jueves, 11 de julio de 2024

juan rodolfo wilcock / dos poemas









Deshacerme

*

Extiendo hacia mi pasado
vanos tentáculos de sueño
para comprender objetos, papeles
que quizá ya no existen;
mas, como un remordimiento
sé que mis riquezas
simbólicas aún están allá,
en la casa hoy cerrada,
jaula de un loco y de una vieja:
mis retratos de entonces,
el sello con mi nombre,
y yo, yo dondequiera,
en los espejos y sobre las paredes.
Adelante, debo ir a desmontar
este templo de mí mismo,
saquear, regalar
a los museos mis objetos
más raros y arrojar lo demás,
exorcizar ese lugar
que fue destinado a mi culto,
morir sin dejar
rastros vergonzosos o de otra especie,
deshacerme de todo, partir
así como he venido.

~

Cuando tu, mi poesía, lees poesía

*

Cuando tú, mi poesía, lees poesía,
se oscurece el cielo con una luz verde,
la gente huye de la orilla del mar
por un sentido remoto de tempestad
o de contraste entre los elementos,
relámpagos se enarbolan sobre los hilos de los tranvías,
y un gran silencio baja sobre la ciudad:
es la poesía que se contempla a sí misma.
Lees palabras de un tiempo desaparecido,
de un presente que se derrumba sin tregua
velozmente en el pasado informe,
lees sobre reyes y coronas, jardines y guerras,
tú que eres la corona de cada imperio
y el jardín del mundo conocido
y la guerra de los sentidos de la naturaleza,
lees, «¿quién creerá mis versos en el futuro
si digo ahora todo lo que vales?”
y ocurre en ese momento que esos versos,
como una flecha lanzada en los siglos,
alcanzan a quien un día los inspiró.
Y entonces la oscuridad verde invade todo,
la gente se esconde, abrumada,
y en un silencio como de terremoto
se levanta la luna sobre los Castillos Romanos
y lentamente lo vuelve todo azul
mientras tú, mi poesía, lees poesía.

***
Juan Rodolfo Wilcock (Buenos Aires, 1919-Lubriano, 1978)

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