Perdida
Como una cirugía para erradicar los sonidos de la agonía
Desvío mi trayectoria de bala en pistola de juguete
Porque nada es verdad pero tampoco mentira
En mi ciudad de manantiales habitada por un loco hidrofóbico
Donde arranco mis pasos de su piel alunada
Pervirtiendo la crisálida a ser seda en la danza
¿Qué camino lleva el caos disfrazado de mi cuerpo?
¿Qué rastro mudo agota la búsqueda de la palabra?
Vértigo amarillo, mediodía incendiado
En los espejos ahumados de los cuartos ambulantes
Donde no hay argumento ni sorpresa
Para mi extravío, mi flotación, mi perdición
Voy cosechando en el cemento fértil
Mi propia noción de cauce sin causa que navegar
Porque el río que buscamos nace en nosotros
Y se prolonga sin lastre metafórico en las palabras
Que nadan como peces en la nada universal
Aprendiz de pescadora que no sabe de anzuelos
Naufraga con balsa en las aguas del lenguaje
Avanzo, iluminada por mi ceguera
Estremecida como después de un electroshock
Girando como botella borracha mi boca manda
Acabar con el juego de las interrogantes
-¿Qué desborda y qué ahoga cuando el verso no berza?
-¿Qué mensaje guarda esta casa de vidrio blindado?
-¿Qué órbitas deambulan los ojos para crear la mirada?
-¿Qué precisión diamantina acecha la vena para llover la metáfora?
-¿Ciudad burbuja o nube de acero habita tu voz?
-¿Qué mano gira tu transparencia y la opaca?
En este juego… ¿quién responde?
***
Virginia Benavides (Lima, 1976)
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