viernes, 12 de febrero de 2021

zeuxis vargas / tres poemas













Escribir

*

Registrar el universo por el respaldo,
acumular todos los datos posibles
de la harija y la pátina,
preparar el informe
de las imágenes que nunca existieron
y pensar que se inventa.

Sortear la pena de no crear,
producir siluetas enteramente echadas a perder,
dejar que un texto muera sin lector inventado
y soñar que el viento puede descifrar el amor.

Dejar versos en la espalda de un muerto,
dejar caer una letra como si fuera una porcelana
y sentir en un cuerpo dormido
el calor de la ternura.

Vivir los días creciendo o casi consumiendo,
acumularlos para la fecha festiva de las márgenes
y oír que tienen nombre,
que se van llenando de fantasmas.

Construir un propósito al levantarse
para poder caminar seguro del suelo.
Sospechar que hace falta algo
para que sea completo el humano
que dejamos de acicalar en el baño.

Concentrar entre los ojos una promesa,
dar por sentada toda la experiencia
y saber que está vacío, todavía,
el gesto para sonreírle algún día a los recuerdos.

Escribir,
escribir hasta que comencemos
a aparecer entre las cosas.

~

Teoría poética

*

Algún día, pueda que te llegue este mensaje.

Te permitirás un breve espacio del tiempo
y tramitarás con expectativa su lectura.
Es la desgarradora experiencia
de un dolor encarnado
en lo más profundo de la mandíbula del alma.

Cuando leas esto
sentirás las masas de pensamiento
que un enorme animal humano generó algo delirado.
Cada palabra la sentirás caer vandálica sobre tu espíritu:
grandes pedazos de carne destazada.

¡Sí!,
recuerdos como estos arrullaron mis mimos
y las balas fueron la canción de cuna.
Es abrumador reconocerlo,
pero en las noches los fusiles
trazaban rojos telegramas.

Es natural,
creerás que todo
fue realizado para tan sólo
crearte un estado de asombro inexplicable.
Pero también, algo te hará sentir
la sospecha,
la incertidumbre,
la angustia espantosa de saber irrefutablemente
que todo lo que está escrito
tuvo que ser vivido por alguien.

Nadie puede inventar la metáfora:

Ebrios como dos cadáveres desmembrados...

Sin haber visto en la niñez
el corte que deja una moto-sierra.

La posibilidad, es espeluznante,
¿Cierto?
Llegar a considerar que tú,
con tus manos limpias
y tus huellas impecables
eres una gran parte
de ese lastimoso destino
que a veces los humanos
deciden tejer contra toda felicidad;
saber que la muerte
en estas letras fue espasmo
y recuerdo que todavía sangra.
Reconocer, te digo,
que todo fue realidad y no fantasma,
es espeluznante
¿cierto?

La voz,
esa legitima voz desgarrada
que apagué aquí como un cigarrillo
será la demostración
de que detrás de las palabras
estuvo alguien, afilando los nervios, funámbulo.

Entonces, no podrás reprochar...
cállate
nada de tu vida sirve para imaginar
la poesía.
Pregúntale a Celán
o mejor aún, al vecino de Gadamer:
Adorno.

Sólo bastará
que las vanas palabras,
las, a veces, fangosas palabras
te hagan conocer
finalmente,
que todo,
simplemente todo,
a veces fue necesario olvidarlo
en algo más siniestro, más rotundo:
El poema.

~

Epitafio

*

Porque quise la libertad,
el aire,
la misma muerte.
Porque no me avergonzó ser un hombre,
porque tuve el amor
y los sueños y la soledad entre mis manos.
Porque estuve vivo y dormí.
Porque sentí el mundo con su historia insepulta.
Porque el tiempo me fue llenando la memoria
de recuerdos y de sensaciones inolvidables.
Porque fui testigo de un arco iris y una luna llena.
Porque comprendí el silencio tierno de los animales
y jugué con las nubes.
Porque observé el milagro de una crisálida
y sentí el latir del corazón de un colibrí.
Porque di nombre a las cosas
y llené de dicha el alma de una mujer con caricias.
Porque creí en Dios y en el Diablo
y sin embargo, esperé siempre la nada.
Porque lloré y reí y tuve orgasmos
y sentí el presentimiento de develar un misterio.
Porque fui feliz simplemente,
por eso,
porque mi tumba es un árbol
y su aroma es el sándalo.

***
Zeuxis Vargas (Bogotá, 1981)

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