lunes, 13 de julio de 2020

jamila medina ríos / tres poemas










Cajas laqueadas antes del otoño

*

Del escarnio en el templo de la confusión, hundido
como un loto en el lago de Taiping, 1966.

Dilatando el iris del infrarrojo al cremor ultravioleta
corroyendo fósforo blanco en el himen
de los tímpanos
como un caleidoscopio/ que (t)roza / lenguas vertiginosas
e inauditas
León Vivaldi o Mafalda Solobieski:
La Habana, 1934.

De Salmonella encendida, que se aloja en el cuerpo
de los condes
que sobrevive en la mantequilla / y hueva
en el chocolate deshuesado:
París, 1923.

De laca en los pliegues del kimono
patinando el dibujo de las ramas y rebrotes del cerezo
y de su tronco rojo vino brillante
explotándole
como la carcajada de un cuervo en plena boca:
La Habana, 1893.

De adelantar la mano a furnias que no existen
(sanguinolentos estandartes sobre la seda de los
mares flores árticas, abiertas como hongos
ensombreciendo el río
perlas, marfil, íncubos y súcubos...
insospechables mercancías)
de demasiado plomo
como una clava por las canales de las venas aullando
con una sonoridad de campana hendida
que no se deja sostener
a caballo castrada, de raíz:
Charleville, 1891.

Al convento me voy
Hamlet siempre vuelve
a morir al final
con un estertor rojo ciruela vino de uva
amarronado pasa.
Qué hay de humano en la sangre que mana de su mano
el bermellón es sulfuro de mercurio el carmesí es
vomitado por el vermilio seco el gules salta, mordiendo,
de entre fauces de animal un gramo de púrpura de Tiro
es el terror de 9000 moluscos gasterópodos
yo misma como una cochinilla
el vientre de albaricoque abierto al sol
pudiera destilar un sucedáneo.

Consérvalo para artículos de lujo
que el lacre rojo China con que sellas mis cartas
no sea una tripa de tu corazón.

~

París después de brujas

*

Sobre todo
–mientras se hacía calceta–
se vigilaba atentamente buscando comprender
por qué algunas cabezas necesitaban un segundo hachazo
a pesar de llevar hecha la toilette.
Ya que los tajos
se sucedían
una llevaba siempre un pañuelo para hacerle un nudo y
recordar
cuántos árboles de la libertad debía sembrar.
Cerca del escenario
lo divertido era ver
calcular a ojo
los estiletes de sangre
el boomerang encarnado
el orine y el vómito rosáceos
la cuchilla sobre el cuello de las ardillas de Angers
o de Orange
y el festín que tendría una después
en la Carmagnole
si teniendo en forma algunos documentos
lograba probar su viudez o su orfandad
para bailar frenética
celebrando
rabiosamente a la moda
con zapatillas de punta.

~

Sakurazensen

*

Primero florecerán las islas de Okinawa
en enero
y por último
la isla de Hokkaido
tan al Norte
navegando sobre el deshielo de Ojotsk.

Conviene, hijo
que esperes en casa hasta que los insectos
comiencen a desplazarse por el suelo.
La primavera entonces será lo suficientemente cálida
no va a evitar que te destrocen en Nubia
Troya, Angola, Vietnam / en las Cruzadas
pero tu sangre no se helará al caer.

Si te adelantas a los escorpiones
desgranarás como un guisante sobre el césped
las muchachas
te confundirán con el guisante del amor
y pronto estarás en boca de sus hombres
hasta que te escupan
–ligeramente asqueados.

No vayas lejos a contemplar el mar de leva
quédate en Okinawa
qué suave mece
el ondulante rosa del cerezo.

***
Jamila Medina Ríos (Holguín, 1981)

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