El libro y el sol
*
Ahora estás de pie, bajo el sol frío, frente a la casa cerrada que perteneció a tus abuelos.
Un cansancio antiguo parecía atravesar a tu abuela cuando por la noche, después de cerrar esa casa, retiraba la mano de tu hombro y abandonaba tus ojos para fijar los suyos en un libro. Te dejaba levemente desprotegido, quizá para que aprendieras lo que es el mundo de afuera, señalándote con su silencio que las palabras eran ventanas que aprenderías a abrir y a cerrar respetuosamente, hasta que llegase tu momento de saltar por ellas hacia el amor o hacia el final del amor, descubriendo que ambos caminos son necesarios para dejarse rozar por la verdad, aquella que alguna vez estuvo sobre tu hombro, y que luego siempre estaría por encima de ti, sobrevolándote como un águila a su dueño que por buscarla mirando insistentemente el sol se ha quedado ciego.
~
El futuro
*
Cierras los ojos:
Tu ciudad se vuelve más nítida a medida que el tiempo cae.
Así el pasado se adueña del futuro.
Ahora que has vuelto a dormirte sobre la playa, bajo el sol de invierno, sueñas que la ciudad a la que has regresado no existe y tú tampoco. Sientes frío. ¿Te has hundido demasiado lejos en el futuro?
Abres los ojos:
Tan lejos como un niño. Pero tu conciencia es de arena. Y ahora cubre tu cuerpo, extendiéndose sobre la costa desierta.
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Claudio Archubi (Mar del Plata, 1971)
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