miércoles, 26 de noviembre de 2025

don cellini / dos poemas










Poema completo,
envuelvo metáforas

en hoja de plata, adjetivos
en niebla azul, verbos en

fuego blanco, los dejo
debajo de un roble.

Mañana vuelvo a doblar
y formar un poema nuevo

que envuelvo en seda,
y vello de cardo. La belleza

debe ser protegida
en tiempos de sequía

**


sentado o parado
caminando o esperando

ya no soy
quien era antes

hoy llevo agua
para los muertos

baile caprichoso
sombra efímera

de tus alas
después de tantos años

***
Don Cellini (Crestline, 1949)
Versiones al español por el propio autor

/

Poem complete,
I wrap metaphors

in silver foil, adjectives
in blue mist, verbs in

white fire, leave them
beneath an oak.

Tomorrow I refold
and shape a new poem,

which I wrap in silk,
and down of thistle. Beauty

must be protected
in times of drought.

**

sitting or standing
walking or waiting

I am no longer
who I was before

today I carry water
for the dead

capricious dance
ephemeral shadow

of your wings
after all these years

martes, 25 de noviembre de 2025

héctor hernández montecinos / un poema










La voz
la lengua viva que repasa mis oídos
es un cuerpo que escucha sus fisuras más internas
en la piel
que es la que resuena al tocar las palabras con el lápiz
las que producen un sonido
que en el papel se imprime
por lo que habría que leer como ciegos
 
crearle un mundo a mi dolor
porque con eso lo convierto en escritura
rodear a la herida de ficciones
para que también se ficcionalice
que la herida de mi yo
se contraponga al no yo y a todas las no heridas
y llegue de rebote a alguna verdad
como la de poder encontrarme con mi doble
 
imagino el miedo
cuando tengan que enfrentarse el autor y su homónimo
insertos en la obra
mientras ésta se rebela y rechaza a uno de los dos
convirtiéndolo en una ilusión que se deshace
ni dios ni el hombre ni el autor han muerto
sino que se han escondido en su propia creación
para permanecer fuera de sí
y poder existir para siempre

***
Héctor Hernández Montecinos (Santiago de Chile, 1979)
Fotografía de Nicolás López-Pérez

lunes, 24 de noviembre de 2025

adam zagajewski / dos poemas













Oda a la suavidad

*

Los amaneceres son ciegos como gatitos.
Las uñas crecen confiadamente, aún
saben qué tocarán. Suaves
son los sueños y la ternura como niebla
suspendida sobre nosotros, igual que la campana de Segismundo
antes que el frío la abrazase.

~

Tierra del Fuego

*

Tú, que ves nuestras casas por la noche
y las finas paredes de nuestras conciencias,
tú, que oyes el zumbido de las máquinas
de coser de nuestras conversaciones,
sálvame, arráncame de este sueño,
de esta amnesia.

¿Por qué es la infancia, ¡oh, tesoros de aluminio,
oh, susurro de plomo, amenazante y bello,
la única fuente, la única añoranza!?
La vejez, posterior a la edad madura, ¿por qué
es un camino inacabable,
amarillo como si fuera el Sáhara?

Sabes muy bien que algunos días
incluso el deseo se vuelve seco,
y los labios al rezar se endurecen.

A veces la moneda del sol se vuelve mate
y la vida empequeñece hasta tal punto
que podría caber
en los guantes azules de una gitana 
que predice el pasado
de hasta siete generaciones.
 
Y es entonces cuando en un pueblo
del sur un charlatán
decide destruirte, a ti,
y a mí y a sí mismo.

Tú, que ves el blanco de nuestros ojos,
tú, que te escondes igual que un pinzón
en los serbales,
y en las cálidas medias de las nubes
como un halcón,
abre las repletas cajas de cantos,
abre la sangre que late en las aortas
de animales y piedras,
enciende las farolas en los negros jardines.
 
Innombrable, invisible, silencioso,
libérame de la anestesia,
llévame a la Tierra del Fuego,
llévame allí, donde los ríos
fluyen verticalmente, verticalmente fluyen
ríos horizontales.

***
Adam Zagajewski (Lvov, 1945-Cracovia, 2021)
Versiones de Elzbieta Bortkiewicz y Xavier Farrè respectivamente
Fotografía de Joyce van Belkom

domingo, 23 de noviembre de 2025

philippe soupault / hacia la noche













Es tarde
en la sombra y en el viento
un grito asciende con la noche
No espero a nadie
a nadie
ni siquiera a un recuerdo
Hace ya tiempo que pasó la hora
pero ese grito que lleva el viento
y empuja hacia adelante
viene de un lugar que está más allá
por encima del sueño
No espero a nadie
pero aquí está la noche
coronada por el fuego
de los ojos de todos los muertos
silenciosos
Y todo lo que debía desaparecer
todo lo perdido
hay que volver a encontrarlo
por encima del sueño
hacia la noche.

***
Philippe Soupault (Chaville, 1897-París, 1990)
Versión de Aldo Pellegrini

sábado, 22 de noviembre de 2025

nuala ní dhomhnaill / dos poemas









Vínculo

*

Si pongo mi mano sobre el refugio sagrado,
si levanto un puente sobre el río,
todo el trabajo de los artistas
se habrá venido abajo con la mañana.

Por la noche llega una barca río arriba
y a bordo una mujer de pie.
Una vela enciende sus ojos y en las manos
lleva dos remos.

Saca una baraja de cartas,
‘¿Jugamos a las prendas?’ pregunta
Jugamos y me gana una y otra vez
He aquí su triple amonestación:

No comerás dos veces en la misma casa
no dormirás dos noches bajo el mismo techo,
no amarás dos veces en la misma cama
hasta que la encuentre. Le pregunto dónde vive,

‘Si fuera oeste te diría este’ dice, ‘si fuera este entonces oeste’.
Se aleja en medio de rayos y centellas
dejándome encallada en la orilla.
Dos velas encendidas me acompañan.

Y dos remos. 

~

Hogar

*

Aquí os presento, más o menos, mi hogar,
el hogar que llena de gozo mi corazón.
En la sala de estar, se encuentra mi hermana Aoife
en cuclillas va juntando peniques
que se cayeron detrás del sofá y del piano,
los últimos legajos de la fortuna que despilfarró,
ella dice que el motivo de que se fuera tan rápido
es que aquello que atropas de espaldas al diablo
lo pierdes de nuevo bajo su barriga, qué le vamos a hacer.

En el baño está mi tío Donal
sumergido como un submarino en la bañera.
Se cree que con la cabeza bajo el agua
nunca nos daremos cuenta de que está ahí.
Me llevo bien con él, conozco toda la historia,
la razón por la que tiene miedo de las habladurías.
Cuando paso doy tres golpes en la puerta,
señal de ‘Todo despejado’.

En el salón, no hay fuego en la chimenea.
Toda la habitación está tomada por un gran árbol.
Sus raíces se extienden desde debajo de la uña del pie de mi hermano,
las ramas crecen atravesando el tejado y las vigas.
Dicen que es una maldición que le echó cierta muchacha
al forzarla él con sus manazas una vez,
hace siglos, en los cincuenta.
No deja de tomarse aspirinas para el dolor.

En el dormitorio principal, detrás de la cama de matrimonio,
hay un ropero grande con la puerta verde.
Detrás de él se encuentran dos niños medio tontos
que nunca salen, así haga sol o caigan chuzos.
Los guardan ahí dentro, como a los Bebés Peludos
que vivían arriba en Tralee.
Ninguno de nosotros sabe con certeza quién es la madre;
todos nosotros nos avergonzamos de que hayan nacido.

Abajo en el sótano encontrareis al bardo,
un primo carnal que siempre estuvo de los nervios.
No hacía más que arrancarse por ripios poéticos,
Y nos hubiera dejado sordos de no haberle amordazado.
Le pusimos la chaqueta de fuerza –
está hecho una furia demoníaca, en fin.
Cuando le da, se levanta y sube con nosotros
cualquiera diría que está viendo una cosa con cuernos arrastrando
una cadena.

En la habitación secreta que veis al final de las escaleras
hay una vieja que está siempre maldiciendo.
Nadie le hace ni caso, especialmente
cuando dice a gritos que es Caitlín Ní hUallachain.
Hablé con ella una vez cuando aún no estaba demasiado tocada
y me dijo que su verdadero nombre era Grace Poole.
No tengo la más remota idea de lo que estaba hablando
y si la tuviera, tampoco me atrevería a musitar su nombre en Irlanda.

Fuera en el tejado, habitante de un viejo baúl de embalaje,
está un viejo que se esconde de la multitud.
Tienes que cruzar el puente de tablillas para llegar a él
y no le gusta la gente que le viene con preguntas.
Dicen las malas lenguas que vive la vida alegre
con un harem de casi trescientas amantes.
Dicen las malas lenguas que mató a mi madre.
Dicen las malas lenguas que es mi abuelo. 

***
Nuala Ní Dhomhnaill (Lancashire, 1952)
Versiones de Mia Smyth y Rosana Herrero Martín

viernes, 21 de noviembre de 2025

rodrigo lira / grecia 907, 1975













De repente
no voy a aguantar más y emitiré un alarido
un alarido largo de varias horas
previamente —habrá que tomar precauciones—
habré electrificado mi balcón
cerrado la puerta con llave
(se me olvidaba que he de instalar una reja
en la ventana del baño)
sembrado mis paredes con amuletos fabricados
en noches de viernes a sábado
de tal manera que los tanques
queden atascados a varios cientos de metros de distancia
los pilotos de los jocker panthers
no puedan controlar sus lúpings y se estrellen
justamente encima de los camiones de soldados
que justamente habrán chocado con los tanques
que estarán atascados en el asfalto
que empezará a derretirse
a los pocos minutos
del alarido que emitiré cuando
no aguante más.

De repente
no voy a aguantar más:
ya no bastará con las pajas mías de cada noche
con los pitos nuestros de cada día
y cuando ya no basten los opiáceos
los sicofármacos
los tranquilizantes mayores o menores
las botellas de vino cerveza pisco o agua mineral.

Previamente
me habré mesado los cabellos y las barbas
las cejas, las axilas, los vellos pubianos
me habré dado largos baños de tina y extensas duchas
y cuando todo eso ya no baste
emitiré un largo y potente alarido.

Entonces
las ventanas del edificio Diego Portales
estallarán en varios miles de pedazos
llorarán las guaguas las monjas las doncellas y los ancianos
los profesores deberán suspender las clases
los teléfonos comunicarán con números equivocados
pero no importará porque nadie podrá hablar por teléfono:
mi alarido impedirá que se escuche
lo que tenga que decir la gente que llame desde Mendoza
desde Arica San Vicente de Taguatagua o desde las Antípodas
preguntando qué pasa
qué es ese zumbido extraño
que parece provenir desde Santiago de Chile
Y la gente que pasa por la calle Ahumada
tendrá que correr a refugiarse en los agujeros del Metro
Y los niños que cantan en las micros
cantarán más fuerte que nunca
quizá si por primera vez con alegría
al ver que las ventanas
primero se trizan
las trizaduras se extienden por las carrocerías de hojalata
y el techo cae sobre los pasajeros
sin causarles daño alguno y permitiéndoles respirar
pues mi alarido hará que el smog se disipe
es decir se concentre en las oficinas públicas
por donde entrará a través de las ventanas rotas
haciendo que todos los burócratas se vean compelidos
a elegir: o se asfixian
o saltan al vacío, pues
los ascensores se habrán atascado
y las cajas de las escaleras
actuarán como cajas de resonancia
al igual que las cajas de fósforos
al igual que las cajetillas de cigarrillos
al igual que los cajones de los escritorios
al igual que los ataúdes
despertando a los que hayan sido enterrados
por error del médico o por malas intenciones
haciendo que se sumen a mi alarido
mientras los perros aúllan y los jóvenes
huyen a las montañas
sin saber que mi alarido puede hacer brotar un volcán
en cualquiera de ellas
aunque probablemente el volcán brotará
en el Cerro San Cristóbal
haciendo que la estatua de la Virgen
salga disparada como un cohete
que se perderá majestuosamente entre las nubes
causando gran desconcierto entre los ángeles de la guarda
que habrán quedado cesantes a causa de las catástrofes
que se han anticipado
sólo en parte, pues serán innumerables
pues debe entenderse que los efectos de mi alarido serán multiplicados
en tanto que todos los locos se sumarán al alarido y tendré cómplices
provistos de algodón en abundancia para taparse las orejas y que harán
sonar todas las sirenas de incendio de la ciudad o por lo menos la mayor
parte mientras los repartidores de helado y gas licuado hacen sonar
sus balones y cencerros compulsivamente, al igual que los sacristanes
las campanillas y los bedeles de escuela las campanas, creyendo que ha
llegado el apocalipsis que alucinó Ioannis en Patmos y la Semana de la
Primavera, respectivamente, pues me olvidaba advertir que el alarido ese
será en primavera, ya que el Invierno que estamos viviendo está bastante
helado y tengo la garganta
pa-la-cagá.

***
Rodrigo Lira (Santiago de Chile, 1949-1981)

jueves, 20 de noviembre de 2025

emmy hennings / un sueño













Estamos acostados sobre un lago profundo
Y no sabemos nada del mal y la pena.
Nos sostenemos abrazados
Y hay nenúfares alrededor.
No ansiamos, deseamos ni queremos nada más.
No tenemos ninguna necesidad.
Querido, pero algo me falta,
Un deseo, todavía lo tengo:
el anhelo del anhelo.

***
Emmy Hennings (Flensburgo, 1885, Sorengo, 1948) 
Versión de Silvana Franzetti

/

Ein Traum

*

Wir liegen in einem tiefen See
Und wissen nichts von Leid und Weh.
Wir halten uns umfangen
Und Wasserrosen rings umher.
Wir streben und wünschen und wollen nichts mehr.
Wir haben kein Verlangen.
Geliebter, etwas fehlt mir doch,
Einen Wunsch, den hab ich noch:
Die Sehnsucht nach der Sehnsucht.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

almafuerte / piu avanti













No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora…
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!

***
Almafuerte (San Justo, 1854-La Plata, 1917)

martes, 18 de noviembre de 2025

bohumil hrabal / 20.30 h









Un candado en la boca y un buen kitsch en la cara,
la sombra suele decorar paredes de pequeñas ciudades; mi máquina de escribir, mi duende y yo aquí nos recobramos
y consigo mismo habla mi deseo,

sobre quién soy y si no soy un invitado que rompió su imagen y se tragó la llave.
Un invitado que ha visto la risa y huye y se aleja, y tras él se hunde la ciudad y el puente se rompe.

Solo por el monstruoso sueño acudo aquí,
por una cuestión en la que ya no hay mundo ni yo, donde solo una máquina dibuja en el pavimento

y la columna de la peste dibuja un carrusel… No te sorprendas, amor, si me voy. Sé por qué
la llave del manicomio cuelga de la repisa de Kladno.

***
Bohumil Hrabal (Brno, 1914-Praga, 1997)
Versión de Monika Zgustová

lunes, 17 de noviembre de 2025

bhanu kapil / tres poemas










Cómo lavar un corazón:
sácatelo.
¿De animal o de hielo?
La pregunta desde la curaduría revela
el estilo con que se ejerce el poder.
Si todo poder implica un vínculo,
aquí estamos entonces,
en ese momento en el que incluso si algo
va mal,
es así como debería ir.
Tu trabajo consiste en entender
la respuesta que vaya a suscitar.
Qué placer da pasar tiempo
fuera de la casa.
No nos traslada a ningún sitio
excepto al comienzo:
a sumergir mis brazos
dentro del hielo rojo
que se derrite
en la caja.

~

Monorracial, terminamos
en un lugar sin
categorías raciales diferenciadas.
Nuestro pelo
dejó de parecer nuestro pelo
y ya no importaba el tiempo
que lo peináramos
con leche.
Los mensajes que recibíamos
eran los siguientes:
eres un objeto sexual, tengo derecho
a sexualizarte.
No eres un individuo.
Estás aquí
para mi diversión.
Te quejas demasiado.
Tu identidad sexual no
importa.
La forma en que hablas de lo que te pasó
es una representación catastrófica.
Feliz navidad,
cerdita.

~

No deseo embellecer nuestro trauma colectivo.
A veces pensaba que tu fulgor sexual residía
en la capacidad que tenías para decir,
sin importar las circunstancias externas:
«Aquí estoy».
Desde este lugar, sólo por momentos te importó
una mierda
el futuro.
Cada día descubrías lo que era la felicidad.
Como vuestra invitada, me entrené
para embellecer
nuestro trauma colectivo.
Cuando por fin anocheció, me giré con un suspiro
hacia la oscuridad.
Voy a plantar un pino,
murmuraste
mientras me dabas un beso
de buenas noches.
Celebra un funeral por la imaginación,
pensé.

***
Bhanu Kapil (Londres, 1968)
Versiones de Carlos Bueno Vera

domingo, 16 de noviembre de 2025

gabriel chávez casazola / declaración













No creo en el hombre.  Apenas
en la chispa de luz adentro suyo,
que un soplido de codicia extingue
como apaga un pequeño pabilo la tormenta.
 
He visto demasiado y no creo en el hombre.
 
Amo los árboles.  Los animales.
 
He viajado y vivido demasiado y el
único deporte de riesgo que todavía me interesa
 
es caminar por el campo sintiendo el vértigo del tiempo
en las hojas que caen
 
o la feliz adrenalina de las hojas nuevas.
 
***
Gabriel Chávez Casazola (Sucre, 1972)

sábado, 15 de noviembre de 2025

marina arrate / dos poemas











Sed

*

Sed de una lumbre profunda escociendo en lo oculto de mi
oscura mirada.
Sed de ultimarse en infinito consumo, de apelar furtiva,
general, sapiente y única al terror de una religión agónica.

Sed del dorado disco que irradia
y penetra
los neuronales tejidos los medulares.

Sed de transformar el territorio, las playas, las rocas, los
acantilados, las estepas, las llanuras, las aguas y las piedras,
de decirme: yo ya no soy yo y el mí vive en mí en revuelta en
revolución constante revuelta de mis huesas revuelta muscular,
pendular, giratoria, punzante, definitiva.

Sed de mis labios, sed de su boca, sed de mi lengua y su
aparato palpital, sed de mis poros y su golosa gustura, sed
de mi gusto y de su lengua, grácil gimiente gruesa gélida
gasa y gula grillo grillete grava gravamen de mis senos y su
aúlica mistela,
mistela de mi mies sagrada y sorda a sus gemidos a su goce.
Sed de ir y más allá morder atacar vibrar prorrumpir en la
sed de mis leonas y de mis panteras sagaces bandidas
siniestras y de puro nervio construidas, solo coraje puro.


Coraje muscular del control preciso milimétrico del más
mínimo pedazo de piel lustroso y palpitante en ardiente y
tenaz alerta orillándose allí en las vírgenes de esta futura
selva ribera es y caudalosa la verba luminosa voraz y salvaje
generosa e invasora.
Gemido de su arpía entrada entre los ojos entre los pechos
entre los huesos de la cadera entre las piernas entre la boca
en la garganta ardiente y seca penetrando sílaba, nombre,
presencia, río rapaz y murmurante donde mato mi sed, su
sed.


Sed de colmillos, de collares de dientes de ciervo, de cabelleras
de piel de antílope, sed del hambre de plenitud, sed de
agonía y de los ojos de puma en furia, sed del parto y de su
crimen sed del testigo sed de su autoeliminación sed del
futuro carnaval de la perenne danza sed de la rubia sed de
mi memoria, memoria de mis caballos y mis antepasados


de mi rastro y de mi germen de la puerta que se abrió y de
la que abre los solares destellos del viento arrastrador del
viento núbil del viento celeste del viento vértigo del viento de
ti entre mi sacro y mis sienes entre tú y la paradoja entre tú
y tu espacio súbito salta la ingurgitada y la vehemente

quema y quema sus navíos mientras el mundo se deshace
como una barca de agua allí estaba ella Noéa, la primera,
cantando durante toda la noche milenaria mientras mi
amor se revolvía entre dos bestias sangrientas al destino
acometidas, hermosas y profundas en su júbilo en su gloria
era bella la indecencia de amarse así entre el follaje y los
cantos húmedos.


Sed, sed de la explanada, la vertiente y la cascada, sed del
aire y de tu mosto y el fondo nacarado de tu boca, tú,
cirenaico y cirio, tú, fruto feraz y ferino, tú, perentorio
fenecer en un umbral constante, tú, que eres mi sombra y
mi espanto y el fondo de la incendiaria y mítica belleza.

Ahora me adelanto y rastrojo con gracia juliana y odalisco
aire, el camino sin saber, como si agregando jibarizando
alelándome ya sin estirpe fuera como si aire como si
paleolítica neo – superiora histórica y centella colegida
sapiencial inconfundible suscitando ahora la guerrera una
reyerta de por vida, un filamento.


Ahora y así tanteando, lujosa y tisú, ataviada y terrorífica,
paradigmática y sin enigma, pura horcajada, arrojo de un
solo salto, infinitamente distinta, verde y furiosa dulcemente
relámpago, naturaleza y geranio, no como si adjetivo no
sustantivo no sí como elástico, como abanico, ala bermella
y raíz de un alimento terráqueo y fatal

la gracia de un corvo que de alucinante radio corta el género,
género que cae, lento y sinuoso en su hervidero, elegante y
fatal en su declive y entre su oleaje vaporoso y triunfante he
aquí el cuerpo que a mí viene suave, hermoso y deseable solo
sentidos pálpito y apetito angustia y gozo lujuria en su
infinito y bellísimo desnudo.


Y todo eso quizás solo un cuchillo, un puñal, armando cada
beso sin ventura, en la caída del enhebro silente es, gregaria
en su sed, en su Himalaya, jocosa, jadeante y jueza en su
anhelo de una juerga de rostros y palabras que vinieran
desde el otro en su eterno y para siempre derroche, sin final
en su infinito, como seda como manta como túnica y en
despoblado, sin cielo de armas, sin imagen pre-fijada, sin
final en el derrumbe y en la entraña silabaria.


Negros músculos de pantera caleidoscópica y ubicua, siempre
en sí misma e irradiando, puro colmilla y sangrienta,
libérrima, excitante, ¿qué condena o martirios te serían
necesarios, qué potente poderío, qué lujuria?

~

La Dorada Muñeca del Imperio

*

1.
Es el esplendor.
Hay una oscura orfebrería radiante
elaborando una tela solar.
Para su cuerpo para su piel
bordado en pedrería de seda y chifón.

La mujer es alta, dorada y fuerte.
Sus largas manos elevan
lentos cantos abisales.
Para los círculos
del Mundo y por su imperio.

Es la estela matutina la que alumbra
su alto entramado corporal y su modo
magnífico de ser
esculpida y ser vibrante.


2.
Es el sistema solar.
Hay antiguas catedrales …. viejas cúpulas
ardiendo en el tiempo
como el oro.

Tengo un recuerdo de la Habana Vieja:
                    son sombras doradas en los adoquines
                    y puertos eternamente abiertos
                    como si esperaran a un Dios.

Pero me distraigo:
esta mujer es ventrílocua      y hermosa.

Oh, quisiera también hablar de amor.


3.
La mujer es alta, dorada y fuerte.
Su desnudez parece recamada y brilla, pero
es tan suave como una amatista.
Sin embargo,
está viva y la veo.
Recostada en los espejos, devana su
paciencia peinando su rubia cabellera
y esperando el turno
para salir al escenario y pasear
la tela imperial.


4.
Nantés, Florencia, Atlanta y Singapur.
Son las flores de Adimanto:
                    la ciudadanía ejemplar.
Se pueden pesquizar aún los rasgados telares
de otra allende ciudad antigua
anteayer contemporánea:
Indiga mesopotamia
Y sus valles estelares.
Mi mirada se agiganta.
Dios, son altos lirios y llameantes
                        pozos circulares
rigiendo los tiempos como imperios.


5.
La mujer se coloca una media.
Ella acerca sus dos brazos a su pie.
Su pelo rubio cae
cae hacia delante.
Pero ella en gesto colosal
Lo ordena tras su oreja.

Torsión de su torso hacia atrás


Sus dos ávidos pequeños pezones
un instante bailan
a pleno sol.

Muñeca dorada.


6.
Coronas para mi amada,
coronas azules para su cabellera dorada
vasos frágiles y fuertes para sus largas manos
telas tenues y misteriosas para la seda de sus dedos
versos puros y perfectos para su boca
y películas de arroz, escapularios ardientes
roncas caracolas y locas
piedras marinas para su lujo
dorado, historias de barcos
en infinito peregrinaje
                    y telas y telas
en telas imperiales.


7.
La mujer sorprende mi mirada.
A través del espejo observo como espía
mis dos pupilas inmóviles.
Quieta, continúa su lento maquillaje,
pero ahora sé
que cuando ella gire el cuerpo hacia mí
habrá terminado la larga fiesta,
esta vieja ansiedad de parecerme,
mi profundo deseo de tenerla:

La mujer ha salido al escenario.
Es suya la palabra.

***
Marina Arrate (Osorno, 1957)

viernes, 14 de noviembre de 2025

paul muldoon / una ruina













Pudo haber sido un molino, un granero derruido o una granja
junto a la que pasé en auto hace unos sesenta años
y, con mi pequeño ojo, divisé
a través de un marco los helechos desgreñados
y los pelirrojos matojos
de muchachos de mi edad a quienes mandaron a jugar en la nieve,
sus bolas de nieve
tan específicas en el descampado.
Ahora sin ventanas, sin techo, encajado

bajo la primera colina protectora de una cordillera
que se extendía hasta México -
un país hasta el que aun confiábamos en llegar
a toda marcha, al cual aún esperábamos trasladarnos
después del atraco  -esta ruina presagia
no sólo las segadoras en cámara lenta
transformando la pradera en supermercado
sino la suerte que le espera
a los muchos que han sido etiquetados una y otra vez

en esos sesenta años. El paisaje está tan marcado por el cambio,
el estropeado proceso de paz, los falsos bungalows,
las granjas eólicas arrastrándonos en su paso acelerado,
tan marcado por todas las vueltas
que las cosas dieron
para esos niños a quienes ahora llaman de regreso de sus juegos
en la nieve, las ortigas casi tan altas
como el muro divisorio,
una ruina parece la única cosa intacta.

***
Paul Muldoon (Portadown, 1951)
Versión de Omar Pérez
Fotografía de Beowulf Sheehan

/

A Ruin

*

It might have been a gristmill, a dilapidated granary, or grange
I first drove by some sixty years ago
and, with my little eye, espied
through a doorframe the tousled ferns
and red-haired dockens
of kids my own age sent out to play in the snow,
their snowballs
so specific in the sprawl.
Windowless now, roofless, tucked

under the first, sheltering hill of a range
that ran all the way to Mexico—
a country into which we still hoped to ride
hell-for-leather, still hoped to adjourn
after the stickup—this ruin betokens
not only the slo-mo-
mowing of a meadow for a shopping mall
but the fate that would befall
the many tagged and retagged

over those sixty years. The landscape is so marked by change,
the bungled peace process, the shoddy bungalows,
the wind farms taking us in their stride,
so marked by all the turns
things have indeed taken
for kids now summoned back from playing in the snow,
the nettles almost as tall
as its dividing wall,
a ruin seems the only thing intact.

jueves, 13 de noviembre de 2025

césar vallejo / himno a los voluntarios de la república









Voluntario de España, miliciano
de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón,
cuando marcha a matar con su agonía
mundial, no sé verdaderamente
qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo,
lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo
a mi pecho que acabe, al que bien, que venga,
y quiero desgraciarme;
descúbrome la frente impersonal hasta tocar
el vaso de la sangre, me detengo,
detienen mi tamaño esas famosas caídas de arquitecto
con las que se honra el animal que me honra;
refluyen mis instintos a sus sogas,
humea ante mi tumba la alegría
y, otra vez, sin saber qué hacer, sin nada, déjame,
desde mi piedra en blanco, déjame,
solo,
cuadrumano, más acá, mucho más lejos,
al no caber entre mis manos tu largo rato extático,
quiebro con tu rapidez de doble filo
mi pequeñez en traje de grandeza!

Un día diurno, claro, atento, fértil
¡oh bienio, el de los lóbregos semestres suplicantes,
por el que iba la pólvora mordiéndose los codos!
¡oh dura pena y más duros pedernales!
¡oh frenos los tascados por el pueblo!
Un día prendió el pueblo su fósforo cautivo, oró de cólera
y soberanamente pleno, circular,
cerró su natalicio con manos electivas;
arrastraban candado ya los déspotas
y en el candado, sus bacterias muertas…

¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y pasiones precedidas
de dolores con rejas de esperanzas,
de dolores de pueblos con esperanzas de hombres!
¡Muerte y pasión de paz, las populares!
¡Muerte y pasión guerreras entre olivos, entendámonos!
Tal en tu aliento cambian de agujas atmosféricas los vientos
y de llave las tumbas en tu pecho,
tu frontal elevándose a primera potencia de martirio.

El mundo exclama: “¡Cosas de españoles!” Y es verdad. Consideremos,
durante una balanza, a quema ropa,
a Calderón, dormido sobre la cola de un anfibio muerto
o a Cervantes, diciendo: “Mi reino es de este mundo, pero
también del otro”: ¡punta y filo en dos papeles!
Contemplemos a Goya, de hinojos y rezando ante un espejo,
a Coll, el paladín en cuyo asalto cartesiano
tuvo un sudor de nube el paso llano
o a Quevedo, ese abuelo instantáneo de los dinamiteros
o a Cajal, devorado por su pequeño infinito, o todavía
a Teresa, mujer que muere porque no muere
o a Lina Odena, en pugna en más de un punto con Teresa…
(Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él, de frente o transmitidos
por incesantes briznas, por el humo rosado
de amargas contraseñas sin fortuna)
Así tu criatura, miliciano, así tu exangüe criatura,
agitada por una piedra inmóvil,
se sacrifica, apártase,
decae para arriba y por su llama incombustible sube,
sube hasta los débiles,
distribuyendo españas a los toros,
toros a las palomas…
Proletario que mueres de universo, ¡en qué frenética armonía
acabará tu grandeza, tu miseria, tu vorágine impelente,
tu violencia metódica, tu caos teórico y práctico, tu gana
dantesca, españolísima, de amar, aunque sea a traición,
a tu enemigo!
¡Liberador ceñido de grilletes,
sin cuyo esfuerzo hasta hoy continuaría sin asas la extensión,
vagarían acéfalos los clavos,
antiguo, lento, colorado, el día,
nuestros amados cascos, insepultos!
¡Campesino caído con tu verde follaje por el hombre,
con la inflexión social de tu meñique,
con tu buey que se queda, con tu física,
también con tu palabra atada a un palo
y tu cielo arrendado
y con la arcilla inserta en tu cansancio
y la que estaba en tu uña, caminando!
¡Constructores
agrícolas, civiles y guerreros,
de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito
que vosotros haríais la luz, entornando
con la muerte vuestros ojos;
que, a la caída cruel de vuestras bocas,
vendrá en siete bandejas la abundancia, todo
en el mundo será de oro súbito
y el oro,
fabulosos mendigos de vuestra propia secreción de sangre,
y el oro mismo será entonces de oro!

¡Se amarán todos los hombres
y comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes
y beberán en nombre
de vuestras gargantas infaustas!
Descansarán andando al pie de esta carrera,
sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturosos
serán y al son
de vuestro atroz retorno, florecido, innato,
ajustarán mañana sus quehaceres, sus figuras soñadas y cantadas!

¡Unos mismos zapatos irán bien al que asciende
sin vías a su cuerpo
y al que baja hasta la forma de su alma!
¡Entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán!
¡Verán, ya de regreso, los ciegos
y palpitando escucharán los sordos!
¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!
¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormiga
traerá pedacitos de pan al elefante encadenado
a su brutal delicadeza; volverán
los niños abortados a nacer perfectos, espaciales
y trabajarán todos los hombres,
engendrarán todos los hombres,
comprenderán todos los hombres!

¡Obrero, salvador, redentor nuestro,
perdónanos, hermano, nuestras deudas!
Como dice un tambor al redoblar, en sus adagios:
qué jamás tan efímero, tu espalda!
qué siempre tan cambiante, tu perfil!

¡Voluntario italiano, entre cuyos animales de batalla
un león abisinio va cojeando!
¡Voluntario soviético, marchando a la cabeza de tu pecho universal!
¡Voluntarios del sur, del norte, del oriente
y tú, el occidental, cerrando el canto fúnebre del alba!
¡Soldado conocido, cuyo nombre
desfila en el sonido de un abrazo!
¡Combatiente que la tierra criara, armándote
de polvo,
calzándote de imanes positivos,
vigentes tus creencias personales,
distinto de carácter, íntima tu férula,
el cutis inmediato,
andándote tu idioma por los hombros
y el alma coronada de guijarros!
¡Voluntario fajado de tu zona fría,
templada o tórrida,
héroes a la redonda,
víctima en columna de vencedores:
en España, en Madrid, están llamando
a matar, voluntarios de la vida!

¡Porque en España matan, otros matan
al niño, a su juguete que se para,
a la madre Rosenda esplendorosa,
al viejo Adán que hablaba en alta voz con su caballo
y al perro que dormía en la escalera.
Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares,
a su indefensa página primera!
Matan el caso exacto de la estatua,
al sabio, a su bastón, a su colega,
al barbero de al lado -me cortó posiblemente,
pero buen hombre y, luego, infortunado;
al mendigo que ayer cantaba enfrente,
a la enfermera que hoy pasó llorando,
al sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas…

¡Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a los malos!
¡Hacedlo por la libertad de todos,
del explotado, del explotador,
por la paz indolora -la sospecho
cuando duermo al pie de mi frente
y más cuando circulo dando voces-
y hacedlo, voy diciendo,
por el analfabeto a quien escribo,
por el genio descalzo y su cordero,
por los camaradas caídos,
sus cenizas abrazadas al cadáver de un camino!

Para que vosotros,
voluntarios de España y del mundo, vinierais,
soñé que era yo bueno, y era para ver
vuestra sangre, voluntarios…
De esto hace mucho pecho, muchas ansias,
muchos camellos en edad de orar.
Marcha hoy de vuestra parte el bien ardiendo,
os siguen con cariño los reptiles de pestaña inmanente
y, a dos pasos, a uno,
la dirección del agua que corre a ver su límite antes que arda.

[1937]

***
César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892-París, 1938)

miércoles, 12 de noviembre de 2025

soledad fariña / narciso y los árboles (cinco poemas)













Salgo loba a la calle corro

por la calle elevando remolinos
de polvo así no me ven
Abro puertas fauces llaves
dejo las llaves abiertas
las puertas abro las fauces
elevando remolinos de polvo

Así no Me ven Agazapada
a tu espalda hundiéndote los dedos

dónde llamar agoté las fichas
no hay más fichas no hay más números
dónde llamar

.

.

Sueño cabalgándote espoleando
tus flancos de loba
pintarrajeada quién va a saber
quién soy

Suben hormigas por los dedos
de los pies
ascienden como murmullo
insistentes
quieren salir por las fauces
como bramido

pero no hay fichas ni casetas telefónicas
se gastaron los dedos y los números haciendo
musarañas en el aire de tanto marcar el aire

dónde vaciar el grito
escondida en tu puño lamiéndote las yemas

.

.

Sueño escondida en el follaje de tus cejas
cerca del ojo ver lo que ves
azul
ver todo azul como tu ojo pero detrás
del parpadeo el gallo lanza su picotazo feroz

se aquieta el parpadeo en una linfa
blanca escudriño busco
como en el fondo de una taza de té
algún augurio algo

.

.

Sueño deambulando blanca y calva por la calle
con un lazo rojo atado al cuello para que no me ojeen
no me hagan mal de ojo
me puse esa falda negra y larga que arrastra suciedades
de la calle
esa negra ¿te acuerdas?

llevo horas deambulando con mi lazo atado al cuello
para que no me ojeen

despierto desnuda la mano en la garganta:

el talismán

alguien lo arrancó de mi cuello
con fuerza lo arranqué de mi cuello

.

.

Cae ahora el oscuro y pavor
siente el chasquido de los dedos

titubeando en el aire Qué hacer con ellos

en el follaje oscuro
con este lazo rojo

titubeando en el aire.

***
Soledad Fariña (Antofagasta, 1943)

martes, 11 de noviembre de 2025

ahmed burić / las puertas del paraíso













¿Cómo debe ser el poema?
Debe tener devoción derviche
testamento poético
la armonía en si bemol de Chaikovski
una estructura que impregne el cerebro y el cuerpo
y que los una, armando un contrapunto singular
la conciencia de falta de calcio cuando te cruje el cuello
y te recuerda
una cierta
sabiduría de generaciones pasadas
como cuando tu padre
te dijo en vísperas de la guerra:
“Todo va a fracasar, ya no hay verdaderos maestros.”
Debe tener
la eficacia del plan Marshall
el poder de la guerra de guerrillas contra
la dominación sobre las minorías
la exaltación que eleve los corazones de millones
y el azul del horizonte que se
ve desde la casa en la costa,
debe aceptar que sos débil,
más débil que cada uno de tus versos, y
debe tenerte a vos, la última estación
antes de admitir
que un poema que surge de
la experiencia
de la soledad, de amores no vividos
y ciudades sitiadas
abre las puertas del Paraíso.
O del infierno, da lo mismo.

****
Ahmed Burić (Sarajevo, 1967)
Versión de Florencia Ferre

lunes, 10 de noviembre de 2025

jana orlová / tres poemas










No puedes resistirlo
en el camino a casa
compraste tu propio vodka
vas a estar enfermo
lo sabes mientras vas al mostrador
estás listo para enfermarte ahora
no puedes resistirlo
tienes que hacer algo

~

Yo espero la aspirina bastarda
para dar una patada
Estoy desflorando a un hombre
en la fila detrás de mí

~

No reconoces tu propio cuerpo
te han crecido hermosos
cuernos en la parte frontal de la cabeza
Tengo que aguantarme
de morderte el sabor como
el jugo por la gelatina.

***
Jana Orlová (Uherském Hradišti, 1986)
Versiones de Noel Alonso Ginoris
Fotografía de Marek Malusek

domingo, 9 de noviembre de 2025

xu lizhi / dos poemas










Me duermo, incluso estando de pie

*

El papel delante de mis ojos destiñe amarillo,
con una pluma de acero esculpo un negro irregular
palabras de trabajo.
Taller, línea de ensamblaje, máquina, tarjeta de fichar,
horas extra, salario...
Ellos me han entrenado para volverme dócil.
No sé gritar o rebelarme,
cómo quejarme o denunciar.
Sólo cómo sufrir silenciosamente el agotamiento.
Cuando pisé este lugar por primera vez
sólo deseaba aquella nómina gris del día diez.
Para concederme algún consuelo tardío
Para ello me encadeno a mi esquina y a mis palabras.
Renuncio a faltar, renuncio a enfermar, renuncio a las
faltas por asuntos personales.
Renuncio a llegar tarde, renuncio a irme temprano.
Por la línea de ensamblaje me mantengo firme como el
hierro y mis manos vuelan.
Cuántos días, cuántas noches habré estado - así - dormido
de pie?

(20 de agosto de 2011)

~

Un tornillo cayó al suelo

*

Un tornillo cayó al suelo
en esta noche oscura de horas extras.
Cayó vertical, tintineando ligeramente.
Nadie le prestará atención.
Al igual que la última vez
en una noche como esta
en la que alguien se lanzó al vacío.
(9 de enero de 2014)

***
Xu Lizhi (Jiejang, 1991-Shenzhen, 2014)
Versiones de Mariposas del caos

sábado, 8 de noviembre de 2025

yevgeny yevtushenko / cae la nieve pura













            para A.W. Bouis

Cae la nieve pura como
si resbalara por hilos.
Quisiera vivir, vivir
pero sé que no es posible.

Algunas almas se pierden
sin huella en la lejanía,
suben, suben hacia el cielo
como hace la nieve pura.

La nieve pura se disuelve…
yo también desapareceré…
No me preocupa la muerte,
nadie vive eternamente.

No creo en esos milagros.
No soy ni nieve ni estrella,
yo jamás volveré a ser
jamás, jamás, nunca más.

Y pienso yo, pecador:
¿Qué hiciste con tu existencia?
En su torbellino, ¿qué
amaste más que la vida?

Quise con mi sangre a Rusia
como el tuétano de mis huesos,
quise sus ríos creciendo
y debajo de los hielos.

Quise el humo de sus casas,
el aire de sus pinares,
amé a Chejov, Pushkin
y a sus gloriosos ancianos.

Si tuve mis contratiempos,
fue sin lamentarlos mucho.
Qué importa si viví locamente,
por Rusia fue que viví.

Dolorido de esperanzas
(lleno de oculta inquietud),
creo que tal vez un poco
también yo he ayudado a Rusia.

Aunque a mí Rusia me olvide
cuando el tiempo se devane,
el caso es que Rusia viva
para siempre, eternamente.

Cae la nieve pura, cae
como caía en los tiempos
de Pushkin, de Chejov,
como caerá cuando muera…

Cae la nieve, cae la nieve
con cegadora blancura,
borrando todas las huellas,
las que yo dejo y las otras…

Nadie vive eternamente,
pero tengo una esperanza:
si Rusia vive, es decir
que yo también viviré.

***
Yevgeny Yevtushenko (Zima, 1932-Tulsa, 2017)
Versión de Rafael Alberti y María Teresa León
Trianarts

viernes, 7 de noviembre de 2025

pablo de rokha / el dios yanqui












Rubio y serio, completamente afeitado, completamente, dice: yes, oh! yes, yes, a las dactilógrafas cínicas que inquieren como tumbas, sus designios trascendentales...

Está sentado en su azul gabinete azul, azul de trabajo; —... azul!...—

—¿A cuánto asciende, en dólares, el sol sumado a la luna y las estrellas?... tal piensa, tal piensa aquel oscuro, fabuloso, ilimitado mercader de lo infinito, tal piensa haciendo sonar en sus bolsillos las monedas orinecidas de los viejos astros muertos... y sonrie!

***
Pablo de Rokha (Licantén, 1894-Santiago de Chile, 1968)

jueves, 6 de noviembre de 2025

giancarlo cavallo / canto de las tierras perdidas











para los que huyen
para los que acogen

De las heridas de las rocas mana
un rosario de miradas desgranadas
de los úteros de los marsupiales ojos
de crías delgadas aterrorizdasa
hasta el espejismo de una poza
de agua lejana dos horas de la aldea
piececitos astillados y descalzos
de infatigables mujeres sin escapatoria
de hijos que mueren de hambre
de vientres hinchados de vientres vacíos
de sagrada sangre de sagrada tierra
rechina los dientes humanos hiena
ametralla pieles huesos cabellos
cosecha un tributo de lutos indefensos
y adorna el poder con trofeos tristes
collares de cráneos de dientes coronas
de crueldad y cabelleras humanas hasta
el más bajo escalón del trono

Una noche de bodas en el desierto
la luna empalidece en el languidecer
de esta música sentimental
de leche y miel la esposa de leche
y miel promete un venado al ojo
al esposo casi temblando casi
escapando...
cuántas otras estrellas en el cielo
de los perdedores cuánta felicidad
cuánto terror si un pájaro veloz
de acero sin corazón se avienta
meticulosamente cumpliendo

su deber colateral
su soberbia venganza
sobre la sagrada sangre sobre el sagrado suelo
sobre el vírgen velo de la esposa
sobre el honesto deseo del esposo
sobre el llanto de la madre sobre el orgullo
del madre sobre el corteo festivo
sobre los niños sobre los viejos sobre los músicos

Se abate el invierno sobre el árbol
de la paz las últimas hojas
amarillentas resisten al viento
los refugiados son rechazados
sobre el cementerio que alguna vez fue
nuestro mar mediterráneo
y que ahora es amargo de lágrimas
derramadas por los más pobres por los últimos
señores de las tierras perdidas de los pasos
perdidos sin sombra sin alma
detenidos en este éxodo infinito
en este mar Rojo de sangre
que se ha abierto delante de los fugitivos
del Egipto y que se cerró
indiferente e hipócrita solo
solo por mi culpa mi culpa
mi máxima avara riqueza
escojo mi projimo
dentro del espejo
caiga la nieve y caigan los muros
después del invierno eterna
primavera

Salerno, 27-29 de noviembre de 2009

***
Giancarlo Cavallo (Salerno, 1955)
Fotografía de Marco Albanelli
Versión de Nicolás López-Pérez

miércoles, 5 de noviembre de 2025

léonie adams / fin del pensamiento













Había visto a las colinas beber el último tinte de luz,
Todas las formas se volvían brillantes
            y desfallecían ante el aire pálido,
Hasta que por el traidor oriente cayó la noche
Y barrió el círculo de mi visión escasa.
Su belleza íntima, como un velo sin sentido,
Salió de la nada, como de un rostro vacío.
Sentí, al borde de mi ser, que todo se caía,
Y mi único cuerpo se enfrentó al espacio.
Oh, corazón... más asustado que las alas de un pájaro salvaje
Golpeando el prado, ahora, sin una ardiente marca
Dejada en la silenciosa nada de las cosas.
No te opongas a la oscuridad reinante;
Allí, mil veces esparcida, en esa mancha nublada,
Las estrellas son mundos que observan y no te ven.

***
Léonie Adams (Brooklyn, 1899 - Connecticut, 1988)
Versión de Carlos Almonte

/

THOUGHT'S END

I'd watched the hills drink the last colour of light,
All shapes grow bright and wane on the pale air,
Till down the traitorous east there came the night
And swept the circle of my seeing bare;
Its intimate beauty like a wanton's veil
Tore from the void as from an empty face.
I felt at being's rim all being fail,
And my one body pitted against space.
O heart more frightened than a wild bird's wings
Beating at green, now is no fiery mark
Left on the quiet nothingness of things.
Be self no more against the flooding dark;
There thousandwise, sown in that cloudy blot,
Stars that are worlds look out and see you not.

martes, 4 de noviembre de 2025

octavio paz / himno entre ruinas













  donde espumoso el mar siciliano…
                                        Góngora

Coronado de sí el día extiende sus plumas.
¡Alto grito amarillo,
caliente surtidor en el centro de un cielo
imparcial y benéfico!
Las apariencias son hermosas en esta su verdad
momentánea.
El mar trepa la costa,
se afianza entre las peñas, araña deslumbrante;
la herida cárdena del monte resplandece;
un puñado de cabras es un rebaño de piedras;
el sol pone su huevo de oro y se derrama sobre el mar.
Todo es dios.
¡Estatua rota,
columnas comidas por la luz,
ruinas vivas en un mundo de muertos en vida!

Cae la noche sobre Teotihuacan.
En lo alto de la pirámide los muchachos fuman marihuana,
suenan guitarras roncas.
¿Qué yerba, qué agua de vida ha de darnos la vida,
dónde desenterrar la palabra,
la proporción que rige al himno y al discurso,
al baile, a la ciudad y a la balanza?
El canto mexicano estalla en un carajo,
estrella de colores que se apaga,
piedra que nos cierra las puertas del contacto.
Sabe la tierra a tierra envejecida.

Los ojos ven, las manos tocan.
Bastan aquí unas cuantas cosas:
tuna, espinoso planeta coral,
higos encapuchados,
uvas con gusto a resurrección,
almejas, virginidades ariscas,
sal, queso, vino, pan solar.
Desde lo alto de su morenía una isleña me mira,
esbelta catedral vestida de luz.
Torres de sal, contra los pinos verdes de la orilla
surgen las velas blancas de las barcas.
La luz crea templos en el mar.

Nueva York, Londres, Moscú.
La sombra cubre al llano con su yedra fantasma,
con su vacilante vegetación de escalofrío,
su vello ralo, su tropel de ratas.
A trechos tirita un sol anémico.
Acodado en montes que ayer fueron ciudades,
Polifemo bosteza.
Abajo, entre los hoyos, se arrastra un rebaño de hombres.
(Bípedos domésticos, su carne
-a pesar de recientes interdicciones religiosas-
es muy gustada por las clases ricas.
Hasta hace poco el vulgo los consideraba animales impuros.)

Ver, tocar formas hermosas, diarias.
Zumba la luz, dardos y alas.
Huele a sangre la mancha de vino en el mantel.
Como el coral sus ramas en el agua
extiendo mis sentidos en la hora viva:
el instante se cumple en una concordancia amarilla,
¡oh mediodía, espiga henchida de minutos,
copa de eternidad!

Mis pensamientos se bifurcan, serpean, se enredan,
recomienzan,
y al fin se inmovilizan, ríos que no desembocan,
delta de sangre bajo un sol sin crepúsculo.
¿Y todo ha de parar en este chapoteo de aguas muertas?

¡Día, redondo día,
luminosa naranja de veinticuatro gajos,
todos atravesados por una misma y amarilla dulzura!
La inteligencia al fin encarna,
se reconcilian las dos mitades enemigas
y la conciencia-espejo se licua,
vuelve a ser fuente, manantial de fábulas:
Hombre, árbol de imágenes,
palabras que son flores que son frutos que son actos.

[1948]

***
Octavio Paz (Ciudad de México, 1914-1998)