DESPUÉS del primer color del temple los Herreros sacan los astros
recién fundidos del mar.
Después del último recodo de los forrajes vienen las ubres de la vida,
después del trasmundo de la ceniza yo amasaba cúpulas sobre ema-
naciones de conos
que enarcaba a las yeguas.
Después de estas trasmanos, haciendo guardia al matriarcado, cada
vulva abierta tiene su murciélago en la puerta
como una hélice de carne, haciendo guardia.
Después hago girar, repito, vaginas con murciélagos de entrada,
cual las gendarmerías de provincias donde hay un cometa y un heraldo
llamando a la reyerta.
Ahora tener relaciones sexuales con las deidades, con las hadas
y con las brujas, es como echarse a volar,
o como el sonámbulo que no termina
o como el otro sonámbulo que pasa probándose los almetes del insomnio.
Así echar a volar guantes, palomas y seudónimos,
así echar a volar lluvias,
echar a volar sábanas
y los manteles del sonámbulo,
echar a volar ánimas, hímenes, cortinas-
echar a volar almas llenas del cisco de los inviernos,
echar a volar murciélagos es como echar a volar vulvas
o echar a volar la escoba que alcahuetaba los cometas.
Así, sobrevolando preposiciones y palomas,
sobre el ingenuo amor de las provincias, sobre.
Sobreesferas sobrepalestras sobrehemiciclos sobrevelódromos cruzando,
yo cabalgo cometas enjaezados por halcones
y sobre coronas y monturas del espacio, con telúricas,
como quien montara ojos revueltos encima,
coronado por las cejas de putas aguileñas que se fugaron con cometas
entregallos entregando hélices,
calzaron cejas al zócalo de otros cometas
-entremedisnoches entrecacareos y entrecolas-
yo viajaba dejando detrás un lastre de astros en sombra,
pasando velozmente sobrecúpulas sobrecabezas dormidas sobrecruces.
***
Arturo Alcayaga Vicuña (Valparaíso, 1915-1984) Las ferreterías del cielo. Valparaíso : Ediciones Galaxia, 1955.
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