Dijo que todas ellas murieron, sí
lo dijo, que son como ademán de polvo
en las ventanas. Dijo
que ni pupila ni trance ni acróbata:
humilde anillo, en cambio, cabeza
de alfiler. Dijo: mirarlas
como a resplandor. Las palabras -dijo-,
hay grandes verdades en ellas;
caminos vacíos, una ciudad de cal
en donde un puñado de monos melancólicos
busca para refugio los lugares frescos.
Rafael Bielsa (Rosario, 1953)

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