MINUETO PARA una india
descuartiza de un cuerpo al látigo de Santo Colón
Estuve sentada en mi lengua por siglos
ora despierto para la antinatural América
voy con sonido de Cuzco, Mazatlán, Fuego de la tierra
Ataviada de neones; artificio de jardín para la analfabeta
¡Ah, que mi vulva es rubia rabia, goteo de caverna!
¡Ah, que mi canto confunde, bramante lengua dorada!
¡Ah, que tengo senos más soberbios que diosa vikinga
Esputo natre en sayal de cocaína!
¡Ah, que calambre de TEOTIHUACÁN sobre la necia
Nueva York!
¡Ah, que canto en la mordaza!
Toda de sal y greda
resucito la marca de Isabel, la fea, la tonta, la reina
Mis trompas braman por el ojal de la selva
~
Apenas lié letras para la compleja vocalización del amor
Soy un cuerpo intervenido por el desprecio
aún así tengo neumas que marchitan el destino de la voz,
espejo para reír de labios argentos
una vocal atravesada en mi lengua
un idioma domesticado para la castración
Tengo una vocal escondida para silbar el día de tu muerte
falsamente ruego
me voy con mis guachos
y no te llevo en el corazón
hundo la cabeza en el tren de las
Desequilibradas
Yo la analfabeta la precolombina del amor
~
MATRIA
la ópera fue ensayada día y noche, una pieza
sentimental para los comensales
una pequeña ventanita de cholguán y visillo
color muerto permite al lector fisgonear —y por
qué no reír de la india travestida de selva lírica.
Yo no elegí el operático decorado de la cordillera
pero
pinté de sal y rosa los Andes
para contemplar en él, el blancor de una patria,
Me vestí con los atavíos de mi madre.
Me saqué los ojos para nombrar
Edipa santificada de coronas
En la ceguera vi a la india que cuelga de mis vértebras,
loca que ejercita en mapuñol
el celular corro de las soledades.
¿Cómo comprender el pajaral canto de tu boca en el níveo
[anonimato de las palabras?
¿A quién preguntarle por el sur o el norte?
He inventado una patria para los despatriados,
mi pequeña ítaca, mi futura lengua
Para el ignoto fulgor que vibra en ventanas tapiadas,
Para el hechizo que una mujer despliega en la finitud de las
[tiendas
Para la carcajada cesante en la fugacidad de un atardecer
[alcohólico
en un tempo áfono y áfasico
Para el cuenco donde las cosas caen y,
donde cada sentido riza la concavidad de un cuerpo
Para la pequeña distancia de tus huesos
que imita un futuro día blanco Blanco
de mi memoria
Para el espejal gesto de tu mano
en la trenza de la selva
Para la disposición de lo bello;
el oxígeno de tu boca sobre
el pelaje de mis dedos
Para tu cabeza india
Ramera Amancebada de sol Azteca
Ona Maya Zapoteca araucanita
Quechua Aimará Nahuatl
De sangre mi vestido jamás americana
Huk Indiapa Minueto
Trompanne Gapachacun Tzay Ichisaj
Selvapita Uchkunkaj
~
He aquí mi signo
He aquí mi diamante invertido
Nota: Luego de etílico trance caes desmayada sobre un
ramillete de soldados. La Iris no puede explicar que su
corazón ha muerto.
& Cuando un hombre penetra a una mujer —dicen los
[bellacos— forma una cruz.
& cuando un hombre penetra a otro hombre —dice tu
[padre— diseña la inversión de una cruz
& cuando una mujer frota su espejuelo con otro
[espejuelo —dicen las Erinnias— se hechiza
a sí misma y piensa en la geometría de una cruz
penetrar y ser penetrado —digo—
es la ley del universo...
~
digamos que eran estúpidas y feas; albinas y
ojerosas —unas Venus del siglo V— Todas ellas
las niñas de la moda. En Juana Iris
despertaba una protagónica y pasarela
fantasía, mas en la temporera el óseo crujido
de sus pómulos daba al programa de
variedades una lúdica combinación de reality
show y documental sudaca.
~
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& (Vestuario) &
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esta higuera que da ciruelas
Confeccionas un vestuario
Una manta para la niña
Que atraviesa el prostibular
Corazón en busca de un padre.
Hilvanas un idioma, cantatriz de los ríos y la sangre
Cantatriz de todas las palabras que temen los hombres.
Ve a pintar la sombra de tu lengua en la orfandad del mediodía
Ve a oír el himno que gorjea en los aretes del verano
Y toma cada risa herbal como signo de un futuro viaje.
Escribe el nombre que te dio la patria;
Aquella vocal bastarda —piel lodo ayes—
Y bella
decapita
el nombre de tu Padre.
~
lo escuchó de una mujer que no distinguía clientela y
que como una libélula negra se daba al robo la intriga y
claro, al fellatio. Una putífula Átropos que de hilos, oro
y seda, cortar no estilaba, más bien su sastrería [que
dibujaba en gran parte de su mentón un caligrama
oscuro, iluminado por selenita perla en el pabellón de
su música; un trobar clus] era un quirúrgico argot
(venablos fresnos cuernos y dardos) que operaba en
fotomontaje la ridícula línea del amor. Alguna vez
Yolanda Sultana le mintió.
~
(NORTE SUR)
Yo no sé a qué le temen la sangre y la noche
sopranos de tu Ópera
Si tuyo es el espejo y la carcajada
que urden los muchachitos y,
que asomados como jaguares nonatos
ofrecen su estrella por música y manzanas
Yo no sé qué murmuran la hierba y las ratas que
lucientes de envidia roen la piel de una sonámbula
Yo no sé si es amarillo oro o amarillo hojal
el muchacho que en la uña de un charco canta
Debe ser la sangre y la noche
Meretrices asustadas
que violan un taxi y olvidan tu nombre
—yo dibujo el mapa de Chile en la soledad de una garita—
Yo no sé a qué le temen los hombres
si tu lengua desaparece en la esgrima lunar
de una carretera
Sí, deben ser las ratas y su presagio fétido y miserere
las que toman de mi boca el breve beso de una noche.
~
BONDAGE
Y era su sexotérico y perverso perfil
—mantis de oro y arsénico—
en que vuesa merced
depositó en mis ojos
el incendiado camino que conduce a tu corazón
“oh, mi señor, ten piedad de mi, repetías”
Si supieras que mi corazón
no alcanza para esta vida
Si supieseis quién es el que os dice y bendice
Me rogaríais que os diese de beber…
Y son los grilletes de la culpa
los que te hacen más bello y sin razón
un deseo celeste, a velocidades fantásticas en la soledad del universo
Colgué esperma de cirios en tu cabello
y de forma telépata te liberé, vasallo, del dolor
ese que ustedes los seres humanos confunden a veces
con el mal de amor, uff.
“oh, mi señor, poséeme,
penetra y toma mi espíritu,
y haz de mi hogar tu templo, repetías”
No haré la paz con el cuerpo
susurré en rizomáticos afectos,
Oh, mi pequeño objeto “a”
mi pequeña india en horario prime
Estas son las palabras, con las cuales,
en débil callcenter,
Xuana enloqueció,
Y en justillo y airón erguido
a su señor contempló…
“oh, mi señor, dadme el mar
para tapiar en él, al que no te amó”
***
Antonio Silva Fuentes (San Bernardo, 1970-2012)
Selección de Héctor Hernández Montecinos
en Réplica. Poesía chilena contemporánea (1970-1985). Ciudad de Guatemala: Editorial Catafixia, 2012.
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