La razón por la que estoy aprendiendo español
para leer a Neruda palabra por palabra
mirando la mayoría de ellas en el diccionario
y la razón por la que estoy leyendo
a Dickinson poema por poema
y que sigo sin entender
o gustarme mucho, y la razón
por la que sigo pensando en que
podría ser una historia
y la razón por la que estoy sentada
escribiendo esto, es porque estoy tratando
de hacer esto.
Soy tímida para nombrarlo.
A mi papá no le gustan las palabras como “alma”.
Él se afeita con la navaja de Occam.
¿Por qué inventar cosas
cuando ya hay suficientes?
Aunque yo hago ficción. La compongo.
Nunca hay suficientes cosas.
Entonces supongo que puedo decirle como quiera.
De todas maneras, aún no está hecha.
Estoy tratando de una y otra manera
todas las palabras. Entonces, está hecha de palabras, ¿o no?
No. Creo que las mejores ficciones
deben ser hechas de actos valientes y amables,
y pertenecer a las personas que cuidan a las cosas
con todo su corazón
y esto incluye el océano al atardecer.
Esa es la mejor calidad
de esta cosa que hago:
amabilidad, coraje, crepúsculo, y el océano.
Este tipo de cosas es seda pura.
Lo mío es sintético. Las palabras no limpiarán.
No durarán mucho.
A mi edad, debería haberlo logrado
hace mucho tiempo, debí ser yo
aplaudiendo y cantando a cada andrajo
como dijo Willy. Pero el “vestido mortal”,
hombre, soy yo. Eso no es ropa.
Esa so yo hecha andrajos.
Ese es mi yo mortal.
Esto que estoy haciendo es la ropa de mi alma.
Me gustaría que fuera una armadura inmortal,
claro que sí, pero no tengo los materiales.
Solo tengo trozos de andrajos.
Sé que terminaré desnuda
o en el suelo o en el viento.
Entonces, ¿por qué aprender español?
Por la belleza de las palabras de los poetas
y si no sé español
no puedo leerlas. Porque el elogio
es lo que estoy haciendo.
Y cuando me deshaga
me gustaría que ser lo que queda,
un trapo de ropa barata,
un color en la tierra
un susurro en el viento.
Una palabra, un aliento.
ii
Así que ahora daré media vuelta
y le quitaré el peso a una mente amargada
que se regocijará en el regocijo
de la segunda revolución en Rusia,
pero no puede, porque se ha vuelto vieja
sabia, ruin, femenina
y dije: Entonces. Los hombres
han pasado setenta años en el nombre de algo
matando hombres, mujeres y niños
torturando, dirigiendo campos de esclavos
diciendo mentiras y obteniendo ganancias,
ahora han decidido
que eso no era lo correcto,
para que hagan otra cosa de la misma manera.
Setenta años para nada.
Y el sueño que vino antes de la traición,
la justicia entrevista antes de los asesinos,
la verdad que brilló antes de las mentiras,
todo eso ha sido abandonado.
De todos modos, no importa
porque todo lo que importa
es quien tiene la palabra.
Una vez canté libertad, libertad
dulce como un ruiseñor.
Pero aprendí Real Politics.
No hay libertad para nuestros hijos
en el mundo de la palabra.
Solo la escucha.
El silencio alrededor de la palabra.
El nunca dejar de escuchar.
Entonces voy a oír
a las mujeres, a nuestros niños
y a las personas sin poder,
mi gente. Y voy a honrar solo
a mi gente, la sin poder.
Ursula K. Le Guin (Berkeley, 1929-Portland, 2018)
Versión de Nicolás López-Pérez
/
When the Soviet Union Was Disintegrating
*
i
The reason why I’m learning Spanish
by reading Neruda one word at a time
looking most of them up in the dictionary
and the reason why I’m reading
Dickinson one poem at a time
and still not understanding
or liking much, and the reason
why I keep thinking about
what might be a story
and the reason why I’m sitting
here writing this, is that I’m trying
to make this thing.
I am shy to name it.
My father didn’t like words like “soul.”
He shaved with Occam’s razor.
Why make up stuff
when there’s enough already?
But I do fiction. I make up.
There is never enough stuff.
So I guess I can call it what I want to.
Anyhow it isn’t made yet.
I am trying one way and another
all words — So it’s made out of words, is it?
No. I think the best ones
must be made out of brave and kind acts,
and belong to people who look after things
with all their heart,
and include the ocean at twilight.
That’s the highest quality
of this thing I am making:
kindness, courage, twilight, and the ocean.
That kind is pure silk.
Mine’s only rayon. Words won’t wash.
It won’t wear long.
But then I haven’t long to wear it.
At my age I should have made it
long ago, it should be me,
clapping and singing at every tatter,
like Willy said. But the “mortal dress,”
man, that’s me. That’s not clothes.
That is me tattered.
That is me mortal.
This thing I am making is my clothing soul.
I’d like it to be immortal armor,
sure, but I haven’t got the makings.
I just have scraps of rayon.
I know I’ll end up naked
in the ground or on the wind.
So, why learn Spanish?
Because of the beauty of the words of poets,
and if I don’t know Spanish
I can’t read them. Because praise
may be the thing I’m making.
And when I’m unmade
I’d like it to be what’s left,
a wisp of cheap cloth,
a color in the earth,
a whisper on the wind.
Una palabra, un aliento.
ii
So now I’ll turn right round
and unburden an embittered mind
that would rejoice to rejoice
in the second Revolution in Russia
but can’t, because it has got old
and wise and mean and womanly
and says: So. The men
having spent seventy years in the name of something
killing men, women, and children,
torturing, running slave camps,
telling lies and making profits,
have now decided
that that something wasn’t the right one,
so they’ll do something else the same way.
Seventy years for nothing.
And the dream that came before the betrayal,
the justice glimpsed before the murders,
the truth that shone before the lies,
all that is thrown away.
It didn’t matter anyway
because all that matters
is who has the sayso.
Once I sang freedom, freedom,
sweet as a mockingbird.
But I have learned Real Politics.
No freedom for our children
in the world of the sayso.
Only the listening.
The silence all around the sayso.
The never stopping listening.
So I will listen
to women and our children
and powerless men,
my people. And I will honor only
my people, the powerless.
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