sábado, 15 de febrero de 2020

pablo paredes / tres poemas



Al Ritmo de la Cumbia

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Ay! mis guachos pobres, mis amigos de chico, mis enemigos de chico. Se acuerdan de mi casa? Se acuerdan de las onces? De los cumpleaños en que preguntaban con vergüenza si podían entrar aunque no trajeran regalo?. Se acuerdan del carrito con ruedas de rodamiento? De la bicicleta amarilla con freno torpedo?. De Tito?, el argentino del pasaje de al lado al que el Yerón casi le revienta la cabeza en la reja del Eduardo, todo porque el Tito no era chileno, y el Tito con su carita de rucio pichí, gritaba: pero si la calle es libre, si diosito no es chileno, ni argentino, ni peruano, ni nada. Yo no lo pude salvar, miré como esos pendejos lo masacraron y no hice nada porque yo era más chico, porque era más cobarde, definitivamente mariquita como ellos decían. También me acuerdo del papá del Giovanni que vendía helados y un día se mató y desde ahí la cumbia siempre estuvo sonando fuerte en esa casa. Y del tío del Paulo que decían que vendía coca y que mira como con rabia y con ganas de culiarme, me mira como mira el Diablo. Otro era mi amigo Juanito que siempre fue bueno, a mi mamá no le importaba que estuviese todo el día en mi casa, pero un día el pobrecito se tentó y se robó dos billetes de a mil que mi papá había dejado arriba del refrigerador. Todos robamos, a unos nos pillaron a otros no, pero todos robamos, de puro pobres o puro aburridos. Yo al Juanito no tengo nada que perdonarle, en cambio al resto de los huevones, menos a los amigos de mi hermano chico, les deseo el mal del mundo, que los piquen todas las culebras, que les roben para siempre las bicicross, que tengan miedo de ir a comprar pan, que los escupan, que les griten cosas feas, que los engañen, que les rompan las cosas más lindas que tengan, que los hagan sentir miserables, que los encierren en sus piezas, que terminen leyendo, no para gozar, sino para salvarse de algo de lo que nunca se van a salvar.


Cuidado con el perro quiltro

*

Me gustaba que se llamase Yasna, me gustan los nombres que avisan la pobreza, esos nombres como Jhonatan y Jenifer, esos nombres que dicen cuidado con el perro quiltro, que marcan terreno, que avisan la selva.
La Clase Media hace chiste con esos nombres, les parecen ridículos y graciosos sobre todo cuando son deformaciones anglo que se mezclan con un pobre Pérez o un pobre Carrasco, se ríen y en la noche se van a la fiesta kitsh de La Blondie. Se llamaba Yasna y la amé tanto. La clase media se ríe en función de los nombres connotadores de pobreza, ahí intentan marcar su diferencia, sus privilegios, su idílico origen común, pero la Clase Media omite los apellidos, ellos también son Martínez y Hernández, aunque antecedidos por Camilos, Ignacios y Franciscas. No se meten con los apellidos, porque desde ahí son desplazados. Lo que representa Deivid para la Clase Media, es lo mismo que representa Soto para la Clase Alta. Se llamaba Yasna Rivas y la amé tanto.

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Gracias por bailar conmigo

1

Gracias por bailar conmigo, por chuparme la herida.
Estos brazos mongolos ya no piden que digan síndrome de down.
Gracias por bailar conmigo que estaba todo mojado,
esa canción no me gustaba, pero igual fue bonito,
debajo de la costra quedó casi igual como antes,
mejor que antes
porque ahora estoy más rosado,
a cierta gente le gusta acariciar las cicatrices
y yo me dejo no más
me quedo quietecito y feliz,
tan quietecito que la mano deja de verme
y quedo solo,
más solo que un dedo en la mano
de quien le han cercenado cuatro.

2

Gracias por bailar conmigo
y decirme
princesa son las doce y sigue tan linda,
porque yo sé que soy feo,
que mi tamaño les da asco
que tengo escrito en la piel manchada
el viaje de la bisabuela desde Neuquén hasta Chile
que tengo escrito como infección en los poros
la cárcel del padre,
por eso te doy gracias por bailar conmigo
que escribo bonito,
pero tengo los días más contados que escritos,
que necesito pornografiar mi corazón,
que estoy rajado y chorreando,
que salpico
que ando hablando miserias
que estoy más curado que la chucha
y me pongo pesado,
rara vez cariñoso,
cariñoso significa calentón,
gracias por bailar conmigo,
por tocarme la espalda manchada de adolescencia
por hablarme en la oreja
por langüetiarme,
porque en ese langüetazo he descansado todos estos días,
con ese langüetazo tengo para harto tiempo,
porque resulta que mañana en vez de andar buscando amor de rincón,
en vez de andar barnizando mi corazón guacho,
voy a hablar de ti,
lo único que voy a cambiar va a ser la canción,
voy a decir que el tema era Close to me de los Cure
y que el langüetazo no fue en la oreja sino en el sexo.

3

Gracias por bailar conmigo, por chuparme la herida,
por evitar cualquier posteridad,
por llevarme
por estos ritmos que no siento ni entiendo,
yo nací en 1982,
en esos años parece que nadie bailaba,
parece que estuve ocho años solo
moviendo la patita
en una cuna que fue de otro,
gracias por bailar conmigo
que tengo el cuerpo horrible,
como un mapa físico de Chile.

***
Pablo Paredes (Santiago de Chile, 1982)

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