jueves, 1 de junio de 2017

enrique lihn / el vaciadero













No se renueva el personal de esta calle:
el elenco de la prostitución gasta su último centavo en maquillaje
bajo una luz polvorienta que se le pega
a la cara
Una doble hilera de caries, dentadura de casas desmoronadas
Es la escenografía de esta
Danza Macabra
trivial bailongo sabatino en la pústula de la ciudad.

Es una cara conocida llena de costurones con lívidas cicatrices

bajo unos centavos de polvo,
y que emerge de todas las grietas de la ciudad,
en este barrio más antiguo que el Barrio de los Alquimistas
como la cara sin cuerpo del caracol ofreciéndose
en los dos sexos de su cuello andrógino
blandamente fálico y untado de baba vaginal
el busto de un boxeador que muestra las tetas
en el marco de un socavón.

No avanza ni retrocede el río en ese tramo
descolorido y bullente alrededor de la compuerta
El mecanismo de un reloj descompuesto
cuelga como la tripa de un pescado
de la mesita de noche
entre los rizos de una peluca rosada
La fermentación de las aguas del tiempo que se enroscan alrededor del detritus
como el caracol en su concha
el éxtasis de lo que por fin se pudre para siempre.

***
Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1929-1988) A partir de Manhattan. Valparaíso: Ganymedes, 1979.

Fotografía: memoriachilena.cl

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