lunes, 6 de julio de 2020

rocío silva santisteban / dos poemas








Venus

*
                                     de una vieja bañera emerge,
                                              lenta y torpe
                                              Venus Anadrómeda
                                                                 Arthur Rimbaud

¿Por qué no te vas? ¿Por qué no lanzas una sola mirada lejos,
lejos?
Todo es tan torpe cuando tú pronuncias la palabra que me
desgasta.

Yo soy esa diosa, yo soy esa Venus, precisamente yo la que se
levanta de la tina, desnuda.

Detrás mío sólo las luces, el espacio entre el límite del hastío
y la evasión; yo soy aquella vieja, a los 28, las curvas de mi cuerpo
le dan asco a cualquiera.

En ese espejo que me retrata de cuerpo entero, miro esas curvas
y aguanto la arcada en la boca.

Eres un animal y tu… esa maldita piel te atrapa, te atrapa.

Voltea mi piel, voltea y verás cómo me extiendo hasta el último
resquicio y para siempre. Y para siempre.

Tengo los omóplatos sugestivos, los omóplatos, ah, eternos como
una puta de Brassaï, así soy, amor, una putita, un cuerpo que ni
siquiera tú ahora quieres contemplar.

Soy la que se levanta para otra vez caer.

Al borde ?debajo mil luces de neón invitándote al paseo?
bailas, una botella en la mano derecha y en la izquierda la herida,
te tanteas, debajo de la ropa sólo esa piel inmensa que nunca podrás
achicar, sólo esa piel dura que nunca podrás morder, ni perdonar.

Te mataré

Siempre ?suspendida sin caer sobre los techos de los autos?
siempre en esa lámina final de la cornisa, en ese instante del
pensamiento, siempre pienso en ti.

Soy Venus, desde hace años soy la elegida,
Yo soy aquella por la cual delirarán
Aquella que besarán en los pies
En los pies lacrados de heridas
En los pies cubiertos de enemigos

Sobre mi jinete cabalgo hasta no verte más
Cabalgo como una diosa enfurecida
Cojo las crines de tu pelo,
Hundo mis espuelas en tus ancas
Y mientras tú gimes dejo caer mi saliva
Una raya larga de mi saliva sobre tu frente

Hincha tu sexo para bendecirme, y así,
Cabalgando uno frente a otro, habremos
Quebrantado el dolor
Y seremos los héroes, los héroes

Con el nombre de Dios entre los labios

~

Una herida menor

*

Me tomaste los dos brazos al pasar
Te miré: 
Una herida menor en los labios cerrados
Te beso

Esa música grave, la escucho ahora
Me destroza, te decía,

Entre los dos no queda nada, nada
Sólo un olor
La imagen de un olor:

Una bañera blanca y tu cuerpo
Sobre las sábanas desde el cuarto yo miraba.
Voyeur del caos.

Todo lo hemos inventado
La piel con la fuerza de un golpe, la música

No puedo deshacerme de esa música
Sigue ahí, ahí

Nunca nunca nunca
Podré deshacerme de esto 
Que no sé si es recuerdo
Que no sé si es venganza
Que no sé si es rencor.

***
Rocío Silva Santisteban (Lima, 1963)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario