jueves, 22 de marzo de 2018

seamus heaney / casa de verano









I

¿Era el viento de los vertederos
o algo en el calor

que nos seguía los pasos, con el verano agriándose,
y un nido pestilente incubando en algún lugar?

¿De quién era la culpa?, me preguntaba, inquisidor
del aire poseído.

Para de pronto descubrir,
al levantar la estera

que había larvas, moviéndose-
e hirviendo, hirviendo, hirviendo.

II

Mientras arreglo la puerta, con mis brazos
repletos de cereza silvestre y rododendro,
a través de la entrada escucho su perdido
gimotear, que, carraspeando, tintinea
mi nombre, una y otra vez.

Oh amor, he aquí la culpa.

Las flores sueltas entre nosotros
se reúnen, componen
una especie de altar del mes de mayo.

Estos capullos francos y caídos
se tiñen pronto del color de un dulce bálsamo.

Asiste. Unge la herida.

III

Oh atendimos nuestras heridas con corrección
bajo la dulzura hogareña

y yacemos como si la superficie fría de una hoja
nos hubiese dejado sin aliento.

Postulo más y más
curas gruesas, como ahora

cuando te doblas en la ducha
el agua vive cayendo por la pila bautismal de tus pechos.

IV

Con un definitivo
impulso nada musical
largos granos empiezan
a abrirse y se separan

hacia adelante
y de nuevo agotamos
el blanco, pateado
camino al corazón.

V

Mis hijos lloran la calurosa noche extranjera.
Caminamos por el suelo, mi boca podrida se desahoga
contigo y yacemos rígidos hasta que el alba
acude a la almohada, y al maíz, y la viña

que sostiene su plena carga hacia la luz.
Las rocas de ayer cantaban cuando las golpeábamos
estalactitas en las viejas cuevas, goteando oscuridad -
nuestras llamadas de amor pequeñas como un diapasón.

***

Seamus Heaney (Condado de Derry, 1939-Dublín, 2013)
Versión de Vicente Forés y Jenaro Talens

/

Summer Home

*

I

Was it wind off the dumps
or something in heat

dogging us, the summer gone sour,
a fouled nest incubating somewhere?

Whose fault, I wondered, inquisitor
of the possessed air.

To realize suddenly,
whip off the mat

that was larval, moving
and scald, scald, scald.

II

Bushing the door, my arms full
of wild cherry and rhododendron,
I hear her small lost weeping
through the hall, that bells and hoarsens
on my name, my name.

O love, here is the blame.
The loosened flowers between us
gather in, compose
for a May alter of sorts.
These frank and falling blooms
soon taint to a sweet chrism.

Attend. Anoint the wound.

III

O we tended our wound all right
under the homely sheet

and lay as if the cold flat of a blade
had winded us.

More and more I postulate
thick healings, like now

as you bend in the shower
water lives down the tilting stoups of your breasts.

IV

With a final
unmusical drive
long grains begin
to open and split

ahead and once more

we sap

the white, trodden

path to the heart.

V

My children weep out the hot foreign night.
We walk the floor, my foul mouth takes it out
On you and we lie stiff till dawn
Attends the pillow, and the maize, and vine

That holds its filling burden to the light.
Yesterday rocks sang when we tapped
Stalactites in the cave’s old, dripping dark
Our love calls tiny as a tuning fork.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario