jueves, 25 de junio de 2020

christian kent / tres poemas



El pintor de la corte

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Saturnino Reliquia nació en las afueras del muro.
Vodka era el padre y madre hablaba con los muertos.
Su habilidad con los pinceles lo llevó a cruzar la puerta de Krakow y en poco tiempo estuvo en la Corte.
Retrató al perro, a doña Hermelinda Arasunu de Orloff, a la vecina con una canasta de pastelitos de guayaba, a sí mismo.
Mañana de julio recibió una orden.
El Conde Orloff solicitaba un retrato.
Solicitó hombres rana invadiendo el puerto de Lvov, violando a sus mujeres y rompiendo las vitrinas de joyerías.
Solicitó un inmenso anfibio emergiendo de la profundidad del océano para imponer su paz.
De las agallas deben asomarse el sol y la luna respectivamente.
La cabeza de Reliquia rodó por las escaleras del Palacio.
El cuadro fue llevado al sótano y cubierto con un manto negro.
Algunos dicen que lo vieron, y que el Conde Orloff sostenía los testículos del joven Reliquia mientras este fumaba -en un pitillo- semillas de amapolas.
De su nariz cayeron tres gotas de sangre sobre la nieve.

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Juegos florales

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Las participantes de los juegos florales fueron colgadas en la plaza pública mientras doña Hermelinda Arasunu de Orloff acababa de acicalarse.
El premio fue un santo rosario de cuernos de unicornio.
Para el efecto faenaron al último ejemplar que pastaba en el lado mítico del muro.

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Efectos secundarios de las semillas de amapolas

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Nadie sabe con seguridad si era opiómano por deshuesado o al revés.
Lo cierto es que no tenía huesos y le daba a la pipa con sarna.
Fumó tanto que se le derritieron los huesos.
El hombre transparente -le decían- persiguiendo el dragón.
La cuestión es que Orloff no tenía densidad en los huesos, era hueco y flexible como un globo desinflado.
Podía torcerse y doblarse a gusto.
Su piel era fina como el papel y su musculatura totalmente atrofiada.
Los espectadores podían ver su sangre corriendo por las venas.
No solo eso, cuando una luz brillante era colocada detrás de Orloff, el resplandor podía verse desde el otro lado.
Su tendencia a mostrarse como un fenómeno médico o una maravilla mutante le han ganado un viaje alrededor del mundo.
Eventualmente se hizo dueño de todo y construyó el muro de Krakow con esclavos de Lvov.

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Christian Kent (Asunción, 1983)

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