viernes, 30 de junio de 2017

elvira hernández / de la bandera de chile










La Bandera de Chile es usada de mordaza
y por eso seguramente por eso
nadie dice nada

~

Nadie ha dicho una palabra sobre la Bandera de Chile
en el porte en la tela
en todo su desierto cuadrilongo
no la han nombrado
La Bandera de Chile
ausente
La Bandera de Chile no dice nada sobre si misma
se lee en su espejo de bolsillo redondo
espejea retardada en el tiempo como un eco
hay muchos vidrios rotos
trizados como las líneas de una mano abierta
se lee
en busca de piedras para sus ganas

~

Levanta una cortina de humo la Bandera de Chile
asfixia y da aire a más no poder
no verá nunca el subsuelo encendido de sus campos
es increíble la bandera
santos
los tesoros perdidos en los recodos del aire
los entierros marinos que son joya
veremos la cordillera maravillosa sumiéndose en la
penumbra
ficticia ríe
la Bandera de Chile

~

Una ignorancia padre ama a la Bandera de Chile
no importa ni madre que la parió
se le rinden honores que centuplean los infalibles
incipiente la Bandera de Chile allí
den doscientos novecientos
mecanismos
no tiene en otros el territorio de sus propios eriazos
no tiene en otros el fósil de su olla común
no tienen no tienen hasta decir so de colores andrajos
no tienen no tienen no son
La Bandera de Chile se parte en banderitas para los niños
y saludan.

***

Elvira Hernández (Lebú, 1951) La bandera de Chile. Buenos Aires: Libros de Tierra Firme, 1991.

Fotografía de Carlos Mundaca

jueves, 29 de junio de 2017

jack kerouac / del libro de esbozos














Tengo que creer en las vidas
de la gente & la historia de
su realidad, tengo que con-
vertirme en historiador,
   observar la historia de la sociedad
   & escribir historias del mundo
   en una furiosa prosa alucinada,
   pero un testimonio de los
   ángeles personalizando todos los
   lugares encantados que he
   visto, escrito para los ángeles
   no los editores & lectores
   una historia completa de
   mi vida interior completa,
   asimismo.

***

Jack Kerouac (Lowell, 1922-St. Petersburg, 1969) Libro de Esbozos. Barcelona: Bruguera, 2008.
Versión de Eduardo Iriarte Goñi

/

From Book of Sketches

I must believe in the lives / of people & the history of / their reality –I must be- / come a historian - // observe the history of society / & write histories of the world / in wild hallucinated prose / - but a record of the /angels personalizing all the / haunted places I have / seen, written for the angels / not the publishers & readers / - a complete history of / my complete inner life, / also.



miércoles, 28 de junio de 2017

idea vilariño / escribo, pienso, leo













Escribo
pienso
leo
traduzco veinte páginas
oigo el informativo
escribo
escribo
leo.
Dónde estás
dónde estás.

***

Idea Vilariño (Montevideo, 1920-2009) Poesía completa. Madrid: Lumen, 2016.

martes, 27 de junio de 2017

oliverio girondo / corso













La banda de música le chasquea el lomo
para que siga dando vueltas
cloroformado bajo los antifaces
con su olor a pomo y a sudor
y su voz falsa
y sus adioses de naufragio
y su cabellera desgreñada de largas tiras de papel
que los árboles le peinan al pasar
junto al cordón de la vereda
donde las gentes
le tiran pequeños salvavidas de todos los colores
mientras las chicas
se sacan los senos de las batas
para arrojárselos a las comparsas
que espiritualizan
en un suspiro de papel de seda
su cansancio de querer ser feliz
que apenas tiene fuerzas para llegar
a la altura de las bombitas de luz eléctrica

***

Oliverio Girondo (Buenos Aires, 1891-1967) Veinte poemas para ser leídos en el tranvía.

lunes, 26 de junio de 2017

anna ajmátova / dedicatoria













Las montañas se doblan ante tamaña pena
Y el gigantesco río queda inerte.
Pero fuertes cerrojos tiene la condena,
Detrás de ellos sólo "mazmorras de la trena"
Y una melancolía que es la muerte.

Para quién sopla la brisa ligera,
Para quién es el deleite del ocaso -
Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
Sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
Y del soldado el pesado paso.

Nos levantamos como para la misa de madrugada,
Caminábamos por la ciudad incierta,
Para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
Bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,
Mas la esperanza a lo lejos canta cierta...

La sentencia... y las lágrimas brotan de repente,
Ya de todo separada,
Como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
Como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
Pero marcha... vacila... aislada...

¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
De mis años de infierno desnudo?
¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,
Qué imaginan en el círculo lunar?
A vosotras os envío mi adiós y mi saludo.

***
Anna Ajmatova (Bolshói Fontán, 1889-Domodédovo, 1966)
Versión de Jorge Bustamante García

/

Посвящение

Перед этим горем гнутся горы,
Не течет великая река,
Но крепки тюремные затворы,
А за ними "каторжные норы"
И смертельная тоска.
Для кого-то веет ветер свежий,
Для кого-то нежится закат -
Мы не знаем, мы повсюду те же,
Слышим лишь ключей постылый скрежет
Да шаги тяжелые солдат.
Подымались как к обедне ранней,
По столице одичалой шли,
Там встречались, мертвых бездыханней,
Солнце ниже, и Нева туманней,
А надежда все поет вдали.
Приговор... И сразу слезы хлынут,
Ото всех уже отделена,
Словно с болью жизнь из сердца вынут,
Словно грубо навзничь опрокинут,
Но идет... Шатается... Одна...
Где теперь невольные подруги
Двух моих осатанелых лет?
Что им чудится в сибирской вьюге,
Что мерещится им в лунном круге?
Им я шлю прощальный свой привет.

domingo, 25 de junio de 2017

francisco ide wolleter / poemas para michael jordan, 20













cuando era un joven deportista
solo concebía mi muerte ejecutando
una clavada perfecta ante los ojos maravillados
de los fanáticos
o sobre una tabla de surf
tragado por el túnel de una ola
(lo último que se ve es un sol que encandila
reflejado en las paredes de cristal
del túnel de la ola)
una muerte épica
pero uno se hace viejo, se adapta, se vuelve
empresario

***

Francisco Ide Wolleter (Santiago de Chile, 1989) Poemas para Michael Jordan. Zürich: LUMA Foundation, 2014.

Fotografía: Cráneo de Pangea

sábado, 24 de junio de 2017

kim gordon / ladoalado











coches
luces
abejas
clavos
flores
perros
niños
luces
copas
piel
pegamento (ENCUÉNTRAME EN LA ESQUINA)
ratas
viento
sueños
varas (ENCUÉNTRAME EN LA ESQUINA)
cuernos
cremalleras
bolas
arena (ENCUÉNTRAME EN LA ESQUINA)
sombreros
engranes
cerdos
drogas (JUEVES, JUEVES)
(ENCUÉNTRAME EN LA ESQUINA)
folletos
látigos
palomas
lunares
labios
escamas
cloacas
neumáticos
portones
pasos
lavandería
pisos
toboganes
crujidos
estómagos
crustáceos
puertas
plumas
caramelo
pasos
dedos
naves
poetas
cerebros
ranas
lenguas
gansos
olas
hielo
jarros
naranjas
cerdos (USA TU)
tigres
velas (ROPA INTERIOR)
dinero
chicle
escupo (ESPECIAL)
llamas
chalecos
ventanas
explosiones
camiones
guitarras
campanas
afiches
científicos
alimentos
maletines
cachorros
fantasmas
sustos (BALANCEO)
grabadoras guantes (DE LADO A LADO)
(AUTOMÁTICO)
libros
(BALANCEO DE LADO A LADO)
pasteles huevos
(BALANCEO DE LADO A LADO)
marionetas
(AUTOMÁTICO)
galletas
(BALANCEO DE LADO A LADO)
bolsos manchas
(BALANCEO DE LADO A LADO)
radios
(AUTOMÁTICO)
periódicos
(BALANCEO DE LADO A LADO)
libros
tela
(BALANCEO DE LADO A LADO)
ventanas
(AUTOMÁTICO)
 ojos
(BALANCEO DE LADO A LADO)
botones
(BALANCEO DE LADO A LADO)
(USA TU)
chispas
(BALANCEO DE LADO A LADO)
artistas
(AUTOMÁTICO)
brillo
(BALANCEO DE LADO A LADO)
artefactos
(ROPA INTERIOR)
trampas
(BALANCEO DE LADO A LADO)
grabaciones
(AUTOMÁTICO)
helado
(BALANCEO DE LADO A LADO)
agujas
(ROPA INTERIOR)
cabello
(BALANCEO DE LADO)
chicas

***
Kim Gordon (Rochester, 1953)
Sonic Youth - NYC Ghosts & Flowers, 2000, DGC.
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Side2side

cars
lights
bees
nails
flowers
dogs
children
lights
cups
fur
paste (MEET ME ON THE CORNER)
rats
wind
dreams
sticks (MEET ME ON THE CORNER)
horns
zippers
nuts
sand (MEET ME ON THE CORNER)
hats
gears
pigs
drugs (THURSDAY, THURSDAY) 
(MEET ME ON THE CORNER) 
flyers
whips
doves
spots
lips
flakes
sewers
tires
gates
steps
laundry
floors
slides
creaks
stomachs
crabs
doors
feathers
candy
steps
fingers
ships
poets
brains
frogs
tongues
geese
waves
ice
jars
oranges
pigs (WEAR YOUR)
tigers
candles (SPECIAL)
money
gum
spit (UNDERWEAR)
flames
coats
windows
explosions
trucks
guitars
bells
posters
scientists
meals
suitcases
pups
ghosts
shies (SWAY SIDE)
record players
gloves (SIDE 2 SIDE)
(AUTOMATIC)
books
(SWAY SIDE 2 SIDE)
cakes
eggs
(SWAY SIDE 2 SIDE)
puppets
(AUTOMATIC)
cookies
(SWAY SIDE 2 SIDE)
bags
stains
(SWAY SIDE 2 SIDE)
radios
(AUTOMATIC)
newspapers
(SWAY SIDE 2 SIDE)
books
fabric
(SWAY SIDE 2 SIDE)
windows
(AUTOMATIC)
eyes
(SWAY SIDE 2 SIDE)
buttons
(WEAR YOUR)
sparkles
(SWAY SIDE 2 SIDE)
artists
(AUTOMATIC)
glitz
(SWAY SIDE 2 SIDE)
artifacts
(SPECIAL)
traps
(SWAY SIDE 2 SIDE)
records
(AUTOMATIC)
ice cream
(SWAY SIDE 2 SIDE)
needles
(UNDERWEAR)
hair
(SWAY SIDE 2)
girls

/

**Sugerencia para declamar este poema/texto, dos voces y nada de prisa.

viernes, 23 de junio de 2017

juan luis martínez / observaciones sobre el lenguaje de los pajaros











El Lenguaje de los Pájaros o Confabulación Fonética es un lenguaje inarticulado por medio del cual casi todos los pájaros y algunos escritores se expresan de la manera más irracional posible, es decir a través del silencio. La Confabulación Fonética no es sino la otra cara del silencio. (los pájaros más jóvenes como también así algunos escritores y músicos sufren hoy por exceso de libertad y están a la búsqueda del padre perdido)

Los pájaros ambicionan escapar escapar del círculo del árbol del lenguaje- desmesurada empresa, tanto más peligroso, cuanto más éxito alcanzan en ella -. Si logran escapar se desentienden de árbol y lenguaje. Se desentienden del silencio y de sí mismos. Ignoran que se desentienden y no entienden nada como no sea lo indecible. Se desescuchan del silencio. Se desescuchan de sí mismos. Quieren desescucharse del oído que alguna vez los escuchara: (los pájaros no cantan: los pájaros son cantados por el canto: despajareándose de sus pájaros el canto se des-en-canta de sí mismo: los pájaros reingresan al silencio: la memoria reconstruye en sentido inverso "El Canto de los Pájaros": los pájaros cantan al revés).

Los pájaros viven fundamentalmente entre los árboles y el aire y dado que sus sentimientos dependen de sus percepciones, el canto que emiten es el lenguaje transparente de su propio ser, quedando luego atrapados por él y haciendo que cada canto trace entonces un círculo mágico en torno a la especie a la que ellos pertenecen, un círculo del que no se puede huir, salvo para entrar en otro y así sucesivamente hasta la desaparición de cada pájaro en particular y en general hasta la desaparición y/o dispersión de toda la especie.

Los pájaros no ignoran que muchos poetas jóvenes torturan las palabras para que ellas den la impresión de profundidad. Se concluye que la literatura sólo sirve para engañar a pobres gentes respecto a una profundidad que no es tal. Saben que se ha abierto un abismo cada vez más ancho entre el lenguaje y el orden del mundo y entonces se dispersan o enmudecen: dispersan dispersas migas en el territorio de lo lingüístico para orientarse en el regreso (pero no regresan) porque no hay adonde regresar y también porque ellos mismos se desmigajan en silencio desde una muda gritería y tragan en silencio su propio des-en-canto: descantan una muda gritería. ¿Se tragan a pequeños picotazos el silencio de su muda gritería? : (cantando el des-en-canto descantan el silencio: el silencio se los traga).

A través del canto de los pájaros, el espíritu humano es capaz de darse a sí mismo juegos de significación en número infinito, combinaciones verbales y sonoras que le sugieran toda clase de sensaciones físicas o de emociones ante el infinito. (Develar el significado último del canto de los pájaros equivaldría al desciframiento de una fórmula enigmática: la eternidad incesantemente recompuesta de un jeroglífico perfecto, en el que el hombre jugaría a revelarse y a esconderse a sí mismo: casi el Libro de Mallarmé).

Cantando al revés los pájaros desencantan el canto hasta caer en el silencio: -lenguaje – lenguajeando el lenguaje -, lenguajeando el silencio en el desmigajamiento de un canto ya sin canto. Se diría: (restos de un Logos: migajas de un Logos: migas sin nombre para alimento de pájaros sin nombre: pájaros hambrientos: (pájaros hambreados por la hambruna y el silencio).

Desconstruyen en silencio, retroceden de unos árboles a otros: (han perdido el círculo y su centro: quieren cantar en todas partes y no cantan en ninguna): no pueden callar porque no tienen nada que decir y no teniendo nada picotean como último recurso las migajas del nombre del (autor): picotean en su nombre inaudible las sílabas anónimas del indecible Nombre de sí mismos.

***
Juan Luis Martínez (Valparaíso, 1942-Villa Alemana, 1993) 

Fotografía: juanluismartinez.cl/

jueves, 22 de junio de 2017

marin sorescu / he vendado













Vendé los ojos de los árboles
Con un pañuelo verde
Y dije: búsquenme.

Y los árboles me hallaron en seguida
Con una carcajada de hojarasca.

Vendé los ojos de los pájaros
Con pañuelo de nubes
Y dije: búsquenme.

Y me hallaron los pájaros
Con un trino.

Vendé los ojos de la tristeza
Con una sonrisa,
Y me halló la tristeza al día siguiente
En un amor.

Vendé los ojos del sol
Con mis noches
Y dije búsquenme.

Allí estás, dijo el sol,
Detrás de ese tiempo,
No te ocultes más.

No te ocultes más
Me dijeron todas las cosas
Y todos los sentimientos
A los que intenté vendar los ojos.

***

Marin Sorescu (Bulzești, 1936-Bucarest, 1996)
Versión de Omar Lara

/

Am legat

Am legat copacii la ochi 
Cu-o basma verde
Şi le-am spus să mă găsească.

Şi copacii m-au găsit imediat 
Cu un hohot de frunze.

Am legat păsările la ochi 
Cu-o basma de nori
Şi le-am spus să mă găsească..

Şi păsările m-au găsit 
Cu un cântec.

Am legat tristeţea la ochi 
Cu un zâmbet,
Şi tristeţea m-a găsit a doua zi 
Într-o iubire.

Am legat soarele la ochi 
Cu nopţile mele
Şi i-am spus să mă găsească.

Eşti acolo, a zis soarele, 
După timpul acela,
Nu te mai ascunde.

Nu te mai ascunde, 
Mi-au zis toate lucrurile 
Şi toate sentimentele
Pe care am încercat să le leg 

La ochi.

miércoles, 21 de junio de 2017

omar lara / asedio













Mira donde pones el ojo
cazador
lo que ahora no ves
ya nunca más existirá
lo que ahora no toques
enmohecerá
lo que ahora no sientas
te ha de herir algún día.

***
Omar Lara (Nohualhue, 1941) Los buenos días. Tomé: Al Aire libro, 2010.

martes, 20 de junio de 2017

rosabetty muñoz / hay ovejas y ovejas












Las que comen de cualquier pastizal
y duermen con una sonrisa de satisfacción
en los potreros.
Las que caminan ciegamente
por los caminos acostumbrados.
Las que beben despreocupadas
en los arroyos.
Las que no trepan por pendientes peligrosas.
Esas van a dar lana abundante
en las esquilas
y serán sabrosas invitadas
en las fiestas de fin de año.
Hay también
las que tuercen las patas
buscando campos de margaritas
y se quedan horas y horas
contemplando los barrancos.
Esas balan toda la gran noche de su vida
encogidas de miedo.
Y hay, por fin,
las malas ovejas descarriadas.
Para ellas y por ellas
son las escondidas raíces
y los mejores y más deliciosos pastos.

***
Rosabetty Muñoz (Ancud, 1960) Canto de una oveja del rebaño. Santiago de Chile: Ediciones Ariel, 1981.

lunes, 19 de junio de 2017

oscar wilde / balada en la carcel de reading, i










No tenía ya chaqueta roja
como es el vino y es la sangre;
y sangre y vino eran sus manos
cuando le hallaron el cadáver
de la pobre mujer que amaba,
y a la que dio muerte el infame.

Andaba él entre los presos
con traje gris y con gorrilla:
Parecía feliz su paso.
Mas nunca antes ví en la vida
un hombre tal que, intensamente,
mirara así la luz del día...

Jamás he visto ningún hombre
mirar así, con tal mirada,
ese toldillo de turquíes
que los reclusos cielo llaman,
y cada nube que navega
igual que un velero de plata.

Con las demás almas en pena
en otro patio hacía ronda
pensando si la falta suya
sería grande o poca cosa,
cuando una voz dijo a mi espalda:
“El hombre aquel irá a la horca!”

Dios mío! El mismo muro pétreo
tuvo temblores de ira negra;
casco de hierro enrojecido
fue el cielo sobre mi cabeza,
y aunque también estaba preso
no podía sentir mi pena.

Comprendí, entonces, qué congoja
apresuraba su misterio;
supe por qué miraba el día
con aquel mirar tan intenso:
Mató aquel hombre lo que amaba,
y debía morir por ello!

Y sin embargo, sepan todos,
cada hombre mata lo que ama.
Los unos matan con su odio,
los otros con palabras blandas;
el que es cobarde, con un beso,
y el de valor, con una espada!

Unos lo matan cuando jóvenes,
y cuando están viejos los otros;
unos con manos de deseo,
otros lo estrangulan con oro;
y el más hábil, con un puñal
porque así se enfría más pronto

Aman mucho unos; otros, poco.
Se compra y vende el sentimiento.
Unos lo matan entre llanto,
otros sin prisas y sin miedo.
Cada uno mata lo que ama
mas no todos pagan por ello.

No mueren de una muerte infame
frente a un día tenebroso;
ni tienen nudos corredizos
al cuello; y paños sobre el rostro;
ni sienten caer al vacío
sus cansados pies temblorosos.

No viven con hombres callados
que los custodian día y noche;
que los guardan cuando ellos quieren
llorar o decir oraciones,
por miedo a que ellos por sí mismos
roben su presa a los barrotes.

No se despiertan con el día
ante el fatal grupo reunido:
el Capellán, trémulo y blanco,
el Alguacil, adusto y lívido,
y el Director, negro y severo,
con la torva cara del Juicio.

No se levantan con gran prisa
para vestir sus trajes grises
en tanto que el doctor impúdico
los mira con ojos febriles,
y anota el gesto grotesco
y cada contracción visible
manejando un reloj que suena
sordo como un martillo horrible

No conocen la sed intensa
antes que, con mano enguantada
el verdugo llegue a la puerta;
y con tres correas os ata
para que no más en el mundo
tenga ya sed vuestra garganta.

No inclinan atento el oído
al De Profundis que les rezan,
mientras el miedo entre sus almas
les asegura que aún esperan;
y no tropiezan con su féretro
al entrar de noche a las celdas.

No miran el último cielo
por cristalinas claraboyas;
no ruegan con labios de barro
que se acabe su pena honda,
ni cae el beso de Caifás
a su mejilla temblorosa.

***

Oscar Wilde (Dublín, 1854-París, 1900)
Versión de Enrique Quintero

/

The Ballad of Reading Gaol

He did not wear his scarlet coat,
 For blood and wine are red,
And blood and wine were on his hands
 When they found him with the dead,
The poor dead woman whom he loved, 
 And murdered in her bed.

He walked amongst the Trial Men
 In a suit of shabby grey;
A cricket cap was on his head,
 And his step seemed light and gay; 
But I never saw a man who looked
 So wistfully at the day.

I never saw a man who looked
 With such a wistful eye
Upon that little tent of blue 
 Which prisoners call the sky,
And at every drifting cloud that went
 With sails of silver by.

I walked, with other souls in pain,
 Within another ring, 
And was wondering if the man had done
 A great or little thing,
When a voice behind me whispered low,
 "That fellows got to swing."

Dear Christ! the very prison walls 
 Suddenly seemed to reel,
And the sky above my head became
 Like a casque of scorching steel;
And, though I was a soul in pain,
 My pain I could not feel. 

I only knew what hunted thought 
 Quickened his step, and why
He looked upon the garish day
 With such a wistful eye;
The man had killed the thing he loved 
 And so he had to die.

Yet each man kills the thing he loves
 By each let this be heard,
Some do it with a bitter look,
 Some with a flattering word, 
The coward does it with a kiss,
 The brave man with a sword!

Some kill their love when they are young,
 And some when they are old;
Some strangle with the hands of Lust, 
 Some with the hands of Gold:
The kindest use a knife, because
 The dead so soon grow cold.
Some love too little, some too long,

 Some sell, and others buy; 
Some do the deed with many tears,
 And some without a sigh:
For each man kills the thing he loves,
 Yet each man does not die.

He does not die a death of shame 
 On a day of dark disgrace,
Nor have a noose about his neck,
 Nor a cloth upon his face,
Nor drop feet foremost through the floor
 Into an empty place 

He does not sit with silent men
 Who watch him night and day;
Who watch him when he tries to weep,
 And when he tries to pray;
Who watch him lest himself should rob 
 The prison of its prey.

He does not wake at dawn to see
 Dread figures throng his room,
The shivering Chaplain robed in white,
 The Sheriff stern with gloom, 
And the Governor all in shiny black,
 With the yellow face of Doom.

He does not rise in piteous haste 
 To put on convict-clothes,
While some coarse-mouthed Doctor gloats, and notes 
 Each new and nerve-twitched pose,
Fingering a watch whose little ticks
 Are like horrible hammer-blows.

He does not know that sickening thirst
 That sands one's throat, before 
The hangman with his gardener's gloves
 Slips through the padded door,
And binds one with three leathern thongs,
 That the throat may thirst no more.

He does not bend his head to hear 
 The Burial Office read,
Nor, while the terror of his soul
 Tells him he is not dead,
Cross his own coffin, as he moves
 Into the hideous shed. 

He does not stare upon the air
 Through a little roof of glass;
He does not pray with lips of clay
 For his agony to pass;
Nor feel upon his shuddering cheek 
 The kiss of Caiaphas. 

domingo, 18 de junio de 2017

cesar vallejo / trilce, lvi












Todos los días amanezco a ciegas
a trabajar para vivir; y tomo el desayuno,
sin probar ni gota de él, todas las mañanas.
Sin saber si he logrado, o más nunca,
algo que brinca del sabor
o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará
hasta dónde esto es lo menos.

El niño crecería ahito de felicidad
                                       oh albas,
ante el pesar de los padres de no poder dejarnos
de arrancar de sus sueños de amor a este mundo;
ante ellos que, como Dios, de tanto amor
se comprendieron hasta creadores
y nos quisieron hasta hacernos daño.

Flecos de invisible trama,
dientes que huronean desde la neutra emoción,
                                       pilares
libres de base y coronación,
en la gran boca que ha perdido el habla.

Fósforo y fósforo en la oscuridad,
lágrima y lágrima en la polvareda.

***

César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892-París, 1938)

sábado, 17 de junio de 2017

armando roa vial / dos poemas










Destierro
---

¿A cuál de todos mis escalofríos debo llamar Dios?
¿A cuál de todos esos rencores murmurando en el polvo?
¿En cuál de todos mis cadáveres?
¿Contra cuál de todas mis muertes?

~~~

A la entrada de la biblioteca
---

¿Tendrán consuelo estos muertos?
Poetas, perdónalos Señor:
ignoran nuestros ritos funerarios,
ahora que el lenguaje secuestró a la palabra
para plagiar al silencio.

***
Armando Roa Vial (Santiago de Chile, 1966). Ejercicios de Filiación. Poesía 1998-2008. Santiago de Chile: Universitaria, 2009.

viernes, 16 de junio de 2017

dante alighieri / inferno, canto iii













Por mí se va hasta la ciudad doliente,
por mí se va al eterno sufrimiento,
por mí se va a la gente condenada.

La gente movió a mi alto arquitecto
hízome la divina potestad
el saber sumo y el amor primero.

Antes de mí no fue cosa creada
sino lo eterno y duro eternamente.
Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza.

Estas palabras de color oscuro
vi escritas en lo alto de una puerta;
y yo: «Maestro, es grave su sentido.»

Y, cual persona cauta, él me repuso:
«Debes aquí dejar todo recelo;
debes dar muerte aquí a tu cobardía.

Hemos llegado al sitio que te he dicho
en que verás las gentes doloridas,
que perdieron el bien del intelecto.»

Luego tomó mi mano con la suya
con gesto alegre, que me confortó,
y en las cosas secretas me introdujo.

Allí suspiros, llantos y altos ayes
resonaban al aire sin estrellas,
y yo me eché a llorar al escucharlo.

Diversas lenguas, hórridas blasfemias,
palabras de dolor, acentos de ira,
roncos gritos al son de manotazos,

un tumulto formaban, el cual gira
siempre en el aiire eternamente oscuro,
como arena al soplar el torbellino.

Con el terror ciñendo mi cabeza
dije: «Maestro, qué es lo que yo escucho,
y quién son éstos que el dolor abate?»

Y él me repuso: «Esta mísera suerte
tienen las tristes almas de esas gentes
que vivieron sin gloria y sin infamia.

Están mezcladas con el coro infame
de ángeles que no se rebelaron,
no por lealtad a Dios, sino a ellos mismos.

Los echa el cielo, porque menos bello
no sea, y el infierno los rechaza,
pues podrían dar gloria a los caídos.»

Y yo: «Maestro, ¿qué les pesa tanto
y provoca lamentos tan amargos?»
Respondió: «Brevemente he de decirlo.

No tienen éstos de muerte esperanza,
y su vida obcecada es tan rastrera,
que envidiosos están de cualquier suerte.

Ya no tiene memoria el mundo de ellos,
compasión y justicia les desdeña;
de ellos no hablemos, sino mira y pasa.»

Y entonces pude ver un estandarte,
que corría girando tan ligero,
que parecía indigno de reposo.

Y venía detrás tan larga fila
de gente, que creído nunca hubiera
que hubiese a tantos la muerte deshecho.

Y tras haber reconocido a alguno,
vi y conocí la sombra del que hizo
por cobardía aquella gran renuncia.

Al punto comprendí, y estuve cierto,
que ésta era la secta de los reos
a Dios y a sus contrarios displicentes.

Los desgraciados, que nunca vivieron,
iban desnudos y azuzados siempre
de moscones y avispas que allí había.

Éstos de sangre el rostro les bañaban,
que, mezclada con llanto, repugnantes
gusanos a sus pies la recogían.

Y luego que a mirar me puse a otros,
vi gentes en la orilla de un gran río
y yo dije: «Maestro, te suplico

que me digas quién son, y qué designio
les hace tan ansiosos de cruzar
como discierno entre la luz escasa.»

Y él repuso: «La cosa he de contarte
cuando hayamos parado nuestros pasos
en la triste ribera de Aqueronte.»

Con los ojos ya bajos de vergüenza,
temiendo molestarle con preguntas
dejé de hablar hasta llegar al río.

Y he aquí que viene en bote hacia nosotros
un viejo cano de cabello antiguo,
gritando: «¡Ay de vosotras, almas pravas!

No esperéis nunca contemplar el cielo;
vengo a llevaros hasta la otra orilla,
a la eterna tiniebla, al hielo, al fuego.

Y tú que aquí te encuentras, alma viva,
aparta de éstos otros ya difuntos.»
Pero viendo que yo no me marchaba,

dijo: «Por otra via y otros puertos
a la playa has de ir, no por aquí;
más leve leño tendrá que llevarte».

Y el guía a él: «Caronte, no te irrites:
así se quiere allí donde se puede
lo que se quiere, y más no me preguntes.»

Las peludas mejillas del barquero
del lívido pantano, cuyos ojos
rodeaban las llamas, se calmaron.

Mas las almas desnudas y contritas,
cambiaron el color y rechinaban,
cuando escucharon las palabras crudas.

Blasfemaban de Dios y de sus padres,
del hombre, el sitio, el tiempo y la simiente
que los sembrara, y de su nacimiento.

Luego se recogieron todas juntas,
llorando fuerte en la orilla malvada
que aguarda a todos los que a Dios no temen.

Carón, demonio, con ojos de fuego,
llamándolos a todos recogía;
da con el remo si alguno se atrasa.

Como en otoño se vuelan las hojas
unas tras otras, hasta que la rama
ve ya en la tierra todos sus despojos,

de este modo de Adán las malas siembras
se arrojan de la orilla de una en una,
a la señal, cual pájaro al reclamo.

Así se fueron por el agua oscura,
y aún antes de que hubieran descendido
ya un nuevo grupo se había formado.

«Hijo mío -cortés dijo el maestro
los que en ira de Dios hallan la muerte
llegan aquí de todos los países:

y están ansiosos de cruzar el río,
pues la justicia santa les empuja,
y así el temor se transforma en deseo.

Aquí no cruza nunca un alma justa,
por lo cual si Carón de ti se enoja,
comprenderás qué cosa significa.»

Y dicho esto, la región oscura
tembló con fuerza tal, que del espanto
la frente de sudor aún se me baña.

La tierra lagrimosa lanzó un viento
que hizo brillar un relámpago rojo
y, venciéndome todos los sentidos,

me caí como el hombre que se duerme.

***

Dante Alighieri (Florencia, 1265-Ravena, 1321)
Versión de Luis Martínez de Merlo

Imagen: el poeta por Sandro Botticelli

/

Inferno, canto III

Per me si va ne la citta` dolente,
 per me si va ne l'etterno dolore,
 per me si va tra la perduta gente.

Giustizia mosse il mio alto fattore:
 fecemi la divina podestate,
 la somma sapienza e 'l primo amore.

Dinanzi a me non fuor cose create
 se non etterne, e io etterno duro.
 Lasciate ogne speranza, voi ch'intrate".

Queste parole di colore oscuro
 vid'io scritte al sommo d'una porta;
 per ch'io: <<Maestro, il senso lor m'e` duro>>.

Ed elli a me, come persona accorta:
 <<Qui si convien lasciare ogne sospetto;
 ogne vilta` convien che qui sia morta.


Noi siam venuti al loco ov'i' t'ho detto
 che tu vedrai le genti dolorose
 c'hanno perduto il ben de l'intelletto>>.

E poi che la sua mano a la mia puose
 con lieto volto, ond'io mi confortai,
 mi mise dentro a le segrete cose.

Quivi sospiri, pianti e alti guai
 risonavan per l'aere sanza stelle,
 per ch'io al cominciar ne lagrimai.

Diverse lingue, orribili favelle,
 parole di dolore, accenti d'ira,
 voci alte e fioche, e suon di man con elle

facevano un tumulto, il qual s'aggira
 sempre in quell'aura sanza tempo tinta,
 come la rena quando turbo spira.

E io ch'avea d'error la testa cinta,
 dissi: <<Maestro, che e` quel ch'i' odo?
 e che gent'e` che par nel duol si` vinta?>>.

Ed elli a me: <<Questo misero modo
 tegnon l'anime triste di coloro
 che visser sanza 'nfamia e sanza lodo.

Mischiate sono a quel cattivo coro
 de li angeli che non furon ribelli
 ne' fur fedeli a Dio, ma per se' fuoro.

Caccianli i ciel per non esser men belli,
 ne' lo profondo inferno li riceve,
 ch'alcuna gloria i rei avrebber d'elli>>.

E io: <<Maestro, che e` tanto greve
 a lor, che lamentar li fa si` forte?>>.
 Rispuose: <<Dicerolti molto breve.

Questi non hanno speranza di morte
 e la lor cieca vita e` tanto bassa,
 che 'nvidiosi son d'ogne altra sorte.

Fama di loro il mondo esser non lassa;
 misericordia e giustizia li sdegna:
 non ragioniam di lor, ma guarda e passa>>.

E io, che riguardai, vidi una 'nsegna

 che girando correva tanto ratta,
 che d'ogne posa mi parea indegna;

e dietro le venia si` lunga tratta
 di gente, ch'i' non averei creduto
 che morte tanta n'avesse disfatta.

Poscia ch'io v'ebbi alcun riconosciuto,
 vidi e conobbi l'ombra di colui
 che fece per viltade il gran rifiuto.

Incontanente intesi e certo fui
 che questa era la setta d'i cattivi,
 a Dio spiacenti e a' nemici sui.

Questi sciaurati, che mai non fur vivi,
 erano ignudi e stimolati molto
 da mosconi e da vespe ch'eran ivi.

Elle rigavan lor di sangue il volto,
 che, mischiato di lagrime, a' lor piedi
 da fastidiosi vermi era ricolto.

E poi ch'a riguardar oltre mi diedi,
 vidi genti a la riva d'un gran fiume;
 per ch'io dissi: <<Maestro, or mi concedi

ch'i' sappia quali sono, e qual costume
 le fa di trapassar parer si` pronte,
 com'io discerno per lo fioco lume>>.

Ed elli a me: <<Le cose ti fier conte
 quando noi fermerem li nostri passi
 su la trista riviera d'Acheronte>>.

Allor con li occhi vergognosi e bassi,
 temendo no 'l mio dir li fosse grave,
 infino al fiume del parlar mi trassi.

Ed ecco verso noi venir per nave
 un vecchio, bianco per antico pelo,
 gridando: <<Guai a voi, anime prave!

Non isperate mai veder lo cielo:
 i' vegno per menarvi a l'altra riva
 ne le tenebre etterne, in caldo e 'n gelo.

E tu che se' costi`, anima viva,

 partiti da cotesti che son morti>>.
 Ma poi che vide ch'io non mi partiva,

disse: <<Per altra via, per altri porti
 verrai a piaggia, non qui, per passare:
 piu` lieve legno convien che ti porti>>.

E 'l duca lui: <<Caron, non ti crucciare:
 vuolsi cosi` cola` dove si puote
 cio` che si vuole, e piu` non dimandare>>.

Quinci fuor quete le lanose gote
 al nocchier de la livida palude,
 che 'ntorno a li occhi avea di fiamme rote.

Ma quell'anime, ch'eran lasse e nude,
 cangiar colore e dibattero i denti,
 ratto che 'nteser le parole crude.

Bestemmiavano Dio e lor parenti,
 l'umana spezie e 'l loco e 'l tempo e 'l seme
 di lor semenza e di lor nascimenti.

Poi si ritrasser tutte quante insieme,
 forte piangendo, a la riva malvagia
 ch'attende ciascun uom che Dio non teme.

Caron dimonio, con occhi di bragia,
 loro accennando, tutte le raccoglie;
 batte col remo qualunque s'adagia.

Come d'autunno si levan le foglie
 l'una appresso de l'altra, fin che 'l ramo
 vede a la terra tutte le sue spoglie,

similemente il mal seme d'Adamo
 gittansi di quel lito ad una ad una,
 per cenni come augel per suo richiamo.

Cosi` sen vanno su per l'onda bruna,
 e avanti che sien di la` discese,
 anche di qua nuova schiera s'auna.

<<Figliuol mio>>, disse 'l maestro cortese,
 <<quelli che muoion ne l'ira di Dio
 tutti convegnon qui d'ogne paese:

e pronti sono a trapassar lo rio,

 che' la divina giustizia li sprona,
si` che la tema si volve in disio.

Quinci non passa mai anima buona;
 e pero`, se Caron di te si lagna,
 ben puoi sapere omai che 'l suo dir suona>>.

Finito questo, la buia campagna
 tremo` si` forte, che de lo spavento
 la mente di sudore ancor mi bagna.

La terra lagrimosa diede vento,
 che baleno` una luce vermiglia
 la qual mi vinse ciascun sentimento;

e caddi come l'uom cui sonno piglia.

jueves, 15 de junio de 2017

tomás harris / todos los muros eran encalados en nuestros pueblos fantasmas










Era Tebas el lugar de la tragedia y no estábamos
en Tebas. Era Treblinka el lugar de la comedia y no
estábamos en Treblinka. Bajo la sombra de un muro
encalado y su tapiz de orín, de barro, de consignas
eróticas. (Yo entonces recordé que Genet quería que
la representación teatral de Las Sirvientas fuera
personificada por adolescentes pero en un cartel que
 permanecería clavado en algún vértice del escenario
se le advertiría al público la investidura y la ficción)
No estábamos en el teatro: había neones charcos de aguas
muertas una esquina intransitable. Los cuerpos estaban
muertos los cuerpos no estaban muertos. El aviso luminoso
verde del Hotel King era el sol. Estábamos en nuestro
propio pueblo no estábamos en nuestro propio pueblo.
Los pueblos eran pueblos fantasmas. Los muros encalados
signos del silencio. Por las noches comenzamos a ima­ginarnos
 cosas: los miserables mecanismos del sueño
se oponen al horror; un cartel que permanecería clavado
en algún vértice del escenario se lo advertiría
al público.

***
Tomás Harris (La Serena, 1956) Cipango. Santiago de Chile: FCE, 1996.

miércoles, 14 de junio de 2017

allen ginsberg / transcripción de música de órgano











La flor en el frasco de maní de vidrio anteriormente en la cocina se encorvó para hacerse un lugar en la luz,
la puerta del placard estaba abierta, porque la usé antes, ella permaneció amablemente abierta esperando a su dueño que soy yo.

Empecé a sentir mi miseria en el pállet sobre el piso, oyendo música, mi miseria, es por ella por lo que quiero cantar.
La habitación clausurada sobre mí, yo esperaba la presencia del Creador, miraba mis paredes y el cielo raso pintados de gris, ellos me contienen a mí y también contienen a la habitación
como el cielo contenía a mi jardín,
abrí la puerta
La parra trepaba por el poste de la casa, las hojas en la noche seguían donde el día las había dejado, las cabezas animales de las flores seguían hasta donde habían llegado a levantarse
para pensar al sol.

¿Puedo traer de nuevo las palabras? ¿El pensamiento de la transcripción nublará mi ojo mental abierto?

La bondadosa búsqueda de crecimiento, el deseo gracioso de existir de las flores, mi casi éxtasis al existir entre ellas
El privilegio de atestiguar mi existencia — vos también debés buscar el sol…

Mis libros apilados frente a mí para que yo los use
esperando en el sitio en que yo los había dejado, no han desaparecido, el tiempo me deja sus cualidades y remanentes para que los use — mis palabras apiladas, mis textos, mis manuscritos, mis amores.
Tuve un momento de claridad, vi el sentimiento en el corazón de las cosas y salí al jardín llorando.
 Vi las flores rojas en la luz de la noche, el sol se fue, todas ellas habían crecido, en un momento, y estaban paradas en el tiempo esperando al sol del día para que venga y les dé…
Flores que como en un sueño al atardecer yo regué religiosamente sin sospechar que las amaba.
Estoy tan solo en mi gloria — excepto ellas ahí afuera también — miré para arriba — aquellas flores rojas de los arbustos haciendo señas y mirando a través de la ventana, esperando en amor ciego, sus hojas también tienen esperanzas y están giradas hacia arriba con sus caras superiores en dirección al cielo para recibir — toda la creación abierta para recibir — la tierra plana misma.

La música desciende, como el tallo alto y torcido de la flor pesada, porque tiene que hacerlo, para seguir con vida, para continuar hasta la última gota de felicidad.
El mundo conoce el amor que está en su pecho así como en la flor, el mundo sufriente y solitario.
El Padre es misericordioso.

La toma de luz está precariamente sujetada al techo, después de que se construyó la casa, para recibir un enchufe que engancha perfectamente en ella y sirve ahora para mi fonógrafo…
La puerta del placard está abierta para mí, donde yo la dejé, desde que la dejé abierta, ha permanecido abierta con gracia para mí.
La cocina directamente no tiene puerta, el agujero allí me permitirá pasar en cuanto quiera entrar en la cocina.
Recuerdo la primera vez que me acosté, H. P. tomó mi virginidad con gracia, me senté en los muelles de Princetown, edad 23, alegre, elevado en la fe con el Padre, la puerta hacia el útero estaba abierta para admitirme si yo quería entrar.
Hay tomas de corriente sin usar por toda mi casa, por si alguna vez llegara a necesitarlas.
La ventana de la cocina está abierta, para dejar que entre el aire…
El teléfono —triste de contar— se sienta en el piso — no tengo dinero para conectarlo —

Quiero que la gente se incline al verme y diga: él está tocado por la poesía, él ha visto la presencia del Creador.
Y el Creador me dio un disparo de su presencia para gratificar mi deseo, y así no engañar mi anhelo por él.

***
Allen Ginsberg (Newark, 1926-Nueva York, 1997)
Versión de Franco Bordino

/

Transcription of Organ Music

The flower in the glass peanut bottle formerly in the
kitchen crooked to take a place in the light, 
the closet door opened, because I used it before, it
kindly stayed open waiting for me, its owner.

I began to feel my misery in pallet on floor, listening
to music, my misery, that's why I want to sing.
The room closed down on me, I expected the presence 
of the Creator, I saw my gray painted walls and
ceiling, they contained my room, they contained
me
as the sky contained my garden,
I opened my door

The rambler vine climbed up the cottage post,
the leaves in the night still where the day had placed
them, the animal heads of the flowers where they had 
arisen
to think at the sun

Can I bring back the words? Will thought of 
transcription haze my mental open eye?
The kindly search for growth, the gracious de-
sire to exist of the flowers, my near ecstasy at existing
among them
The privilege to witness my existence-you too
must seek the sun...

My books piled up before me for my use
waiting in space where I placed them, they
haven't disappeared, time's left its remnants and qual-
ities for me to use--my words piled up, my texts, my 
manuscripts, my loves.
I had a moment of clarity, saw the feeling in
the heart of things, walked out to the garden crying.
Saw the red blossoms in the night light, sun's 
gone, they had all grown, in a moment, and were wait-
ing stopped in time for the day sun to come and give
them...
Flowers which as in a dream at sunset I watered
faithfully not knowing how much I loved them.
I am so lonely in my glory--except they too out
there--I looked up--those red bush blossoms beckon-
ing and peering in the window waiting in the blind love,
their leaves too have hope and are upturned top flat
to the sky to receive--all creation open to receive--the 
flat earth itself.

The music descends, as does the tall bending 
stalk of the heavy blssom, because it has to, to stay
alive, to continue to the last drop of joy.
The world knows the love that's in its breast as
in the flower, the suffering lonely world.
The Father is merciful.

The light socket is crudely attached to the ceil-
ing, after the house was built, to receive a plug which
sticks in it alright, and serves my phonograph now...

The closet door is open for me, where I left it,
since I left it open, it has graciously stayed open.
The kitchen has no door, the hole there will 
admit me should I wish to enter the kitchen.
I remember when I first got laid, H.P. gra-
ciously took my cherry, I sat on the docks of Prov-
incetown, age 23, joyful, elevated in hope with the
Father, the door to the womb wasopen to admit me
if I wished to enter.

There are unused electricity plugs all over my
house if I ever needed them.
The kitchen window is open, to admit air...
The telephone--sad to relate--sits on the
floor--I haven't had the money to get it connected--

I want people to bow when they see me and say
he is gifted with poetry, he has seen the presence of
the Creator
And the Creator gave me a shot of his presence
to gratify my wish, so as not to cheat me of my yearning
for him.

martes, 13 de junio de 2017

leopoldo maría panero / vaso










Wakefield, quien por una broma
se perdió a si mismo.

Hablamos para nada, con palabras que caen
y son viejas ya hoy, en la boca que sabe
que no hay nada en los ojos sino algo que cae
flores que se deshacen y pudren en la tumba
y canciones que avanzan por la sombra, tam-
baleantes mejor que un borracho
y caen en las aceras con el cráneo partido
y quizá entonces cante y diga algo el cerebro
ni grito ni silencio sino algún canto cierto
y estar aquí los dos, al amparo del Verbo
sin hablar nada ya, con las bocas cosidas
las dos al grito de aquel muerto
mientras caen las estatuas y de aquellas iglesias
el revoque es la lluvia fina pero segura
sobre ese suelo inmenso que bendicen cenizas
y caen también las cruces, y los nombres se borran
de amores que decían, y de hombres que no hubo
y de pronto, en el bar, tan solos, sí tan solos,
me asomo al pozo y veo, en la copa un rostro
grotesco de algún monstruo
que ni morir ya quiere, que es una cosa sólo
que se mira y no ve, como un hombre perdido
para siempre al fondo de los hombres
extranjero en el mundo, un extraño en su cuerpo
una interrogación tan sólo que se mira sin duda
con certeza, perdida al fondo de ese vaso.

***
Leopoldo María Panero (Madrid, 1948-Las Palmas de Gran Canaria, 2014) Poesía completa 1970-2000. Madrid: Visor, 2017.

lunes, 12 de junio de 2017

cecilia casanova / a tu muerte









A tu muerte
no te recordará una lápida
a la tierra caerás discreta
como un parto callado
de tanto haber dolido.

***
Cecilia Casanova (Santiago de Chile 1926-2014) Poesía reunida. Valparaíso: Ediciones Universidad de Valparaíso, 2014.

domingo, 11 de junio de 2017

wislawa szymborska / dos poemas












La habitación suicida
---
Seguramente crees que la habitación estaba vacía.
Pues no. Había tres sillas bien firmes.
Una lámpara buena contra la oscuridad.
Un escritorio, en el escritorio una cartera, periódicos.
Un buda despreocupado. Un cristo pensativo.
Siete elefantes para la buena suerte y en el cajón una agenda.
¿Crees que no estaban en ella nuestras direcciones?

Seguramente crees que no había libros, cuadros ni discos.
Pues sí. Había una reanimante trompeta en unas manos negras.
Saskia con una flor cordial.
Alegría, divina chispa.
Odiseo sobre el estante durmiendo un sueño reparador
tras las fatigas del canto quinto.
Moralistas,
apellidos estampados con sílabas doradas
sobre lomos bellamente curtidos.
Los políticos justo al lado se mantenían erguidos.

No parecía que de esta habitación no hubiera salida,
al menos por la puerta,
o que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.

Las gafas para ver a lo lejos estaban en el alféizar.
Zumbaba una mosca, o sea que aún vivía.

Seguramente crees que cuando menos la carta algo aclaraba.
Y si yo te dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.

~~~

Un gato en un piso vacío
---
Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.

Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.

Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.

Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.

Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.

Y nada de saltos ni maullidos al principio.

***

Wislawa Szymborska (Prowent, 1923-Cracovia, 2012)
Versiones de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia.

Fuente

sábado, 10 de junio de 2017

carlos de rokha / jean arthur rimbaud o la suite negra













El, que jamás ha osado poner precio a sus sueños,
Vio a los centinelas escupir los más espléndidos tapices
A ellos, los mismos que un día negaron las uvas del delirio.
El Festín de las Gracias lo había maldecido.
Bebía un licor extraído de todos los pantanos.
Donde la más bella aventura se perdía en sus propios misterios.
Mientras los aldeanos le veían salir de Les Ardens.
¡A dónde iba cuando en los graneros ardían los mitos del silencio?
¿Hacía qué radas de desventura en qué oscuros caballos de espuma lloraba a orillas del mar?
Ángel por demonio su ensueño se ha saciado.
Con los heliotropos mea las estrellas
Cuando las Furias le soplaban las orejas
Y su cabeza de fauno ardía por las hidras
Por el ángel que afeitan vive siempre sentado
Prófugo de sí mismo quienes le adoraban eran los malditos
Los que pedían sus visiones a un Leviatán de los paraísos infernales.
Ellos han besado sus manos igualmente lamidas por larvas en desorden.
Ellos amaban al infante prodigioso.
Alquimista de vocales hechicero castigado despierta.
Rompe las llaves mágicas que guardaban su clave
Y contra toda piedad arroja el mismo hastío.

***
Carlos de Rokha (Valparaíso, 1920-Santiago de Chile, 1962) El orden visible. Poemas 1934-1955. Santiago de Chile: Editorial Multitud, 1956.

Fotografía: memoriachilena.cl

viernes, 9 de junio de 2017

attila józsef / por ti estoy enojado, no contra ti













Cuando el sol se levanta
y el rocío se inclina desde los cabellos de los que
nunca sienten ira,
que mi ira no te moleste nunca, querida.
Pienso a menudo en las plazas grandes, veloces,
donde acaso no me caeré.
Y los talladores de mástiles vendrán con los mástiles
en filas cerradas,
y los seis millones de férreos obreros,
vencedores, lanzarán al cielo el martilleo de corazón
tintineante.
Bajo la tempestad celestial de las herramientas,
que pueda yo tener tus besos, querida.
No te das cuenta de que me empino
cuando hablo del futuro.
Si quieres, sólo volveré a ti después de la victoria
que canta la gloria de la ciudades,
o cuando los panaderos unen sus buenas paletas
que lanzan el pan
y en ellas me colocan, con la cabeza baja, cubierta de
harina,
y me llevan lentamente hasta tu cama.
Por ti estoy enojado, no contra ti.
Mira, apriétame esta mano que te levanta a lo alto
en mis sueños.
Que mi ira te fortalezca, y que no te moleste,
querida.

***

Attila József (Ferencváros, 1905-Balatonszárszó, 1937)
Versión de Fayad Jamis

jueves, 8 de junio de 2017

friedrich hölderlin / el joven a sus juiciosos consejeros













¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Que entone
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, más no obstante el poderoso impulso que
lo arrastra
el oleaje surgente de la vida
hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansará en su mar natal.

La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago
que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce?
¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme
mi elemento de fuego, a mí que sólo puedo vivir en el
combate?

La vida no está dedicada a la muerte,
ni al letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éter
no nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa, la náyade
arrastra por un momento al nadador
que muy pronto emerge, su cabeza ceñida de luces.

¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejáis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!

Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad! ¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embarcarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente.

Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.
Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza.

***
Friedrich Hölderlin (Lauffen am Neckar, 1770-Tubinga, 1843) Poemas de juventud, Diótima, la madurez y las grandes elegías. Barcelona: Libros Río Nuevo, 1999.
Versión de Federico Gorbea.

miércoles, 7 de junio de 2017

pedro antonio gonzalez / mi vela



Cerca de mi vela, que apenas alumbra
la estancia desierta de mi buhardilla,
yo leo en el libro de mi alma sencilla
por entre la vaga y errante penumbra.

Despide mi vela la llama de un cirio
a fin de que acaso con ella consagre
mi cáliz sin fondo de hiel y vinagre
delante del ara de mi hondo martirio.

A mí no me queda ya nada de todo.
Mis viejos recuerdos son humo que sube,
formando en el éter la trágica nube
que marca la ruta de mi último éxodo.

Yo cruzo la noche con pasos aciagos,
sin ver brillar nunca la estrella temprana
que vieron delante de su caravana
brillar a lo lejos los Tres Reyes Magos.

¡Quizás soy un mago maldito! ¡Yo ignoro
cuál es el Mesías en cuyos altares
pondré, con mi lira de alados cantares,
mi ofrenda de incienso, de mirra y de oro!

Al golpe del viento rechinan las trancas
detrás de la puerta de mi buhardilla.
Y vierte mi vela –que apenas ya brilla-
goteras candentes de lágrimas blancas.

***

Pedro Antonio González (Coipue, 1863-Santiago de Chile, 1903) Música Esdrújula. Santiago de Chile: Alquimia Ediciones, 2015.

martes, 6 de junio de 2017

daniela catrileo / dos poemas










Mis muertos
no son la historia.

Caminan sin lengua
aúllan
como réplicas del signo.

¿De qué sirve
escribirte, si desapareces
en la hoja
en el cauce?

~~~

¿Cómo escribir un nombre
que nació herido,
antes de ser escrito
antes del origen
de la letra?

***
Daniela Catrileo (San Bernardo, 1987) Río Herido. Santiago de Chile: Edicola Ediciones, 2016.

Fotografía: mapuexpress.org

lunes, 5 de junio de 2017

josé lezama lima / el pabellón de la vacuidad













Voy con el tornillo
preguntando en la pared,
un sonido sin color
un color tapado con un manto.
Pero vacilo y momentáneamente
ciego, apenas puedo sentirme.
De pronto, recuerdo,
con las uñas voy abriendo
el tokonoma en la pared.
Necesito un pequeño vacío,
allí me voy reduciendo
para reaparecer de nuevo,
palparme y poner la frente en su lugar.
Un pequeño vacío en la pared.

Estoy en un café
multiplicador del hastío,
el insistente daiquirí
vuelve como una cara inservible
para morir, para la primavera.
Recorro con las manos
la solapa que me parece fría.
No espero a nadie
e insisto en que alguien tiene que llegar.
De pronto, con la uña
trazo un pequeño hueco en la mesa.
Ya tengo el tokonoma, el vacío,
la compañía insuperable,
la conversación en una esquina de Alejandría.
Estoy con él en una ronda
de patinadores por el Prado.
Era un niño que respiraba
todo el rocío tenaz del cielo,
ya con el vacío, como un gato
que nos rodea todo el cuerpo,
con un silencio lleno de luces.

Tener cerca de lo que nos rodea
y cerca de nuestro cuerpo,
la idea fija de que nuestra alma
y su envoltura caben
en un pequeño vacío en la pared
o en un papel de seda raspado con la uña.
Me voy reduciendo,
soy un punto que desaparece y vuelve
y quepo entero en el tokonoma.
Me hago invisible
y en el reverso recobro mi cuerpo
nadando en una playa,
rodeado de bachilleres con estandartes de nieve,
de matemáticos y de jugadores de pelota
describiendo un helado de mamey.
El vacío es más pequeño que un naipe
y puede ser tan grande como el cielo,
pero lo podemos hacer con nuestra uña
en el borde de una taza de café
o en el cielo que cae por nuestro hombro.

El principio se une como con el tokonoma,
en el vacío se puede esconder un canguro
sin perder su saltante júbilo.
La aparición de una cueva
es misteriosa y va desenrollando su terrible.
Esconderse allí es temblar,
los cuernos de los cazadores resuenan
en el bosque congelado.

Pero el vacío es calmoso,
lo podemos atraer con un hilo
e inaugurarlo en la insignificancia.
Araño en la pared con la uña,
la cal va cayendo
como si fuese un pedazo de la concha
de la tortuga celeste.
¿La aridez en el vacío
es el primer y último camino?
Me duermo, en el tokonoma
evaporo el otro que sigue caminando.

***

José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976) Poesía completa. Madrid: Sexto Piso, 2016.

Fotografía de Iván Cañas

domingo, 4 de junio de 2017

nazim hikmet / dos amores













En un corazón no caben dos amores
mentira
puede ser.

En la ciudad de las lluvias frías
es de noche y estoy tumbado en la habitación de un hotel
mis ojos están clavados en lo alto
pasan nubes por el techo
pesadas como los camiones que corren por el asfalto húmedo
y a la derecha a lo lejos
una construcción blanca
tal vez de cien pisos
en lo alto brilla una aguja de oro.
Pasan nubes por el techo
nubes cargadas de soles como caiques de sandías.
Me siento en el alféizar de la ventana
el reflejo del agua acaricia mi rostro
¿estoy a la orilla de un río
o a la orilla del mar?

¿Qué hay en aquella bandeja
en aquella bandeja rosada
fresas o moras?
¿Estoy en un campo de narcisos
o en un bosque de hayas nevadas?
Las mujeres que amo ríen y lloran
en dos lenguas.

***
Nazim Hikmet (Salónica, 1901-Moscú, 1963) Últimos poemas 1959-1960-1961. Madrid: Ediciones del oriente y del mediterráneo, 2000.
Versión de Fernando García Burillo.

sábado, 3 de junio de 2017

antonio machado / glosa













Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar,
que es el morir. ¡Gran cantar!

Entre los poetas míos
tiene Manrique un altar.

Dulce goce de vivir:
mala ciencia del pasar,
ciego huir a la mar.

Tras el pavor de morir
está el placer de llegar.

¡Gran placer!

Mas ¿y el horror de volver?
¡Gran pesar!

***

Antonio Machado (Sevilla, 1875-Coillure, 1939) Poesías completas. Madrid: Espasa-Calpe, 1988.

viernes, 2 de junio de 2017

nadia prado / tres poemas












En el bar los parroquianos me llaman para que haga un divertimento y recite algunas cosas. Los dueños del local se acercan para tomarse fotos conmigo, con aquella ficción se regocija mi corazón latino. Alguien me invita uno, dos, varios whiskys, pienso recordando a mi madre: soy famosa. Mientras saco las venas con las que antes escribía y la cabeza rota como si fuese una cuenca que da vueltas en la yema de mi dedo, mi brazo sangra como hace diez años, cuando nací sencillamente vestida y entera de llagas adentro delirando por alguien que me amaba, pero rezó para odiarme. Mis uñas arañan la tierra, soy un muerto enterrado vivo, mi mano quiere esconderse, pero el cuerpo resucita. Sacudo los ojos y se me caen como si fuesen polvo, escriben como mi vena cadáver escribe, ciega y muda, atenta a lo que dice cuando de un solo chasquido de víbora se encona con el viento. No comprendo cuando hay que callar, cierro los ojos en silencio.

*

Intenté seguir con las palabras que había borrado una y otra vez la miga de pan, pero en la cabeza no se borraban. Los sonidos en silencio, como si cada letra se hubiese quedado muerta, como si yo estuviera muerta. Durante días intenté decirme tanto, pero en mi boca se colaba el viento. Era verano, no coincido con que era verano, pero todo dice que fue verano.

*

Llevo palabras sobre las manos, como monedas las entrego para comprar mi sobrevivencia. Los centinelas ven mi cabeza rota y vencida y me dejan continuar, diseminada y aullante.
Unos cuantos días se me clavan como estacas.
Simulo estar vencida pero mi fe es grande.

Me arrojan en el desierto, pero mi boca tiene tantas palabras para beber y dejar en la arena.

Me dejan en la montaña.

Me dejan en los mares.

Mi madre llora sobre un puñado de tierra que parezco ser yo.

***

Nadia Prado (Santiago de Chile, 1966) © Copyright. Santiago de Chile: LOM, 2004.

Fotografía: descontexto.blogspot.cl

jueves, 1 de junio de 2017

enrique lihn / el vaciadero













No se renueva el personal de esta calle:
el elenco de la prostitución gasta su último centavo en maquillaje
bajo una luz polvorienta que se le pega
a la cara
Una doble hilera de caries, dentadura de casas desmoronadas
Es la escenografía de esta
Danza Macabra
trivial bailongo sabatino en la pústula de la ciudad.

Es una cara conocida llena de costurones con lívidas cicatrices

bajo unos centavos de polvo,
y que emerge de todas las grietas de la ciudad,
en este barrio más antiguo que el Barrio de los Alquimistas
como la cara sin cuerpo del caracol ofreciéndose
en los dos sexos de su cuello andrógino
blandamente fálico y untado de baba vaginal
el busto de un boxeador que muestra las tetas
en el marco de un socavón.

No avanza ni retrocede el río en ese tramo
descolorido y bullente alrededor de la compuerta
El mecanismo de un reloj descompuesto
cuelga como la tripa de un pescado
de la mesita de noche
entre los rizos de una peluca rosada
La fermentación de las aguas del tiempo que se enroscan alrededor del detritus
como el caracol en su concha
el éxtasis de lo que por fin se pudre para siempre.

***
Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1929-1988) A partir de Manhattan. Valparaíso: Ganymedes, 1979.

Fotografía: memoriachilena.cl