jueves, 20 de febrero de 2025

miguel eduardo bórquez / dos poemas









los recién nacidos de fukushima sueñan que el sistema solar también es un espejismo

divagar al revés de lo histérico semejando en su cascarón de marfil la belleza primera del átomo, del resplandor tras desgarrarse la finitud de su manantial áureo y asir la tierra con maternal ilusión. a lo lejos una observación estática desde el parabrisas y un alto en la ruta para comer un sándwich y emocionarse con la bandera y los coironales, y desde allí alucinar coloridas e intransitables autopistas. todos los días arde una porción del amazonas, se seca un cordón lacustre en marruecos o se derrite un glaciar en groenlandia; hay criaturas acorraladas por un daño multifactorial y obsceno que no enmiendan los viejos hipocampos del tiempo, pequeñas proezas humanas que se adhieren a la ficción de apellidos, hogares y países que no perdurarán más que en ciertos soportes análogos. por eso se recopilan con afán antropológico miles de cintas de video con escenas distorsionadas y elípticas de bautizos, primeras comuniones o paseos al campo con tonos blanquecinos y motivos montañosos: todas son iguales, todas narran sin saberlo la novela patria. hay unos escolares vertiendo el mercurio de un termómetro en sus labios antes del primer beso y un cordón umbilical anónimo enterrado en cada quinta junto a perros y gatos muertos. para sobrellevar tanta mierda una dosis dominical de urbanidad y aleatoria lascivia, para cautelar lo normal y perpetuar lo auto flagelante precisando un eco convergente sin raíz ni esperanza. de amo a vasallo las instantáneas de la pacificación de chile, su ecléctica flora y fauna y los paisajes del sur –fiordos, estepas y lodazales- resplandeciendo borrosos rayos gamma y restos cutáneos que otros acabarán llamando casa. los pirómanos vuelven a deambular el suburbio para incendiar autos por la noche mientras las familias planifican un pulmay de viernes santo. el tiempo es un síntoma pero la enfermedad es otra. no hay más naturaleza, ya no hay fotosíntesis secante para el mar. la ecología primaria de los herbívoros que pastorean polietilenos declina, los refrigeradores y plasmas se apilan aleatoriamente hasta moldear un mamarracho que llaman chernóbil, que antes lo llamaban chile

~

ya no puedo escribir la envergadura del paisaje

cuál yacer que nombras pasado el terror de este burdo found footage que ahora transcribes, la nocturna cadencia del deseo atómico devastando tu cuerpo como un iceberg compactado bajo la tierra. ya no hay nada en lo que eres, ya no hay sentido en lo que haces. has llegado hasta aquí como cualquier mamífero menor trasladado por el azar y lo sabes, lo piensas como el moribundo piensa ajena su infancia viendo como una retroexcavadora descubre cuerpos al parecer humanos en el patio del colegio. tu mundo interior vale mierda y el fascismo es un yugo atroz que aún te pesa, que aún doblega tu frágil espalda y te rompe. habrá un relato más común? podría imaginarse una vida más ordinaria?

***
Miguel Eduardo Bórquez (Puerto Natales, 1985)

miércoles, 19 de febrero de 2025

ida travi / dos poemas











Saca al niño de los libros
Está en medio de los libros, ve a buscarlo.
 
Enséñale a coger la pala.
¿No ves que empieza por el final?

Ve por él, ponlo en el lugar de la rama.
pon al niño en el lugar de la rama
antes de que llegue el invierno.

~

¿Qué buscas en los libros? Me gustaría saber

Me gustaría conocer un bosque fósil aterrador
una golondrina común
 
Una golondrina común vuela por el espacio material
Vuela sin ofender a nadie
 
alguien empuja el tiempo bajo el ala
alguien mantiene el tiempo con saliva, la gente
reza bajo el gran escupitajo
 
El río, el campo, el camino polvoriento
todo está calmado ante la puerta, todo está en silencio
por encima de la tierra púrpura, por encima de ese tronco rojo.

***
Ida Travi (Cologne, 1948)
Versiones de Nicolás López-Pérez

/

Togli il bambino dai libri
è finito in mezzo ai libri, vai a prenderlo
 
Insegnagli come si tiene la vanga
non vedi che comincia dalla fine?

Vai a prenderlo, mettilo al posto del ramo
metti il bambino al posto del ramo
prima che venga l’inverno.

~

Cosa cerchi nei libri? Mi piacerebbe sapere

Mi piacerebbe sapere una spaventosa foresta fossile
una rondine comune
 
Una rondine comune vola nello spazio materiale
vola senza offendere nessuno
 
Qualcuno spinge il tempo sotto l’ala
qualcuno tiene il tempo con lo sputo, la gente
prega sotto il grande sputo
 
Il fiume, il campo, il sentiero polveroso
tutto è calmo davanti alla porta, tutto tace
sopra la terra viola, sopra quel tronco rosso.

martes, 18 de febrero de 2025

carl sandburg / los abogados saben demasiado










Los abogados, Bob, saben demasiado.
Son amigos de los libros del viejo John Marshall.
Lo saben todo, lo que escribió una mano muerta,
Una mano muerta rígida y sus nudillos desmoronándose,
Los huesos de los dedos una fina ceniza blanca.
       Los abogados conocen
       los pensamientos de un hombre muerto demasiado bien.

En los talones de los abogados regatones, Bob,
Demasiados «si», «peros», «cómo», resbaladizos 
Demasiados mientras tanto,
Demasiadas puertas para entrar y salir.

       Cuando los abogados terminan
       ¿Qué queda, Bob?
       ¿Puede un ratón husmearlo
       Y encontrar lo suficiente para sujetar un diente?

       ¿Por qué siempre hay un canto secreto
       Cuando un abogado cobra?
       ¿Por qué ríe un caballo fúnebre
       cuando se lleva a un abogado?

El trabajo de un albañil perdura en el tiempo.
La habilidad de un albañil dura más que una luna.
Las manos de un yesero mantienen unida una habitación.
La tierra de un granjero le desea de vuelta.
       Cantores de canciones y soñadores de obras
       construyen una casa que el viento no derriba.
Los abogados, dime por qué ríe el caballo de un coche fúnebre
       transportando los huesos de un abogado.

***
Carl Sandburg (Galesburg, 1878-Flat Rock, 1967)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

The Lawyers Know Too Much

*

The lawyers, Bob, know too much.
They are chums of the books of the old John Marshall.
They know it all, what a dead hand wrote,
A stiff dead hand and its knuckles crumbling,
The bones of the fingers a thin white ash.
       The lawyers know
       a dead man’s thoughts too well.

In the heels of the higgling lawyers, Bob,
Too many slippery ifs and buts and howevers,
Too much hereinbefore provided whereas,
Too many doors to go in and out of.

       When the lawyers are through
       What is there left, Bob?
       Can a mouse nibble at it
       And find enough to fasten a tooth in?

       Why is there always a secret singing
       When a lawyer cashes in?
       Why does a hearse horse snicker
       Hauling a lawyer away?

The work of a bricklayer goes to the blue.
The knack of a mason outlasts a moon.
The hands of a plasterer hold a room together.
The land of a farmer wishes him back again.
       Singers of songs and dreamers of plays
       Build a house no wind blows over.
The lawyers—tell me why a hearse horse snickers
       hauling a lawyer’s bones.

lunes, 17 de febrero de 2025

gonzalo rojas / tres poemas






Carbon

*

Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces
cundo el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.

Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada y un rayo la estremece.

Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,                      
y me clave las púas de su barba.

Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la exploración, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.
             
Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. No importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a los dos.

                     -Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.

~

Qedeshím Qedeshóth

*

Mala suerte acostarse con fenicias, yo me acosté
con una en Cádiz bellísima
y no supe de mi horóscopo hasta
mucho después cuando el Mediterráneo me empezó a exigir
más y más oleaje; remando
hacia atrás llegué casi exhausto a la
duodécima centuria: todo era blanco, las aves,
el océano, el amanecer era blanco.

Pertenezco al Templo, me dijo: soy Templo. No hay
puta, pensé, que no diga palabras
del tamaño de esa complacencia. 50 dólares
por ir al otro Mundo, le contesté riendo; o nada.
50, o nada. Lloró
convulsa contra el espejo, pintó
encima con rouge y lágrimas un pez: —Pez,
acuérdate del pez.

Dijo alumbrándome con sus grandes ojos líquidos de
turquesa, y ahí mismo empezó a bailar en la alfombra el
rito completo: primero puso en el aire un disco de Babilonia y
le dio cuerda al catre, apagó las velas: el catre
sin duda era un gramófono milenario
por el esplendor de la música; palomas, de
repente aparecieron palomas.

Todo eso por cierto en la desnudez más desnuda con
su pelo rojizo y esos zapatos verdes, altos, que la
esculpían marmórea y sacra como
cuando la rifaron en Tiro entre las otras lobas
del puerto, o en Cartago
donde fue bailarina con derecho a sábana a los
quince; todo eso.

Pero ahora, ay, hablando en prosa se
entenderá que tanto
espectáculo angélico hizo de golpe crisis en mi
espinazo, y lascivo y
seminal la violé en su éxtasis como
si eso no fuera un templo sino un prostíbulo, la
besé áspero, la
lastimé y ella igual me
besó en un exceso de pétalos, nos
manchamos gozosos, ardimos a grandes llamaradas
Cádiz adentro en la noche ronca en un
aceite de hombre y mujer que no está escrito
en alfabeto púnico alguno, si la imaginación de la
imaginación me alcanza.

Qedeshím qedeshóth,* personaja, teóloga
loca, bronce, aullido
de bronce, ni Agustín
de Hipona que también fue liviano y
pecador en África hubiera
hurtado por una noche el cuerpo a la
diáfana fenicia. Yo
pecador me confieso a Dios.

Qedeshím qedeshóth: en fenicio cortesana del pueblo

~

Tartamudeante

*

Corrupción y mártires, época mía la turbia 
con todas las galaxias por estallar, Orgía 
madre de la armonía antes, después 
de la vejez del gallo aleteante 
del dos mil, cúmplase 
en mí la ley alta, ciérrese 
el relámpago del aprendiz 
que voy siendo en mi átomo; 
cúmplase el cúmplase, cuélguenme de mi soga, 
arcángeles 
de Altazor y Maldoror, 
arrebátenme hasta lejos, y más lejos, 
donde ni el ojo vio, 
ni el oído oyó, ni el loco 
de Patmos 
en la consumación, hasta lo último, 
para vidente ver las multitudes, el 
derrumbe, que avanzan ciegas en manadas 
de serpientes aullantes de un lado a otro, perdido el Este
 y el Oeste, bajo el sucio sol 
del exterminio, las calles 
inundadas por los océanos, los 
oí canos huecos, una mariposa desconocida 
más grande que los bombarderos 
con garras de diamante, el horror 
de haber llegado a esto después de tanta 
fascinación por la nada, ¡Historia, 
musa de la muerte!

***
Gonzalo Rojas (Lebú, 1916-Santiago de Chile, 2011)

domingo, 16 de febrero de 2025

teresa orbegoso / un poema









Nadie ha quedado fuera de la jaula
una cuerda tendida entre tu cuello y el mío 
tensa la realidad
y los domésticos objetos 
danzan sobre nuestras cabezas

un randon de lo que somos todos los días 

una cuerda
un nudo dos
alguien intenta mover los pies 
encima de la alfombra
limpiar nuestras palabras favoritas
pero una fotografía de hace cuatro años 
nos muestra a la Teresa que se fue
no una diez veces 
alguien mueve la cuerda 
para hacernos caer
y recordar la línea imperfecta 
dibujada por el cáncer
allí vive inseguro de todo 
nuestro poema
el nudo de mi cuerda se multiplica 
y casi llega a tocarte
una voluntad inexplicable
tan resistente como la pureza 
la cuerda habla
tiene una voz delicada 
para hacernos preguntas
mientras se retuerce y tiembla 
nupcial
y nuestros cuerpos
han terminado doblados bajo la mesa 
es la madera
son sus patas contundentes 
las que quieren aplastar
nuestras vasijas rotas y extranjeras

a lo lejos
quizá puedan escuchar lo que dicen 
porque nos hemos dado cuenta
que son muchas las cuerdas tendidas 
entre hombres y mujeres
entre mujeres y mujeres
entre hombres y hombres 
entre hombre y animal
y mujer y animal 
y hombre y planta 
y mujer y planta
entre no hombre y no mujer
y así el eco de las habitaciones
y las cosmogonías de las parejas 
y las eras

el vestido blanco gira fantasmal 
dentro de una esfera de vidrio
allí está el animal acompañándolo 
otro vestido colgado del tendal
se ha mojado con la lluvia
y ha crecido dentro de él un herbario diminuto

los anillos llevan escrito en su interior 
no es el que sostiene el que se pierde 
los anillos arrojados por la alcantarilla 
los anillos aprietan tu dedo anular

como los niños que llegaron
como los niños que nunca llegaron 
el dolor sabe quedarse

una composición de la belleza 
el matrimonio
otra más que nos enseña 
a desnudarnos en parques 
en autos en hoteles 
frente a la naturaleza 
sobre la Tierra
expandiéndose y explotando
entre los vestidos blancos y solitarios 
los anillos apretados
y los niños que llegaron 
y nunca llegaron
como en el principio

Y el hambre y el dolor
trabajan todos los días sin descanso 
cocinan un alimento que redima ese trabajo

la voluntad y la ternura
saben que construyen con sus manos 
un retablo con átomos blancos
bruma y flores de retama
 
el amanecer y lo siniestro 
prenden la pira del precipicio

nadie sabrá cómo salir 
de la cama que arrincona
la plenitud de nuestros miembros cansados

huéspedes invernales hemos sido 
prisioneros doblegados
deudores de la carne en su lucidez 
adoradores de una relación
de tinieblas y espantos / de torpeza, náusea y serenidad

una ronda lenta hemos sido 
un ejército con pesadas armas
una falsa multitud de dos y dos y dos
del que brota lo uno / tu nombre / mi nombre/ tu deseo / mi deseo / tu deseo y el mío

habrá que luchar en su placenta 
habrá que luchar fuera de ella 
marcharse de ese territorio viscoso

estirar los brazos quietos 
bostezar unos segundos 
mover las orejas
habrá que dejar de ser testigos amorosos (condescendientes)

habrá que romper el remolino 
de la balanza perecedera

acariciar la sequía / la acequia / el manantial inagotable 
de nuestros vientres /
cansados / sagrados y suaves

habrá que ser interferencias frenéticas 
para los cuerpos extraviados
de nuestras familias

habrá que desinflar sus cabezas 
con amor
habrá que enseñarles a silbar 
a sus otras bocas
a sus otros oídos 
a sus otros sexos

aprenderán a danzar 
ah, sí que aprenderán.

***
Teresa Orbegoso (Lima, 1976-2025)

sábado, 15 de febrero de 2025

claudio archubi / dos poemas










El libro y el sol

*

Ahora estás de pie, bajo el sol frí­o, frente a la casa cerrada que perteneció a tus abuelos.

Un cansancio antiguo parecí­a atravesar a tu abuela cuando por la noche, después de cerrar esa casa, retiraba la mano de tu hombro y abandonaba tus ojos para fijar los suyos en un libro. Te dejaba levemente desprotegido, quizá para que aprendieras lo que es el mundo de afuera, señalándote con su silencio que las palabras eran ventanas que aprenderí­as a abrir y a cerrar respetuosamente, hasta que llegase tu momento de saltar por ellas hacia el amor o hacia el final del amor, descubriendo que ambos caminos son necesarios para dejarse rozar por la verdad, aquella que alguna vez estuvo sobre tu hombro, y que luego siempre estarí­a por encima de ti, sobrevolándote como un águila a su dueño que por buscarla mirando insistentemente el sol se ha quedado ciego.

~

El futuro

*

Cierras los ojos:

Tu ciudad se vuelve más ní­tida a medida que el tiempo cae.

Así­ el pasado se adueña del futuro.

Ahora que has vuelto a dormirte sobre la playa, bajo el sol de invierno, sueñas que la ciudad a la que has regresado no existe y tú tampoco. Sientes frí­o. ¿Te has hundido demasiado lejos en el futuro?

Abres los ojos:

Tan lejos como un niño. Pero tu conciencia es de arena. Y ahora cubre tu cuerpo, extendiéndose sobre la costa desierta.

***
Claudio Archubi (Mar del Plata, 1971)

viernes, 14 de febrero de 2025

especial día de san/ta valentín/a (poemas de des-amor)

La historia de la poesía es, de alguna manera, la historia de la ausencia. Su curso está poblado de ausencias que van sucediéndose sin fin, una tras otra. Primero fue la tradición oral. Luego, vino la escritura que multiplicó las posibilidades exponencialmente. En ese contexto, ocurre la irrupción del poema como un tacto a distancia, de un nombre, de una presencia que se reconstruye y reconstituye. En efecto, la ausencia cabe en una ficción y aleja la sensación de fin. Un poema es una muestra de ello. A partir de un montaje de sintaxis e imágenes, un canto va inventando una sobrevida. La nombra, la singulariza. Desde el nombrar, accedemos a lo que está y a lo que no está aquí. Lo último, en cierta forma, impresentable, lo que no puede ser presentado, porque ya fue. En algún lugar del recuerdo o de la mente del poeta, hay una serie de átomos y partículas que transmutan, viajan y aterrizan como lenguaje sobre la página en blanco. Queda una representación de una escena que penetra en el cutis. Se presenta lo que no puede presentarse, por no estar. Y a los ojos de quien está del otro lado, algo se revela. En su canto, el poeta se vuelve un espejo de sus emociones. En él algo también se revela, se vuelve a velar. La ausencia y el desamor van de la mano: todo poema de desamor son las brasas de un amor y de lo que pudo ser un poema de amor.

***













Pablo Neruda
Poema VI

**

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

~


Francisco de Quevedo
En vano busca la tranquilidad el amor

**

A fugitivas sombras doy abrazos,
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día,
con un trasgo que traigo entre mis brazos.

Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.

Voy me a vengar en una imagen vana,
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.

Empiézola a seguir, fáltanme bríos,
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.

~


Jorge Luis Borges
Ausencia

**

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

~


Alfonsina Storni
Tú, que nunca serás

**

Sábado fue, y capricho el beso dado,
capricho de varón, audaz y fino,
mas fue dulce el capricho masculino
a este mi corazón, lobezno alado.

No es que crea, no creo, si inclinado
sobre mis manos te sentí divino,
y me embriagué. Comprendo que este vino
no es para mí, mas juega y rueda el dado.

Yo soy esa mujer que vive alerta,
tú el tremendo varón que se despierta
en un torrente que se ensancha en río,

y más se encrespa mientras corre y poda.
Ah, me resisto, más me tiene toda,
tú, que nunca serás del todo mío.

~


Alejandra Pizarnik
La enamorada

**

esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir

te arrastra alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada, ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

~


Jaime Sabinés
He aquí que tú estás sola y yo estoy solo

**

He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.

Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.

~


Andrés Bello
La renuncia

**

He renunciado a ti. No era posible
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.

Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella...
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba...

He renunciado a ti, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;

Como el que ve partir grandes navíos
como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos brios
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

Como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia
el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales
en los escaparates de las confiterías...

He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño...

~


Jaime Sáenz
Ven

**

Ven; yo vivo de tu dibujo
y de tu perfumada melodía,
soñé en la estrella a que con un canto se podría llegar
-te vi aparecer y no pude asirte, a turbadora distancia
te llevaba el canto
y era mucha lejanía y poco tu aliento para alcanzar
a tiempo un fulgor de mi corazón
-el que ahora estalla ahogado por alguna lluvia compasiva.

Ven, sin embargo; deja que mi mano imprima
inolvidable fuerza a tu olvido,
acércate a mirar mi sombra en la pared,
ven una vez; quiero cumplir mis deseos de adiós.

~


Cesare Pavese
Regreso de Deola

**

Volveremos a las calles a mirar a los transeúntes
y nosotros también seremos transeúntes. Estudiaremos
cómo levantarnos por la mañana depositando el hastío
de la noche y saldremos con el paso de antaño.
Agacharemos la cabeza al trabajo de antaño.
Volveremos allí, contra el vidrio, fumando
aturdidos. Pero los ojos serán los mismos
y los gestos y la cara también. Ese compartimento secreto
que perdura en nuestros cuerpos y dispersa nuestra mirada
morirá lentamente al ritmo de la sangre
donde todo desaparece.
Saldremos una mañana,
ya no tendremos hogar, saldremos;
el hastío nocturno nos habrá abandonado;
temblaremos de soledad. Pero querremos estar solos.
Miraremos a los transeúntes con la sonrisa muerta
de quien ha sido golpeado, pero que no odia ni grita
porque sabe que desde hace tiempo el destino
- todo lo que ya ha sido o será - está dentro de la sangre,
en el susurro de la sangre. Doblamos la frente
solos, en medio de la calle, escuchando un eco
dentro de la sangre. Y este eco dejará de vibrar.
Levantaremos la mirada, fijando el camino.

(Versión de Nicolás López-Pérez)

~

Ritorno di Deola

*

Torneremo per strada a fissare i passanti
e saremo passanti anche noi. Studieremo
come alzarci al mattino deponendo il disgusto
della notte e uscir fuori col passo di un tempo.
Piegheremo la testa al lavoro di un tempo.
Torneremo laggiù, contro il vetro, a fumare
intontiti. Ma gli occhi saranno gli stessi
e anche i gesti e anche il viso. Quel vano segreto
che c’indugia nel corpo e ci sperde lo sguardo
morirà lentamente nel ritmo del sangue
dove tutto scompare.
Usciremo un mattino,
non avremo più casa, usciremo per via;
il disgusto notturno ci avrà abbandonati;
tremeremo a star soli. Ma vorremo star soli.
Fisseremo i passanti col morto sorriso
di chi è stato battuto, ma non odia e non grida
perché sa che da tempo remoto la sorte
– tutto quanto è già stato o sarà – è dentro il sangue,
nel sussurro del sangue. Piegheremo la fronte
soli, in mezzo alla strada, in ascolto di un’eco
dentro il sangue. E quest’eco non vibrerà più.
Leveremo lo sguardo, fissando la strada.

~










Vinicius de Moraes
La chica de Ipanema

**

Mira qué belleza
Llena de gracia
Es una chica
Que va y viene
En un dulce vaivén
Camino al mar

Chica de cuerpo dorado
Del sol de Ipanema
Tu vaivén es más que un poema
Es la cosa más hermosa que he visto nunca

Ah, ¿por qué estoy tan solo?
Ah, ¿por qué todo es tan triste?
Ah, la belleza que existe
La belleza que no es sólo mía
Que también pasa sola

Ah, si ella supiera
Que cuando ella pasa
El mundo entero se llena de gracia
Y se vuelve más hermoso
Gracias al amor

(Versión de Nicolás López-Pérez)

~

Garota de Ipanema

*

Olha que coisa mais linda
Mais cheia de graça
É ela menina
Que vem e que passa
Num doce balanço
A caminho do mar

Moça do corpo dourado
Do sol de Ipanema
O seu balançado é mais que um poema
É a coisa mais linda que eu já vi passar

Ah, por que estou tão sozinho?
Ah, por que tudo é tão triste?
Ah, a beleza que existe
A beleza que não é só minha
Que também passa sozinha

Ah, se ela soubesse
Que quando ela passa
O mundo inteirinho se enche de graça
E fica mais lindo
Por causa do amor

~

Audre Lorde
Canción del movimiento

**

He estudiado los apretados rizos de tu nuca   
alejándose de mí
más allá de la ira o el fracaso
tu rostro en las escuelas vespertinas del deseo
en las mañanas de deseo y madurez
siempre nos despedíamos
en la sangre en el hueso sobre el café
antes de correr hacia ascensores que iban
en direcciones opuestas
sin despedidas.

No me recuerdes como puente ni como techo   
como hacedor de leyendas
ni como una escotilla
a ese mundo
donde los clérigos en blanco y negro
cuelgan del borde de la belleza en ascensores a las cinco en punto   
moviendo los hombros para evitar otra carne   
y ahora
hay alguien que habla por ellos   
alejándose de mí hacia mañanas   
mañanas de deseo y madurez
tu adiós es una promesa del relámpago   
en la mano del último ángel
inoportuno y alerta
las arenas se han acabado contra nosotros   
nos recompensaron con viajes
lejos el uno del otro
hacia el deseo
hacia mañanas solitarias
donde la excusa y la resistencia se mezclan   
concibiendo la decisión.
No me recuerdes
como un desastre
ni como una guardiana de secretos
soy una compañera de viaje en los vagones jaula
observandote
te mueves lentamente fuera de mi cama   
diciendo que no podemos perder el tiempo
sólo en nosotros mismos.

(Versión de Nicolás López-Pérez)

~

Movement Song

*

I have studied the tight curls on the back of your neck   
moving away from me
beyond anger or failure
your face in the evening schools of longing
through mornings of wish and ripen
we were always saying goodbye
in the blood in the bone over coffee
before dashing for elevators going
in opposite directions
without goodbyes.

Do not remember me as a bridge nor a roof   
as the maker of legends
nor as a trap
door to that world
where black and white clericals
hang on the edge of beauty in five oclock elevators   
twitching their shoulders to avoid other flesh   
and now
there is someone to speak for them   
moving away from me into tomorrows   
morning of wish and ripen
your goodbye is a promise of lightning   
in the last angels hand
unwelcome and warning
the sands have run out against us   
we were rewarded by journeys
away from each other
into desire
into mornings alone
where excuse and endurance mingle   
conceiving decision.
Do not remember me
as disaster
nor as the keeper of secrets
I am a fellow rider in the cattle cars
watching
you move slowly out of my bed   
saying we cannot waste time
only ourselves.

~










Nicolás López-Pérez
El carromato en Vyšehrad 

**

Dijiste que no querías sus poemas
que jamás le habías pedido un libro
y solo querías un marido en casa
capaz de comprender cómo te sentías.

El cochero en Vyšehrad condujo
a toda velocidad por los adoquines.
Se detuvo en la puerta de la iglesia
donde te habías casado con el poeta.

El cochero esperó la evaporación
de las ciudades de agua en tu rostro.
Te dio un pañuelo y te dejó a solas.
Con el duelo, el asco y la desilusión.

Pensaste que podías ser un poema.
En algún desperdicio de tinta
o en una lectura snob en Berlín.
Te despediste de todas las ceremonias.

No pensaste en quitarte la vida.
Eso hubiese sido llenar más papeles.
El poeta creyó volver a Praga por ti.
Y no te encontró en el Montmartre.

A estas alturas, el cochero todavía
se acuerda de ti. Le bastó mirarte
para escribir un libro de poesía
que ganó el premio regional.

Y tú ya no querías ningún libro
dijiste odiar a la poesía, a los poetas.
Al menos el cochero fue feliz
y el único que entendió tu dolor.