Por la cercanía temporal, se tiende a ver en grandeza la cantidad de hechos, volteretas, poéticas y sensaciones humanas que emergieron durante el siglo XX. La disponibilidad del archivo lo hace, en cierta medida, posible. De ello, se puede decir que el trauma de la guerra no es algo ajeno. Si bien tiene otros matices a cuando la guerra se hacía antes del siglo XIX, no es menor la expresión que se concentra y condensa en un poema. Además, cabe mencionar, más allá de lo evidente de la multiplicidad de sujetos que escriben y poetizan, la incidencia del factor biográfico y los márgenes que cada lengua permite. La lengua portuguesa ha sido testigo de agitaciones humanas en los lugares donde ha servido para el habla y también para el silencio. En este nuevo especial de la comparecencia infinita, esta selección de poemas lusófonos sobre la guerra, traducidos al español, es obra de Raquel Madrigal Martínez. Son textos que nos recuerdan que somos sujetos históricos y que no hay época más importante que otra, sino desarrollos emocionales e intelectuales que nos llevan a uno u otro punto.
Cecilia Meireles
Guerra
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Tanta es la sangre
que los ríos abandonan su ritmo,
y el océano delira
y rechaza las espumas rojas.
Tanta es la sangre
que hasta la luna se levanta horrible,
y yerra en los lugares serenos,
sonámbula de aureolas rubís,
con el fuego del infierno en sus madejas.
Tanta es la muerte
que ni los rostros se conocen, lado a lado,
y los pedazos de cuerpo están por ahí como tablas sin uso.
Oh, los dedos con alianzas perdidos en el barro...
Los ojos que ya no pestañean con el polvo...
Las bocas de recados perdidos...
El corazón dado a los gusanos, dentro de los densos uniformes...
Tanta es la muerte
que sólo las almas formarían columnas,
las almas desprendidas... — y alcanzarían las estrellas.
Y las máquinas de entrañas abiertas,
y los cadáveres todavía armados,
y la tierra con sus flores ardiendo,
y los ríos pavoridos como tigres, con sus máculas,
y este mar desvariado de incendios y náufragos,
y la luna alucinada con su testimonio,
y nosotros y vosotros, inmunes,
llorando, sólo, sobre fotografías,
— todo es un natural armar y desarmar de andamios
entre tiempos vagarosos,
soñando arquitecturas.
/
Guerra
Tanto é o sangue
que os rios desistem de seu ritmo,
e o oceano delira
e rejeita as espumas vermelhas.
Tanto é o sangue
que até a lua se levanta horrível,
e erra nos lugares serenos,
sonâmbula de auréolas rubras,
com o fogo do inferno em suas madeixas.
Tanta é a morte
que nem os rostos se conhecem, lado a lado,
e os pedaços de corpo estão por ali como tábuas sem uso.
Oh, os dedos com alianças perdidos na lama...
Os olhos que já não pestanejam com a poeira...
As bocas de recados perdidos...
O coração dado aos vermes, dentro dos densos uniformes...
Tanta é a morte
que só as almas formariam colunas,
as almas desprendidas... — e alcançariam as estrelas.
E as máquinas de entranhas abertas,
e os cadáveres ainda armados,
e a terra com suas flores ardendo,
e os rios espavoridos como tigres, com suas máculas,
e este mar desvairado de incêndios e náufragos,
e a lua alucinada de seu testemunho,
e nós e vós, imunes,
chorando, apenas, sobre fotografias,
— tudo é um natural armar e desarmar de andaimes
entre tempos vagarosos,
sonhando arquiteturas.
~
Fernando Pessoa (Alberto Caeiro)
La guerra que aflige con sus escuadrones
**
La guerra, que aflige con sus escuadrones al Mundo,
Es el tipo perfecto del error de la filosofía.
La guerra, como todo humano, quiere alterar.
Pero la guerra, sobre todo, quiere alterar y alterar mucho
Y alterar deprisa.
Pero la guerra inflige la muerte.
Y la muerte es el desprecio del Universo por nosotros.
Teniendo por consecuencia la muerte, la guerra prueba que es falsa.
Siendo falsa, prueba que es falso todo el querer-alterar.
Dejemos al universo exterior y a los otros hombres donde la Naturaleza los puso.
Todo es orgullo e inconsciencia.
Todo es querer moverse, hacer cosas, dejar rastro.
Al corazón y al comandante de los escuadrones
Regresa poco a poco el universo exterior.
La química directa de la Naturaleza
No deja lugar libre para el pensamiento.
La humanidad es una revuelta de esclavos.
La humanidad es un gobierno usurpado por el pueblo.
Existe porque usurpó, pero yerra porque usurpar es no tener derecho.
¡Dejad existir al mundo exterior y a la humanidad natural!
Paz a todas las cosas prehumanas, incluso en el hombre,
¡Paz a la esencia enteramente exterior del Universo!
/
A guerra que aflige com os seus esquadrões
A guerra, que aflige com os seus esquadrões o Mundo,
É o tipo perfeito do erro da filosofia.
A guerra, como tudo humano, quer alterar.
Mas a guerra, mais do que tudo, quer alterar e alterar muito
E alterar depressa.
Mas a guerra inflige a morte.
E a morte é o desprezo do Universo por nós.
Tendo por consequência a morte, a guerra prova que é falsa.
Sendo falsa, prova que é falso todo o querer-alterar.
Deixemos o universo exterior e os outros homens onde a Natureza os pôs.
Tudo é orgulho e inconsciência.
Tudo é querer mexer-se, fazer coisas, deixar rasto.
Para o coração e o comandante dos esquadrões
Regressa aos bocados o universo exterior.
A química directa da Natureza
Não deixa lugar vago para o pensamento.
A humanidade é uma revolta de escravos.
A humanidade é um governo usurpado pelo povo.
Existe porque usurpou, mas erra porque usurpar é não ter direito.
Deixai existir o mundo exterior e a humanidade natural!
Paz a todas as coisas pré-humanas, mesmo no homem,
Paz à essência inteiramente exterior do Universo!
~
Manuel da Fonseca
Las balas
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Da el otoño las uvas y el vino
De los olivares el aceite nos es dado
Da la cama y la mesa el verde pino
Las balas dan la sangre derramada
Da la lluvia el invierno creador
Las semientes dan surcos al arado
En el hogar la leña en llama da calor
Las balas dan la sangre derramada
Da la primavera el campo colorido
Gloria y corona del mundo renovado
A los corazones da amor renacido
Las balas dan la sangre derramada
Da el Sol las mieses en el verano
El fermento al trigo amasado
En el abrasado horno da el pan
Las balas dan la sangre derramada
Da cada día al hombre nuevo aliento
De conquistar el bien que le es negado
Da la conquista un puro sentimiento
Las balas dan la sangre derramada
Del meditar, concluir, ir y hacer
Da sobre el mundo el hombre tirado
A la paz de un mundo nuevo de vivir
Las balas dan la sangre derramada
Da la certeza el querer y el concluir
Lo que tanto nos niega el odio armado
Que la vida construir es destruir
Balas que dan la sangre derramada
Que las balas sólo dan sangre derramada
Sólo robo y hambre y sangre derramada
Sólo ruina y peste y sangre derramada
Sólo crimen y muerte y sangre derramada.
/
As balas
Dá o Outono as uvas e o vinho
Dos olivais o azeite nos é dado
Dá a cama e a mesa o verde pinho
As balas dão o sangue derramado
Dá a chuva o Inverno criador
As sementes da sulcos o arado
No lar a lenha em chama dá calor
As balas dão o sangue derramado
Dá a Primavera o campo colorido
Glória e coroa do mundo renovado
Aos corações dá amor renascido
As balas dão o sangue derramado
Dá o Sol as searas pelo Verão
O fermento ao trigo amassado
No esbraseado forno dá o pão
As balas dão o sangue derramado
Dá cada dia ao homem novo alento
De conquistar o bem que lhe é negado
Dá a conquista um puro sentimento
As balas que dão o sangue derramado
Do meditar, concluir, ir e fazer
Dá sobre o mundo o homem atirado
À paz de um mundo novo de viver
As balas dão o sangue derramado
Dá a certeza o querer e o concluir
O que tanto nos nega o ódio armado
Que a vida construir é destruir
Balas que o sangue derramado
Que as balas só dão sangue derramado
Só roubo e fome e sangue derramado
Só ruína e peste e sangue derramado
Só crime e morte e sangue derramado.
~
António Gedeão
Poema de la tierra abonada
**
Por detrás de los árboles no se esconden faunos, no.
Por detrás de los árboles se esconden los soldados
con granadas de mano.
Los árboles son bellos con los troncos dorados.
Son buenos y anchos para esconder soldados.
No es el viento el que rumorea en las hojas,
no es el viento, no.
Son los cuerpos de los soldados arrastrándose por el suelo.
El brillo súbito no es el del limbo de las hojas verdes relucientes.
Es de las láminas de los cuchillos que los soldados aprietan entre los dientes.
Las vivas flores rojas no son amapolas, no.
Es la sangre de los soldados la que está vertida en el suelo.
No son avispas, ni abejorros, ni pájaros silbando.
Son los silbidos de las balas cortando el espesor del aire.
Después los labradores
rasgarán la tierra con la lámina aguda de los arados,
y la tierra dará vino y pan y flores
abonará con los cuerpos de los soldados.
/
Poema da terra adubada
Por detrás das árvores não se escondem faunos, não.
Por detrás das árvores escondem-se os soldados
com granadas de mão.
As árvores são belas com os troncos dourados.
São boas e largas para esconder soldados.
Não é o vento que rumoreja nas folhas,
não é o vento, não.
São os corpos dos soldados rastejando no chão.
O brilho súbito não é do limbo das folhas verdes reluzentes.
É das lâminas das facas que os soldados apertam entre os dentes.
As rubras flores vermelhas não são papoilas, não.
É o sangue dos soldados que está vertido no chão.
Não são vespas, nem besoiros, nem pássaros a assobiar.
São os silvos das balas cortando a espessura do ar.
Depois os lavradores
rasgarão a terra com a lâmina aguda dos arados,
e a terra dará vinho e pão e flores
adubada com os corpos dos soldados.
~
Natércia Freire
Guerra
**
Son mis hijos. Los generé en mi vientre.
Los veía llegar, por las tardes, conmovidos,
nupciales y temblorosos
del enlace de la Vida con los sentidos.
Estuvieron en mis brazos, somnolientos.
Les conté muchas leyendas y poemas.
A veces, preguntaban por esposas.
Les respondía: mar, astros y vientos.
Algunos, los más osados, los más locos,
deseaban la lucha, el caos, la guerra.
Otros soñaban y despertaban roncos
de gritar contra los muros que hay en la Tierra.
Son mis hijos. Los generé en mi vientre.
Nueve meses de esperanza, luna a luna.
Grandes barcos se los llevan, lentamente...
/
Guerra
São meus filhos. Gerei-os no meu ventre.
Via-os chegar, às tardes, comovidos,
nupciais e trementes
do enlace da Vida com os sentidos.
Estiveram no meu colo, sonolentos.
Contei-lhes muitas lendas e poemas.
Às vezes, perguntavam por algemas.
Respondia-lhes: mar, astros e ventos.
Alguns, os mais ousados, os mais loucos,
desejavam a luta, o caos, a guerra.
Outros sonhavam e acordavam roucos
de gritar contra os muros que há na Terra.
São meus filhos. Gerei-os no meu ventre.
Nove meses de esperança, lua a lua.
Grandes barcos os levam, lentamente...
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