miércoles, 16 de junio de 2021

amanda gorman / ascenso lingüístico










Desde una edad temprana
mis labios conocieron
la miel agridulce del lenguaje
su densa y rica significancia
me dejó sedienta de erres
que pudiera escupir de mi boca
más blandas que huevos ya pasados
me enseñé a mí misma a no disfrutar
de la pronunciación correcta
a disfrutar de los panales de la literatura
de las pálidas y amarillentas hojas
en los libros olvidados
del baile de la tinta y el papel
fundiéndose en un tango
de caligrafía
del prohibido y adictivo romance
entre el bolígrafo y mis dedos

A los cinco
sentí el poder corriendo
por mis mejillas blancas como el azúcar
y mis labios finos y rosados
mientras encontraba consuelo en la sangre de ébano
de mi bolígrafo contra la carne fresca
de mi libreta

Cuando las densas y aterciopeladas
cortinas de la pubertad se separaron dejándome
expuesta
con dos frutas recién cultivadas
en mi pecho
mi voz dejó de ser adorable

La curiosidad y el desconcierto
sudaron en la lengua de las personas
que se humedecían con la pregunta: “¿De
dónde eres?”

Como se dobla un bastón
me incliné hacia sus expectativas
pero nunca oculté que la extraña coreografía de mi boca
era de África
o de Nueva York
o del Reino Unido
que murmuraba en capas
de diferentes nacionalidades asumidas
para vestir mis débiles erres
fue el diagnostico que me dieron
y Maya Angelou fue mi medicina

Cuando pensé que era una extraña
abandonada aquí por mis verdaderos familiares-
cuando mi cuerpo estaba rígido como una regla
con mi figura delgada como una hoja de un cuaderno de matemáticas
y erres que morirían en mis labios

Ella me dijo
que nada de lo humano
puede ser extraño

Olvidé todo lo que dijo
incluso cuando la gente me pedía
repetir las palabras varias veces
ella pudo entenderme
entendió cómo Shakespeare supo
de este sufrimiento
Maya supo cómo tratar a una chica negra
en Los Ángeles llevando una mochila y problemas
de habla

Maya no te dejaré descansar te
dejaré ascender por la escalada de mi lengua

***
Amanda Gorman (Los Angeles, 1998)
Versión de Cristian Piné

/

Linguistic Rising

*

From a Young age
my lips learned
the bittersweet honey of language
its heavy, rich significance
left thirsty from the Rs
that would gurgle from my mouth
saggier than day old eggs
I taught myself no to indulge
in correct pronunciation
but in honeycombs of literature
the pale, yellowing pages
of forgotten books
the dance ink and paper
embark on in a tango
of penmanship
the forbidden and addictive romance
between the pen and my fingers

At five
I saw power lapped-up
by sugar-white cheeks
and thin pink lips
while I found solace in the ebony blood
of my pen against the cool flesh
of my journal

When puberty’s lush velvet
curtains pulled apart leaving
me exposed
with two freshly cultivated fruits
on my chest
my voice was no longer cute

Curiosity and bewilderment
perspired on people’s tongues
moist with the question: “Where
are you from?”

like a cane I bent to their expectations
saving that my mouth’s odd choreography
was from Africa
or New York
or the UK
muttling myself in cloaks
of different assumed nationalities
to clothe my limp Rs
was my diagnosis
and Maya Angelou was my medicine

When I thought I was an alien
abandoned here by my true relatives-
my body stiff as a ruler
my figure thin as a sheet of math homework
and Rs that would die on my lips

She told me
nothing that is human
can be alien to me

I forget
all of what she said
yet when people asked me
to repeat words three times
she understood me
just as she thought Shakespeare knew
how it felt to be molested
Maya knew how it felt to be a Black girl
in Los Angeles carrying a book bag and a speech
impediment

Maya, I will not lay you to rest I
will lay you to rise
in the climb of my tongue

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