1
¿Creé yo ese cielo? Sí, porque si fuese algo más que un concepto en mi cabeza no habría dicho “cielo”. Por eso es que yo soy la eternidad dorada. Aquí no hay dos, lector y escritor, sino uno, una eternidad dorada. Uno-que-es, uno-que-es-todo.
2
El Buda despertó para mostrarte el camino. El mesías escogido para morir en la degradación de la sentencia es la eternidad dorada. Uno que es lo que es, la eternidad dorada. O dios o el Tathagata, el nombre. O lo nombrado. El dios humano. La Divinidad Perceptiva. Lo Divino Animado. La Deificada. La verificada. La que es libre. La Libertadora. La Quieta. La Sentada. La establecida. La Eternidad Dorada. Todo es Bueno. La Vacía. La Preparada. La Quietísima. La Sentadísima. La Justificada. La Dichosa.
3
Ese cielo, si no se tratara de otra cosa que una ilusión de mi mente mortal no habría dicho “ese cielo”. Entonces, yo creé ese cielo, yo soy la eternidad dorada. Yo soy la Eternidad Dorada Mortal.
4
Fui despertado para mostrar el camino. Escogido para morir en la degradación de la vida, porque soy la Eternidad Dorada Mortal.
5
Yo soy la eternidad dorada en una forma mortal animada.
6
Estrictamente hablando, no hay yo, porque todo es vacío. Soy vacío. Soy lo no-existente. Todo es dicha.
7
Esta ley verdadera no tiene más realidad que el mundo.
8
Tú eres la eternidad dorada, porque ahí no hay yo ni tú, solo una eternidad dorada.
9
El Realizador. En caso alguno entretiene la imaginación, porque la cosa es una no-cosa. Conocer esto es la Divinidad Humana.
10
Este mundo es la película de lo que es todo. Es una sola película, hecha de las mismas cosas de principio a fin, las cosas que pertenecen a nadie y que es todo lo que es.
11
Si todos no fuésemos la eternidad dorada no estaríamos aquí. Dado que estamos aquí no podemos evitar ser puros. Decirle a la gente que sea puro como el ángel castigador que castiga al malo y como el ángel recompensador que recompensa al bueno sería como decirle al agua que “sea mojada”. Nada menos. Sin embargo, todas las cosas dependen de la realidad suprema, que está ya establecida como el registro del destino del Karma adquirido.
12
Dios no está afuera de nosotros sino que es nosotros, los vivos y los muertos, los que nunca vivieron y los que nunca murieron. Deberíamos aprender solo eso por ahora. Es la realidad suprema. Lo que ha estado escrito por largo tiempo en los archivos de la mente universal. Ya está hecho. No hay nada más que hacer.
13
Este es el conocimiento que mira la eternidad dorada en todas las cosas, que es nosotros, tú, yo y que no va más allá de nosotros, de ti y de mí.
14
¿Qué nombre daremos a lo que no tiene nombre, a la materia común y eterna de la mente? Si llamásemos a eso esencia, algunos pensarán que nos referimos al perfume, al oro o la miel. Ni siquiera es la mente. Tampoco es discutible ni algo que se pueda articular con palabras. Tampoco es algo sin final, en efecto no es algo misterioso o inexplicable al ser escrutado. Es lo que es. Es eso. Es esto. Podemos fácilmente llamar a la eternidad dorada “Eso”. Sin embargo, ¿qué supone un nombre? preguntó Shakespeare. La eternidad dorada con otro nombre sería igual de dulce. Un Tathagata, un Dios, un Buda con otro nombre, un Alá, un Sri Krishna, un Coyote, un Brahma, un Mazda, un Mesías, un Amida, una Aremedeia, un Maitreya, un Palalakonuh, 1 2 3 4 5 6 7 8 serían igual de dulces. La eternidad dorada es X. La eternidad dorada es A. La eternidad dorada es /\. La eternidad dorada es O. La eternidad dorada es [ ], la eternidad dorada es l-a-e-t-e-r-n-i-d-a-d-d-o-r-a-d-a. En el principio fue la palabra. Antes del principio, en la interminable infinitud sin principio era la esencia. Ambas cosas, la palabra “dios” y la esencia de esa palabra, están vacías. La forma del vacío que es vacío toma la forma de la forma. Es lo que ves, escuchas y sientes ahora mismo. Y lo que pruebas, hueles y piensas mientras lees esto. Espera un poco, cierra tus ojos, detén tu respiración por tres segundos, escucha el silencio interior del útero del mundo, deja que tus manos y que tus terminaciones nerviosas escurran, re-reconoce la dicha que olvidaste, el vacío y la esencia y el éxtasis de haber sido y de seguir siendo la eternidad dorada. Esta es la lección que olvidaste.
15
Hace mucho que la lección fue dictada en los sistemas del otro mundo que naturalmente se transforma en vacío y despertar. Y aquí estamos ahora, sonriendo en nuestra sonrisa y frunciendo el ceño en nuestro ceño. Eso es como si la eternidad dorada pretendiese sonreír y fruncirse el ceño a sí misma, como una ola en el suave océano del saber. El destino de la humanidad es desvanecerse en la eternidad dorada, regresar diluyéndose entre sus manos que no son manos. El ombligo recibirá, se invertirá y devolverá lo que ha dado en valor. El anillo de la carne se cerrará. Las personalidades de los héroes muertos del pasado son polvo en blanco.
16
Lo relevante es que estamos esperando, no cuán cómodos nos sentimos mientras lo hacemos. El hombre del paleolítico esperaba en cavernas la comprensión de por qué estaba ahí y cazaba. El hombre moderno espera en hogares embellecidos e intenta olvidar la muerte y el nacimiento. Estamos esperando por la comprensión, que es la eternidad dorada.
17
Vino a tiempo.
18
Hay una felicidad en la que se cree con seguridad. Y eso es todo lo que se somete al éxtasis eterno, ahora y por siempre.
19
Mamá Kali se devora a sí misma. Todas las cosas, no obstante, llegan para irse. Todas esas formas sagradas, que no se manifiestan, sin forma inclusive, auténticos cuerpos de éxtasis brillante de luz blanca, que permanecen en un trance, “en vacío y silencio”, así como se señala en el pulidor de diamantes, solo consultado para que sea únicamente lo que es: ALEGRE.
20
La sonrisa secreta de dios en los árboles y las teteras, en cenizas y frondas, fuego y ladrillo, carne y esperanza mental humana. Todas las cosas, lejos de ansiar ser reunidas con dios, nunca se han abandonado a sí mismas y aquí están, Dharmakaya, el cuerpo de la ley verdadera, el universal todo esto.
21
“Más allá de la búsqueda del cambio y el miedo, más allá de toda prédica y culpa”, la escritura Lankavatara sabe decir, él es quien es él en el tiempo y en el no-tiempo, en el ego y su ausencia, en el ser y en el no ser.
22
Mira fija y profundamente al mundo que te antecede como si fuera un vacío. Espíritus santos innumerables, formas de buda y dioses salvadores que se ocultan, sonriendo. Todos los átomos emitiendo luz dentro del oleaje. No existe separación personal entre ellos. Un colibrí puede entrar en una casa y un halcón no. Entonces descansa y siéntete a salvo. Mientras miras por la luz, repentinamente podrías ser devorado por la oscuridad y encontrar la luz verdadera.
Jack Kerouac (Lowell, 1922-St. Petersburg, 1969)
Versión de Nicolás López-Pérez
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