miércoles, 14 de junio de 2017

allen ginsberg / transcripción de música de órgano











La flor en el frasco de maní de vidrio anteriormente en la cocina se encorvó para hacerse un lugar en la luz,
la puerta del placard estaba abierta, porque la usé antes, ella permaneció amablemente abierta esperando a su dueño que soy yo.

Empecé a sentir mi miseria en el pállet sobre el piso, oyendo música, mi miseria, es por ella por lo que quiero cantar.
La habitación clausurada sobre mí, yo esperaba la presencia del Creador, miraba mis paredes y el cielo raso pintados de gris, ellos me contienen a mí y también contienen a la habitación
como el cielo contenía a mi jardín,
abrí la puerta
La parra trepaba por el poste de la casa, las hojas en la noche seguían donde el día las había dejado, las cabezas animales de las flores seguían hasta donde habían llegado a levantarse
para pensar al sol.

¿Puedo traer de nuevo las palabras? ¿El pensamiento de la transcripción nublará mi ojo mental abierto?

La bondadosa búsqueda de crecimiento, el deseo gracioso de existir de las flores, mi casi éxtasis al existir entre ellas
El privilegio de atestiguar mi existencia — vos también debés buscar el sol…

Mis libros apilados frente a mí para que yo los use
esperando en el sitio en que yo los había dejado, no han desaparecido, el tiempo me deja sus cualidades y remanentes para que los use — mis palabras apiladas, mis textos, mis manuscritos, mis amores.
Tuve un momento de claridad, vi el sentimiento en el corazón de las cosas y salí al jardín llorando.
 Vi las flores rojas en la luz de la noche, el sol se fue, todas ellas habían crecido, en un momento, y estaban paradas en el tiempo esperando al sol del día para que venga y les dé…
Flores que como en un sueño al atardecer yo regué religiosamente sin sospechar que las amaba.
Estoy tan solo en mi gloria — excepto ellas ahí afuera también — miré para arriba — aquellas flores rojas de los arbustos haciendo señas y mirando a través de la ventana, esperando en amor ciego, sus hojas también tienen esperanzas y están giradas hacia arriba con sus caras superiores en dirección al cielo para recibir — toda la creación abierta para recibir — la tierra plana misma.

La música desciende, como el tallo alto y torcido de la flor pesada, porque tiene que hacerlo, para seguir con vida, para continuar hasta la última gota de felicidad.
El mundo conoce el amor que está en su pecho así como en la flor, el mundo sufriente y solitario.
El Padre es misericordioso.

La toma de luz está precariamente sujetada al techo, después de que se construyó la casa, para recibir un enchufe que engancha perfectamente en ella y sirve ahora para mi fonógrafo…
La puerta del placard está abierta para mí, donde yo la dejé, desde que la dejé abierta, ha permanecido abierta con gracia para mí.
La cocina directamente no tiene puerta, el agujero allí me permitirá pasar en cuanto quiera entrar en la cocina.
Recuerdo la primera vez que me acosté, H. P. tomó mi virginidad con gracia, me senté en los muelles de Princetown, edad 23, alegre, elevado en la fe con el Padre, la puerta hacia el útero estaba abierta para admitirme si yo quería entrar.
Hay tomas de corriente sin usar por toda mi casa, por si alguna vez llegara a necesitarlas.
La ventana de la cocina está abierta, para dejar que entre el aire…
El teléfono —triste de contar— se sienta en el piso — no tengo dinero para conectarlo —

Quiero que la gente se incline al verme y diga: él está tocado por la poesía, él ha visto la presencia del Creador.
Y el Creador me dio un disparo de su presencia para gratificar mi deseo, y así no engañar mi anhelo por él.

***
Allen Ginsberg (Newark, 1926-Nueva York, 1997)
Versión de Franco Bordino

/

Transcription of Organ Music

The flower in the glass peanut bottle formerly in the
kitchen crooked to take a place in the light, 
the closet door opened, because I used it before, it
kindly stayed open waiting for me, its owner.

I began to feel my misery in pallet on floor, listening
to music, my misery, that's why I want to sing.
The room closed down on me, I expected the presence 
of the Creator, I saw my gray painted walls and
ceiling, they contained my room, they contained
me
as the sky contained my garden,
I opened my door

The rambler vine climbed up the cottage post,
the leaves in the night still where the day had placed
them, the animal heads of the flowers where they had 
arisen
to think at the sun

Can I bring back the words? Will thought of 
transcription haze my mental open eye?
The kindly search for growth, the gracious de-
sire to exist of the flowers, my near ecstasy at existing
among them
The privilege to witness my existence-you too
must seek the sun...

My books piled up before me for my use
waiting in space where I placed them, they
haven't disappeared, time's left its remnants and qual-
ities for me to use--my words piled up, my texts, my 
manuscripts, my loves.
I had a moment of clarity, saw the feeling in
the heart of things, walked out to the garden crying.
Saw the red blossoms in the night light, sun's 
gone, they had all grown, in a moment, and were wait-
ing stopped in time for the day sun to come and give
them...
Flowers which as in a dream at sunset I watered
faithfully not knowing how much I loved them.
I am so lonely in my glory--except they too out
there--I looked up--those red bush blossoms beckon-
ing and peering in the window waiting in the blind love,
their leaves too have hope and are upturned top flat
to the sky to receive--all creation open to receive--the 
flat earth itself.

The music descends, as does the tall bending 
stalk of the heavy blssom, because it has to, to stay
alive, to continue to the last drop of joy.
The world knows the love that's in its breast as
in the flower, the suffering lonely world.
The Father is merciful.

The light socket is crudely attached to the ceil-
ing, after the house was built, to receive a plug which
sticks in it alright, and serves my phonograph now...

The closet door is open for me, where I left it,
since I left it open, it has graciously stayed open.
The kitchen has no door, the hole there will 
admit me should I wish to enter the kitchen.
I remember when I first got laid, H.P. gra-
ciously took my cherry, I sat on the docks of Prov-
incetown, age 23, joyful, elevated in hope with the
Father, the door to the womb wasopen to admit me
if I wished to enter.

There are unused electricity plugs all over my
house if I ever needed them.
The kitchen window is open, to admit air...
The telephone--sad to relate--sits on the
floor--I haven't had the money to get it connected--

I want people to bow when they see me and say
he is gifted with poetry, he has seen the presence of
the Creator
And the Creator gave me a shot of his presence
to gratify my wish, so as not to cheat me of my yearning
for him.

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