sábado, 11 de julio de 2020

lauri garcía dueñas / selección











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el tiempo son también las nervaduras las abejas africanas buscando en su panal la muerte este gusto frenético por escribir ininterrumpidamente paralelepípedos este sol tostado de mejillas hinchadas el viento lacan ojeando libros en la gandhi de miguel ángel de quevedo el teléfono suena suena un cuerpo desnudo dos cuerpos desnudos espinas los peces deslizándose en las banquetas los peatones pisando los peces el joven músico pidiéndole a gritos a la gente que por favor no pise los peces porque les hacen daño pero la gente nunca entiende nada los peces son la cimiente de esta ciudad lacustre el cielo se hizo agua la locura punta de cicatriz contagio palabras ni un punto sobre otro no existes no encuentro las sílabas ni el inicio de las nervaduras nada significa camino atropelladamente una especie de soledad anida en mí nada aterriza no espero nada de ti me repito sin convencerme siempre llego tarde las flores de durazno intersectan los ojos de otros ojos los pétalos el tiempo rechina los dientes cuando duerme el joven músico fabrica habitáculos sonidos de colores fuertes todo escapa a nuestra propia volición pero yo quiero jugar con la muerte y grito quemadura quemadura arremangada de ti me dueles frases en la oscuridad el tiempo no existe (creo)

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el tiempo es una máquina una cajita de música que ya no gira pobre cajita de música olvidada en la gaveta del tocador llena de polvo el tiempo son las manifestaciones sociales cada vez más frecuentes y menos escuchadas la gente se queja del tráfico que causan las marchas pero la gente no sabe que este país se está cayendo a pedazos que los países se están cayendo a pedazos que se están secando los países pobres países y elisa mandando correos electrónicos para que cuidemos el planeta reducir reutilizar reciclar una niña en pijama corta la calle porque no hay agua en su barrio luchas sociales democracias pírricas tu cuerpo es lo mejor de este país dijo él y afuera la marcha y el capitalismo salvaje hace cuatro años este país no era así dijo ella la habitación a oscuras sus ojos brillando al filo de la luz de la lámpara pensamientos el pensamiento es una larga avenida con problemas de tráfico el tiempo es una máquina que fabrica ilusiones en masa la música nos reproduce hace mucho tiempo que estamos solos y no nos dimos cuenta en nuestra prehistoria éramos felices teníamos aves que volaban globos con helio que también volaban postales cartas escritas a mano ahora es tarde códigos binarios programas dos punto cero lápices incrustados en la piel inconclusas desinencias verbales enfermedades del alma animaciones 3D yo quiero ser una animación púrpura quiero bailar desnuda y monocromática dentro de una cajita de música que no tenga polvo y respirar a todo pulmón una tarde en el parque hundido o en coyoacán

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el tiempo es el cielo falso descascarándose sueña con jirafas dijo él y ella lloró porque el fin de las cosas es inevitable y porque cuando el corazón se rompe no hay hilo capaz de unir los pedazos luego crece otra vez el corazón como crecen los árboles en un bosque tropical nuboso pero nunca más seremos los mismos ni es necesario la soledad es sólo una pieza más del cancionero melodramático latinoamericano la felicidad dura poco si uno está inconforme el hambre se asienta en los intestinos donde crece también la rabia a las migajas el cielo de la ciudad va apagándose campanadas somos nuestros propios cuerpos faltos de estructura móviles anómalos gabriela mistral y doris dana se darán un beso en el balcón del segundo piso de un edificio en la colonia portales las iglesias duplicarán el ruido que marca las horas me lamentaré por última vez el tiempo nos está alcanzando y no quiero ser más su víctima

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el tiempo es un ácido profundo que sueña con mujeres gigantes que ven caminar a la ciudad de puntillas crece en mi boca seca la sensación distante del fin no todos los dedos son prensiles dice agustín lucas dicen las calles silentes que vociferan solitarias su vestido de plástico carcomen al alma (ese pájaro color fucsia) las decisiones de otros que a la postre son nuestras esta noche con su cuerpo inerte recibe de golpes ruidos en su espalda cansada yo la veo llorar quedita en su impaciencia febril de espesas premoniciones duermevela es esta escritura como algo automático sin embargo hay una línea contenida que atraviesa los rescoldos de esta tristeza aún por hoy compartida las madrugadas se suceden mientras te busco a mi lado en la cama no estás yo soñé con aquel bar donde al cerrar las puertas quedáramos solos los dos mirándonos pero tú tienes una sucesión de abismos que no permiten contradicciones no soy nadie para convencerte de nada posible la argumentación está de más en esta época de abundantes opiniones para te ofrezco una alfombra grácil donde descansar del rumbo aquel de los obstáculos el pasado existe y es muy tarde ya para nosotros los sonidos de la ciudad se multiplican los hombres de anaranjado barren los restos las botellas de vidrio suenan el río de la plata cierra su cortina corrediza el tendero por fin descansará mañana todo será tranquilo sentiré abrirse en pie tus caminos mientras mis cicatrices frías aprenderán a entender de su fiebre absoluta

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Lauri García Dueñas (San Salvador, 1980)
Selección de Héctor Hernández Montecinos en América 2.0. Madrid: Liliputienses, 2018.

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