Dos Almas
*
A Coelho da Costa
Oh tú, que vienes de lejos, oh tú, que vienes cansada,
entra, y, bajo este techo encontrarás cariño:
Yo nunca fui amado, y vivo tan solo,
vives sola siempre, y nunca fuiste amada...
La nieve anda a blanqueando, lívidamente, la carretera,
y mi alcoba tiene la calidez de un nido.
Entra, al menos hasta que las curvas del camino
se bañen en el esplendor naciente de la alborada.
Y mañana, cuando la luz del sol dore, radiante,
esa carretera sin fin, desierta, inmensa y desnuda,
puedes partir de nuevo, ¡oh nómada hermosa!
Ya no seré tan solo, ni irás tan sola:
Se quedará conmigo una nostalgia tuya...
Te llevarás contigo una nostalgia mía...
~
Sueño Humilde
*
Así te quiero amar; quiero adorarte así,
siempre de rodillas, siempre, oh mármol sagrado;
y que tu cuerpo ideal no sea, para mí,
más que un huerto de sueño, o que un jardín cerrado.
En todo amor vedado hay un encanto sin fin,
que lo hace extremo y leal, lúcido e iluminado:
La mujer que se adora es la Torre de Marfil,
más alta que el mal, más allá del pecado.
¡El amor debe vivir perpetuado en el sueño!
Sólo desear es bueno: Poseer es renunciar
a la ilusión, que nos hace el deseo risueño.
¡Tener sólo tu cuerpo es tener un tesoro maldito;
pero, poseerte en el alma y adorarte en la mirada,
es tener el cielo entero, es tener todo el infinito!
~
El Gran Sueño
*
... y yo sueño que vas a venir. Sueño que un día
más ardiente y más bella de lo que eras,
vendrás a llenar de gracia y de harmonía
mi jardín de tristísimas quimeras.
Sueño que vas a traer toda la alegría,
todo el encanto de tus primaveras,
o que en un reino antiguo de poesía,
mi amor, entre rosales, esperas.
Y me quedo en la ilusión de que tu viniste
y en ese sueño de oro sumergido,
tu semblante alboreo surgiendo veo
sobre as próprias feridas que fizeste...
Y me quedo en la ilusión de que tu viniste
el bálsamo extendiendo de tu beso,
sobre las propias heridas que hiciste...
Alceu de Freitas Wamosy (Uruguayana, 1895-Sant'Ana do Livramiento, 1923)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez
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Duas Almas
*
A Coelho da Costa
Ó tu, que vens de longe, ó tu, que vens cansada,
entra, e, sob este teto encontrarás carinho:
Eu nunca fui amado, e vivo tão sozinho,
vives sozinha sempre, e nunca foste amada...
A neve anda a branquear, lividamente, a estrada,
e a minha alcova tem a tepidez de um ninho.
Entra, ao menos até que as curvas do caminho
se banhem no esplendor nascente da alvorada.
E amanhã, quando a luz do sol dourar, radiosa,
essa estrada sem fim, deserta, imensa e nua,
podes partir de novo, ó nômade formosa!
Já não serei tão só, nem irás tão sozinha:
Há de ficar comigo uma saudade tua...
Hás de levar contigo uma saudade minha...
~
Sonho Humilde
*
Assim te quero amar; quero adorar-te assim,
sempre de joelhos, sempre, ó mármore sagrado;
e que teu corpo ideal não seja, para mim,
mais que um horto de sonho, ou que um jardim fechado.
Em todo amor defeso há um encanto sem fim,
que o faz extreme e leal, lúcido e iluminado:
A mulher que se adora é a Torre de Marfim,
mais alta do que o mal, para além do pecado.
O amor deve viver perpetuado no sonho!
Só desejar é bom: Possuir é renunciar
à ilusão, que nos torna o desejo risonho.
Ter só teu corpo é ter um tesouro maldito;
mas, possuir-te na alma e adorar-te no olhar,
é ter o céu inteiro, é ter todo o infinito!
~
O Grande Sonho
*
... e eu sonho que hás de vir. Sonho que um dia
mais ardente e mais bela do que eras,
virás encher de graça e de harmonia
meu jardim de tristíssimas quimeras.
Sonho que hás de trazer toda a alegria,
todo o encanto das tuas primaveras,
ou que em um reino antigo de poesia,
o meu amor, entre rosais, esperas.
E fico na ilusão de que tu vieste
E nesse sonho de ouro mergulhado,
o teu vulto alvoral surgindo vejo
sobre as próprias feridas que fizeste...
E fico na ilusão de que tu vieste
o bálsamo estendendo do teu beijo,
sobre as próprias feridas que fizeste...
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