Una bella noche para bailar Rock
*
Esta es una bella noche para bailar rock.
A mi padre lo trajimos muerto desde Santiago,
El clan quería verse reunido al fin:
nuestra madre sólo recibía órdenes de la familia,
“Tú eres el encargado para irte con tu padre
/en la carroza”.
Bien, asentí, y fui a comprar cigarrillos.
A la salida de la ciudad le pedí al chofer
/que prendiera la radio,
nos pusimos a fumar.
“Mi padre fumaba también”, dije.
Ya en la carretera buscaba una emisora;
las radios aquí se escuchan mal producto
/de las montañas.
“Escuchemos un cassette”, dijo el chofer.
Colocamos la cinta, una selección de rock argentino,
Y luego preguntó si fumaba cannabis.
Fumamos mientras avanzábamos
/por las montañas y la carretera.
Al llegar bajamos el féretro de papá,
le di gracias al chofer por el viaje.
Hoy como hace dieciocho años
pienso a quién debo traer de la gran ciudad,
para que la familia esté unida
para que la familia sea feliz.
~
Mala racha
*
Los tragamonedas funcionan todo el día,
la vecina de la mano cortada me cuenta que
/compra el pan con lo que gana,
aunque siempre gana la máquina, según el dueño.
Las leyendas de los tragamonedas
/se encuentran en inglés,
pero todos juegan sin detenerse;
siempre que voy por cigarrillos
está la vecina de la mano cortada
y otra vecina rubia:
a ratos golpean la máquina,
murmuran y garabatean su mala racha.
~
La trama
*
El poema es la trama que está sobre nosotros
/sin darnos cuenta,
es la avioneta que deja entrar su ruido por la ventana
y pensamos en el piloto que mira nuestra casa.
Entonces la avioneta es el poema que
/esta sobre nosotros
y el piloto es el que escribe en su libreta;
que ha visto una casa, un auto varado en el patio,
una hilera de árboles azotándose contra el viento
y dos o tres pozas de agua, que son dos o tres
/espejos si están quietas.
Continúa diciendo el poema que
/sobre el techo de la casa
la sombra de la avioneta o bien la sombra del poema
/era una mujer con los brazos abiertos.
Nosotros que a esa hora dormíamos en casa
interpretamos el sonido del poema
que entraba por la ventana;
más bien era el sonido del cielo,
porque las avionetas son el sonido del cielo.
Pero era el poema que ululaba tras los visillos
/para que yo lo escribiera.
~
Me veo junto a mi madre
*
Estoy junto a mi madre abatida por el Alzheimer
/almorzando,
A cada cucharada acercaba su cabeza
/y luego preguntaba ¿Quién es usted?
Tanto ella como yo estábamos arruinados
¡Tómate una agüita de hierbas, debemos partir!
Y aunque no se pueda creer
/algo se rearmaba y así hasta nuestra despedida.
No nos volvimos a ver después de aquello.
¿Qué quién soy?, no lo olvido,
el recuerdo, el extravío que nos supera,
te lo prometo, no lo olvido.
***
Cristian Cruz (San Felipe, 1973)
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