viernes, 4 de julio de 2025

juan romero vinueza / dos poemas










Artificios


Hay que ser claros:

este poema no existe,​​ 
este mundo no existe.

No hay un diente de león​​ 
en la palabra diente de león.
No hay un león
en los dientes de un diente de león.
No hay una acera de cemento
en las palabras acera de cemento.
No hay cemento
en las aceras de cemento.​​ 
 
Ahora, podemos comenzar:
 
Un diente de león crece​​ 
sobre la acera de cemento.
Es un diente de león imaginario.
Es una acera de cemento imaginaria.
Una acera de cemento que solo existe en el poema.​​ 
Un poema que solo existe por la acera de cemento,​​ 
por el diente de león que crece sobre ella.
 
¿Hay un poema en la palabra poema?
¿Hay un diente de león en este poema?
¿Hay un poema en este diente de león?
 
El diente de león crece sano y fuerte,​​ 
aunque apretado y rodeado de cemento.​​ 
El diente de león sabe que ese no es su​​ 
ambiente natural. Todo es un artificio.
El cemento, igualmente, no sabe por qué​​ 
hay un diente de león en una de sus grietas.​​ 
El cemento también sabe que ese no es su​​ 
ambiente natural. Todo es un artificio.
 
La acera de cemento​​ 
comprende al diente de león.​​ 
La acera de cemento​​ 
comprende al cemento.
La acera de cemento​​ 
comprende las dos verdades.
 
Por eso reconoce
que hay una probabilidad​​ 
de que ambas sean mentira.

~

Cartografía inexacta


Ser un mapamundi.
Ser un país que no exista en el mapamundi.​​ 
Ser un país inventado.
Ser algún mapa que exista en algún mundo.
 
Soy un mapa que se cree país.
Soy un país que no cabe en un mapa.​​ 
Soy un dibujo dentro de un país.
Soy un dibujo dentro de un mapa.
 
Los mapas no son territorios habitables.
Los países habitables no están en los mapas.​​ 
El lugar donde habito no cabe en un mapa,​​ 
ni en un país, ni en un territorio.
 
Quiero habitar un mapa imaginario.​​ 
Quiero imaginarme teniendo un mapa​​ 
que me guíe en este momento,
a mitad del camino de mi vida.
​​ 
Reconozco
mi cabeza y mis ojos​​ 
gracias a mis manos.​​ 
Mis ojos son mis manos.
Mis manos quieren ser mi cabeza.
 
Mis ojos recuerdan un mapa​​ 
que tenía cuando era niño.
Venía en el álbum del mundial 1994.​​ 
Mis manos querían vivir en Yugoslavia.
Mi cabeza quería ser los límites de Yugoslavia.
 
Yugoslavia es un país que ya no existe,​​ 
al igual que su selección de fútbol.
Mi mapa se ha convertido
en un territorio habitable obsoleto.
 
Yugoslavia se partió,
al igual que mis manos.
 
El contorno al que llamé país​​ 
es ahora un mapa mental,
es ahora un dibujo donde​​ 
ya no cabe más realidad.
 
Mis manos son Yugoslavia.
Yugoslavia es un papel
que pensó que era un mapa.​​ 
Mis manos arrugan ese papel​​ 
y lo lanzan a la basura.
​​ 
Quizá mis manos sean
el único país que me queda.
Quizá mis ojos sean
el único mapa que existe.
Quizá mi cabeza sea lo único que lo habita.

***
Juan Romero Vinueza (Quito, 1994)

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