mediateca de poesía personal-universal del ayer y del mañana desde MMXVII/
domingo, 16 de septiembre de 2018
lawrence ferlinghetti / autobiografía
Llevo una vida tranquila
en el boliche de Mike todos los días
mirando a los campeones
del salón de pool Dante
y a los adictos al pinball francés.
Llevo una vida tranquila
en el Lower East Broadway.
Soy un estadounidense.
Fui un niño estadounidense.
Leí la revista American Boy
y me convertí en un boy scout
en los suburbios.
Pensé que era Tom Sawyer
cazando cigalas en el río del Bronx
e imaginando que era el Mississippi.
Tuve un guante de béisbol
y una bicicleta American Flyer.
Entregué la revista Woman’s Home Companion
a las cinco de la tarde
y el Herald Trib
a las cinco de la mañana.
Todavía escucho el porrazo del diario
sobre pórticos olvidados.
Tuve una infancia infeliz.
Vi aterrizar a Lindbergh.
Miré hacia casa
y no vi ningún ángel.
El mismo mes que me hice Eagle Scout
me pillaron robando lápices
de la Tienda Five and Ten Cent.
Corté árboles para el Cuerpo Civil de Conservación
y me senté sobre ellos.
Desembarqué en Normandía
en un bote a remos que se volcó.
Vi ejércitos educados
en la playa de Dover.
Vi a pilotos egipcios en nubes púrpura,
comerciantes subiendo sus persianas
al mediodía
ensalada de papa y dientes de león
en picnics anarquistas.
Estoy leyendo ‘Lorna Doone’
y una biografía de John Most,
terror del magnate,
una bomba en su escritorio en todo momento.
Vi el desfile de los basureros
en el día de Colón
detrás de los elocuentes
y pedorreros trompetistas.
Hace tiempo que no voy
a los Claustros
ni a las Tullerías
pero sigo pensando
en ir.
Vi el desfile de los basureros
cuando estaba nevando.
Comí hotdogs en los parques de béisbol.
Escuché el discurso de Gettysburg
y la lectura de Ginsberg.
Me gusta aquí
y no volveré
de donde vine.
También me colé en vagones vagones vagones.
Viajé entre hombres desconocidos.
Estuve en Asia
con Noé en el arca
Estaba en la India
cuando Roma fue construida.
He estado en el Pesebre
con un burro.
He visto al Traficante Eterno
desde una colina blanca
en el sur de San Francisco
y a la mujer que ríe en Loona Park
afuera de la Casa de la Risa
todavía riendo
en una gran tempestad.
Escuché el sonido de la juerga
por la noche.
Vagué solo
como una multitud.
Llevo una vida tranquila
fuera del boliche de Mike todos los días
viendo el mundo deambular por ahí
en sus curiosos zapatos.
Una vez salí
a caminar alrededor del mundo
pero me rendí en Brooklyn.
Ese puente fue demasiado para mí.
Me dediqué al silencio
al exilio y a la astucia.
Volé demasiado cerca del sol
y mis alas de cera se derritieron.
Busqué a mi padre
a quién nunca conocí.
Busqué al Líder Perdido
con quién volé.
Los jóvenes deberían ser exploradores.
El hogar es donde uno comienza.
Pero mi madre nunca me dijo
que habría escenas como esta.
Cansado del útero,
descanso.
He viajado.
He visto la ciudad de los tontos.
He visto el lío de masas.
He oído a Kid Ory llorar.
He oído a un trombón predicar.
He oído a Debussy,
deformado a través de una sábana.
Dormí en un centenar de islas
donde los libros eran los árboles.
Oí a las aves
que sonaban como campanas.
Me puse pantalones de franela gris
y caminé a la playa del infierno.
Habité un centenar de ciudades
donde los árboles eran los libros.
¡Qué subterráneos, qué taxis, qué cafés!
¡Qué mujeres con pechos ciegos,
extremidades perdidas entre rascacielos!
Vi las estatuas de héroes
en los cruces de avenidas.
Danton llorando en una entrada del metro
Colón en Barcelona
apuntando hacia el poniente, Ramblas arriba
hacia el American Express
Lincoln en su trono de piedra
y su cara también de piedra
en Dakota del Norte.
Sé que Colón
no inventó América.
He oído a un centenar de Ezra Pounds domesticados.
Todos deberían ser liberados.
Hace mucho tiempo que era un pastor.
Llevo una vida tranquila
en el boliche de Mike todos los días
leyendo los avisos clasificados.
Leí el Reader’s Digest
de principio a fin
y noto la estrecha semejanza
entre los Estados Unidos y la Tierra Prometida
donde cada moneda está marcada con:
EN DIOS CONFIAMOS
aunque los dólares no tienen la marca,
son dioses en sí mismos.
Leo los anuncios de búsqueda todos los días
buscando una piedra una hoja
una puerta perdida.
Oigo cantar a los Estados Unidos
en las páginas amarillas.
Uno nunca podría decir
que el alma tiene su manía.
Leo los diarios todos los días
y escucho a la humanidad fuera de lugar
en la triste plétora de la letra impresa.
Veo el lago de Walden que se ha drenado
para construir un parque de diversiones
Veo que están haciendo que Melville
se coma su ballena.
Veo que viene otra guerra
pero no estaré allí para luchar.
Leí el texto
en la pared de la letrina.
Ayudé a Kilroy a escribirlo.
Marché por la Quinta Avenida
soplando en una corneta en un pelotón apretado
aunque me apresuré a regresar a la Kasbah
en busca de mi perro.
Veo una semejanza
entre los perros y yo.
Los perros son observadores auténticos
recorren el mundo de arriba abajo
a través del país Molloy.
He cruzado callejones estrechos,
demasiado para un Chrysler.
Vi un centenar de carros lecheros sin caballos
en un terreno baldío en Astoria.
Ben Shahn nunca los pintó
pero estaban ahí
perdidos en Astoria.
Oí el canto del chatarrero.
Conduje por autopistas
y creí en las promesas de los carteles.
Crucé los departamentos de Jersey
y vi las ciudades de la llanura
Y me revolqué en los yermos de Westchester
con sus bandas itinerantes de nativos
en station wagons.
Los vi.
Soy el hombre.
Estuve ahí.
Sufrí
un poco.
Soy estadounidense.
Tengo pasaporte.
No sufrí en público.
Y soy demasiado joven para morir.
Soy un hombre hecho y derecho.
Y tengo planes para el futuro.
Estoy en la fila
para un trabajo de primera.
Quizás me mude
a Detroit.
Por el momento
soy un vendedor de corbatas.
Soy un buen chico.
Soy un libro abierto
para mi jefe.
Soy un completo misterio
para mis amigos más cercanos.
Llevo una vida tranquila
en el boliche de Mike todos los días
mirando mi ombligo.
Soy parte
de la gran locura del cuerpo.
Vagué por diversos bosques en la noche.
Borracho, me recosté sobre los umbrales.
Escribí historias frenéticas
sin puntuación.
Soy el hombre.
Estuve ahí.
Sufrí
un poco.
Me senté en una silla incómoda.
Soy una lágrima del sol.
Soy una colina
donde los poetas corren.
Inventé el alfabeto
después de ver el vuelo de las grullas
que formaban letras con sus patas.
Soy un lago en una llanura.
Soy una palabra
en un árbol.
Soy una colina de la poesía.
Soy un bombardeo
en lo inarticulado.
He soñado
que todos mis dientes se caían
pero mi lengua vivía
para contar la historia.
Porque yo soy un fotograma
de poesía.
Soy un archivo de canciones.
Soy un pianista
en un casino abandonado
en una explanada junto al mar
en una niebla densa
que sigue tocando.
Veo una similitud
entre la mujer que ríe
y yo mismo.
Oí el sonido del verano
en la lluvia.
Vi chicas en los paseos marítimos
enfrentarse a sensaciones encontradas.
Entiendo sus dudas.
Soy un recolector de fruta.
He visto cómo los besos
causan euforia.
Me he arriesgado al encanto.
Vi a la Virgen
en un manzano en Chartres
Y a Santa Juana quemándose
en Bella Unión.
He visto jirafas en unos jungle jim,
sus cuellos como el amor
enroscados alrededor de las circunstancias
de hierro del mundo.
Vi a Venus, Afrodita
sin brazos en un pasillo de corrientes de aire.
Oí gemir a una sirena
en One Fifth Avenue.
Vi a la Diosa Blanca bailando
en la Rue des Beaux Arts
el 14 de julio
y a la bella dama sin piedad
hurgando su nariz en Chumley’s.
Ella no hablaba inglés.
Era rubia
y tenía una voz ronca.
Llevo una vida tranquila
en el boliche de Mike todos los días
mirando a los jugadores de pool
representar el lugar del menestrón
devorando macarrones
en algún lado leí
el significado de la existencia
pero olvidé
exactamente dónde.
Pero soy el hombre
Y estaré allí.
Y puedo hacer que los labios
de los que duermen
hablen.
Y puedo hacer de mis cuadernos
fajos de marihuana.
Y puedo escribir mi propio
epitafio epónimo
dando instrucciones a los jinetes
que pasan.
***
Lawrence Ferlinghetti (Nueva York, 1919)
Versión de Nicolás López-Pérez
/
Autobiography
*
I am leading a quiet life
in Mike’s Place every day
watching the champs
of the Dante Billiard Parlor
and the French pinball addicts.
I am leading a quiet life
on lower East Broadway.
I am an American.
I was an American boy.
I read the American Boy Magazine
and became a boy scout
in the suburbs.
I thought I was Tom Sawyer
catching crayfish in the Bronx River
and imagining the Mississippi.
I had a baseball mit
and an American Flyer bike.
I delivered the Woman’s Home Companion
at five in the afternoon
or the Herald Trib
at five in the morning.
I still can hear the paper thump
on lost porches.
I had an unhappy childhood.
I saw Lindbergh land.
I looked homeward
and saw no angel.
I got caught stealing pencils
from the Five and Ten Cent Store
the same month I made Eagle Scout.
I chopped trees for the CCC
and sat on them.
I landed in Normandy
in a rowboat that turned over.
I have seen the educated armies
on the beach at Dover.
I have seen Egyptian pilots in purple clouds
shopkeepers rolling up their blinds
at midday
potato salad and dandelions
at anarchist picnics.
I am reading ‘Lorna Doone’
and a life of John Most
terror of the industrialist
a bomb on his desk at all times.
I have seen the garbagemen parade
in the Columbus Day Parade
behind the glib
farting trumpeters.
I have not been out to the Cloisters
in a long time
nor to the Tuileries
but I still keep thinking
of going.
I have seen the garbagemen parade
when it was snowing.
I have eaten hotdogs in ballparks.
I have heard the Gettysburg Address
and the Ginsberg Address.
I like it here
and I won’t go back
where I came from.
I too have ridden boxcars boxcars boxcars.
I have travelled among unknown men.
I have been in Asia
with Noah in the Ark.
I was in India
when Rome was built.
I have been in the Manger
with an Ass.
I have seen the Eternal Distributor
from a White Hill
in South San Francisco
and the Laughing Woman at Loona Park
outside the Fun House
in a great rainstorm
still laughing.
I have heard the sound of revelry
by night.
I have wandered lonely
as a crowd.
I am leading a quiet life
outside of Mike’s Place every day
watching the world walk by
in its curious shoes.
I once started out
to walk around the world
but ended up in Brooklyn.
That Bridge was too much for me.
I have engaged in silence
exile and cunning.
I flew too near the sun
and my wax wings fell off.
I am looking for my Old Man
whom I never knew.
I am looking for the Lost Leader
with whom I flew.
Young men should be explorers.
Home is where one starts from.
But Mother never told me
there’d be scenes like this.
Womb-weary
I rest
I have travelled.
I have seen goof city.
I have seen the mass mess.
I have heard Kid Ory cry.
I have heard a trombone preach.
I have heard Debussy
strained thru a sheet.
I have slept in a hundred islands
where books were trees.
I have heard the birds
that sound like bells.
I have worn grey flannel trousers
and walked upon the beach of hell.
I have dwelt in a hundred cities
where trees were books.
What subways what taxis what cafes!
What women with blind breasts
limbs lost among skyscrapers!
I have seen the statues of heroes
at carrefours.
Danton weeping at a metro entrance
Columbus in Barcelona
pointing Westward up the Ramblas
toward the American Express
Lincoln in his stony chair
And a great Stone Face
in North Dakota.
I know that Columbus
did not invent America.
I have heard a hundred housebroken Ezra Pounds.
They should all be freed.
It is long since I was a herdsman.
I am leading a quiet life
in Mike’s Place every day
reading the Classified columns.
I have read the Reader’s Digest
from cover to cover
and noted the close identification
of the United States and the Promised Land
where every coin is marked
In God We Trust
but the dollar bills do not have it
being gods unto themselves.
I read the Want Ads daily
looking for a stone a leaf
an unfound door.
I hear America singing
in the Yellow Pages.
One could never tell
the soul has its rages.
I read the papers every day
and hear humanity amiss
in the sad plethora of print.
I see where Walden Pond has been drained
to make an amusement park.
I see they’re making Melville
eat his whale.
I see another war is coming
but I won’t be there to fight it.
I have read the writing
on the outhouse wall.
I helped Kilroy write it.
I marched up Fifth Avenue
blowing on a bugle in a tight platoon
but hurried back to the Casbah
looking for my dog.
I see a similarity
between dogs and me.
Dogs are the true observers
walking up and down the world
thru the Molloy country.
I have walked down alleys
too narrow for Chryslers.
I have seen a hundred horseless milkwagons
in a vacant lot in Astoria.
Ben Shahn never painted them
but they’re there
askew in Astoria.
I have heard the junkman’s obbligato.
I have ridden superhighways
and believed the billboard’s promises
Crossed the Jersey Flats
and seen the Cities of the Plain
And wallowed in the wilds of Westchester
with its roving bands of natives
in stationwagons.
I have seen them.
I am the man.
I was there.
I suffered
somewhat.
I am an American.
I have a passport.
I did not suffer in public.
And I’m too young to die.
I am a selfmade man.
And I have plans for the future.
I am in line
for a top job.
I may be moving on
to Detroit.
I am only temporarily
a tie salesman.
I am a good Joe.
I am an open book
to my boss.
I am a complete mystery
to my closest friends.
I am leading a quiet life
in Mike’s Place every day
contemplating my navel.
I am a part
of the body’s long madness.
I have wandered in various nightwoods.
I have leaned in drunken doorways.
I have written wild stories
without punctuation.
I am the man.
I was there.
I suffered
somewhat.
I have sat in an uneasy chair.
I am a tear of the sun.
I am a hill
where poets run.
I invented the alphabet
after watching the flight of cranes
who made letters with their legs.
I am a lake upon a plain.
I am a word
in a tree.
I am a hill of poetry.
I am a raid
on the inarticulate.
I have dreamt
that all my teeth fell out
but my tongue lived
to tell the tale.
For I am a still
of poetry.
I am a bank of song.
I am a playerpiano
in an abandoned casino
on a seaside esplanade
in a dense fog
still playing.
I see a similarity
between the Laughing Woman
and myself.
I have heard the sound of summer
in the rain.
I have seen girls on boardwalks
have complicated sensations.
I understand their hesitations.
I am a gatherer of fruit.
I have seen how kisses
cause euphoria.
I have risked enchantment.
I have seen the Virgin
in an appletree at Chartres
And Saint Joan burn
at the Bella Union.
I have seen giraffes in junglejims
their necks like love
wound around the iron circumstances
of the world.
I have seen the Venus Aphrodite
armless in her drafty corridor.
I have heard a siren sing
at One Fifth Avenue.
I have seen the White Goddess dancing
in the Rue des Beaux Arts
on the Fourteenth of July
and the Beautiful Dame Without Mercy
picking her nose in Chumley’s.
She did not speak English.
She had yellow hair
and a hoarse voice
I am leading a quiet life
in Mike’s Place every day
watching the pocket pool players
making the minestrone scene
wolfing the macaronis
and I have read somewhere
the Meaning of Existence
yet have forgotten
just exactly where.
But I am the man
And I’ll be there.
And I may cause the lips
of those who are asleep
to speak.
And I may make my notebooks
into sheaves of grass.
And I may write my own
eponymous epitaph
instructing the horsemen
to pass.
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