sábado, 27 de marzo de 2021

carolina o. fernández / emergencia










Ellas no querían cazar la noche Anne Sexton.

Ellas deseaban gozar, disfrutar la noche, días de sombra

luz y oscuridad.



María Jimena iba a clases de pedrería en la comisaría de Canto Rey / María Jimena 11 años / disfru-taba abalorios diurnos/ divertimento en su nuevo portalápices y su morral,

en sus mundos imaginados y prendas de vestir / Aquí, donde quieren matar los sueños pero no po-drán arrancar tu voz / voz que vacía las entrañas María Jimena, aquí estamos / vela encendida.



Si supieras Felipe Guaman Poma que aún

la absurda arrogancia de poseerlo todo

gobierna el mundo,

acorrala a las niñas

y con la fuerza del odio de dios

violan y asesinan



                                      (“el padre Alvadán desnudaba a su hija y le miraba el culo y el                                      coño y le metía los dedos, y en el culo le daba cuatro azoticos, 

                                                 cada mañana le hacía a todas las solteras (…) un fiscal  

                                                            atestigua que un padre verdugo lo castigó porque

                                                            tenía una india amancebada en su casa y cocina,

                                                                   y así la tuvo; y después de haberle castigado

                                                 le pidió una hija suya, que tenía y la dijo que más honra

                                                  tenía que fuese mujer del padre y no de un indio hatun

                                                  luna tributario y se llevó a la hija doncella y la desvirgó

                                                                      a la fuerza; y después de esto tornó a pedir

                                                                                                           a su hermana…” F.G.P.)



Aquí estamos viajero, en el matadero,

continuamos navegando contra la corriente

siglo tras siglo.

Aquí donde quieren matar los sueños

pero no podrán arrancar tu voz

aquí estamos apátridas

hierba encendida



Vicki Beatriz Quispe Hallasi 25 años, natural de Juliaca/ quemada con agua hirviente

en San Juan de Oro por Nicolás Albert Ccuno Perca /fue en la madrugada de un día

que dios no estuvo enfermo./ Ella preparaba el desayuno en un cuarto alquilado / ella lo amaba.

¿Amor? ¿Temor a la soledad?/ a la soledad de la noche?/ Soledad helada en las alturas de Juliaca /soledad agobiante del trabajo a destajo.

Prefería abrigarse en la cocina, preparar sangrecita para comensales de ensueño/ prefería preparar el thimpo de Carachi a base de pescado, olorosa muña y chuño entero / Así lo conoció, saborea-ron juntos vibrantes viajes/ todo cambió desde que empezó a sumergirse en la oscuridad y frialdad minera; la sorprendió arrojándole el agua hirviendo / al oído/ al cuello / al omóplato / al pecho que ayer mimaba con sus besos.



Rosa Andrade Ocagane, 67 años, mujer sabia de los pueblos resígaro y ocaina, /natural de Nueva Esperanza y Pebas en Loreto / Un 25 de noviembre de 2016/ te pienso y te imagino hermana Rosa /navegando y cantando contra la corriente en el río mas grande del mundo/ un 25 de noviembre el cuerpo de Rosa Andrade fue encontrado acribillado, torturado / autoridades de la comunidad resí-garo encontraron y entregaron al asesino que quería matar tu canto / la fiscalía provincial de la repú-blica y su “democracia” también quisieran matar tu canto hermana/ para el tribunal de la república/ la vida de Rosa Andrade no vale absolutamente nada.



Eyvi Liset Ágreda Marchena, 22 años, empleada de service /natural de Cajamarca, quemada en un bus de la línea 8 / entre la Av. 28 de Julio y Paseo de la República

ironía de dios pater

Eyvi fue quemada una mañana que dios no estuvo enfermo/ dios no estaba enfermo/ dios arrojó gasolina e incendió la vida de Eyvi / dios arrojó gasolina a Juana Mendoza/ cuantas veces pidió a su madre y su hermana que la esperaran que no la dejaran sola /cuantas veces intentó denunciar.



                       Han matado la vida

                       La luna el sol

                       Han matado a Eyvi

                       22 años

                       sueños incumplidos

                       señorita

                       22 años mi hija.



Ausencia que hace llorar a la madre / a las muchachas del barrio de la hermosa región de Cajamarca /allí donde se padecen los secuestros /cuarto de rescate con ondulantes nubarrones.



Han matado a Eyvi /A Olinda Arévalo / la abuela sabia del pueblo Shipibo-Konibo / A la pequeña Jimena de apenas 11 años / Sus vivaces ojos negros reflejan la profundidad de la noche / vela en-cendida en trinar de pequepeques.

Sueños tercos,

los sueños de Olinda,

de Eyvi,

los tuyos, los míos

son rotundamente tercos,

se multiplican,

se reencuentran en las pequeñas

y grandes palabras,

nos entrelazan,

se visten con ropa limpia.

Saben a mandarina,

a racimos de vid.



Saben a la vida vestida de enjambres violeta

y vibrantes océanos



Ellas no querían cazar la noche Anna Sexton,

ellas deseaban gozar la noche

días de sombra, luz, oscuridad.



Hoy, al borde del naufragio y esta llama que no se apaga/ Esta llama que arde, que destroza y enca-brita. /Esta llama en el cuerpo de Eyvi, de Jimena / En mi cuerpo, llama, muralla gigantesca que zar-pamos en esta república encarnada en el gran falo, del capitalismo y sus secuaces,



en esta gran prisión de niñas y mujeres

en esta gran prisión de trabajadorxs



En ti observé lo que tienen de enigmático los tiranos, decía Kafka



Hoy necesito una poco de sombra,

la sombra que siempre me aguardaba

hoy también se fue.


***
Carolina O. Fernández (Lima, Perú)

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