jueves, 12 de abril de 2018

alberto rubio / dos poemas



Comensal

*

Arrimado a la esquina de la mesa,
fiel, infinito el son de mi cubierto,
quisiera seguir siendo siempre el mismo Alberto
Rubio resucitado con su presa.

¡Qué olorosa la carne me embelesa
dorada, tan real, y tan despierto
de mis sentidos yo, por fin tan cierto
que la separación de amigos cesa!

Brindis ahuyentan hoy mutuos agravios,
pero injurias del Tiempo corporales
ni dependen jamás de humanos labios

ni de la ingratitud de los mortales,
tampoco del perdón nuestro de sabios
cristianos y felices comensales.

~~~

El camino

*

Es el mismo camino que condujo mi infancia.
Aquí está el mismo cerco, allí las zarzamoras
llenándose de polvo, allí la piedra agreste,
y un niño fantasmal que eternamente sigue.

Y el cabello camino verdea con el sauce,
cayendo en hondonada sobre el pecho.

Es el mismo camino. Allí está el horizonte
viviendo de crepúsculo, siguiendo al mismo niño.
Allí la zarzamora cubriéndose de polvo,
mientras miran los álamos testigos en el cerco.

Es el mismo crepúsculo adonde marcha el niño.
Y más allá, la historia que comienza ahora...

***
Alberto Rubio (Santiago de Chile, 1928-2002)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario