miércoles, 4 de marzo de 2020

diane di prima / canción budista de año nuevo










Te vi en terciopelo verde, mangas anchas
sentado frente a una chimenea, nuestra casa
hecha de una manera bien chistosa, y dijiste
“Hay estrellas en tu pelo”- era verdad
y bajé conmigo misma

a este hosco y lúgubre lugar que debemos hacer dorado
hacer precioso y mítico de alguna forma, es nuestra naturaleza,
y es verdad que vinimos aquí, te dije
de otros planetas
donde fuimos señores, fuimos enviados aquí
por algún motivo

la máscara dorada que había visto antes, que encajaba
tan hermosamente sobre tu cara, no volviste
ni a esa cara de toro que habías adquirido
en medio de los pueblos del norte, nómadas, el desierto de Gobi

No volví a ver esas tiendas, ni los carros
infinitamente lentos en las llanuras infinitamente ventosas,
tan frías, cada estrella en el cielo era de un color diferente
el cielo mismo un tapiz enredado, brillante
pero casi, pude ver el planeta del que habíamos venido

No podía recordar (por entonces) cuál era nuestro propósito
pero recordé el nombre de Mahakala al amanecer

que al amanecer enfrentó a Shiva, la luz fría
reveló los mundos “nacidos de la mente”, tan simples,
los vi propagarse, fluir,
o, más sencillamente, un espejo que refleja otro
luego rompí los espejos, ya no estabas a la vista
sin ningún propósito miré a esta nueva oscuridad
los mundos nacidos de la mente huyeron y la mente se apagó:

¿una locura o un comienzo?

***
Diane di Prima (Brooklyn, 1934)
Versión de Nicolás López-Pérez

Otro poema de Diane di Prima en La comparecencia infinita

/

Buddhist New Year Song

*

I saw you in green velvet, wide full sleeves
seated in front of a fireplace, our house
made somehow more gracious, and you said
“There are stars in your hair”— it was truth I
brought down with me

to this sullen and dingy place that we must make golden
make precious and mythical somehow, it is our nature,
and it is truth, that we came here, I told you,
from other planets
where we were lords, we were sent here,
for some purpose

the golden mask I had seen before, that fitted
so beautifully over your face, did not return
nor did that face of a bull you had acquired
amid northern peoples, nomads, the Gobi desert

I did not see those tents again, nor the wagons
infinitely slow on the infinitely windy plains,
so cold, every star in the sky was a different color
the sky itself a tangled tapestry, glowing
but almost, I could see the planet from which we had come

I could not remember (then) what our purpose was
but remembered the name Mahakala, in the dawn

in the dawn confronted Shiva, the cold light
revealed the “mindborn” worlds, as simply that,
I watched them propagated, flowing out,
or, more simply, one mirror reflecting another.
then broke the mirrors, you were no longer in sight
nor any purpose, stared at this new blackness
the mindborn worlds fled, and the mind turned off:

a madness, or a beginning?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario