miércoles, 2 de septiembre de 2020

gary snyder / plegaria por una mujer enferma










I

La hembra es fértil y la disciplina
(contranatura) solo la confunde.
La que lo ha hecho, con la cabeza hacia el lado
extiende el brazo con suavidad, tocando
un baile difícil de realizar, pero no en la mente.

Mano en la manga: ella sostiene el giro de la hoja
a la luz del sol sobre una telaraña;
la hace moverse como una trucha a través del relieve.
Se convierte en patos y pantanos fríos.
Se traga el silencio: el hueso se precipita
detrás de la pupila fresca crece un nudo.
Las raíces repentinas lo empapan y afirman.
La lluvia cae desde la boca del techo-cráneo, inunda
con pequeños riachuelos.
El pelo crece, la lengua se estira –y ella
gira rápida la cabeza: de espaldas, una mano
los dedos suavizando el muslo, y él mira.

II

Las manzanas se agriarán a tu vista.
Las flores fallarán en su tallo.
La soya se volverá blanca como el hueso: arroz húmedo.
Arroz seco, muerte en la ladera.
Todas las mujeres están heridas.
La que reúne bayas, se alimenta se luz moteada.
Convierte las raíces blancas en humus, rompe las nueces en la piedra
en las tierras altas con ojos bizcos o descansa a la sombra del cedro.
Están heridas.
En la yurta, el marco o en las madres.
Comprando en las afueras con ropa limpia.

Esos ojos enfermos ensangrientan la tierra.
Se aceleran. La garganta firme protege del mal, jovencitas.
Primero, atrapadas con el calambre en las tripas.
Recoge madera joven y hojas ácidas.
Mantente fuera de la cocina.
De tus solares, jardines, de tus tejidos luminosos.
Hay maneras inteligentes de cargar a los niños.
Ocultar una belleza como la estación o la marea, el mar llora.
Mujeres enfermas
Sueñan con las piernas largas bailando en la luz.
No, nuestra Madre Eva: colgada en un hombro
se fue al infierno.

Kali/shakti
¿dónde está el infierno entonces?
En la luna
En los cambios de la luna
En la corteza de una choza
Agachada del sol, cinco días.
La sangre corre a través de los muslos encostrados.

***
Gary Snyder (San Francisco, 1930)
Versión de Nicolás López Pérez

/

Praise for a Sick Woman

I

The female is fertile, and discipline
(contra naturam) only confuses her
Who has, head held sideways
Arm out softly, touching,
A difficult dance to do, but not in mind.

Hand on sleeve: she holds leaf turning
In sunlight on spiderweb;
Makes him flick like trout through shallows
Builds into ducks and cold marshes
Sucks out the quiet: bone rushes in
Behind the cool pupil a knot grows
Sudden roots sod him and solid him
Rain falls from skull-roof mouth is awash with small creeks
Hair grows, tongue tenses out – and she
Quick turn of the head: back glancing, one hand
Fingers smoothing the thigh, and he sees.

II
Apples will sour at your sight.
Blossoms fail the bough,
Soil turn bone-white: wet rice
Dry rice, die on the hillslope
All women are wounded
Who gather berries, dibble in mottled light,
Turn white roots from humus, crack nuts on stone
High upland with squinted eye or rest in cedar shade.
Are wounded
In yurt or frame or mothers
Shopping at the outskirts in fresh clothes.

Whose sick eye bleeds the land,
Fast it! Thick throat shields from evil, you young girls
First caught with the gut-cramp
Gather punk wood and sour leaf
Keep out of our kitchen.
Your garden plots, your bright fabrics,
Clever ways to carry children
Hide a beauty like season or tide, sea cries
Sick women
Dreaming of long-legged dancing in light
No, our Mother Eve: slung on a shoulder
Lugged off to hell.

Kali/shakti
Where’s hell then?
In the moon
In the change of the moon:
In a bark shack
Crouched from sun, five days,
Blood dripping through crusted thighs.

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