viernes, 17 de enero de 2025

hilde domin / constrúyeme una casa













Viene el viento.

El viento que peina las flores
y que hace que las flores se conviertan en mariposas,
el que deja que las palomas de papel viejo
se eleven hasta el cielo
en los desfiladeros de Manhattan,
hasta el décimo piso,
y que hace que las aves migratorias se estrellen
contra las torres de los rascacielos.

Viene el viento, el salífero viento
que nos empuja sobre el mar
y nos arroja a una playa
como medusas
que regresan otra vez mar adentro.
Viene el viento.
Sujétame fuerte.

***
Hilde Domin (Colonia, 1909-Heidelberg, 2006)
Versión de Reinhard Huaman Mori

/

Bau mir ein Haus

*

Der Wind kommt.

Der Wind, der die Blumen kämmt
und die Blüten zu Schmetterlingen macht,
der Tauben steigen läßt aus altem Papier
in den Schluchten Manhattans
himmelwärts, bis in den zehnten Stock,
und die Zugvögel an den Türmen
der Wolkenkratzer zerschellt.

Der Wind kommt, der salzige Wind,
der uns übers Meer treibt
und uns an einem Strand wirft
wie Quallen,
die wieder hinausgeschwemmt werden.
Der Wind kommt.
Halte mich fest.

jueves, 16 de enero de 2025

josé watanabe / mamá cumple 75 años








Cinco cuyes han caído
degollados, sacrificados, a tus pies de reina vieja
Sangre celebra siempre tu cumpleaños, recíbela
en una escudilla
donde pueda cuajar un signo brillante
además del cuchillo.
La bombilla de luz coincide con tu cabeza dormida
y te aureola: comenzamos a quererte
con cierta piedad.
pero tus ojos
tus ojos se abren rápidos como avisados, y revive en ellos
un animal de ternura demasiado severa.
Tus ojos de ajadísimo alrededor
son el resto indemne
del personaje central que fuiste entre nosotros,
cuando alta y enhiesta
alargabas el candil hacia la oscuridad
y llamabas susurrando
a nadie. Las sombras en el muro y los gatos
detrás de la frontera terrible
eran inocentes. Tú señora, eras el miedo.
Cinco cuyes pronto estarán servidos en la mesa.
Otros serán los del rito curador, los de entrañas abiertas
y sensitivas
que revelaban nuestras enfermedades.
Estos son de diente, de presa. No dirán
que tú eres nuestra más antigua dolencia.

***
José Watanabe (Laredo, 1945-Lima, 2007)

miércoles, 15 de enero de 2025

camillo sbarbaro / yo te espero al volver de cada esquina


Yo te espero al volver de cada esquina, 
Perdición. En los ojos voy buscándote 
de todas las que pasan... 
Me paro en las barracas de las ferias 
a ver a la mujer de la serpiente, 
a la chica que vuela... 
 
¡Oh el deleite de dar todo por nada, 
de que importe un pimiento 
esta vida que es todo nuestro haber! 
 
La que ha sido de todos, la de risa 
fácil que no comprende, aquella que 
con un meneo de hombros y caderas 
dentro todo mi mundo me disuelva, 
la que es más despreciable porque ignora 
su poder, 
pido que en mi camino se atraviese. 

Lo mismo que un mendigo que, llegado
a la orilla del río, carcajeándose
la única moneda que posee
arroja, yo por ella arrojaría,
riéndome, mi vida.

***
Camillo Sbarbaro (Santa Margherita Ligure, 1888-Savona, 1967)
Versión de Ángel Crespo

/

Io t'aspetto allo svolto d'ogni via

*

Io t'aspetto allo svolto d'ogni via, 
Perdizione, ti cerco dentro gli occhi
d'ogni donna che passa... 
Sosto dai baracconi nelle fiere
a guardare la donna del serpente, 
la fanciulla che vola... 

Oh la gioia di dar tutto per nulla! 
di tenere in conto d'una paglia 
questa vita che é il solo nostro bene! 

Quella che tutti ebbero, che ride 
facile, e nos capisce, quella che
con un crollar di spalle e un muover d'anca 
dentro tutto il mio mondo mi dissolva, 
quella più disprezzabile che ignora
la sua potenza,
io prego che la strada m'attraversi. 

Io come il mendicante che venuto
sulla sponda del fiume, sghignazzando 
l'unico soldo che possiede getta, 
per lei la vita getterei ridendo.

martes, 14 de enero de 2025

frank o'hara / mañana













Tengo que decirte
que te amo siempre
lo pienso en las mañanas
grises con la muerte

en la boca el té
nunca está bien caliente
entonces y el cigarrillo
seco la bata morada

me da frío te necesito
y miro por la ventana
la nieve silenciosa

De noche en el muelle
los buses brillan como
nubes y me siento solo
pensando en flautas

te echo de menos siempre
cuando voy a la playa
la arena está mojada con
lágrimas que parecen mías

aunque nunca lloro
y te llevo en mi
corazón con un humor muy
real del que estarías orgulloso

el aparcamiento está repleto y me quedo parado
sacudiendo las llaves el coche
está vacío como una bicicleta

qué estás haciendo ahora
dónde fuiste a comer
el almuerzo y tenía
muchas anchoas

es difícil pensar
en ti sin mí en
la oración me deprimes
cuando estás solo

Anoche había muchas
estrellas y hoy
la nieve es su tarjeta de
visita no seré cordial

no hay nada que
me distraiga la música es

solo un crucigrama
sabes lo que se siente

cuando eres el único
pasajero si hay un
lugar más allá de mí
te lo suplico no vayas

***
Frank O'Hara (Baltimora, 1926-Mastic Beach, 1966)
Versión de Eleonora González Capria
Fotografía de Harry Redl

/

Morning

*

I've got to tell you
how I love you always
I think of it on grey
mornings with death

in my mouth the tea
is never hot enough
then and the cigarette
dry the maroon robe

chills me I need you
and look out the window
at the noiseless snow

At night on the dock
the buses glow like
clouds and I am lonely
thinking of flutes

I miss you always
when I go to the beach
the sand is wet with
tears that seem mine

although I never weep
and hold you in my
heart with a very real
humor you'd be proud of

the parking lot is
crowded and I stand
rattling my keys the car
is empty as a bicycle

what are you doing now
where did you eat your
lunch and were there
lots of anchovies it

is difficult to think
of you without me in
the sentence you depress
me when you are alone

Last night the stars
were numerous and today
snow is their calling
card I'll not be cordial

there is nothing that
distracts me music is
only a crossword puzzle
do you know how it is

when you are the only
passenger if there is a
place further from me
I beg you do not go

lunes, 13 de enero de 2025

silvio mattoni / el consejo moral











La tormenta dispuso un velo gris
sobre los árboles del campus. No
tengo nada que hacer salvo escaparme
de unas charlas despreocupadas que
deberían relajarme. Una prima
de mi esposa, que se le pareció
tal vez mucho en la risa, en las pecas,
en la forma del torso, ahora vino
de visita unas horas. Cada vez
que la veo reírse, como si fuera
una versión más ancha de la boca
que hace décadas beso, no consigo
sacar de mi cabeza una infidencia
sórdida. Y en paralelo crecen
mis fantasías de celar un cuerpo
que maduró conmigo. Ah, el amor,
como dijo un amigo, no debiera
ser una cuestión personal. La lluvia
se desató de nuevo en el cemento
de los baldosones, en el pasto vivo
de febrero. Ya es hora de volver
y decir unas frases, asistir sobre todo
a lo que dirás: “¡Qué extraño! ¡Qué raro!”,
para hablar de otro primo que hace diez
años que se esfumó y ya nadie sabe
si está vivo, está loco, si dejó
un hijo sin nombre en la Patagonia
y un cuerpo sin tumba en los trópicos
en donde se sumergió acaso para salir
de una manía o bañarse más en ella
o terminar de una vez con todo eso.
Lo conocí, era una especie de satélite
de los afectos familiares, nada
lo ataba demasiado. Cae agua y yo
tiro de la soga que siempre se anuda
y llegaré de nuevo al lugar donde escucho
un ritmo y una expectativa. Cuando
pare un poco el aguacero de afuera,
dejaré a dos poetas ingleses, a un francés
crítico, a un novelista italiano, estos
dos últimos sin leer, en la biblioteca
y habré cumplido un trámite. El poema
quizás fracase, pero la mano asiente
al movimiento de sus sensaciones
y mis ojos nublados en la lejanía
–presbicia que compensa la miopía–
se entregaron al goce de mirar las letras.
¿Y dónde están los otros, que no escriben,
que creen en fantasmas, que no saben
que este día de torrentes de agua
se parece a otras lluvias pero no
volverá nunca? El cerdo de la piara
epicúrea me susurra ahora que corte
minutos, frutas de estación, pero el consejo
moral vale más que el musical:
el loquito, el drogón, el nombre ausente
como árboles, pájaros, arbustos, mariposas,
se orientan al salvataje del momento
y las palabras siempre llegan tarde.

***
Silvio Mattoni (Córdoba, 1969)

domingo, 12 de enero de 2025

anne spencer / réquiem











Oh, yo que había deseado tanto ser dueña de algún suelo
– ahora mejor estoy consumida por la tierra.
La sangre al río, el hueso al terreno
– la tumba restaura lo que encuentra su lecho.

Oh, yo que bebía del barro oloroso de la Primavera
– devuelvo su vino para otra gente.
El aliento al aire, 
el corazón a las hierbas
– mi corazón estando despojado,
entonces yo podría descansar.

***
Anne Spencer (Condado de Henry, 1882-Lynchburg, 1975)
Versión de Alexander Best

/

Requiem


Oh, I who so wanted to own some earth,
Am consumed by the earth instead:
Blood into river
Bone into land
The grave restores what finds its bed.

Oh, I who did drink of Spring’s fragrant clay,
Give back its wine for other men:
Breath into air
Heart into grass
My heart bereft – I might rest then.

sábado, 11 de enero de 2025

amaranta caballero prado / de ser posible













Luego de cuatro meses de volver a casa
los pájaros de la mañana siguen
sonando a fresco, a plantas, a cerros de
tierra fértil entre hojarasca y armadura;
Diríase que los barcos siempre pasaron
por aquí en días inciertos de bruma
y querosene, pero nada de eso,
salitre es lo que extraño
con sus curaciones respiratorias y
exfoliantes de la piel porque entre tanta
venda y achicoria entre cortes, tajos y
rebanaditas, las jeringas prominentes
y las gasas vaporosas, ya mis trazos, dibujitos,
no me dicen ni me hablan ni me consienten.
Aguanieve sobre la ciudad, incendios provocados
en los cerros mis vecinos, pulcritud y una extraña
cosa nueva que aún no identifico porque aprendí
a pensar que luego de cierto tiempo y en otro lugar
todo lo raro vuelve y se presenta en su mejor traje
de fiesta. Limpio y sin costuras.
Todavía se siente la alegría de caminar el patio
de la recámara hacia la cocina; el frío del comedor
se cuela entre las sílabas, las letras y palabras
porque es la manera de decir que es tiempo de volver
como hace cuatro meses, habitar un lugar y
cargar con esas dos maletas que ojalá no guarden
ni miedo ni pesadillas. Espanto comprobar
las cargas de cada quién, los vacíos de cada cual;
la hora de la mañana parla puntual desde un reloj
y pinta de oro macizo los recovecos del habla.
Muchos fueron los lugares donde nunca
bebí un café y pocos más fueron los sitios
donde evité llegar porque me di cuenta que
empecé a ser más feliz caminando
y hablando sola, de ser posible en voz alta.

***
Amaranta Caballero Prado (Guanajuato, 1973)