terrestres vestidos de espumas
Doctores de la ley de la profundidad y del espacio
(Así tomados de la mano nos iremos a las clínicas
O a laboratorios en vez de hacia bosques ardientes?
.Se les conocía por retratos de otros tiempos
Un rostro y una sonrisa mas sin nombre alguno
-El nombre se había borrado como se habían hundido
Sus miradas en una visión inalcanzable-
E innecesario ya y caído del marco hacia la noche.
Debemos regar el corazón
Con esas memorias
Donde el tábano puso la daga
Y la abeja la música
Varillas de viento
Para golpear
El aroma muerto de la vida
Quizás exista aún la respiración
De una vertiente
De otro mundo
Transformándose en taladro para abrirse
Pero no enciendas el acto ni las palabras
Ya. que mucho hemos ardido
Junto a la zarza
¿No eres tú quien durmió por años
En un rayo de sol?
Yo sólo inventé el vacío para que pasaras
Adán y Eva en el jardín ardiente
El hijo por nacer desde tus cabellos
Yo el padre ciego
Conducido por el ruido del ángel
Hacia el exilio
Oh y en esa columna de cielos en equilibrio
Con el cuello en llamas
Con los ojos en viaje por desiertos
Con el corazón picoteado por pájaros
Y no era la hora que canta en los relojes
La hora que traen en sus alas las luciérnagas
Sino la hora del sol en la ventana
Con palomas brillantes
Que entran
Y se paran en sus hombros
Correr la luz que te reanima hacia mi
Aunque se haya borrado el camino
De todas las estrellas
En la exaltación sin piedad de las palabras
De las palabras parecidas a fogatas en la lengua
Se ve
En el reino de las burbujas encantadas
No lo olvides
El tiempo
La familia duerme debajo de un árbol no lo olvides
La cena es la visión sin apóstoles
Los sueños flotan sobre la arena por la noche
Los quehaceres mágicos no lo olvides
Se pegan a la goma de las plantas
Y las plantas se doblan hacia la red del vacío
Con la idea de resucitar no lo olvides
La vida hierve a fuego lento
Y la muerte no lo olvides se adorna los huesos
Con meteoros
Mañana las ciudades
Empezarán a alejarse unas de otras
Entre llamas
En la danza de la permanencia secreta
No lo olvides aunque el hombre esté ahora
Irritado con su propia sombra
Con el hueco
Donde a toda hora se resecan sus palabras
El gesto de mimo para la resurrección
El acto del fruto verde todavía
Dispuesto a no saltar hacia la noche
Aun tentado por las trompetas
Y la solemnidad del Juicio
O por el prometido exilio angélico
No lo olvides canta
En el éxtasis matutino
Canta con una rama encendida en cada mano
Predice las hermosas catástrofes
Soñadas en tu infancia
Detiene el vuelo de los pájaros que emigran
Florece como un coral en el centro del océano 
Viaja hacia la casa solitaria
Carcomida por la niebla
Ahí está tu imagen en mi imagen
La risa de los amigos muertos o a punto de morir
Los padres cubiertos por la harina
Con que fuimos formados
Y la campana que es la porfiada
Respiración del tiempo
Dormida estás lo imagino y tu sonrisa
Es el movimiento marino de las cosas
Aun el de las que no existen
El movimiento de las abejas que son mis años
Las cuerdas de los días que me sostienen el cuerpo
¿Y de dónde sale la mano luciente?
¿La voz parecida a la de los frutos en la rama
¿La música del árbol más alto que la tierra?
Oh poderoso vacío
Adiós sin adiós
Universo de silenciosas fronteras
En otro tiempo
Quise iluminar el color de la noche
Secreta purificación y diálogo con el origen
De sombra a sombra
¿Creció el corazón?
¿Fue más liviano el cuerpo?
¿Compartí la soledad sin ojos?
Espaldas salieron a mi encuentro
Y ni la muerte hablaba un lenguaje distinto”.
Tú dices:
La luz es un pájaro muerto en tu espalda
La vida se baña en el río de las lágrimas
No duermes
Sueñas hacia el país donde soy la sonámbula
Tenaces
Bajo el cielo de vidrio
Una sala vida
En mi para ti
La soledad de la mujer de Lot
La del tiempo por la Via Appia
                                                    Cipreses
Y el polvo en torbellino de las legiones
Resurrección  resurrección
Cuerpo y sombra en un mismo nido”.
¿Recuerdas? No lo olvides
Todo está ahí
Y dudo si cantar

O morir

***
Rosamel del Valle (Curacaví, 1901-Santiago de Chile, 1965)

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