martes, 11 de junio de 2024

luis sepúlveda / dos poemas








La condena número uno

*

Lo primero que hicieron
fue condenarnos al silencio.
Acallaron nuestras radios con la sangre
de sus locutores.
Mirad sus fantasmas y sus lágrimas de linotipia.
Nos quitaron el canto con la sangre
de Víctor Jara.
Mirad el fantasma de sus manos.
Venceremos.
Nos quitaron la primavera con la sangre
ahogada en la soledad de Neruda.
Mirad su fantasma. Un cerro habla por él.
Aunque tú no lo creas, ganaremos.
Nos pusieron un alambre de púas en la lengua
y un soplón oculto entre los maxilares.
Vosotros, que escucháis mi voz desde el papel:
¡gritad, gritad, gritad por Chile en todos los idiomas!
¡No dejéis a mi Patria en el silencio!

~

Quebrada de Humahuaca

*

La arteria principal del continente fluye.
La veo pasar, me digo esta es su sangre.
Acaricio la huella reseca del torrente
por donde está bajando
el espectro del río.

Lo veo pasar, me digo esta es su sangre,
y encima de este polvo me pregunto
dónde está el hombre, ¡dónde?
su sonrisa de arcilla modeada, ¡dónde?
el cazador de lunas y el domador de noches solitarias.

No veo ni me ha visto nunca un hombre
llorar en la quebrada de Humahuaca.
Solo se ven los tristes esqueletos
de este río diciendo
adiós bajo la tierra.

Lo veo pasar, me digo son sus venas.

                                                        (La Paz. Exilio. Octubre. 1977)

***
Luis Sepúlveda (Ovalle, 1949-Oviedo, 2020)

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