En el páramo solitario
*
La hierba ocre rojiza.
Los pájaros inmóviles en una música inmóvil.
En el borde del pantano la maleza dorada,
resuena en lo alto la turbina de la nube.
Por qué el orden más allá del habla,
el silencio que sostiene a la rama del álamo.
Como la cigarra me aferro
a lo que no tiene nombre,
al crisantemo sajado de la mente.
La iridiscencia de la tarde
se desvanece en palabras.
Sólo el viento frío
y su sonido alzándose
hacia la roca de la montaña:
Ninguna imagen
que no fuese
imagen
de ese sonido:
estrellas negras
en un cielo negro
~
El cielo era guantes
*
Si los tordos amarillos
un día entendieran
Que lo que nosotros entendemos
por vuelo
en el claro
firmamento
Es tan sólo una línea
entrecortada
paralela
en su absoluta
oscuridad centelleante.
Rodrigo Palominos Castro (Concepción, 1979)

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