viernes, 25 de febrero de 2022

carla retamal / cuatro poemas













Hoja tamaño carta

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Si usted ya no me quiere debería dejar de escribirme Aunque sean cosas tontas Cosas de la tele -que antes usted no veía- Aunque sean cosas que ya no nos unen Aunque sean manchas o fotos de otros No escriba nada Una sola nota suya y es volver a los tiempos muertos Una sola carta más y le responderé Lo juro Pero no lo haré –mejor- Mantendré el silencio Mantendré mis noches intactas sólo para escribirle a usted Mantendré mi cama Mantendré el incienso Pondré dos cuchillos y dos tenedores Me seguiré el juego Todo lo que escribo en esta vida está dedicado a usted Pero usted nunca lo sabrá Quemaré mis cartas –mejor- Quemaré mis notas Quemaré el comedor Ya nada nos unirá Pondré una bomba en el balcón en el ascensor y en la puerta Volaré el edificio –mejor- No tendré nada que la recuerde.

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Tintas imborrables

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Y perdernos todo y decirnos todo Y recluir el enojo en la voz altanera Y cortar el teléfono tach 5.3 Y hablar como hace veinte años Y recuerda que tenemos veintitrés y veinticinco Y que nadie sabe y se hacen los locos Y que no me importa bailar por cámara y someterte a mis noches infértiles -las más fértiles del mes- y a mi cólera y mis frases en función de lágrimas caídas en mi ropa interior Y la primera vez que vimos el fondo y el fondo de ti sumergidos en las yemas y en la punta del lápiz partido en dos Y recuerda que son doscientos ochenta y nueve los lápices de grafito y pasta en nuestra colección guardada bajo el faldón junto a la misiva tercera y la cajita de cartón forrada en papel lustre Y recuerda también que te hablé del Amor de Lhon y de la séptima voz de tu placer Y de tus ojos tristes repartidos en comillas indelebles Y de refugios miserables llenos de cantos y cárceles enrejadas y flores plásticas como el jardín infantil que se roba a mi hermano a las ocho de la mañana porque las universitarias no somos hermanas ni madres Hay quinientos mil kilómetros de mar según mis llantos Y estoy siendo toda de sal de sueños y pesadillas diarias que enternecen las noches solitarias de tanto pensar No me escribas de nuevo amor No quiero recordar la tinta azul del lápiz que compraste en el negocio de la esquina a cien pesos Esa tinta celeste a las cuatro de la mañana en la hoja de roneo cuadriculada de tu escuelita del sur Y no borres las fotos de los terminales que literalmente almacenan los términos de la comodidad y de  tantos besos nacidos en la cúspide del tema veinte de mi mp4 Y no adivines y no vuelvas y no alcances y no me sueltes y no persigas y no resucites

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Cajita de cartón

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Y saber que aún te quedan cosas por recoger en esta casa Y saber que aún tus ojos me partirán en dos -como los lápices que me devolviste-Y todo se me viene de golpe a la memoria como si estuviésemos bailando de nuevo Como si el recuerdo se hiciera en ti Y fueras tú mi memoria Y me recorrieras como ella Y me aplastaras como ella Y entro a la cocina y lo mismo Y cierro el refrigerador Y me giro para no ver tus notas Despegaré tus notas Lo haré Pero hoy día no Despegaré tus notas Lo haré Pero mañana no Romperé la cajita de cartón donde guardo tus cartas Destrozaré tus notas Pero hoy día no Pero mañana tampoco Dejaré que la memoria me agote Queme más que mi garganta Queme la casa Queme el comedor Que ardan todas las notas Que se vuelvan cenizas Que mi memoria levante sus cenizas y no pueda volverlas a leer Que el viento se lleve esta casa donde debo volver a mirarte como miro a un niño sin madre que llora en la calle Que el fuego se lleve todo mejor Que no haya puentes ni quebradas ni cerros donde botar las cenizas Que todo quede seco y muera de sed Que no exista cama donde llorar Porque eres tú de golpe en mi memoria y te transformas en mí Y haces cosas que no quiero Dices cosas que no quiero Y escribes cosas que no quiero

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Cartas en círculo

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Como miro a un niño que llora en la calle Como miro a un niño pequeño y solo en la calle  -vendiendo rosas de papel a cien pesos- Y nadie le compra Y nadie lo mira Así te miraré desde ahora Entonces mejor no te miraré Entonces no enviaré ninguna respuesta Entonces mi casa se queda intacta y desaparecen tus notas Desaparece el olor a incienso Desaparece la cama Nadie te mirará como yo Nadie te escribirá poemas Nadie leerá tus cartas amarillas Tus cartas en círculo Tus cartas negras Nadie tomará tu mano y la besará -porque desde ahí salen tus palabras- Nadie besará tus cartas y olerá las tintas Nadie creerá en ti No te volveré a mirar si prefieres Te responderé si prefieres Pero mejor no Cortaré tus cartas y las volveré a pegar a mi modo Las articularé a mi modo Las quemaré lo juro Las quemaré con carbón Con carboncillo como ese que usaste la última vez Pegaré tus cartas y haré una pelota Y jugaré con ella Y las tiraré al balcón de al lado Y nadie te mirará desde ese balcón Y nadie jugará con esa pelota.

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Carla Retamal (Chillán, 1987)

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