martes, 25 de septiembre de 2018

robert graves / dos poemas



El amor perdido

*

Tanto aguza sus ojos la desdicha
que puede ver las hojas o la hierba
crecer a cada instante; puede ver
claramente a través de un grueso muro,
o contemplar cómo el inquieto espíritu puede
huir de la garganta de un muerto.

Puede oír a dos condados de distancia
y escuchar tus palabras antes de que hables.
La cochinilla y el débil clamor del gusano
resuenan en su triste oído;
y un ruido que, de tan leve, es increíble:
el que hace la hierba cuando bebe,
lo que hablan las lombrices,
el gruñido de las hormigas que acometen
cargas gigantescas por motivos de honor,
el crujido de sus tendones, su resuello,
el zumbido de las arañas cuando tejen,
y los menudos susurros, farfullos y suspiros
de ociosas larvas y de moscas.

Tanto aguza a este hombre la desdicha
que vaga como un ladrón o igual que un dios,
dentro y fuera, abajo, arriba,
buscando sin cesar su amor perdido.

~~~

El jarrón de Hung Wu

*

Con mujeres como María, todo juicio es estéril.
¿De dónde sacan su descaro, cómo pueden hacerlo?

Salió furiosa, dando un portazo tan fuerte
que un jarrón sobre un estante dorado de arriba
-tú lo conoces, del saqueo en el Palacio de Verano de Pekín
y más valioso que cuanto hay en mi apartamento-,
se derribó y cayó...
Yo me serví una ginebra
apurándola de un golpe. "¡Nada qué hacerle!".

Nuevamente, el timbre... María entró calmada,
observó sobre la tierra la rota porcelana roja,
alzó la vista, miró otra vez hacia abajo con condescendencia,
luego, deslizándose a mi lado para recoger un guante
(su pobre excusa por esa inoportuna llamada),
refunfuñó: "Y algo que olvidé mencionar:
¡tu jarrón Hung Wu era tan falso como tu amor!"

¿Cómo pueden hacerlo? ¿De dónde sacan su descaro?

***
Robert Graves (Wimbledon, 1895-Deyá, 1985)
Versiones de Antonio Rivero y Alberto Girri

/

Lost Love

*

HIS eyes are quickened so with grief,
He can watch a grass or leaf
Every instant grow: he can
Clearly through a flint wall see,
Or watch the startled spirit flee
From the throat of a dead man.
Across two counties he can hear
And catch your words before you speak.
The woodlouse or the maggot’s weak
Clamour rings in his sad ear,
And noise so slight it would surpass
Credence — drinking sound of grass,
Worm talk, clashing jaws of moth
Chumbling holes in cloth:
The groan of ants who undertake
Gigantic loads for honour's sake
(Their sinews creak, their breath comes thin);
Whir of spiders when they spin,
And minute whispering, mumbling, sighs
Of idle grubs and flies.
This man is quickened so with grief.
He wanders god-like or like thief
Inside and out, below, above,
Without relief seeking lost love.

~

The Hung Wu Vase.


With women like Marie no holds are barred.
How do they get the gall? How can they do it?

She stormed out, slamming the hall door so hard
That a vase on a gilt shelf above - you knew it,
Loot from the Summer Palace at Pekin
And worth the entire contents of my flat -
Toppled and fell ...
I poured myself a straight gin,
Downing it at a gulp. 'So that was that!'

The bell once more ... Marie walked calmly in,
Observed broken red porcelain on the mat,
Looked up, looked down again with condescension,
Then, gliding past me to retrieve a glove
(Her poor excuse for this improper call),
Muttered: 'And one thing I forgot to mention:
Your Hung Wu vase was a phony, like your love!'

How can they do it? Where do they get the gall?

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