viernes, 31 de octubre de 2025

rodrigo palominos castro / dos poemas









En el páramo solitario


La hierba ocre rojiza.
Los pájaros inmóviles en una música inmóvil.
En el borde del pantano la maleza dorada,

resuena en lo alto la turbina de la nube.
Por qué el orden más allá del habla,
el silencio que sostiene a la rama del álamo.

Como la cigarra me aferro
a lo que no tiene nombre,
al crisantemo sajado de la mente.

La iridiscencia de la tarde
se desvanece en palabras.
Sólo el viento frío

y su sonido alzándose
hacia la roca de la montaña:

Ninguna imagen

que no fuese
imagen

de ese sonido:

estrellas negras
en un cielo negro


El cielo era guantes

*

Si los tordos amarillos
un día entendieran
Que lo que nosotros entendemos

por vuelo
en el claro
firmamento

Es tan sólo una línea

entrecortada

paralela

en su absoluta
oscuridad centelleante.

***
Rodrigo Palominos Castro (Concepción, 1979)

jueves, 30 de octubre de 2025

maría victoria atencia / dos poemas













Ternura

*

Quizás no sea ternura la palabra precisa
para este cierto modo compartido
de quedar en silencio ante lo bello exacto,
o de hablar yo muy poco y ser tú la belleza
misma, su emblema, aunque tan próxima y latiendo.
Y es también un destino unánime que vuelvan
a idéntico silencio -cuando llegue la hora
de la tregua indecible- mi palabra y tu zarpa.

~

Epitafio para una muchacha

*

Porque te fue negado el tiempo de la dicha
tu corazón descansa tan ajeno a las rosas.
Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico
y la tierra no supo lo firme de tu paso.
 
Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente
–tal se entierra a un vencido al final del combate–,
donde el agua en noviembre calará tu ternura
y el ladrido de un perro tenga voz de presagio.
 
Quieta tu vida toda al tacto de la muerte,
que a las semillas puede y cercena los brotes,
te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca
sabrás el estallido floral de primavera.

***
María Victoria Atencia (Málaga, 1931)

miércoles, 29 de octubre de 2025

mario benedetti / qué es la soledad











¿Qué es la soledad?

He traído conmigo algunas cosas viejas para mirar los árboles:
un invierno, las pocas hojas en las ramas, un banco vacío.

Tengo frío, pero como si no fuera yo.

He traído un libro, me digo que me he imaginado en un libro
como un hombre con un libro, ingenuamente.
Parecía un día lejano hoy, pensativo.
Me parecía que todos habían visto el parque en los cuadros,
la Navidad en los cuentos,
los grabados de este parque como su profundidad.

¿Qué es la soledad?

La mujer extendió la manta en el suelo para no ensuciarlo,
se tumbó y cogió unas tijeras para clavárselas en el pecho,
un martillo porque no tenía fuerzas, una gran obscenidad.

Lo leí en una hoja de periódico.
Perdónenme todos.

***
Mario Benedetti (Udine, 1955-Piadena, 2020)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Che cos’è la solitudine.

Ho portato con me delle vecchie cose per guardare gli alberi:
un inverno, le poche foglie sui rami, una panchina vuota.

Ho freddo ma come se non fossi io.

Ho portato un libro, mi dico di essermi pensato in un libro
come un uomo con un libro, ingenuamente.
Pareva un giorno lontano oggi, pensoso.
Mi pareva che tutti avessero visto il parco nei quadri,
il Natale nei racconti,
le stampe su questo parco come un suo spessore.

Che cos’è la solitudine.

La donna ha disteso la coperta sul pavimento per non sporcare,
si è distesa prendendo le forbici per colpirsi nel petto,
un martello perché non ne aveva la forza, un’oscenità grande.

L’ho letto in un foglio di giornale.
Scusatemi tutti.

martes, 28 de octubre de 2025

noor hindi / a la mierda tu sermón sobre el arte, mi gente está muriendo













Los colonizadores escriben sobre las flores.
Te hablo de los niños que tiran piedras a los tanques israelíes
Segundos antes de convertirse en margaritas.
Quiero ser como esos poetas que se preocupan por la luna.
Los palestinos no ven la luna desde las celdas y las prisiones.
Qué hermosa la luna.
Qué hermosas las flores.
Recojo flores para mi padre muerto cuando estoy triste.
Él mira Al Jazeera todo el día.
Ojalá Jessica dejara de enviarme mensajes de ¡Feliz Ramadán!
Sé que soy norteamericana porque cuando atravieso un cuarto algo muere.
Las metáforas sobre la muerte son para los poetas que piensan que a los fantasmas les interesa el sonido.
Cuando muera, prometo seguirte por siempre.
Algún día escribiré sobre las flores como si me pertenecieran.

***
Noor Hindi (Amán, 1995)
Versión de Adalberto García López

lunes, 27 de octubre de 2025

juan gonzalo rose / cartografía








a R. F. 

Quiero que mis amigos 
sean tus amigos 
deseo entregártelos 
como quien cede
un pequeño bosque de abedules 

A ellos les gustará 
vivir en tu alma 
y a ti va a encantarte 
su sonido a guitarra 

Ahora iremos juntos 
en una misma barca 

Ellos me acompañaron
mientras que tú llegabas

***
Juan Gonzalo Rose (Tacna, 1927-Lima, 1983)

domingo, 26 de octubre de 2025

anat zecharya / el mundo verdadero













Yacíamos una junto al otro
tocándonos rodillas, muslos, manos
pudimos hacer un hijo
multiplicarnos con tanta fe
en ello.
Y podía haber dicho: alabada sea la rutina,
pero siempre quise ir al bosque
Arrojar de mí la manta y decirle a alguien:
toma por favor lo que te corresponde.
Suelto a los perros
atrapo ciervos de gran cornamenta
mato y pierdo
(y me apuro mucho quiero ir al bosque)

Aquí hay demasiado café, comida china,
demasiados chinos y deseos
de decir cosas brillantes
Aquí me falseo, me fustigo
me siento bien.
Ser simpática con todos
me va bien
a ojos de los hombres soy o asexuada
o interesante.
(Y me apuro mucho quiero ir al bosque)
Aquí correr para adelante es una muerte lenta
con pretensiones deportivas.
Humillan y halagan,
nada se vuelve más bello
con el tiempo
Y si finalmente alguien/tú pregunta
¿adónde vas ahora?
Al bosque
a bailar bailar bailar.

***
Anat Zecharya (Tel Aviv, 1974)
Versión de Florinda F. Goldberg

sábado, 25 de octubre de 2025

isobel dixon / punto de asombro













Tú piensas que no me sorprendo. Espera…
Tengo una o dos cosas para compartir. Nunca
seré el río en pleno auge, el fuego furioso,
pero, mira, también tengo mis momentos:
un salto de pez, un destello de plata juguetona
apenas visto antes del chapuzón;
una sombra templada disparándose a través
del agua hacia algún lugar secreto;
el repentino kudu* en la maleza, 
sorprendido por tus faros, saltando a un lado.
y te detienes en el camino, alerta:
al principio sólo asombrado por la gracia musculosa,
pero después, el cristal destrozado del ojo de la mente,
el revelador pulso del corazón, el sabor del miedo.

* Kudu: antílope africano de gran cornamenta (nota de Jorge Aulicino)

***
Isobel Dixon (Umtata, Sudáfrica, 1969)
Versión de Emma Julieta Barreiro

/
Startling Point 

*
You think me unsurprising. Wait —
I have a thing or two to share. I'll never 
be the river in full spate, the raging fire, 
but, look, I have my moments too:
fish-leap, a flash of juggled silver
barely seen before the splash;
a scumbled shadow shooting through
the water to some secret place;
the sudden kudu in the underbrush,
etched by your headlights, leaping clear.
and you pause at the wheel, aware:
at first just awed by muscled grace,
but then, the mind’s eye shattered glass,
the heart's revealing race, the taste of fear.

viernes, 24 de octubre de 2025

mahmud darwish / tres poemas











En el largo éxodo te amo más

*

En el largo éxodo te amo más. Dentro de poco
cerrarás la ciudad. Yo no tengo corazón en tus manos ni
camino que me lleve. En el largo éxodo te amo más.

El granado de nuestro honor, después de tu pecho, ha perdido su
        savia. Leves son las palmeras,
las colinas, nuestras calles en el crepúsculo
y la tierra cuando se despide de su tierra. Leves son las palabras
y los cuentos sobre las escaleras de la noche. Pero mi corazón es
                                                                                            pesado.
Déjalo allí, aullando en torno a tu casa y llorando los bellos días.
No tengo más patria que ella. Al partir te amo más.
Vacío el alma de las últimas palabras: te amo más.
Al partir, las mariposas guían nuestras almas. Al partir
nos acordamos de un botón de la camisa perdido y olvidamos
la corona de nuestros días. Recordamos el olor del sudor con perfume
                                                                    de melocotón y olvidamos
la danza de los caballos en la noche de bodas. Al partir
nos igualamos al pájaro, nos apiadamos de nuestros días
                                                y nos contentamos con poco.

Me basta de ti el puñal dorado que hacía danzar mi corazón
                                                                        moribundo.
Mátame lentamente y diré: te amo más de lo que
dije antes del gran éxodo. Te amo. Nada me causa dolor,
ni el aire ni el agua ni la albahaca en tu mañana ni
el lirio en tu tarde me causa dolor después de este éxodo

~

Nosotros amamos la vida

*

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella,
bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de
violetas o una palmera.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Robamos un hilo al gusano de seda para construir nuestro cielo y
concluir este éxodo.
Abrimos la puerta del jardín para que el jazmín salga a las calles cual
hermosa mañana.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Allá donde estemos, cultivamos plantas que crecen deprisa y recogemos mártires.
Soplamos en la flauta el color de la lejanía, dibujamos un relincho en
el polvo del camino
y escribimos nuestros nombres piedra tras piedra. ¡Oh, relámpago!
Ilumina para nosotros la noche, ilumínala un poco.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

~

¿Quién soy yo, sin exilio?

*

Extraño como el río al borde del río...El agua
me ata a tu nombre. Nada me retorna de mi lejanía
a mi palmera: ni la paz ni la guerra.
Nada me incorpora a los Evangelios.
Nada... nada relumbra desde la costa del flujo
y el reflujo entre el Tigris y el Nilo.
Nada me desembarca de los navíos del faraón.
Nada me porta o me hace portar una idea: ni la nostalgia
ni la promesa. ¿Qué hacer? ¿Qué
hacer sin exilio y sin una larga noche
que escrute el agua?

El agua
me ata
a tu nombre.
Nada me lleva de las mariposas de mi sueño
a mi realidad: ni la tierra ni el fuego. ¿Qué
hacer sin las rosas de Samarcanda? ¿Qué
hacer en un lugar que pule los cantos con sus piedras
lunares? Ambos somos ligeros, como nuestras casas,
en los vientos lejanos. Somos amigos de los seres
extraños entre las nubes... dos restos de
la gravitación de la tierra de identidad. ¿Qué haremos? ¿Qué
haremos sin exilio y sin una larga noche
que escrute el agua?

El agua
me ata
a tu nombre.
No queda de mí más que tú, y no queda de ti
más que yo, un extraño que acaricia el muslo de su extraña.
¡Oh,
extraña! ¿Qué haremos con la tranquilidad que
nos queda y con una siesta entre dos mitos?

Nada nos lleva: ni el camino ni la casa.
¿Este camino ha sido siempre igual,
o nuestros sueños lo han cambiado
tras hallar, entre los mongoles, un caballo
en la colina?
¿Qué haremos?
¿Qué
haremos
sin
exilio?

***
Mahmud Darwish (Al-Birwa, 1941-Houston, 2008)
Versiones de María Luisa Prieto

jueves, 23 de octubre de 2025

olga orozco / si me puedes mirar









Madre: es tu desamparada criatura quien te llama,
quien derriba la noche con un grito y la tira a tus pies como un telón caído
para que no te quedes allí, del otro lado,
donde tan sólo alcanzas con tus manos de ciega a descifrarme en medio
de un muro de fantasmas hechos de arcilla ciega.
Madre: tampoco yo te veo,
porque ahora te cubren las sombras congeladas del menor tiempo y la mayor distancia,
y yo no sé buscarte,
acaso porque no supe aprender a perderte.
Pero aquí estoy, sobre mi pedestal partido por el rayo,
vuelta estatua de arena,
puñado de cenizas para que tú me inscribas la señal,
los signos con que habremos de volver a entendernos.
Aquí estoy, con los pies enredados por las raíces de mi sangre en duelo,
sin poder avanzar.
Búscame entonces tú, en medio de este bosque alucinado
donde cada crujido es tu lamento,
donde cada aleteo es un reclamo de exilio que no entiendo,
donde cada cristal de nieve es un fragmento de tu eternidad,
y cada resplandor, la lámpara que enciendes para que no me pierda entre las galerías de este mundo.
Y todo se confunde.
Y tu vida y tu muerte se mezclan con las mías como las máscaras de las pesadillas.
Y no sé dónde estás.
En vano te invoco en nombre del amor, de la piedad o del perdón,
como quien acaricia un talismán,
una piedra que encierra esa gota de sangre coagulada capaz de revivir en el más imposible de los sueños.
Nada. Solamente una garra de atroces pesadumbres que descorre la tela de otros años
descubriendo una mesa donde partes el pan de cada día,
un cuarto donde alisas con manos de paciencia esos pliegues que graban en mi alma la fiebre y el terror,
un salón que de pronto se embellece para la ceremonia de mirarte pasar
rodeada por un halo de orgullosa ternura,
un lecho donde vuelves de la muerte sólo por no dolernos demasiado.
No. Yo no quiero mirar.
No quiero aprender otra vez el nombre de la dicha en el momento mismo
en el que roen su rostro los enormes agujeros,
ni sentir que tu cuerpo detiene una vez más esa desesperada marea que lo lleva,
una vez más aún,
para envolverme como para siempre en consuelo y adiós.
No quiero oír el ruido del cristal trizándose,
ni los perros que aúllan a las vendas sombrías,
ni ver cómo no estás.
Madre, madre, ¿quién separa tu sangre de la mía?,
¿qué es eso que se rompe como una cuerda tensa golpeando las entrañas?,
¿qué gran planeta aciago deja caer su sombra sobre todos los años de mi vida?
¡Oh, Dios! Tú eras cuanto sabía de ese olvidado país de donde vine,
eras como el amparo de la lejanía,
como un latido en las tinieblas.
¿Dónde buscar ahora la llave sepultada de mis días?
¿A quién interrogar por el indescifrable misterio de mis huesos?
¿Quién me oirá si no me oyes?
Y nadie me responde. Y tengo miedo.
Los mismos miedos a lo largo de treinta años.
Porque día tras día alguien que se enmascara juega en mí a las alucinaciones y a la muerte.
Yo camino a su lado y empujo con su mano esa última puerta
esa que no logró cerrar mi nacimiento
y que guardo yo misma vestida con un traje de centinela funerario.
¿Sabes? He llegado muy lejos esta vez.
Pero en el coro de voces que resuenan como un mar sepultado
no está esa voz de hoja sombría desgarrada siempre por el amor o por la cólera;
en esas procesiones que se encienden de pronto como bujías instantáneas
no veo iluminarse ese color de espuma dorada por el sol;
no hay ninguna ráfaga que haga arder mis ojos con tu olor a resina;
ningún calor me envuelve con esa compasión que infundiste a mis huesos.
Entonces, ¿dónde estás?, ¿quién te impide venir?
Yo sé que si pudieras acariciarías mi cabeza de huérfana.
Y sin embargo sé también que no puedes seguir siendo tú sola,
alguien que persevera en su propia memoria,
la embalsamada a cuyo alrededor giran como los cuervos unos pobres jirones de luto que alimenta.
Y aunque cumplas la terrible condena de no poder estar cuando te llamo,
sin duda en algún lado organizas de nuevo la familia,
o me ordenas las sombras,
o cortas esos ramos de escarcha que bordan tu regazo para dejarlos a mi lado cualquier día,
o tratas de coser con un hilo infinito la gran lastimadura de mi corazón.

***
Olga Orozco (Toay, 1920-Buenos Aires, 1999)

miércoles, 22 de octubre de 2025

josé pancorvo / nueva anatomía













Todas estas cosas en realidad no existen.
            Sobre el cristal sin dilación pasan con fugitivo
            cuerpo no ideal. 
Sólo brillarán los maravillosos
Órganos. Felicidad
De profundas
Visiones sin posibilidad de destierro.
Órganos, Huesos, Cabellos atlánticos,
Novedosos en plan de devoración
           fructífera de la luz
           torrencial,
eso fue encontrarte en el momento
       del Pacto.
Con anatomía mística.

***
José Pancorvo (Lima, 1952-2016)

martes, 21 de octubre de 2025

consuelo núñez lópez / precierre el asedio













«que aunque le ven tan pobre
sabe vestir de gracia»
Sor Jerónima de San Dionisio. La Madre Hinojosa (Arequipa, Perú S.XVII).

De vestido oscuro
visto dentro forro
no se ven costuras
cubre malla tupido
tejido paño a punto
adentro terminadas
cavilaciones dirimo
Señor en vos confío.
 
Tela púrpura hondo
y apenas traspirado
pasado fue cobijado
rostro hilo bordado
reclusa sed contuvo
voz tomada a fondo
breve hilván tiempo 
puesto fin al asedio.
 
Círculo fogoso apago
cenizas cubren brasa
fiel soy acompañante
es salvo gatito ileso
de sus pasos vigilante
hija ama mar sol playa
zambullida nado goza
a verlas salir adelante.
 
Dios quiero a mi hija
no debe de sí misma
ni pagar culpa ajena
bandera iza inocente
joven es empoderada
deuda queda saneada
puntual amortizaste
es factura cancelada.
 
***
Consuelo Núñez López (Arequipa, 1968)

lunes, 20 de octubre de 2025

sam hamill / don de lenguas













Todo aquello que hurto, lo doy.
Una vez, rodeado de pinos tan altos como éstos,
la misma luna creciente deslizándose, suave, a través de la altura,
yo estaba sentado, acurrucado sobre mis rodillas,
en compañía de un amigo, fumando, bebiendo té,
intercambiando historias de coyotes y mentiras.

Él me dijo algo acerca de las palabras,
que cada una de ellas es un nombre,
y que cada nombre es el de Dios.
Yo que no tengo ningún dios
permanecí sentado en la vastedad del vacío,
tan callado como podía en el silencio.
Un sendero que puede ser nombrado no es el sendero.
Cada una de las palabras
refleja el Espíritu que no puede ser nombrado.
Cada palabra un don, su valor en exacta proporción
al espíritu en que ésta es entregada.

Así habladas, estas palabras que entregó en este instante
por medio del chino antiguo de Lao Tzu,
fueron robadas veinticinco siglos más tarde
por éste un humilde ladrón.
La Palabra es sólo evidencia de lo real:
en la lengua hopi no hay ballenas;
en el inglés norteamericano no existe el Cuarto Mundo.

***
Sam Hamill (Utah, 1943-2018)
Versión de Esteban Moore

/

The Gift of Tongues

Everything I steal, I give away.
Once, in pines almost as tall as these,
same crescent moon sliding gently by,
I sat curled on my knees, smoking with a friend,
sipping tea, swapping Coyote tales and lies.

He said something to me
about words, that each is a name,
and that every name is God's. I who have
no god sat in the vast emptiness silent
as I could be. A way that can be named

is not the way. Each word reflects
the Spirit which can't be named. Each word
a gift, its value in exact proportion
to the spirit in which it is given.
Thus spoken, these words I give

by way of Lao Tzu's old Chinese, stolen
by a humble thief twenty-five centuries later.
The Word is only evidence of the real:
in the Hopi tongue, there is no whale;
and, in American English, no Fourth World.

domingo, 19 de octubre de 2025

antonella anedda / nubes, yo













El documento se guarda, la pantalla vuelve a ser gris,
del mismo gris ratón que el cielo.
Me gustaría deshacerme del yo, es la moda que dicta la crítica,
pero la pobreza es tal que solo poseo un pronombre.
Como mucho, lo declino en plural. Digo nosotros
y me siento falsamente magnánima.
Decir «ustedes» y «tú» me incomoda, como acusar.
La tercera persona me confunde cada vez con el sexo.
Al final vuelvo al yo que finge existir,
pero es una bolsa como las que se usan para las compras,
llena de verduras o pescado congelado.
Me escondo con el yo
reuniendo lo que sabemos:
tenemos miedo, aún no está claro cómo terminará la historia.
Así que vuelvo a abrir la ventana de la pantalla,
encuentro el documento, dudo ante el teclado.
Guardo en una nube lo insalvable.

***
Antonella Anedda (Roma, 1955)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Nuvole, io

I.

Il documento viene salvato, lo schermo torna grigio,
lo stesso grigio topo del cielo.
Vorrei disfarmi dell’io è la moda che prescrive la critica
ma la povertà è tale che possiedo solo un pronome.
Al massimo lo declino al plurale. Dico noi
e mi sento falsamente magnanima.
Dire voi e tu mi dà disagio come accusare.
La terza persona mi confonde ogni volta con il sesso.
Alla fine torno all’io che finge di esistere,
ma è una busta come quelle usate per la spesa
piena di verdure o pesce surgelato.
Io con l’io mi nascondo
chiamando a raccolta quello che sappiamo:
abbiamo paura, ancora non è chiaro come finirà la storia.
Dunque riapro la finestra dello schermo,
ritrovo il documento, esito davanti alla tastiera.
Salvo in una nube l’insalvabile.

sábado, 18 de octubre de 2025

polina barskova / auschwitz-birkenau, una guía turística para estudiantes estadounidenses


I
Cuando el minibús se acerca al pueblo polaco de Ausch.,
me siento entumecida. Mi pneuma, una
                                                 encía cortada,
un juego para un dentista, la somnolienta Brujas de Rodenbach.
Me concentro en moverme como se mueve el agua en los canales, lo cual
                      no es así. Me agito,
y unas sombras locas interrumpen mi entumecimiento.
Todas estas Roses, Ludwigs, cuidadosamente numeradas para nosotros,
para contar, para volver a contar a través del gas.
El recuento fue indirecto: cuencos, prótesis, gafas con montura roja,
zapatillas de hadas con cordones negros,
maletas, cabellos, cenizas, cielos caídos,
la mano de una estudiante morada por el frío
agarra un paraguas. Un cuco
de Birkenau, ¿cuántos años más
visitaré barracones educativos?
Frío, frío, frío, calor:
el escondite de la conciencia civilizada.
Estoy entumecido, excepto por la vergüenza
de esparcir cenizas de Marlboro
sobre las cenizas hechas aquí, derramadas aquí.

II
Esta piedra es un monumento a alguien.
También lo es una nube, un cigarrillo, una amapola, un perro...
Lo que nadie puede llevar consigo a la noche,
llevándolo, nadie se quejó.
Este árbol aquí, el banco WC buttercup...
La basura del horror, la suciedad de la desesperación,
Vanidosa, adornada y duendeada, yo
Te la llevo... Mira esta película
De cosas, girando como en un sueño:
Un pince-nez maltrecho guiña el ojo,
Una olla resopla como un cerdo, Un despertador cuadra la noche,
Un lápiz roído raspa:
Nuestro Maestro, que nos alimentas y sacias cada día,
aquí estamos, encantados de ayudar,
pero ¿cómo?
Esta piedra es la última señal de ti.
Un punto. Sin exclamación. Astilla. Espiga. Grano.

***
Polina Barskova (Leningrado, 1976)
Versión de Nicolás López-Pérez a partir de la traducción al inglés desde el ruso de Valzhyna Mort

/

Auschwitz-Birkenau, A Guided Tour for American Students

I

When the minibus nears the Polish village of Ausch.,
I feel numb. My pneuma, a
                                                 cut open gum,

a game for a dentist, Rodenbach’s drowsy Bruges.
Focus on moving the way water in channels moves—which
                      it doesn’t. I stir—
and mad shadows disrupt my numbness.

All these Roses, Ludwigs, thoughtfully numbered for us,
to count, to recount through the gas.

The recount was roundabout: bowls, prosthetics, red-
framed glasses, fairy slippers laced black,

suitcases, hairs, ashes, sagging skies,
a hand of a female student purple from cold
clutches an umbrella. A cuckoo
of Birkenau, how many years more
will I visit educational barracks?
Cold, cold, cold, hot:
hide-and-seek of the civilized consciousness.

I am numb except for the shame
of brushing Marlboro ashes
on the ashes made here, shed here.


II

This pebble here is a monument to someone.
So is a cloud a stub a poppy a dog—
Whatever no one can carry into the night,
carrying it, no one complained.

This tree here WC buttercup bench—
the garbage of horror, despair’s filth,
vain, adorned, and duende’d, I
carry to You—watch this film

of things, whirling as in a dream:
a battered pince-nez winks,
a cooking pot snorts like a pig, an alarm clock squares the night,
a gnawed pencil scrapes:
Our Master, daily feeder and quencher,
here we are, glad to help—
but how?
This pebble here is the last sign of you.
A point. Of no exclamation. Splinter. Spike. Grain.

viernes, 17 de octubre de 2025

jana prikryl / manhattan













Cerca de la parte superior el retrato ovalado
la tinta del contorno alargada
en una pieza de privacidad,
cayendo al agua proporcionando

árboles no deseados, la cresta
de la indiferencia del dinero, la maleza
en el borde de la ciudad, hojas perdidas.
El Circle Line forma una O

alrededor de la isla y una docena
de personas accedió a congelarse, atrincherándose
a mediados de febrero en su sórdida arcada
para mi cumpleaños. Retumbamos más allá

de esta nada en general, detrás
de la parte posterior de las rodillas
de pálidos cimientos de hormigón
hace años, cuando era joven.

***
Jana Prikryl (Ostrava, 1975)
Versión de Juan Arabia

/

Manhattan

*

Near the top of the oval portrait
the outline’s ink enlarged
on a piece of privacy,
dropping down to water providing

for unintended trees, the crest
of money’s indifference, undergrowth
at the edge of the city, stray leaves.
The Circle Line plies an O

round the island and roughly a dozen
people agreed to freeze, hunkering
mid-Feb in its low dingy arcade
for my birthday. We rumbled past

this nowhere at large, behind
the backs of the knees
of pale concrete foundations
years ago when I was young.

jueves, 16 de octubre de 2025

william bronk / no mi soledad, sino la nuestra













La mayoría de los hombres son demasiado yo mismo,
mis rasgos externos perecederos, como las heces, el cabello, la piel,
la ropa desechada, inútiles para mí y muertos.
Desde la unidad, ¿qué deberíamos decir que no hayamos dicho
antes juntos? Nada que decirles,
nada que decir. Lo que ellos a mí, así debo
parecerles yo a ellos. La soledad humana
es la infinita unidad del hombre. El hombre es uno;
está solo en su mundo. Somos ese uno,
incluso nosotros, que ahora susurramos juntos,
íntimamente, como si fuéramos dos, como hacen los niños,
sabiendo tanto como nosotros y haciéndonos creer,
igual que creemos nosotros, que hay otro allí.

***
William Bronk (Fort Edward, 1918-Hudson Falls, 1999)
Versión de Silvia Camerotto

miércoles, 15 de octubre de 2025

margaret randall / habitación 5007










1.

Una mujer de ochenta y seis años, un riñón
que funciona a medias,
presenta deshidratación
fiebre, escalofríos, debilidad.
Llegó en ambulancia.
 
Cuando le digo a la tripulación de la ambulancia
que están haciendo un gran trabajo
uno se ríe y dice: eso terminará
en la puerta del hospital. Humor negro:
familiar y reconfortante.
 
Esta sala de emergencias
hace lo que puede: 1 doctor
para 40 o 50 pacientes,
un sistema de salud en quiebra
batallando por mantenerse en pie.
 
Hace tiempo que ha sido privatizado
en este, el país más rico
sobre la tierra, pero yo busco aquel fulgor
de humanidad a través de la pista de obstáculos
de tubos, murmullos de confusión.
 
Y me nace la inquietud de estar
consumiendo todo el aire
de este pequeño cubículo. Pero nadie
hace la pregunta,
ninguna poderosa voz reclama por su origen.
 

2.

He sido admitida en una habitación
en un piso superior, pero debo esperar
a que alguna se libere.
Lo que significa que alguien
debe sanarse o morir.
 
Yo soy la mujer de 86 años
que carga su historia
en temblorosas manos, cuidada
por manos de Cameroon
India, México.
 
El veredicto es Sepsis,
causada por la E. Coli
que aúlla a través de las rebeldes
carreteras y vericuetos
de mi sangre.
 
Imágenes repentinas de los otros: africanos,
sus ojos vacíos, desenfocados
más allá del alcance de la cámara,
cierran una brecha
nunca más extraña.
 
Las diferencias se desdibujan cuando intercambio
nuestra compartida humanidad,
la identidad común
de causa y efecto,
los destinos entretejidos.
 

3.

Flotando en mi propia órbita
de ida y vuelta, soy consciente 
de que hay miles de millones de órbitas,
cada una anclada a su propio
eje solar.
 
No estamos girando alrededor de nuestro sol
ni de ningún otro
sino en torno a agujeros negros en un cosmos cualquiera 
que amenazan con hundirnos
más allá del olvido.
 
Aquello que siempre hemos sabido
ahora se burla de nosotros 
cruzando los dedos
a través de ojos inexpresivos.
No es para lo que nos prepararon.
 
Un cambio de sentido replantea
todo lo que nos han enseñado
en escuelas que nos desangran
por aquello que debe ser accesible a todos:
el descubrimiento y el poder elegir.
 
Estamos cosechando el residuo pegajoso
de prácticas que ponderaron
excesos y avaricias, y elegimos
enterrar sus cabezas culpables
en arenas movedizas.
 
 
4.

Solamente en este hospital, aquellos
de todas las edades y dolencias
se esfuerzan por aceptar o combatir
pronósticos que van a salvarlos
o acabar con sus vidas.
 
Imagino las historias que se desarrollan
al otro lado de aquellas puertas:
el niño cuya oportunidad en la vida
fue demasiado breve, una abuela
que busca la manera de decir adiós.
 
La enfermera a cargo me dice que el doctor
me atenderá pronto, que está al final
del pasillo. Pienso en él saliendo de una historia
y entrando en otra, jugadas distintas
en esta partida de ajedrez humano.
 
¿Soy el sagaz Alfil o el perspicaz Caballo,
el poderoso Rey vistiendo su máscara
de poder o la Reina
con sus planes ocultos?
¿Soy solo un peón en el camino de la conquista?
 
Giran mundos sin control
y chocan. Los humanos
atrapados en la crueldad empresarial
deben emprender la contienda
hasta colocar la última pieza.
 

5.
 
Sé que no existe una mano maestra
que esté manipulando este juego
y también sé que no es un juego.
Las historias de salud y hambre
apuntan a un camino, luego a otro.
 
Mundos infinitos giran sobre ejes
anclados a la esperanza
como volutas dispersas de nube.
El mío es tan pequeño que se perdió
en la cegadora inmensidad.
 
Entonces soy la única
que existe, los demás
se apagan como lenguajes extintos
hablados por los últimos labios
capaces de dar forma a sus sonidos.
 
Mi ser como una red aleatoria de moléculas
lucha contra mí misma
como la estrella más luciente en un firmamento
de partículas brillantes: un ir y venir
que desestabiliza al tiempo y al espacio.
 
Porque esto es lo que sé con certeza:
no todo pasa
por una razón, no importa
lo mucho que intente escalar la montaña
o entregarme al valle.
 

6. 
 
Ahora, la pregunta es: ¿pueden
mi cuerpo y mi voluntad
hacer lo que debe ser hecho?
¿Pueden las victorias de nuestra generación
hacer girar los engranajes en esta rueda cansada?
 
A partir de entonces, es un gran sueño
soñándose a sí mismo.
Los doctores y las enfermeras solo tienen 
pequeños papeles en este teatro
de fórmulas y mentiras.
 
Ancestros que nunca conocí
danzan a mi alrededor.
Los hijos y sus hijos
toman mi manos. Mi mujer
sostiene mis ojos en los suyos.
 
El truco está en soltar
sin dejar ir, permitir que los engranajes
engarcen sin preocuparse
por el ajuste perfecto o la disonancia,
confiar en que la plenitud puede llegar.
 
Vendrá —si lo hace— en alas
de combate cuerpo a cuerpo,
con la promesa de quedarse
hasta la siguiente crisis de confianza,
feliz jadeo de historia.
 

7.

La máquina que monitoreaba
mi corazón, sus líneas moviéndose
como olas
y sus estridentes números
parpadeando en rojo y verde,
 
era una Piedra de Rosetta del siglo XXI
hablando cruda poesía.
Recuerdo a una amiga, una
que de verdad lee mis poemas,
diciendo que encontró uno viejo
 
llamado Daughter of Lady Jaguar Shark
y lo volvió a leer
sentada en las escaleras bajo una lánguida luz.
Me dijo que el poema decía
todo lo que necesitaba ser dicho.
 
Mi tributo a la mujer Maya
que encendió su estrella
y acompañó los siglos de los hombres
me da la fuerza
para desterrar a este invasor de mi cuerpo.
 
Y sé que esas líneas digitales
y números en la pantalla
se traducen en palabras
que recorren mi cuerpo,
luchando por sobrevivir.
 
 
8.

Un día, vientos violentos
traen consigo dudas,
cantan algo
que yo imito a la perfección
en un tiempo determinado.
 
Un día, una nueva energía
me llama, e incluso
en sus visitas breves,
la premonición me levanta
sobre sus hombros vigorosos.
 
Las posibilidades eran morir o salvarme:
la enfermedad pudo tomar cualquier camino
aún sin nombre en la sorpresa,
con dolor o sin dolor
en sus ofrendas.
 
Esta vez lo conseguí,
estoy aquí todavía
equilibrándome entre opciones
que jamás pude guiar
ni controlar. 
 
Pude haberme abandonado
pero en lugar de eso me repuse
y seguí avanzando,
haciendo preguntas sin respuestas,
haciendo trueques con el futuro.
 

9.

Aprendí que mi cuerpo guarda maravillas
bajo la manga, historias contadas
en lenguajes que jamás he oído
y que sujetarán mi mano
en tiempos de necesidad.
 
Mi órbita no es más grande ni más pequeña
que la próxima, mi vida
no importa más que aquella
de la enfermera africana que se toma el tiempo
para sonreírme.
 
Es más: nuestras órbitas dependen
la una de la otra, y su desempeño
es mayor que la suma de sus partes.
Ocupo mi lugar en este escenario:
en una mano el propósito, el azar en otra.
 
La mujer de ochenta y seis años se va casa,
a un mundo transformado,
hecho de paja y arcilla
en lugar de los ceros y unos
de nuestro conocimiento impostor.
 
Sobrevivir o derrumbarme
ya no es el problema,
sino cómo usar el tiempo
que me resta, cómo entregaré su significado
al pasado, al futuro, al ahora.
 
***
Margaret Randall (Nueva York, 1936)
Versión de Juan Suárez y Juan José Pozo


Room 5007

1.

Eighty-six-year-old female, one kidney
and its half gone,
presents with dehydration,
fever, chills, weakness.
Arrived by ambulance.
 
When I tell the ambulance crew
they’re doing a great job,
one laughs and says: It’ll end
at the hospital door. Black humour:
familiar and comforting.
 
This emergency department
does what it can: 1 doctor
for 40 to 50 patients,
broken healthcare system
scrambling to keep up.
 
It’s been corporate for a while
in this richest country
on earth, but I seek that glimmer
of humanity through obstacle course
of tubes, hum of confusion.
 
And the question rises about me
sucking all the air
from this small cubicle. Yet no one
is asking the question,
no power voice claims provenance.
 
 
2.

I’ve been admitted to a room
upstairs, but must wait
for one to become available.
Meaning someone else
must go well, or someone die.
 
I am the 86-year-old woman
carrying my history
in trembling hands, cared for
by hands from Cameroon,
India, Mexico.

The verdict is Sepsis
caused by E. Coli
shrieking through the rebel
highways and byways
of my blood.
 
Sudden images of the other: Africans,
their vacant eyes unfocussed
beyond the camera’s range,
close a breach
no longer alien.
 
Differences fade as I barter
our shared humanity,
common sameness
of cause and effect,
intertwining of destinies.
 

3.

Floating from my own orbit
and back, I am conscious
there are billions of orbits,
each anchoring its own
solar spin.
 
We are not circling our
or any other sun
but black holes in a random cosmos
threatening to suck us
past oblivion.
 
What we have always known
taunts us now
from behind fingers laced
across expressionless eyes.
Not what they groomed us to expect.
 
A shift of meaning rethinks
all we’ve been taught
at schools that bled us dry
for what should be accessible to all:
discovery and choice.
 
We are reaping the sticky residue
of practices that weighed
excess and avarice, then chose
to bury their guilty heads
in shifting sands.
 
 
4.
 
In this hospital alone, those
of all ages and ills
reach to accept or fight
prognoses that will save
or end their lives.
 
I imagine the stories unfolding
behind those other doors:
The child whose chance at life
was much too brief, a grandmother
trying to say goodbye.
 
The charge nurse tells me the doctor
will get to me soon, he’s just down
the hall. I think of him leaving one story
and entering another, disparate gambits
in this game of human chess.
 
Am I the devious Bishop or smart Knight,
the mighty King wearing his mask
of power or Queen
with her hidden agenda?
Am I just a Pawn in Conquest’s path?
 
Worlds spin out of control
and collide. Humans
caught in corporate cruelty
must wage the contest
to its final piece.
 
 
5.

I know there is no master hand
manipulating this game
and I know it’s not a game.
Histories of health and famine
signal one way, then another.
 
Infinite worlds spin on axes
anchoring hope
like scattered whisps of cloud.
Mine is so small it is lost
in the blinding array.
 
And then I am the only one
who exists, all others
fading like extinct languages
spoken by the last lips
able to shape their sounds.
 
Myself as random web of molecules
sparring with myself
as the brightest star in a firmament
of brilliant specks: a back and forth
that dizzies time and space.
 
For this is what I know for sure:
everything does not
happen for a reason, no matter
how hard I try to climb the mountain
or give myself to the valley.
 
 
6.

The question now: can my
body and will
do what must be done?
Can our generational victories
turn the cogs on this tired wheel?
 
From then on, it’s one great dream
dreaming itself.
Doctors and nurses have only
bit parts in this drama
of formulae and lies.
 
Ancestors I never knew
dance about me.
Children and their children
take my hand. My woman
holds my eyes in hers.
 
The trick is to release without
letting go, let the gears
engage without worrying
about perfect fit or dissonance,
confident wholeness may come.
 
It will come, if it does, on wings
of hand-to-hand combat,
carrying the promise it will stay
only as long as the next crisis of confidence,
jubilant gasps of history.
 
 
7.
 
The machine that monitored
my heart, its moving lines
like waves
and blaring numbers
flickering red and green
 
was a 21st century Rosetta Stone
speaking crude poetry.
I remember a friend, one who
truly reads my poems,
saying she found an old one
 
called Daughter of Lady Jaguar Shark
and reread it
sitting on stairs in fading light.
She told me it said
all that needed to be said.
 
My tribute to the Mayan woman
who brightened her star
accompanying centuries of men
gives me the strength
to banish this invader from my body.
 
And I know those digital lines
and numbers on the screen
translate to the words
that run through my body,
fighting for survival.
 
 
8.
 
One day violent winds
bring hesitation,
each song  something
I mimic perfectly
in resolute time.
 
The next, a new energy
pays a call and even
when its visits are brief,
premonition lifts me
on sturdy shoulders.
 
It could have gone either way
or some other way
still nameless in surprise,
painful or painless
in its gifts.
 
This time I made it through,
and still here
balanced between options
I could neither manage
nor control.
 
I might have left myself behind
but rallied instead
and kept moving,
asking questions without answers,
making tradeoffs with future.
 
 
9.

I have learned my body has wonders
up its sleeve, stories told
in languages I’ve never heard
and that will hold my hand
in times of need.
 
My orbit is no greater or smaller
than the next, my life
no more important than that
of the African nurse who takes
the time to smile at me.
 
What’s more: our orbits depend
on one another, performance
larger than the sum of its parts.
I take my place in this scenario,
purpose in one hand, chance in the other.
 
The eighty-six-year-old woman goes home
to a changed world,
one built of straw and clay
rather than the zeros and ones
of our imposter knowledge.
 
Surviving or succumbing
is no longer the problem,
but how to use what time is left
to me, how I will bend its meaning
to past, future, now.

martes, 14 de octubre de 2025

luis sepúlveda / la plus belle histoire d'amour












                                            A Pelusa

El último sonido de tu adiós
me dijo que no sabía nada
y que llegaba
al tiempo necesario
de aprender los porqués de la materia.
Así, entre piedra y piedra
supe que sumar es unir
y que restar nos deja
solos y vacíos.
Que los colores reflejan
la ingenua voluntad del ojo.
Que los solfeos y soles
duplican el hambre del oído.
Que los caminos y el polvo
son la razón de mis pasos.
Que el camino más corto
entre dos puntos
es el rodeo que los une
en un abrazo sorprendido.
Que dos más dos
puede ser un trozo de Vivaldi.
Que los genios amables
habitan las botellas del buen vino.
Ya con todo eso aprendido
regresé a deshacer el eco de tu adiós
y en su lugar palpitante escribir
La Más Bella Historia de Amor,
mas, como dice el adagio,
nunca se termina
de arpender y de dudar.
Y así, una vez más,
tan fácilmente como nace una rosa
o se muerde la cola una estrella fugaz,
supe que mi obra estaba escrita
porque La Más Bella Historia de Amor
sólo es posible
en la serena e inquietante
caligrafía de tus ojos.

(Expreso Basilea-París. Julio, 1997)

***
Luis Sepúlveda (Ovalle, 1949-Oviedo, 2020)

lunes, 13 de octubre de 2025

annie le brun / la planicie carnívora de la mentira













La planicie carnívora de la mentira estira la perspectiva de sus 
     polvorientos guijarros.
En el fondo del bosque, las raíces del corazón.
La podredumbre
El miedo
Lo inacabado
La hoz del aire reluce
La cabeza bascula en los engranajes del viento
Sus cortezas venenosas abren los claros del desfiladero
Los lobos se escabullen en la lana del día.

***
Annie Le Brun (Rennes, 1942-Croacia, 2024)
Versión de Eduardo Conde

/

La plaine carnassière du mensonge étire la perspective de ses galets poudreux.
Au fond de la forêt, les racines du coeur.
La pourriture
La peur
L'inachevé
La faucille de l'air est étincelante
La tête bascule dans les rouages du vent
Ses écorces vénéneuses ouvrent les clairières de la gorge
Les loups filent dans la laine du soir.

domingo, 12 de octubre de 2025

györgy somlyó / fábula de la improbabilidad













Cada uno de nuestros encuentros
Como si
       por error
               fueras a esperar el tren
al que se ha subido
       por error
               el otro
que habría debido llegar en otro tren

Chasco de la probabilidad
Rayo omega desconocido
El siendo en el no-pudiendo-ser
                  Milagro encarnado
ante el cual
       arrodillarte

***
György Somlyó (Balatonboglár, 1920-Budapest, 2006)
Versión de Francisco Segovia

sábado, 11 de octubre de 2025

gregory orr / reuniendo los huesos










                                                           A Peter Orr

Cuando todas las habitaciones de la casa
se llenen de humo, no bastará
con decir que un ángel duerme en la chimenea.

1


Una noche en el establo
El cadáver del ciervo cuelga de una viga.
Envuelto en mantas, un chico vigila
desde un montón de heno. Se duerme
y sueña con una muerte que se acerca:
Dentro de él hay pequeños huesos
dispersos en un prado entre bardanas y hierbajos secos.
Se pasará la vida caminando allí,
reuniendo los huesos.
Las palomas susurran en el alero.
A sus pies, el pastor alemán
chasquea dormido las mandíbulas.

2


Un padre y sus cuatro hijos
bajan corriendo una pendiente hacia
un ciervo que acaban de matar.
El padre y dos de los hijos llevan
rifles. Ríen, se empujan
y no paran de hablar entre ellos.
Un arma se dispara
y el menor de los hermanos
cae al suelo.
Un chico con un rifle
se detiene a su lado,
gritando

3


Me acurruco en un rincón de mi habitación,
mirando fijamente dentro del hueco de cristal
de mis manos; muy abajo
lo veo ahogarse en el aire.
Fuera, hojas semejantes a bocas
forman una charca negra
bajo un árbol. Los caracoles se deslizan
ahí, pequeños cisnes de muerte.



4


HUMO

Algo ha tapado la chimenea
y la casa se llena de humo.
Salgo y miro hacia el tejado,
pero no veo nada.
Vuelvo a entrar. Todos lloran,
mientras van de habitación en habitación.
Los ojos les duelen. Este humo
convierte a la gente en sombras.
Incluso después de desaparecer,
de que hayan desaparecido las lágrimas,
lo oleremos en las almohadas
cuando nos tendamos a dormir.

5


Vive en una casa de cristal negro.
A veces lo visito, y hablamos.
Mi padre dice que está muerto,
pero ¿qué significa eso?
Anoche encontré a un chico
durmiendo en un nido de huesos.
En la mejilla tenía una cicatriz roja
en forma de hoja.
Lo alcé
y lo llevé conmigo,
a pesar de que no sabía adónde iba.

6


EL VIAJE

Todas las noches me arrodillaba sobre una placa de mármol
y restregaba la sangre.
La restregué durante años, y seguía allí.
Pero esta noche los huesos empiezan a quemar
en mis pies. Me incorporo
y echo a andar, y la placa
aparece bajo mis pies con cada paso
un camino blanco del largo de tu cuerpo, apenas.

7


LA DISTANCIA

El invierno de mis ocho años, un caballo
patinó en el hielo y se rompió una pata.
Mi padre cogió un rifle, una lata de gasolina.
Permanecí al costado del camino al anochecer y miré
el cadáver que ardía en el prado lejano.
Yo tenía doce años cuando lo maté;
sentí mis propios huesos separarse de mi cuerpo.
Ahora tengo veintisiete y camino
junto a este río, buscándolos.
Se han transformado en un puente
que forma un arco hacia la orilla opuesta.

***
Gregory Orr (Albany, 1947)
Versión de Jonio González
Fotografía de Lauren Rutten

viernes, 10 de octubre de 2025

carlo acevedo / dos poemas












Ha desaparecido la ventana:
las ramas de otoño,
el azul que moría en el cielo,
el cartel que anunciaba,
en el errático baile de la brisa,
la más reciente exposición
del Museo de Historia Natural
de Iowa City.

~

En el difuso límite de la playa,
donde la orilla se dibuja y desdibuja,
se acumula el pelambre reseco y negruzco
de las algas muertas que acogen,
como un nido, al coco solitario
que se mece según
el titubeo de las olas.

***
Carlo Acevedo (Barranquilla, 1988)

jueves, 9 de octubre de 2025

ioana nicolaie / dos poemas










En un país extranjero

*

A veces soy pintor
Abro la nube como si fuera una prenda
Y la quito de los árboles
Para pegarla, parche tras parche,
Al otoño de cristal.
He aquí su esqueleto en las ramas
He aquí sus balcones con geranios
Y al hombre de avanzada edad sin camisa
Cuando el viento comienza y hay menos de diez grados.
 
Arriba, un pintor más grande pinta
Un viaje hacia Frankfurt
A mediados de octubre
Cuando vi caer la primera nieve
Sabiendo que era invierno
Y que no cabríamos los tres
En las mismas botas.
 
Alguien, aún más arriba, dibuja
No lo que recuerdo, no a la niña
Tallando arcos y saetas
Con punta de clavo
No el pozo en el fango o la mariposa con alas de lodo
No a mis hermanos trabajando desde que nacieron,
Ansiando el caramelo de leche
que a veces traía mamá…
 
Y arriba de todo
En letras bellamente redondeadas
Otro pintor nos pone
A modo de comida familiar
Cuando saltamos de pie
Gesticulamos de pie
Sabiendo que hace mucho
Que dejamos de tener palabras
Para comprendernos los unos a los otros.

~

Sobre

*

Alguna vez fui una foto en blanco y negro
De una mariposa tropical
Que ostentaba sobre las alas
Fuertes escenas de lucha
 
Luego fui un álbum de sellos
Olvidado en el almacén más grande
De una librería clausurada
Después de que los sellos se quitaran de la venta
 
Fui un registro en el que se apuntaron
La pequeña tristeza y el dolor compacto
Con su casaca abotonada hasta arriba,
Porque la larga guerra es solo una goma
Que rompe y somete antes de borrar
Cuando resulta claro que los combatientes
Se esfuerzan todos en una suerte de pecera
 
A veces fui polvo de mica
Brillando tras la explosión
De una antigua mina a cielo abierto
En donde la serpiente de la casa
Podía agarrarse por descuido
Con la mano
 
Fui la muchacha con un muro alrededor
Cual camiseta bien ceñida al cuerpo
Bajo el maquillaje siempre con amarillo,
Puesto que solo con material abrasivo
He logrado limpiar un poco
El vidrio menudo hecho médula en mis huesos…
 
Y fui el colegial que se tiraba
Por la ventana en medio de la clase
Para aterrizar, seguro y relajado,
Sobre estas suelas como un buen escondite
 
Y ahora, al final, soy una niña
Que justo se escondió bajo la mesa
Y espera deshacerse de algún modo
De este cuerpo difícil de llevar
De la camisa roja entallada
Y de las botas de tacón
 
Porque alrededor ya no hay nada
Que parezca un juego
Y hace rato que dejamos de correr hacia adelante
Y nos fuimos antes bien
Tropezando hacia atrás.

***
Ioana Nicolaie (Sângeorz-Băi, 1974)
Versiones de Ioana Alexandrescu
Fotografía de Andrea Goia

miércoles, 8 de octubre de 2025

achy obejas / la colección













Tu promesa es el pétalo de rosa que en el alféizar
recuerda el jardín.

Lo hago girar como a un interruptor
y capto algo más:
una ventana empañada, clara tristeza.
Una lágrima, humedeciendo tu labio.

Es invierno y tu abrigo cruje.
Te encuentro bajo los sedimentos,
rígida como una monja, cálida.

Ahora te hablaré de mi promesa,
cómo guardo los pétalos
con precisión filatélica.

***
Achy Obejas (La Habana, 1961)
Versión de Jonio González

/

THE COLLECTION

Your promise is the rose petal on the sill
remembering the garden.

I turn it, like a tried ignition,
and catch something else:
a window fog, clear sadness.
A tear, moist on your lip.

It's winter and your coat squeaks.
I find you under the layers,
stiff as a nun, warm.

Now I will tell you about my promise,
how I keep the petals
with philatelic precision.

martes, 7 de octubre de 2025

delmore schwartz / para quien tomaría la vida de un hombre en sus manos













El Tigre Cristo desenvainó la espada,
La tiró, se convirtió en cordero.
Swift escupía sobre la especie, pero
Llevó dos mujeres a su corazón.
Sansón que era fuerte como la muerte
Dio su fortaleza por besar a una perdida.
Otelo, aquel duro guerrero,
Fue roto por el corazón de una mujer.
Troya ardió por impuestos marítimos,
Pero también por la posesión de una puta adorable.
¿Qué nos muestran estos ejemplos?
¿Qué debe saber el asesino acabado?

No te puedes sentar sobre bayonetas
Ni puedes comer entre los muertos.
Cuando todos mueren, estás solo,
Un vacío llega donde el odio ha crecido,
La fruta del crimen es piedra silenciosa,
El revólver aumenta la pobreza.
¿Con qué brillan estos ejemplos?
El soldado quiere mujeres y vino.
El amor es el tacto de todo bien.
El único calor, la única paz.

"¿Qué he dicho?", preguntó Sócrates,
"Afirmando extremos, gritando sí y no,
Tomando todas las partes, denegándome a mí mismo,
Alabada la caricia, excluido el golpe,
El soldado y el amante están bastante confusos
Hasta que intercambian sus movimientos.
-¿Qué muestran todos estos ejemplos?
¿Qué sabe cualquier actor?
La contradicción en cada acto,
La infinita tarea del corazón humano."

***
Delmore Schwartz (Brooklyn, 1913-Nueva York, 1966)
Versión de Marcelo Covián

/

For The One Who Would Take Man's Life In His Hands

*

Tiger Christ unsheathed his sword,
Threw it down, became a lamb.
Swift spat upon the species, but
Took two women to his heart.
Samson who was strong as death
Paid his strength to kiss a slut.
Othello that stiff warrior
Was broken by a woman's heart.
Troy burned for a sea-tax, also for
Possession of a charming whore.
What do all examples show?
What must the finished murderer know?

You cannot sit on bayonets,
Nor can you eat among the dead.
When all are killed, you are alone,
A vacuum comes where hate has fed.
Murder's fruit is silent stone,
The gun increases poverty.
With what do these examples shine?
The soldier turned to girls and wine.
Love is the tact of every good,
The only warmth, the only peace.

"What have I said?" asked Socrates.
"Affirmed extremes, cried yes and no,
Taken all parts, denied myself,
Praised the caress, extolled the blow,
Soldier and lover quite deranged
Until their motions are exchanged.
-What do all examples show?
What can any actor know?
The contradiction in every act,
The infinite task of the human heart."

[c. 1938]