Las cruces que caen del cielo presagian el burdo extinguirse del alba
el poema se convierte en el beso de las flores al caer en el suelo
un niño se transforma en una metáfora de sí mismo
los álbumes de fotos son evidencias del crimen que todos cometen:
la apuesta por perdurar en un universo donde la entropía viene desde dentro
Un vacío que se complementa con el silencio
un vestido que no vive sin una oferta en la tienda
un camino de piedra que resalta cuando causa un accidente
una carestía provocada por la usura y la caridad
Así, poco a poco, en un círculo interminable
nos comemos a nosotros mismos
condenados a sentirnos inadaptados en nuestra propia casa
condenados irremediablemente
a girar en cualquier dirección mordiéndonos la cola
como el Uróboros
o el logotipo del reciclaje
Juan Fernando Bermeo (Cuenca, 1989)
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