jueves, 30 de noviembre de 2017

andrés anwandter / de música envasada








Una gama de grises

*

cuando chico
el teléfono

era cosa
de grandes

contestarlo
la rara

vez que sonara
algo

más bien
inconcebible

para un niño
en esos años

que mis hijos
imaginan

tal y como
se los cuento

en blanco y negro

~~~

Cite lo que cite en el fondo estoy citando a Garcilaso

*

lárgate lluvia
me digo

de una buena vez
riega las últimas

flores los pastos
resecos del parque

espanta los bichos
molestos

moja las hojas
donde escribo

y borronea
de este modo

los remordimientos
del final del verano

en lugar de simplemente llorar

~~~

Es pregunta

*

qué significa no volver
a verse más

un deseo meramente
cuya consecución

con ayuda de magia
de una complejidad

digamos media
por lo que leo en un manual

de sortilegios es posible
no volver a verse más

en persona en una foto
en el espejo del baño

empañado tras la ducha
una noche de verano

dibujarse con el dedo
la cara

en la memoria que se va
desmoronando con los años

una montaña cada vez
más pequeña

cuya cima te empeñas en vano
en alcanzar

~~~

Las imágenes no importan

*

en cualquier lenguaje
casa es casa

aunque signifique lo contrario
el más ínfimo lugar donde duermes

está situado en relación
a las estrellas más allá

de todo techo
la noche

gira contigo hacia el otro
lado la tierra amanece

ya se escuchan las micros rugir
a lo lejos en las orejas

desayuna la ciudad
de millán cuyo escudo

es flanqueado por un par de leones

***
Andrés Anwandter (Valdivia, 1974) Música envasada. Santiago de Chile: Pequeño Dios Editores, 2017.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

mauricio redolés / no importa













hay viejos culiaos que no creen en nuestro amor...
hay viejos culiaos que no creen en nuestro amor
no importa oh...!

hay viejos culiaos que no creen en la liberación de la mujer
no importa oh...!

hay viejos culiaos que no creen en la rebelión punk
no importa oh...!

hay viejos culiaos que no creen que en un poema se pueda decir:
viejo culiao
no importa oh...!

No importa, si yo la quiero y usté me quiere
No importa, escuchemos... la mitad de la humanidad que sangra una vez al mes por toda la humanidad
No importa, avivemos la cueca punk
No importa oh!!! escribamos poemas llenos de groserías,
y metámonos el espíritu al bolsillo perro,
No importa oh!!!

***
Mauricio Redolés (Santiago de Chile, 1953)

martes, 28 de noviembre de 2017

sergio ojeda barías / de "tardanza del fuego"













Los ghettos en la palabra

*

1

Desde este lado del límite
parece que no salimos de ningún lugar

De sangre en sangre
destilamos un poco las mareas

Y somos el borde de la visión
en la cosmogonía
de lo imaginable

lo predecible

lo que no merece certezas.


8

Sin duda
no fue fácil
construir un sol y otro sol
tampoco cosa de niños
encontrar un cuerpo exacto para este lugar.


9

Esos viejos y necesarios
lugares comunes
repletos de miel.
Quizás
un camino a esas conversaciones
a las que no dimos importancia.

~~

Estaciones

*

Se miran
sin complicidad

A estampidos
amanece.

~

En algún vagón del metro
todo arde
e inicia un tema de Hendrix

Buda
ya está en casa

—A estas alturas
es uno más del lugar—

pagano, occidental y suicida.

Eso le hace ver mejor
lo empuja por una senda
de carnalidad.

~

Florecidos
miles
                     de estallidos
ocupan un lugar en la tierra

descienden de los escombros

(son los cielos que habitamos).

Cada puerta
un sello
la promesa
una traición.

Difuso
el boceto cuelga
de esta historia.

Nada acontece
en el habitar de las palabras.

Este argumento
es un borde sin líneas
que depura el tono de los colores.

No hay trazo posible
en estos pincelazos
una paleta de inimaginables
tonos y desentonos.

La pared es el musgo.

El puente quebrado
que parecía una nueva ruta hacia
                                        el jardín.

Un fondo
sin comentarios
ni acotaciones.

Una tormenta de pájaros
que traduce la vida.

~~

Tardanza del fuego

*

(A) fuego lento

Eso que buscabas estaba tras el velo
de la lluvia ensortijada
fue un cantar de tiempos espesos
construidos a fuego lento.

Decirlo hoy complica la ausencia
de estos nuevos ritos acuosos
una forma deliberada de pertenecer
de escarbar y sanar en las heridas
que amanecieron en tu piel.

Una vuelta al océano de la memoria
una sílaba sostenida en el contorno.

La soledad del anochecer
una pena sostenida en el vacío.

~
Cielo

El cielo ya no nos pertenece
está confuso y acorralado.

Establece ajustes de cuenta.

Y nos invita a dibujar las líneas del camino.

Una tormenta de calles
una hoja vacía al final del túnel.

El cielo es una esperanza
una nota al pie del escritorio
la misma furia que arranca del conocer.

Y así, inquieto y maloliente
se nos aparece como un extraño personaje
como vuelta a la infancia

como surtidor de sueños y pesadillas.


***
Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) Tardanza del Fuego. Santiago de Chile: Mago/Carajo, 2007.

lunes, 27 de noviembre de 2017

pavella coppola / dos poemas













No venga la sangre silenciosa

*

Esta hora apenas ha sido en esta casa
no hay hábito, murmullo bajo el damasco
no venga el vacío antes de la puerta
la mancha en el cemento dormido antes del roce.
No venga el vacío encima de la lengua
no apresure el verde grito
no regrese esa misma gota
no levante mi párpado, yo ya me he ido.
No venga la sangre por detrás y añada rojo al último silencio.
Fijará una dirección peculiar la madrugada para cerros, destinos.
Todo será tibio, una mano dormida en la tierra del patio
la piel indecente en el inicio de la ventana
la diagonal del huracán en tu pie descalzo
cuando ignoremos la puerta cerrada.
No venga otra vez más sangre, mira:
el techo plano sin pájaros,
el sol acostado encima del odio,
la directriz inacabada del relámpago,
mi mano en nuestro naranjo.
No venga la sangre silenciosa a fingir el umbral destartalado,
la olla infinita, el resguardo del buscador encima del tronco.
La casa huyó. Yo huí en ella.
Echamos al agua un puñado de arena y
el porvenir del latido en el corazón del viento.

~~~

No será el mar una locura
                                     para Sergio Ojeda

*

Qué partícula segrega la ventisca,
qué desperdicio recorre la superficie del dedo meñique,
mientras toda luz voltea la albacora, qué insinuación define el manejo de tu boca
si nada señala la sombra anticipada,
la brisa principal, polvorienta,
cuando el caballo husmea la leña del vecino.

No es ajuste de cuentas, ni vendetta, ni ceño aburrido,
menos niebla entre manos perpetuas,
ni barco quisquilloso moldeando el atril sobre la tela.
Simple empuje de polea antigua, quizás;
mecánica del ombligo del abuelo del abuelo
ese viento soplando de allá para acá
entre el resuello para deslizarnos desnudos sobre la arena.

No sé cuántos segundos nos hundiremos en el fondo de este mar,
por cuántos minutos abundará en el puño azulado la penumbra del ojo ausente,
cuánto peso sostendremos,
desconozco si la raíz, si el caballo, si la sombra con su revés apartarán la ley de mirarnos,
tampoco  por cuánto la albacora  en su locura ordenará la inquietud de mi tiempo.
Yo tengo preguntas.
Las junto como loca.
La albacora me dialoga entre desperdicios cuando ruge el engranaje de troncos fecundos.
Atesoro preguntas como loca
y ojos viejos en botes husmean con mi lengua porque diseñan el mar.
Atesoro jaibas, conchas de choros plateados, preguntas como loca;
la albacora me dialoga, pero los botes han desdeñado el oficio celeste de mis uñas.
A estas rocas las moldeó lo desconocido,
asperezas de sombras anteriores,
posibles  materias del tiempo,
expresiones de mi adelantada ira, antes del viento en tu cuerpo en el mío.
A estos peñascos los arrastró el otro -aquél- fuego.
No sé cuántos segundos nos hundiremos en el fondo marino,
cuánto océano acá dentro,
cuántos crustáceos, cuánto molusco, cuánto verde, cuánto frío.
Tengo preguntas.
La albacora me enfrenta entre desperdicios cuando ruge el engranaje acuoso,
barcos estremecen en navíos sin fin.
Manchada la vía láctea desgarra el ciclo nocturno, pero tú y yo sumergidos. 
La buscadora, arriba: continúa  temblando, es azul.
Ya no fue vendetta hundirnos en el mar ni locura.
Otros dirán que sí. Asombrados los pájaros. Déjalos.

***
Pavella Coppola (Santiago de Chile, 1963)

{Inéditos}

Fotografía: facebook de la autora.

domingo, 26 de noviembre de 2017

carlos cociña / de el margen de la propia vida













Y si todo fuera lo que es

*

1a

Ínfima es la respiración. Vibra por la presencia de transparentes
en la profundidad, donde las ondas son una constante.
Aire es el lugar donde se detiene, y rotan las partículas.
Es perceptible cuando las moléculas se mueven hacia la
temperatura que contrae su tono acorde.

Olas de viento se arremolinan en los árboles y revientan girando
en las ramas que fluyen violentas hacia el cielo y la tierra,
desacompasando los sonidos.

La persona adquiere la información en toda la extensión de
su piel y observo, en el cerebro, cómo los líquidos de las
glándulas se desvanecen a la altura de los ojos.

1b

Las olas recorren el villorrio que se hace inaccesible a las
extensiones.

La masa de agua fluye entre las construcciones que reproducen
los pastos y las montañas.

Los sonidos entran de improviso en el espacio acotado y se
estabilizan en la mirada, cuando se desgranan las moléculas
de la sensibilidad desencajadas en su silencio.

7a

Un bosque de árboles negros y blancos deshojados se extiende en
un primer horizonte y, en otro, el verde vibra en lo que parecen
ser varios soles despuntando el alba o en el ocaso del día
del sitio extendido. La luminosidad impregna el verde, los soles,
el alba o el ocaso del bosque que está lejano frente al rostro.
Insensible al acto de perforar las rocas en las que se afirma
la vegetación, siento los líquidos interiores en la boca y el verde
vibra en los oídos y se licua en la frente. El cansancio.

8a

Se escucha el sonido de los labios en el borde de la taza.
No queda sino aceptar que esa persona se quedó celebrando
el equinoccio del corazón, como un magnolio entre los postes de
fierro y de luz. El fuego se llevó la casa de entre los árboles
y la celebración es un brote que se elevó, casi silenciosamente,
al rozar la taza con que bebes toda la luminosidad de la ciudad
que dejó de construirse.

El sonido sube perentorio con el sorbo que doy para que vibre
la transparencia que se levanta de los ojos.

Ese estado no descubre su principio o lo que pueda esperarse
de él. El querer dibujar algún objeto que sea una posible salida
a la incertidumbre, desaparece. No hay muro o algo parecido
que permita vislumbrar que algo pasa, sin embargo está,
percibido desde un lugar donde la lógica tiene un sentido distinto,
ni siquiera inverso.

En la inolvidable, la estepa se extiende en el imaginario.

~~~

Y no que es la salida

*

10a

Los materiales de construcción acumulados son una forma de
asegurar los viajes. El volador de pájaros observa los aceites
absorbidos por la tierra, mientras la intermitencia de las luces
dirige el curso de las corrientes de agua. Hacia la izquierda,
donde el flujo es más tranquilo, vemos, en retazos
de la península, diferentes líquidos que los equinos beben
como una ilusión. Sin embargo, hacia el fondo se levanta una
extensión de sucesivos montes desde los cuales los fluidos
emergen. El imperturbable e intenso erotismo de las piscinas.

~~~

Jardines

*

¿QUÉ OTROS JARDÍNES SON POSIBLES? Aquellos de la esfera media
del bosque o de su bóveda. Mis posibilidades están en la
extensión de la vista cuando el aroma es más potente que la luz.
Puede ser de la misma manera en que está la sombra en
la intensidad.


En la madrugada la humedad se expande y el retorno de la
luminosidad activa de distinta forma la permanencia
de las plantas. En las mañanas, cuando todos se van a sus labores,
los jardines aumentan su soledad mientras la actividad de insectos
y sales va en aumento. Las extensiones públicas resurgen.

Los espacios privados se extienden más allá de lo público. Sin
embargo, aquellos parecen infinitos en los senderos. Caminos
cuya huella sólo se vislumbra y muchas veces vuelve sobre sí
misma. No hay selvas ni lejanas explanadas, sino suelo sobre
el cual se desplaza una bruma que es la misma que envuelve los
límites que no se pueden cuantificar.



La materia está en todas sus formas en las plantas y vegetaciones
cuando el espacio público es regado. El orden es el
de la supervivencia y la reproducción, en ciclos que tienden a
distintas direcciones. Me acerco al sonido que se resuelve en el
aroma del cuerpo propio. Los sonidos provienen del movimiento
que emiten la luz y el agua.

***
Carlos Cociña (Concepción, 1950) El margen de la propia vida. Santiago de Chile: Alquimia, 2013.

sábado, 25 de noviembre de 2017

gregory corso / tres poemas













Matrimonio

*

¿Tendría que casarme? ¿Tendría que ser Bueno?
¿Sorprender a la chica de al lado con mi traje de terciopelo y mi capucha de Fausto?
No llevarla al cine sino al cementerio
hablarle de los baños de inmersión del hombre lobo y de clarinetes bifurcados
después desearla y besarla y todos los preliminares
y ella sin querer ir tan lejos y yo entendiendo por qué
diciéndole sin enojarme¡Tenés que sentir! ¡Sentir es hermoso!
y en vez de eso tomarla en mis brazos y recostarla en una lápida vieja y torcida
y enamorarla toda la noche con las constelaciones del cielo--

Cuando me presentara a los padres
enderezando la espalda
y por fin con el pelo bien peinado, estrangulado por una corbata,
me sentaría con las rodillas juntas en su sofá de 3er grado
y no preguntaría ¿Dónde está el baño?
De qué otro modo sentirme distinto del que soy,
casi siempre pensando en el jabón de Flash Gordon--
Oh qué terrible debe ser para un hombre joven
sentarse delante de una familia que piensa
¡Nunca lo vimos! ¡Quiere a nuestra Mary Lou!
Después del té y las masitas caseras preguntarían ¿Qué hacés para vivir?
¿Tendría que decirles? ¿Les caería bien?
Dirían Está bien cásense, perdemos una hija
pero ganamos un hijo--
¿Y entonces podría preguntar dónde está el baño?

¡Oh Dios, y el casamiento! Todos los familiares y amigos de ella
y nada más un puñado de los míos desgreñados y barbudos
esperando para lanzarse sobre los tragos y la comida--
¡Y el cura!Mirándome como si me masturbara
preguntando ¿Quiere a esta mujer como legítima esposa?
Y qué diría yo, temblando, diría ¡“Sin Hielo”!
Besaría a la novia con todos los cornudos palmeándome la espalda
¡Es toda tuya, pibe! ¡je-je-je!
Y en sus ojos se vería pasar una luna de miel obscena--

Después todo ese absurdo del arroz y latas ruidosas y zapatos
¡Las Cataratas del Niágara! ¡Hordas de nosotros!¡Maridos!¡Esposas!¡Flores!¡Bombones!
Todos entrando en tropel en hoteles acogedores
Todos yendo a hacer lo mismo esta noche
El conserje indiferente sabiendo lo que va a pasar
Los zombies del lobby sabiéndolo
El que silba en el ascensor sabiéndolo
El botones que me guiña un ojo sabiéndolo
¡Todos sabiéndolo! ¡Casi estaría tentado de no hacer nada!
¡Me quedaría levantado toda la noche!¡Miraría a los ojos a ese conserje!
Gritándole: ¡Me niego a la luna de miel! ¡Me niego a la luna de miel!
corriendo desaforado entre las suites climatizadas
gritando ¡Panza de radio! ¡Pala de gato!
¡O me quedaría a vivir en Niágara para siempre! en una cueva oscura frente a las cataratas
Me sentaría ahí como el Mielero Loco urdiendo fomas de romper matrimonios, un flagelo de bigamia un santo del divorcio--

Pero tendría que casarme tendría que ser bueno
Qué lindo sería llegar a casa a ella
y sentarme junto al hogar y ella en la cocina
joven y preciosa con su delantal queriendo tener a mi bebé
y tan feliz conmigo que se le quemaría el churrasco
y vendría a mí llorando y yo me levantaría de mi sillón grande de papá
diciendo ¡Diente navideño! ¡Cerebros radiantes! ¡Manzana sorda!
¡Por Dios qué esposo sería! Sí, ¡tendría que casarme!
¡Hay tanto para hacer! como meterme en la casa del Sr. Jones tarde a la noche
y tapar sus palos de golf con libros noruegos de 1920
como colgar de la podadora un cuadro de Rimbaud
como pegar estampillas de Tannu Tuva en la cerca
cuando viniera la sra. Kindhead a recolectar para el Community Chest
agarrarla y decirle ¡Hay presagios desfavorables en el cielo!
y cuando el Intendente veniera a ganarse mi voto decirle
¡Cuándo va a parar la matanza de ballenas!
Y cuando viniera el lechero dejarle una nota en la botella
Polvo de pingüino, déjeme polvo de pingüino, quiero polvo de pingüino--

Aunque me casara y viviera en Connecticut y nevara
y ella tuviese un bebé y yo estuviera insomne, agotado,
sin dormir por noches, con la cabeza contra una ventana inmóvil, con el pasado detrás,
en la más común de las situaciones un hombre que tiembla
absorbido por las responsabilidades nada de ramita ni sopa de moneda romana--
¡Oh lo que sería!
Seguro le daría un Tácito de goma como chupete
como sonajero una bolsa de discos rotos de Bach
le clavaría De la Francescas con tachuelas por toda la cuna
le cosería el alfabeto griego en el babero
y le construiría un Partenón sin techo como corralito.

No, dudo que yo fuera esa clase de padre
nada de campo, nada de nieve ni de ventana inmóvil
sino la ciudad de Nueva York caliente y olorosa
siete pisos por escalera, con cucarachas y ratas en las paredes
una esposa gorda y Reichiana gritándome sobre las papas ¡Conseguite un trabajo!
Y cinco mocosos con la nariz chorreando enamorados de Batman
Y los vecinos sin dientes y con el pelo electrizado
como esas multitudes de brujas del siglo 18
todos queriendo entrar a ver la tele
Y el dueño que quiere el alquiler
Supermercado Cruz Roja Gas & los Caballeros Eléctricos de Columbus
Imposible acostarse y soñar que nieva el Teléfono, estacionamiento fantasma--
¡No! ¡No tendría que casarme y no me casaría jamás!
Pero -- me imagino si me casara con una mujer hermosa y sofisticada
alta y pálida que usara un vestido negro muy elegante y guantes largos negros
con una boquilla en una mano y un vaso de whisky en la otra
y viviéramos en un penthouse con una ventana enorme
desde la que pudiéramos ver toda Nueva York y todavía más lejos en días despejados
No no me puedo imaginar casado con ese sueño de preso--

Ah pero ¿qué hay del amor? Me olvido del amor
no es que yo sea incapaz de amar
es solamente que veo al amor tan raro como andar con zapatos--
Nunca quise casarme con una chica que fuese como mi madre
Ingrid Bergman siempre fue imposible
Y ahora debe haber alguna chica pero ya estará casada
Y los hombres no me gustan y--
¡pero tiene que haber alguien!
Porque qué pasa si llego a los 60 y no estoy casado,
solo en una pensión con manchas de meo en los calzoncillos
¡y todos los demas están casados! ¡Todos en el universo casados menos yo!

Ah, sé muy bien que si hubiese una mujer posible como yo soy posible
el matrimonio sería posible--
Como Ella en su lujo exótico y solitario esperando a su amante egipcio
así espero--privado de 2000 años y del baño de la vida.

~~~

Tengo 25 años

*

Con un demente amor por Shelley
Chatterton   Rimbaud y
el necesario-ladrido de mi juventud
que fue pasando de oído a oído
¡ODIO A LOS VIEJOS POETAS!
Especialmente a los viejos poetas que se retractan
de consultar a otros viejos poetas
y que hablan en susurros de su juventud,
diciendo: “hice tal cosa en aquel entonces
pero sucedió allá,
allá, en aquella época”
Cómo me gustaría callar a esos viejos
diciéndoles: “yo soy su amigo,
y lo que alguna vez fueron a través de mí,
y lo serán de nuevo”
Luego, por la noche, en la confidencia de sus hogares
arrancaría sus arrepentidas-lenguas
Y robaría sus poemas.

~~~

Anoche conduje un auto

*

Anoche conduje un auto
 
 
       sin saber manejar
       ni tener un auto
 
   Conduje y atropellé
 
       gente que quise
       …pasé a 180 por un poblado
     
       
 
   Me detuve en Hedgeville
 
       y dormí en el asiento trasero
 
 

       …entusiasmado por mi nueva vida


***
Gregory Corso (Nueva York, 1930-Mineápolis, 2001)
Versiones de Sandra Toro, Juan Arabia y Nicolás López-Pérez respectivamente.

/

Marriage

Should I get married? Should I be Good?
Astound the girl next door with my velvet suit and faustaus hood?
Don't take her to movies but to cemeteries
tell all about werewolf bathtubs and forked clarinets
then desire her and kiss her and all the preliminaries
and she going just so far and I understanding why
not getting angry saying You must feel! It's beautiful to feel!
Instead take her in my arms lean against an old crooked tombstone
and woo her the entire night the constellations in the sky--

When she introduces me to her parents
back straightened, hair finally combed, strangled by a tie,
should I sit knees together on their 3rd degree sofa
and not ask Where's the bathroom?
How else to feel other than I am,
often thinking Flash Gordon soap--
O how terrible it must be for a young man
seated before a family and the family thinking
We never saw him before! He wants our Mary Lou!
After tea and homemade cookies they ask What do you do for a living?
Should I tell them? Would they like me then?
Say All right get married, we're losing a daughter
but we're gaining a son--
And should I then ask Where's the bathroom?

O God, and the wedding! All her family and her friends
and only a handful of mine all scroungy and bearded
just waiting to get at the drinks and food--
And the priest! He looking at me if I masturbated
asking me Do you take this woman for your lawful wedded wife?
And I trembling what to say say Pie Glue!
I kiss the bride all those corny men slapping me on the back
She's all yours, boy! Ha-ha-ha!
And in their eyes you could see some obscene honeymoon going on--

then all that absurd rice and clanky cans and shoes
Niagara Falls! Hordes of us! Husbands! Wives! Flowers! Chocolates!
All streaming into cozy hotels
All going to do the same thing tonight
The indifferent clerk he knowing what was going to happen
The lobby zombies they knowing what
The whistling elevator man he knowing
The winking bellboy knowing
Everybody knowing! I'd be almost inclined not to do anything!
Stay up all night! Stare that hotel clerk in the eye!
Screaming: I deny honeymoon! I deny honeymoon!
running rampant into those almost climatic suites
yelling Radio belly! Cat shovel!
O I'd live in Niagara forever! in a dark cave beneath the Falls
I'd sit there the Mad Honeymooner devising ways to break marriages, a scourge of
bigamy a saint of divorce--

But I should get married I should be good
How nice it'd be to come home to her
and sit by the fireplace and she in the kitchen
aproned young and lovely wanting by baby
and so happy about me she burns the roast beef
and comes crying to me and I get up from my big papa chair
saying Christmas teeth! Radiant brains! Apple deaf!
God what a husband I'd make! Yes, I should get married!
So much to do! like sneaking into Mr Jones' house late at night
and cover his golf clubs with 1920 Norwegian books
Like hanging a picture of Rimbaud on the lawnmower
like pasting Tannu Tuva postage stamps all over the picket fence
like when Mrs Kindhead comes to collect for the Community Chest
grab her and tell her There are unfavorable omens in the sky!
And when the mayor comes to get my vote tell him
When are you going to stop people killing whales!
And when the milkman comes leave him a note in the bottle
Penguin dust, bring me penguin dust, I want penguin dust--

Yet if I should get married and it's Connecticut and snow
and she gives birth to a child and I am sleepless, worn,
up for nights, head bowed against a quiet window, the past behind me,
finding myself in the most common of situations a trembling man
knowledged with responsibility not twig-smear not Roman coin soup--
O what would that be like!
Surely I'd give it for a nipple a rubber Tacitus
For a rattle bag of broken Bach records
Tack Della Francesca all over its crib
Sew the Greek alphabet on its bib
And build for its playpen a roofless Parthenon

No, I doubt I'd be that kind of father
not rural not snow no quiet window
but hot smelly New York City
seven flights up, roaches and rats in the walls
a fat Reichian wife screeching over potatoes Get a job!
And five nose running brats in love with Batman
And the neighbors all toothless and dry haired
like those hag masses of the 18th century
all wanting to come in and watch TV
The landlord wants his rent
Grocery store Blue Cross Gas & Electric Knights of Columbus
Impossible to lie back and dream Telephone snow, ghost parking--
No! I should not get married and I should never get married!
But--imagine if I were to marry a beautiful sophisticated woman
tall and pale wearing an elegant black dress and long black gloves
holding a cigarette holder in one hand and highball in the other
and we lived high up a penthouse with a huge window
from which we could see all of New York and even farther on clearer days
No I can't imagine myself married to that pleasant prison dream--

O but what about love? I forget love
not that I am incapable of love
it's just that I see love as odd as wearing shoes--
I never wanted to marry a girl who was like my mother
And Ingrid Bergman was always impossible
And there maybe a girl now but she's already married
And I don't like men and--
but there's got to be somebody!
Because what if I'm 60 years old and not married,
all alone in furnished room with pee stains on my underwear
and everybody else is married! All in the universe married but me!

Ah, yet well I know that were a woman possible as I am possible
then marriage would be possible--
Like SHE in her lonely alien gaud waiting her Egyptian lover

so I wait--bereft of 2,000 years and the bath of life.

~~~

I am 25

With a love a madness for Shelley
Chatterton       Rimbaud
and the needy-yap of my youth
has gone from ear to ear:
I HATE OLD POETMEN!
Especially old poetmen who retract
who consult other old poetmen
who speak their youth in whispers,
saying:”I did those then
but that was then
that was then”
O I would quiet old men
say to them: “I am your friend
what you once were, thru me
you’ll be again”
Then at night in the confidence of their homes
rip out their apology-tongues

And steal their poems.

~~~

Last night I drove a car

Last night I drove a car
   
   
       not knowing how to drive
       not owning a car
   
   I drove and knocked down
   
       people I loved
       …went 120 through one town.
       
        
   
   I stopped at Hedgeville
   
       and slept in the back seat
   
   

       …excited about my new life.

viernes, 24 de noviembre de 2017

constantino cavafis / ítaca









Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

***
Constantino Cavafis (Alejandría, 1863-1933) Antología poética. Madrid: Alianza, 1999.
Versión de Pedro Bádenas de la Peña.

/

Ιθάκη

Σα βγεις στον πηγαιμό για την Ιθάκη,
να εύχεσαι να ‘ναι μακρύς ο δρόμος,
γεμάτος περιπέτειες, γεμάτος γνώσεις.
Τους Λαιστρυγόνας και τους Κύκλωπας,
τον θυμωμένο Ποσειδώνα μη φοβάσαι,
τέτοια στον δρόμο σου ποτέ σου δεν θα βρεις,
αν μέν’ η σκέψις σου υψηλή, αν εκλεκτή
συγκίνησις το πνεύμα και το σώμα σου αγγίζει.
Τους Λαιστρυγόνας και τους Κύκλωπας,
τον άγριο Ποσειδώνα δεν θα συναντήσεις,
αν δεν τους κουβανείς μες στην ψυχή σου,
αν η ψυχή σου δεν τους στήνει εμπρός σου.

Να εύχεσαι να ‘ναι μακρύς ο δρόμος.
Πολλά τα καλοκαιρινά πρωιά να είναι
που με τι ευχαρίστησι, με τι χαρά
θα μπαίνεις σε λιμένας πρωτοειδωμένους∙
να σταματήσεις σ’ εμπορεία Φοινικικά,
και τες καλές πραγμάτειες ν’ αποκτήσεις,
σεντέφια και κοράλλια, κεχριμπάρια κ’ έβενους,
και ηδονικά μυρωδικά κάθε λογής,
όσο μπορείς πιο άφθονα ηδονικά μυρωδικά∙
σε πόλεις Αιγυπτιακές πολλές να πας,
να μάθεις και να μάθεις απ’ τους σπουδασμένους.

Πάντα στον νου σου να ‘χεις την Ιθάκη.
Το φθάσιμον εκεί είν’ ο προορισμός σου.
Αλλά μη βιάζεις το ταξείδι διόλου.
Καλλίτερα χρόνια πολλά να διαρκέσει∙
και γέρος πια ν’ αράξεις στο νησί,
πλούσιος με όσα κέρδισες στον δρόμο,
μη προσδοκώντας πλούτη να σε δώσει η Ιθάκη.

Η Ιθάκη σ’ έδωσε τ’ ωραίο ταξείδι.
Χωρίς αυτήν δεν θα ‘βγαινες στον δρόμο.
Άλλα δεν έχει να σε δώσει πια.

Κι αν πτωχική την βρεις, η Ιθάκη δεν σε γέλασε.
Έτσι σοφός που έγινες, με τόση πείρα,
ήδη θα το κατάλαβες η Ιθάκες τι σημαίνουν.

jueves, 23 de noviembre de 2017

christian formoso / cartas para reinas de una tierra que no tiene primavera











I

Confesiones que viven donde se injuria la primavera. El murmullo del río se despide y permanece por que el viento escriba las bocas de las que han sido amadas como se ama las más bellas, y han crecido los bosques por esa letra en los techos, y ha cantado la tierra su amor de movimiento. Mas, si a causa de agravio temblara, o al   pedir un beso el mundo detuvieran, o el vuelo confundieran las aves con sus manos, y no cambiaran las bayas sus monedas, las almas que murmuran en el bosque que aún la vida ha sido breve pero ha sido, y más aún, las estrellas, luminosos fantasmas del tiempo que la noche regala, que confiesan, palidecen aún al recordarlas, al verlas, que amanecen las noches y que ante tal belleza la muerte se estremece, o es que a causa del fuego hemos visto la sombra – dicen - o es que un día iluminado en la planicie guarda un misterio más alto que este amor?

Confesiones que viven donde cala ofendida la primavera, y se duermen con un canto hallado en la sangre, con ellas, que a la puerta invisible de los días llaman, y entonces cantan los pájaros y los ríos prolongan sus valles, y cantan las tempestades y los pastos, y aparecen y desaparecen los astros, en delirio con el mundo.  

II

Ahora que recorro tu alma, un ángel muerto pasa tendido en el viento amargamente. Como te has ido abre sus ojos, llora la muerta mañana en un silbo claro, deja tu nombre en los cerros, en los sotos; con alas diminutas inventan los zorzales, por vez primera, una vez más la alborada. Alma de mi alma toda la noche te he recorrido. Sobre los techos el viento repasa sus viejas tareas y advierte que mi nombre es un incendio que temprano ha de extinguirse.   Si escucharas el fuego de mi memoria, la ardiente canción de los astros que incendiaban la noche que más te amé. Mi sombra ha caído despacio desde entonces. No quiere despedirse del agua que festejaban tus manos, con la boca de todos los santos al unísono, con el viento quieto de mi corazón en tu corazón. Y me querías regalar tu mañana más hermosa, conmigo querías despertar una mañana y contemplar el cielo limpio sobre el cielo. Mas, tantas veces dormí contigo, tantas veces desperté con tu alma prendida a mi pecho, corriendo tantos ciervos en la noche desterrada, porque sabía las mareas subirían lo imposible y habrían de llevarte a desposar con mis desvelos. El agua traía las mañanas que tú amabas, y te besaba la frente, y esa agua contenía tu alma tan parecida a las nubes. Toda esa agua, es verdad, amada mía, era todas esas mañanas que despertaba contigo. Por las noches me despedía llorando con el canto de quien se queda y descansa en los valles más bellos: ahí entré tantas veces con el fuego de los dioses, para encontrar una pureza, un fuego más poderoso que el fuego de mis cansinas palabras.   Pero te has ido, tan ahora, tan lejos, y estás tan cerca como la estrella más sola, porque sigo encontrando en tus ojos las inquietudes perpetuas de mi viejo fantasma, que en el viento ronda tu casa y toca tus manos, y que en el viento te besa la boca, con el latido de estrellas, en el fulgor de tu espléndido corazón. Es que hallé la mañana prendida a la leche invisible de tus pechos, al suave amparo de tus piernas. Di en tu cuello con las palabras más delicadas, en tus manos con el color invisible del viento. Por eso sé que alguna vez, aunque diré ya no te amo, algo de mí te seguirá amando. Mi voz, una cadena de miedos, se queda en los estanques del bosque adonde quise llevarte a escuchar el triste arrullo: aquellos que se han ido y con quienes siempre hablo de ti. Perdona la sombra que encontrarás temblando entre tus sábanas, pues algo quedará latiendo infinitamente entre nosotros. En mi recuerdo habitará un color que sólo ha de pintarse de nuevo con tu boca, el ritmo de palabras que nacían heridas de muerte cuando yo entraba en tu alma. Perdona la sombra que en tu casa crece y crece, pues sólo he sido un árbol cansado de medrar en la piedra, un árbol cuya sombra amainaba en tu patio, y cuyas ciegas raíces ahora crecen bajo tu sueño. Así te llama mi corazón, mi sombra a menudo parte y se va a otros rincones, hacia otras calles más amargas. En la visión de la noche, así te llama mi corazón.      Para   mirar te miraba largamente, y de mis ojos salías tú misma a ver las estrellas, como arrepentida de encumbrar tanta belleza ante los astros. Ahora nada tengo sino el consuelo de saber que todos los colores que ya me huyen y se hacen espesos y entran en las mañanas, que todas las palabras que cayeron a tus pies, las que llevaban la sombra de una canción triste y el repicar cansado de estrellas y el movimiento de los planetas y los astros y el reino de los ángeles y los dioses, todo será nada aquel día que volvamos a encontrarnos: Será en la secreta casa de la noche y la muerte se estremecerá de vernos.   Como todos los días, nos tenderemos juntos a esperar la mañana.

***
Christian Formoso (Punta Arenas, 1971)

miércoles, 22 de noviembre de 2017

yorgos seferis / dieciséis hai-kú













                                      Este instante...
                                                    Marco Aurelio

Vierte en el lago
sólo una gota de vino
y el sol se extinguirá.

* * *

Ni un solo trébol
de cuatro hojas en el campo,
¿quién falla de los tres?

* * *

Sillas vacías,
las estatuas volvieron
a otro museo.

* * *

¿Es la voz
de nuestros amigos muertos
o un fonógrafo?

* * *

Sus dedos
en el pañuelo verde mar,
míralos: corales.

* * *

La más grave
preocupación,
su busto en el espejo.

* * *

Volví a llevar
la fronda del árbol
y tú balabas.

* * *

En la noche, el viento
la distancia se ensancha
y flota el viento.

* * *

Joven Parca

Mujer desnuda
la granada que se ha abierto
estaba llena de estrellas.

* * *

Recojo ahora
una mariposa muerta
sin maquillaje.

* * *

Dónde reunir
los mil pedazos
de cada persona.

* * *

Trazo estéril

¿Qué le pasa al timón?
La barca describe círculos
y ni una sola gaviota.

* * *

Erinis enferma

No tiene ojos
la serpiente que sostenía
le devoran las manos.

* * *

Esta columna
tiene un agujero,
¿ves a Perséfone?

* * *

Se hunde el mundo
guárdate, te dejará
solo en el sol.

* * *

Estás escribiendo;
la tinta ha mermado
la mar crece.

***
Yorgos Seferis (Esmirna, 1900-Atenas, 1971) Poesía completa. Madrid: Alianza, 1986.
Versión de Pedro Bádenas de la Peña

/

Γεώργιος Σεφέρης

Α'
Στάξε στη λίμνη 
μόνο μια στάλα κρασί 
και σβήνει ο ήλιος.

Β'
Στον κάμπο ούτ' ένα 
τετράφυλλο τριφύλλι.
Ποιος φταίει απ' τους τρεις;

Γ'
Στον κήπο του μουσείου 
Άδειες καρέκλες 
τ' αγάλματα γύρισαν 
στ' άλλο μουσείο.

Δ'
Να 'ναι η φωνή
πεθαμένων φίλων μας
ή φωνογράφος;

Ε'
Τα δάχτυλά της 
στο θαλασσί μαντίλι 
κοίτα: κοράλλια.

ΣΤ'
Συλλογισμένο 
το στήθος της βαρύ 
μες στον καθρέφτη.

Ζ'
Φόρεσα πάλι 
τη φυλλωσιά του δέντρου
κι εσύ βελάζεις.

Η'
Νύχτα, ο αγέρας 
ο χωρισμός απλώνει
και κυματίζει.

Θ'
Νέα μοίρα 
Γυμνή γυναίκα 
το ρόδι που έσπασε 
ήταν γεμάτο αστέρια.

Ι'
Τώρα σηκώνω 
μια νεκρή πεταλούδα
χωρίς φτιασίδι.

ΙΑ'
Πού να μαζεύεις 
τα χίλια κομματάκια 
του κάθε ανθρώπου.

ΙΒ'
Άγονος γραμμή 
Το δοιάκι τι έχει; 
Η βάρκα γράφει κύκλους 
κι ούτε ένας γλάρος!

ΙΓ'
Άρρωστη Ερινύς
Δεν έχει μάτια 
τα φίδια που κρατούσε 
της τρών' τα χέρια.

ΙΔ'
Τούτη η κολόνα 
έχει μια τρύπα, βλέπεις 
την Περσεφόνη;

ΙΕ'
Βουλιάζει ο κόσμος
κρατήσου, θα σ' αφήσει 
μόνο στον ήλιο.

ΙΣΤ'
Γράφεις
το μελάνι λιγόστεψε
η θάλασσα πληθαίνει.

martes, 21 de noviembre de 2017

elvio romero / tormenta













La noche ha sido larga.

Como desde cien años
de lluvia,
de una respiración embravecida
proveniente de un fondo de vértigo nocturno,
de un cántaro colorado
jadeando en la tierra,
el viento ha desatado su tempestad violenta
sobre el velo anhelante de la ilusión
efímera, sobre los fatigados menesteres
y tú y yo, en la colina
más alta,
en el rincón de nuestros dos silencios,
abrazados al tiempo del amor, desvelándonos.

Deja que el viento muerda sobre el viento.
Yo te cerraré los ojos

***
Elvio Romero (Yegros, 1926-Buenos Aires, 2004)

lunes, 20 de noviembre de 2017

waldo rojas / ventana



La luz que a manos llenas ha entrado en este cuarto
no podría volver sobre sus pasos ni siquiera a una voz de mando
inapelable
del sol, el Anciano Señor de toda luz:
permanecerá con nosotros largas horas, líquidamente quieta,
casi inamovible en el sitio de costumbre y será un mueble más
en esta pieza de recién desposados
donde el día transcurre a través de los vidrios que se entibian
en la medida del amanecer de cada día.
El sol sí que se pone en nuestros dominios que enmarcan cuatro
muros desiguales
por las sombras distintas que de ellos se ocupan día a día.
Lo que hay de cierto en esta luz es ella misma.
Los jirones que arranca de las sombras y no las sombras cerradas
en su mudez.
Más real que ella es sólo la ventana
y los vidrios lo presienten en la irrealidad de su contacto,
desprevenidos siempre en su rigidez de ascetas,
mientras la luz hace visible el aire, la contextura del polvo,
y aun todo el volumen del día que se deja llevar—lleno de ruidos—
hacia el cuarto,
hasta entonces apenas el reverso inhabitable de un espejo.

***
Waldo Rojas (Concepción, 1944) en Alfonso Calderón, Antología de la poesía chilena contemporánea. Santiago de Chile: Universitaria, 1970.

domingo, 19 de noviembre de 2017

gladys gonzález / cinco poemas










Me dice

*

Me dice que escribía en boletas
y papelitos de cigarros
mientras ella
se iba al baño
a mirarlo por la ventana

Me dice que ella es su muerte
y que no quiere morir todavía
porque la muerte
es mujer fatal

Me dice que ella es su crisantemo
y le recita haikus
en el cerro San Cristóbal
mientras los animales
se vuelven histéricos con la lluvia

Él recoge las mejores cartas
y las guarda en su libro de budismo
recitando mal a Girondo
mientras ella
se aleja
con sus senos de magnolia
volando
sobre la ciudad

~~~

Paraíso

*

Aquí no hay glamour
ni bares franceses para escritores

sólo rotiserías con cabezas de cerdo
zapatos de segunda
cajas de clavos. martillos. alambres y sierras
guerras entre carnicerías vecinas y asados pobres

este no es el paraíso ni el anteparaíso

~~~

Swing

*

Dua, dua, dua
Ella Fitzgerald
los ojitos de sueño americano
sacudiéndose
en el Savoy
Dua, dua, dua
Gladys González
los ojitos de heroína
sacudiéndose
en la Habana Club

oculta los colores del fracaso
en el mismo swing oscuro

~~~

Barquitos de papel

*

Veo la pobreza de mi barrio
las calles inundadas
llenas de barquitos de papel
que los niños recortan

Veo la pobreza de mi barrio
barquitos de papel
naufragando como lucecitas
en el barro

~~~

Tibieza

*

Se detienen en un paradero
iluminado a ratos
por el parpadeo del tubo fluorescente
encienden cigarrillos
que lanzan a la rendija del desagüe
como haciendo tiro al blanco
con la falsedad de esa imagen de tibieza

***
Gladys González (Santiago de Chile, 1981) Gran Avenida. Santiago de Chile: La Calabaza del Diablo, 2005.

sábado, 18 de noviembre de 2017

miguel arteche / soliloquio de la enamorada en la noche









Pero ayer no fue tu tiempo. Tu tiempo comenzaba
detrás de la oscuridad, en las doradas
tumbas de algún otoño. Porque tu tiempo
no es el de ayer, ni siquiera será el que me arranques
el día de la mirada. Pasé yo junto a ti,
y te miraba. Y era el tiempo sobre los sellos del amor.

Las calles en que no estás se han tornado vacías:
la alegría furiosa estalla en el pavimento:
brotan las extrañas flores de los rostros
recibiendo la luz gloriosa: y en la tarde
la juventud es inmortal bajo la cólera de la vieja primavera.
Y tiemblo al recordarte: escucho siempre tus palabras:
temblaba cuando abandonaste tu mano sobre mi vientre,
porque me sentía herida: y eran tus palabras
las que me penetraban. Y era el óleo primero del amor.

Ay: el tiempo y las tinieblas del amor están perdidos,
y no tengo raíz que me haga renacer,
y no puedo despedirme entre estas cuatro paredes muertas.
Ay: el tiempo del amor derrotado, el minuto del viento que pregunta
fluyen en mí, manan de mi cuerpo como los ríos claustrales de la  ausencia,
y estoy despierta en la noche mientras el cielo arde desde que amanece
y la gloria de abril se escucha afuera.

Todo era hermoso entonces. Estabas
siempre partiendo de ti mismo. Y yo partía
de ti para encontrarme. Si te inclinabas
el agua del amor me borraba los ojos. Si te inclinabas
era como si tu vientre se uniera con el mío dentro del vientre de tu madre,
y yo no hacía sino quemarme interminablemente,
y mirando todo el mundo pasar ante mis ojos, tú entrabas
                                                   en mi muerte, mudo, y la penetrabas,
cuando descendías sobre mi cuerpo, y cuando mi cuerpo era
 tu  agricultura sedienta.

¿Es él el que regresa preguntando cuánto ha durado el tiempo y cuántos siglos espero?
Yace en otro país y otro tiempo late para él, otro tiempo distinto del mío:
duerme mientras yo camino y converso con otras personas:
y yo no puedo estar en ninguna de esas cosas,
y no es él el que vuelve sino la lluvia que amenaza a la capital desde el norte
y los millones de miradas estremecidas por el repentino otoño que ha llegado.   
¿Quién llama, amor mío, desde las torres de los edificios altivos?
¿Eres tú el que pregunta en el silencio de la noche?
Los pasos se alejan por la calle y los muros envejecidos:
y no eres tú el que regresa,
porque sólo se tienden sobre mi rostro todas las insignias del amor derrotado
y nada queda en mi corazón sino los ecos que repiten largamente
las campanas de la oscuridad.

***
Miguel Arteche (Nueva Imperial, 1926-Santiago de Chile, 2012)

viernes, 17 de noviembre de 2017

vladimir holan / dos poemas










Un día por la mañana

*

Un día por la mañana, al abrir la puerta,
encontraste en el umbral los zapatos de baile.
Era para besarlos y tú lo hiciste enseguida
y volviste a sentir alegría después de tantos años,
todas las lágrimas largo tiempo contenidas
ascendieron a tu risa.
Luego te reíste y desde el alma rompiste a cantar
con la tranquilidad de la juventud...
No preguntaste qué hermosa
dejó los zapatos en el umbral.
Nunca lo averiguaste
y, sin embargo, de aquel feliz momento
aún vives con frecuencia...

~~~

Hay

*

Hay destinos
donde lo que carece de temblor no es sólido.

Hay amores
en los que el mundo no te basta, falta un pasito.

Hay placeres
en los que te castigas por el arte, pues el arte es pecado.

Hay momentos de mutismo
en que la boca de la mujer hace pensar que el pudor es sólo
                         cuestión de sexo.

Hay cabellos teñidos por un meteoro
donde es el diablo quien hace la raya.

Hay soledades
en las que miras sólo con un ojo y miras sólo sal.

Hay momentos de frío
en los que estrangulas palomas y te calientas con sus alas.

Hay momentos de gravedad
en los que sientes que has caído ya entre los que caen.

Hay silencios
que debes expresarlos tú, ¡precisamente tú!

***
Vladimir Holan (Praga, 1905-1980)
Versiones de Clara Janés

jueves, 16 de noviembre de 2017

césar vallejo / cuatro poemas













Los heraldos negros

*

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

~~~

Trilce, XLV

*

Me desvinculo del mar
cuando vienen las aguas a mi.

Salgamos siempre. Saboreemos
la canción estupenda, la canción dicha
por los labios inferiores del deseo.
Oh prodigiosa doncellez.
Pasa la brisa sin sal.

A lo lejos husmeo los tuétanos
oyendo el tanteo profundo, a la caza
de teclas de resaca.

Y si así diéramos las narices
en el absurdo,
nos cubriremos con el oro de no tener nada,
y empollaremos el ala aún no nacida
de la noche, hermana
de esta ala huérfana del día,
que a fuerza de ser una ya no es ala.

~~~

España, aparta de mí este cáliz, IV (Los mendigos pelean por España)

*

Los mendigos pelean por España
mendigando en París, en Roma, en Praga
y refrendando así, con mano gótica, rogante,
los pies de los Apóstoles, en Londres, en New York, en Méjico.
Los pordioseros luchan suplicando infernalmente
a Dios Por Santander,
la lid en que ya nadie es derrotado.
Al sufrimiento antiguo
danse, encarnízanse en llorar plomo social
al pie del individuo,
y atacan a gemidos, los mendigos,
matando con tan solo ser mendigos.

Ruegos de infantería,
en que el arma ruega del metal para arriba,
y ruega la ira, más acá de la pólvora iracunda.
Tácitos escuadrones que disparan,
con cadencia mortal, su mansedumbre,
desde un umbral, desde sí mismos, ¡ay! desde sí mismos.
Potenciales guerreros
sin calcetines al calzar el trueno,
satánicos, numéricos,
arrastrando sus títulos de fuerza,
migaja al cinto,
fusil doble calibre: sangre y sangre.
¡El poeta saluda al sufrimiento armado!

~~~

Espergesia

*

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

***
César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892-París, 1938) Poesía reunida. Santiago de Chile: Ediciones UDP, 2014.

Fotografía: 1929, el poeta en Berlín.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

bela ajmadúlina / respuesta retardada a pablo neruda













Si de verdad tambaleó y cayó
su estrella protectora,
¿desde dónde entonces el mensaje de Pablo?
¿y hacia dónde mi mensaje para él ?
¿Desde qué alturas, con cuánta claridad y asombro
observa el universo?
Todos somos infaliblemente bellos
mientras nos miran los ojos del poeta.
Nunca seré otra vez la que fui
en el anochecer de aquel café,
cantado por unos versos mágicos
y tan benévolos conmigo.
¿Y si aquello jamás ocurrió así?
No importa: cuando nos reflejamos
en las pupilas resplandecientes del poeta
somos exactamente lo que querríamos ser.

***
Bela Ajmadúlina (Moscú, 1937-2010)
Versión de Olga Ries
en Revista Nerudiana N° 10, 2010.

/

ЗАПОЗДАЛЫЙ ОТВЕТ ПАБЛО НЕРУДЕ

Коль впрямь качнулась и упала
его хранящая звезда,
откуда эта весть от Пабло
и весть моя ему — куда?
С каких вершин светло и странно
Он озирает белый свет?
Мы все прекрасны несказанно,
пока на нас глядит поэт.
Вовек мне не бывать такою,
как в сумерках того кафе,
воспетых чудною строкою,
столь благосклонною ко мне.
Да было ль в самом деле это?
Но мы, когда отражены
в сияющих зрачках поэта,
равны тому, чем быть должны.

martes, 14 de noviembre de 2017

pablo neruda / a bela ajmadúlina













Detengámonos, debo dejar un beso
a Ajmadúlina: éste es el café, está oscuro,
no hay que tropezar con las sillas:
allí, allí en aquel rincón brilla su pelo,
su bella boca está encendida
como un clavel de Granada
y no es de lámparas aquella luz azul
sino los ojos de lo irracional,
de la pantera que sale del bosque
mordiendo un ruiseñor,
es ella que, a la vez
rosa del destino, cigarra de la luna,
canta lo incomprensible y lo más claro,
se hace un collar de mágicas espinas
y no está cómoda en ninguna parte
como una sirena recién salida del mar
invitada a nadar en el desierto.

***
Pablo Neruda (Parral, 1904-Santiago de Chile, 1973) Elegía. Buenos Aires: Losada, 1974.

lunes, 13 de noviembre de 2017

pablo de rokha / soy el hombre casado













Soy el hombre casado, soy el hombre casado que inventó el matrimonio;
varón antiguo y egregio, ceñido de catástrofes, lúgubre;
hace mil, mil años hace que no duermo cuidando los chiquillos y las estrellas desveladas;
por eso arrastro mis carnes peludas de sueño
encima del país gutural de las chimeneas de ópalo.
Dromedario, polvoroso dromedario,
gran animal andariego y amarillo de verdades crepusculares,
voy trotando con mi montura de amores tristes...
Alta y ancha rebota la vida tremenda
sobre mi enorme lomo de toro;
el pájaro con tongo de lo cuotidiano se sonríe de mis guitarras tentaculares y absortas;
acostumbrado a criar hijos y cantos en la montaña,
degüello los sarcasmos del ave terrible con mis cuchillos inexistentes,
y continúo mis grandes estatuas de llanto;
los pueblos futuros aplauden la vieja chaqueta de verdugo de mis tonadas.
Comparo mi corazón al preceptor de la escuela del barrio,
y papiroteo en las tumbas usadas
la canción oscura de aquel que tiene deberes y obligaciones con lo infinito.
Además van, a orillas mías, los difuntos precipitados de ahora y sus andróginos en aceite ;
los domino con la mirada muerta de mi corbata,
y mi actitud continúa encendiendo las lámparas despavoridas.
Cuando los perros mojados del invierno aúllan, desde la otra vida,
y, desde la otra vida, gotean las aguas,
yo estoy comiendo charqui asado en carbones rumorosos,
los vinos maduros cantan en mis bodegas espirituales ;
sueña la pequeña Winétt, acurrucada en su finura triste y herida,
ríen los niños y las brasas alabando la alegría del fuego,
y todos nos sentimos millonarios de felicidad, poderosos de felicidad,
contentas de la buena pobreza,
y tranquilos,
seguros de la buena pobreza y la buena tristeza que nos torna humildes y emancipados,
...entonces, cuando los perros mojados del invierno aúllan, desde la otra vida...
"Bueno es que el hombre aguante, le digo",
así le digo al esqueleto cuando se me anda quedando atrás, refunfuñando,
y le pego un puntapié en las costillas.
Frecuentemente voy a comprar avellanas o aceitunas al cementerio,
voy con todos los mocosos, bien alegre,
como un fabricante de enfermedades que se hiciese vendedor de rosas;
a veces encuentro a la muerte meando detrás de la esquina,
o a una estrella virgen con todos los pechos desnudos.
Mis dolores acuartelados
tienen un ardor tropical de orangutanes; poeta del Occidente,
tengo los nervios mugrientos de fábricas y de máquinas,
las dactilógrafas de la actividad me desparraman la cara trizada de abatimiento,
y las ciudades enloquecieron mi tristeza
con la figura trepidante y estridente del automóvil:
civiles y municipales,
mis pantalones continúan la raya quebrada del siglo;
semejante a una inmensa oficina de notario,
poblada de aburrimiento,
la tinaja ciega de la voluntad llena de moscas.
Un muerto errante llora debajo de mis canciones deshabitadas.
Y un pájaro de pólvora
canta en mis manos tremendas y honorables, lo mismo que el permanganato,
la vieja tonada de la gallina de los huevos azules.

***
Pablo de Rokha (Licantén, 1895-Santiago de Chile, 1968). Nueva Antología. Santiago de Chile: SinFronteras, 1987.

domingo, 12 de noviembre de 2017

antonio gamoneda / sublevación



Juro que la belleza
no proporciona dulces
sueños, sino el insomnio
purísimo del hielo,
la dura, indeclinable
materia del relámpago.
Hay que ser muy hombre para
soportar la belleza:
¿quién, invertido, separa,
hace tumbas distintas
para el pan común y la
música extremada?
Ay de los fugitivos,
de los que tienen miedo
de sus propias entrañas.
Si una vez el silencio
les hablase, ¿sabrían
respirar la angustiosa
bruma de los espíritus?
¿Cantarían su propia
conversión al espectro?
Y aquellos otros, estos
miserables amados,
justificados por el dolor:
advertid que tan sólo
a los perros conviene
crecimiento de alarido.
Algo más puro aún
que el amor, debe
aquí ser cantado;
en cales vivas, en
materias atormentadas,
algo reclama curvas
de armonía. No es
la muerte. Este orden
invisible
es
la libertad.
La belleza no es
un lugar donde van
a parar los cobardes.
Toda belleza es
un derecho común
de los más hombres. La
evasión no concede
libertad. Sólo tiene
libertad quien la gana.
Solicito
una sublevación
de paz, una tormenta
inmóvil. Quiero, pido
que la belleza sea
fuerza y pan, alimento
y residencia del dolor.
Un mismo canto pide
la justicia y la
belleza.
Sea la luz
un acto humano.
Se puede
morir
por esta
libertad.

***
Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931)

sábado, 11 de noviembre de 2017

maría zambrano / cuatro poemas











Geografía de la aurora

*

     Y las piedras preciosas, esas grutas de esmeraldas que nacen en sueños y al soñante acogen tan de verdad que éste conserva en la vigilia las huellas del tacto, a veces hecho memoria tanto o más que un lugar simplemente natural; y el color que sin nombre sostiene la retina por años, por duraciones sin fin, ese color visto tan sólo en sueños y ese felicísimo estar en la gruta, y aun el poder volver a ella encontrándola en tierras lejanas bañadas por otra luz. ¿Cómo suceden, cómo están ahí asequibles aunque no enteramente, y sin sombra alguna de terror, cosa tan extraña a toda gruta desconocida, por insignificante que sea? Este no tener, y no esperar, este estar sin esfuerzo alguno, esta patria perdida o esperada, donde se ha entrado sin saber cómo ni por qué, sin esperanza ni temor. Y ese vivir sin anhelar, ni apetecer, sin añorar sin soñar, duerme al fin en su gruta sin soñar señor alguno, que le haya herido y sin soñarse él a sí mismo, olvidado de toda herida.
     El ciervo reposa sin herida, apoyada su cabeza sobre una piedra, flor azul.

~~~

La llama

*

     Asisitida por mi alma antigua, por mi alma primera al fin recobrada, y por tanto tiempo perdida. Ella, la perdidiza, al fin volvió por mí. Y entonces comprendí que ella había sido la enamorada. Y yo había pasado por la vida tan sólo de paso, lejana de mí misma .Y de ella venían las palabras sin dueño que todos bebían sin dejarme apenas nada a cambio. Yo era la voz de esa antigua alma. Y ella, a medida que consumaba su amor, allá, donde yo no podía verla; me iba iniciando a través del dolor del abandono. Por eso nadie podía amarme mientras yo iba sabiendo del amor. Y yo misma tampoco amaba. Sólo una noche hasta el alba. Y allí quedé esperando. Me despertaba con la aurora, si es que había dormido. Y creía que ya había llegado, yo, ella, él... Salía el Sol y el día caía como una condena sobre mí. No, no todavía.

~~~

La mirada

*

     Sólo cuando la mirada se abre al par de lo visible se hace una aurora. Y se detiene entonces, aunque no perdure y sólo sea fugitivamente, sin apenas duración, pues que crea así el instante. El instante que es al par indeleblemente uno y duradero. La unidad, pues, entre el instante fugitivo e inasible y lo que perdura. El instante que alcanza no ser fugitivo yéndose.
Inasible. El instante que ya no está bajo la amenaza de ser cosa ni concepto. Guardado, escondido en su oscuridad, en la oscuridad propia, puede llegar a ser concepción, el instante de concebir, no siempre inadvertido.
     Y así, la mirada, recogida en su oscuridad paradójicamente, saltando sobre una aporía, se abre y abre a su vez, "a la imagen y semejanza", una especie de, circulación. La mirada recorre, abre el círculo de la aurora que sólo se dio en un punto, que se muestra como un foco, el hogar, sin duda, del horizonte. Lo que constituye su gloria inalterable.

~~~

La pensadora del aura

*

     Nacer sin pasado, sin nada previo a que referirse, y poder entonces verlo todo, sentirlo, como deben sentir la aurora las hojas que reciben el rocío; abrir los ojos a la luz sonriendo; bendecir la mañana, el alma, la vida recibida, la vida ¡qué hermosura! No siendo nada o apenas nada por qué no sonreír al universo, al día que avanza, aceptar el tiempo como un regalo espléndido, un regalo de un Dios que nos sabe, que nuestro secreto, nuestra inanidad y no le importa, que no nos guarda rencor por no ser...
     ...Y como estoy libre de ese ser, que creía tener, viviré simplemente, soltaré esa imagen que tenía de mí misma, puesto que a nada corresponde y todas, cualquier obligación, de las que vienen de ser yo, o del querer serlo.

***
María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904-Madrid, 1991)

viernes, 10 de noviembre de 2017

jorge carrera andrade / biografía para el uso de los pájaros













Nací en el siglo de la defunción de la rosa
cuando el motor ya había ahuyentado a los ángeles.
Quito veía andar la última diligencia
y a su paso corrían en buen orden los árboles,
las cercas y las casas de las nuevas parroquias,
en el umbral del campo
donde las lentas vacas rumiaban el silencio
y el viento espoleaba sus ligeros caballos.

Mi madre, revestida de poniente,
guardó su juventud en una honda guitarra
y sólo algunas tardes la mostraba a sus hijos
envuelta entre la música, la luz y las palabras.
Yo amaba la hidrografía de la lluvia,
las amarillas pulgas del manzano
y los sapos que hacían sonar dos o tres veces
su gordo cascabel de palo.

Sin cesar maniobraba la gran vela del aire.
Era la cordillera un litoral del cielo.
La tempestad venía, y al batir del tambor
cargaban sus mojados regimientos;
mas, luego el sol con sus patrullas de oro
restauraba la paz agraria y transparente.
Yo veía a los hombres abrazar la cebada,
sumergirse en el cielo unos jinetes
y bajar a la costa olorosa de mangos
los vagones cargados de mugidores bueyes.

El valle estaba allá con sus haciendas
donde prendía el alba su reguero de gallos
y al oeste la tierra donde ondeaba la caña
de azúcar su pacífico banderín, y el cacao
guardaba en un estuche su fortuna secreta,
y ceñían, la piña su coraza de olor,
la banana desnuda su túnica de seda.

Todo ha pasado ya, en sucesivo oleaje,
como las vanas cifras de la espuma.
Los años van sin prisa enredando sus líquenes
y el recuerdo es apenas un nenúfar
que asoma entre dos aguas
su rostro de ahogado.
La guitarra es tan sólo ataúd de canciones
y se lamenta herido en la cabeza el gallo.
Han emigrado todos los ángeles terrestres,
hasta el ángel moreno del cacao.

***
Jorge Carrera Andrade (Quito, 1903-1978)

jueves, 9 de noviembre de 2017

attila józsef / ¡ay! por poco













¡Ay!, por poco me rompe a mí el amor.
¡Ay!, por poco me aplasta a mí el temor.
¿Quién moriría conmigo, mujeres,
en un abrazo abrasador?
Largo es mi invierno; mi verano fugaz.
El dado del otoño ¿a quién me anunciará?
De este tiempo de mirón-guardaparque
¿quién conmigo se fugará?
La reja de los astros brilla en la inmensidad
y mi mente me ata a ese oscuro desván.
¿Quién rompería conmigo, mujeres,
al equilibrio universal?

***
Attila József (Ferencváros, 1905-Balatonszárszó, 1937)
Versión de Fayad Jamis

/

Jaj majdnem

Jaj, majdnem szétfeszít a szerelem!
Jaj, majdnem összenyom a félelem!
  Egy ölelésben, asszonyok,
    ki halna meg velem?
Oly gyors a nyaram s lassú a telem -
az ősz kockája kit mutat nekem?
  A lesi-csősz idő elől
    ki szállna el velem?
Csillagok rácsa csillog az egen:
ilyen pincében tart az értelem!
  A mindenséget, asszonyok,
    ki vetné szét velem?

miércoles, 8 de noviembre de 2017

gonzalo muñoz / de exit











lee en voz alta, la corean hombres desnudos

repiten cada última sílaba
-sumisos-

(para varias voces)              "QUERIDA DICE
                                                                 1.
                                               asaltos inmundos tus lucros
                                               de fina
                                               te sabes suave             mejilla surcada
                                               me duele tu trazo sangrado, tu carne
                                                                                   impresionada

                                                                 2.
                                               acercamiento despojo  tu deleite traiciona
                                               voz susurra              el párpado entonado
                                               rostro de medio perfil        la pierna lacerante
                                               esa boca torcida         poseedora


                                                                 3.
                                               inmóvil        silencio, movimientos forzado
                                                                   ruptura de pieles
                                               crujido de nada logrado         parálisis de
                                                                                             contracción
                                              ese placer             la última figura
                                                                           tu mundo sumergido
                                                                           vagabunda

                                                                 4.
                                               repetición, gesto, escena una y otra vez
                                                                                          misma
                                               saciando         hasta la repulsión
                                               en ese líquido de serie, esa continuación
                                               desesperación humedecida de tocar fondo
                                               arte completa              ya desenmascarada

                                                                 5.
                                               God save the queen
                                                                                                   BESITOS, CHAO"


***
Gonzalo Muñoz (Santiago de Chile, 1956) Exit / Este. Santiago de Chile: Ediciones UDP, 2010.