Mi cuerpo no se acostumbra
a este conviviente
que golpea hoy mi cuerpo
y mañana
abre la puerta de mi casa
ultraja en mi mesa
la última dignidad que poseía.
Yo te denuncio
porque de cerca te conozco
tienes la cara desgarrante de la tristeza.
Fue el peor enemigo que llegó a mi pueblo
y nos robaron las armas al defendernos.
Arrancamos
perseguidos por una fiera
nos dio alcance en el sur
y con sus colmillos nos trituró la pobreza.
Hoy
en mi pueblo
el hambre es rebeldía
y la poesía una máscara
donde oculto el verso amargo
alimento de este canto
y en la boca de mi pueblo
la tortura de cada día.
Graciela Huinao (Osorno, 1956)

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