I
y si contamos cada respiro de cada medusa y cada giro de
tanta medusa y
respiramos en las malezas de las medusas en cada grito
de las médulas
de las fístulas que vinculan los huesos por el humus
burbujeante por la
vértebra vuelta humo y contamos cada grifo abierto cada
grieta mientras
flotan entre frágiles hilos de agua condensada esas sedas
de invisible
ondear y si ahora respiro sin contar y si ahora canto es
porque desciendo
al aire porque bajamos al calor de los animales
translúcidos existen en el
corazón del vidrio delicuescente sus aullidos perforan
cada hora de cada
medusa si cada perro se ahoga en el fértil alcaloide de
visiones y perora
con la soga de la aurora o se abriga de tanto ahora con el
alma oxigenada y
omnívora con el alma omnivíbora porta las armas de un
chacal crepuscular
supera lo que explota en el centro undular del pecho el
empacho de la miel
milimétrica de pujos que dibujan los tajos movedizos sin
sutura visible sin
andamios sensibles en el cerebro de caucho supura el
rayo si respiro en la
medusa es porque despierto cabalgando una nube de
plata un ala me ata
la muñeca al ojo y el ojo a la muñeca me unta en el
ombligo de la tierra
donde soy el nacimiento de una repentina umbela que
proyecta sombras
en erráticas cabezas un poroso paraguas una fibrilación
de agua viva
al costado del agua a través del agua quizá para-agua ora
trans-lluvia que
ora y no corta por lo sano que por mucho menos cuartea
las manos
estiradas ahora y por fin y por nada estiradas en un claro
cualquiera en el
pujo de un claro cualquiera ya estiradas por ahora y por
tanto dilatadas
por la expectativa por la frescura de la espectadora viva
que adora adornarse
dorarse a la feroz marea que adora donarse hasta que se
sueltan los pujos los
dibujos gestuales tan ferales tan de vientres feraces de
pequeños vientres
pletóricos de libélulas bajo las sombras de las umbélulas
despiden un olor
de mata húmeda de mirra en el clavo central de la
miración en la
clavícula secreta de la mareación o la milagrosa
trepidación por la que
paso sin peso sin especie sin paz específica sin piso
estable
resbalando por azulejos cremosos como insectos que se
intuyen
baba de ángel o diablo cabello de venablo que corta el
agua una
lanza hipercaliente si hasta un venado en gel esta noche
recoge el
plasma de una idea el prisma de una materia el irse con la
marea y
no desear sino la antena resistente al viento agreste de la
marea del
vaivén de la marea no le reste al astro ningún rastro de
estrella ningún
resto en el pasaje hasta que fuera algo apenas
pronunciable la medusa en la
marea que fuera cuasidesignable en el dislocado límite
del mar de lo que
haciendo se dice y haciéndose nos dice este dije del
mareo en las cosas
de la fluctuante pre-cosa hasta hacer que ya no pueda
nada sin deshacer
y no sea el poder la opción de máxima en los orantes
implexos en
perplejos aromas de pariciones si hasta en las chanzas de
este muelle
arremolinado lo que no nace lo que nos hace y nace en
haces es la turba
de ases la inflorescencia de naves que zumban como
antes del silencio el
sonido define el nido refina el nado o el vuelo en el hado
de los
furiosos juegos de dados cargados así querría nombrar
sin frenar sin
identificar este día este río finísimo de horas donde
orbitar sin gravitar
o flotar dentrofuera o sin orbicular un satélite ebúrneo
que desaparece
al tacto al primer pujo al segundo al tercer pujo de
medusaína escupe
el gajo de un tajo movedizo o perplica un dejo rebotar el
entrecejo
contra el aire líquido y sabroso de la cosamadre entre la
espera viscosa
se asoma un faro en el cuello del amebomago en el gasto
puro de la
Imago y la fisura de farol en el caminar sereno del Sereno
o
Peregrino de meteoros en la garganta pues también hay
imanes
que ingiero hasta atraer los manes de los pequeños
muertos un maná
de entuertos de desmanes irresolubles no deseara tal vez
soluciones
salinas resoluciones abstractas al problema si alguna vez
tuve
emblemas y temblaban las presencias ahí en la madera
de la llama
mientras lo que escapa es el humo astillado los millones
de jadeos
que nos jalan a la brea al cimbreo donde reos se
deshacen ríos en las
ceras del jaleo en las velas que se queman sin pausa este
pneuma sin
poesía por el fuego blando del tiempo blando del
transcurrir
placentario la palpación desde el poder desde el rayo en
la palpitación
se montan los planos los plenos anos los anillos
paregóricos en los
nichos de arañas gelatinosas pero algo escuchaste digo
algo te llega al
oído lo escuchás con claridad aunque lo claro ya no es
alimento de
nuestra digestión más fértil más bien la nube que nidifica
el nimbo que
aurifica el cuerpo y hace de la nada un nido fulgurante un
don de
lenguas palabras y salivas desguarecidas en intemperies
heladas si
nada nada dignifica pues intemperatrices son estas hadas
y a cada codo
que se sumerge en el lodo y chapotea sin hundirse con la
nave se apura
a deslizar un pliegue de oro entre las vestes con ojos de
fósforo mientras
los vates obsequian sus hímenes sus fosfenos a la
estratósfera y si
se dan tanto a tantos y tanto me da que entres o no al
fango del
resbaladizo sombrero que infinito que incesante teje la
superficie su
topos sin logos de ameba si a cada respiración de topo
hay un pujo hay
una medusa que medita en suspensión hasta que lo real es
también
un medusario un árbol sin raíces sin miedo en medio de la
nebulosa
***
Juan Salzano (Buenos Aires, 1980)
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