2.-
Hemos fraguado un plan perverso
digo hemos para que no se note
que tras la cortina estoy yo
sola
el plan es el siguiente:
abordar el poema
a combos y patadas
sin llantos aunque a ratos
me encojo y recojo
con el corazón
empapado en lágrimas
unas lágrimas tiesas
de años luz
de la historia que se empapa
del que yo amara o amase
de una ventana que no se abre
que nunca se abrirá
a pesar del golpe
del martillo martilleando
de los nudillos rotos
mientras cae la lluvia
el tejado suena
a herrumbre
a verso hueco
y el río
río de luna y plata
se queja de nada
~
3.-
¿Por qué hablo del río?
porque el río se queja de nada
y se deja horadar
sin herida
sin costra
sin huella
dejando reposar
la afiebrada cabeza
el alma en pena
que le toca recoger
El río
maligno
como cualquier río
calla su boca
a pesar del esfuerzo
la luna es cómplice
lo dije
tratando de reforzar
demasiado la voz
el dedo se pierde
entre un montón de dedos
que flotan
dedos de mujeres
arrasadas
por pequeñas olas
veleidosas
~
4.-
¿Es posible un poema
como una brasa candente
que no se apague
que no se amilane
que persista
en su historia más allá
de las rodillas peladas
el sudor en las axilas
y se vuelque sobre sí mismo
y sobre la vida
como una garrapata
a la carne fresca?
Es posible
es la única manera
posible
~
12.-
La ciudad está llena de pájaros oscuros
no hay manera de espantarlos
sus picoteos caen sobre nuestros cuerpos
como una verdadera granizada
Vuelan ojos dientes y narices
en medio de gritos y llantos
destemplados
no sólo eso
los oscuros pájaros asaltan
alacenas particulares
supermercados y gallineros
dejando tras de sí vacío
y sangre
Yo – bruta entre las brutas-
voy recogiendo pedazos
recomponiendo rostros
de noche de día
las manos llagadas
la piel maloliente
con apenas un mendrugo
de pan
con sólo una gota de agua
enceguecida y poeta
el objetivo siempre
es el mismo:
la palabra sobre el pupitre
la palabra sobre la hoja
la palabra sobre el cielo
la palabra en el encandecido
corazón
~
17.-
Ardan las horas
ardan las interminables horas
de una página vacía
como el cuenco de un ojo
que se arranca sin piedad
Arda todo aquello
que huele a seco y reseco
que no da frutos
y se resiste a dar frutos
a pesar del agua y la pasión
a pesar del beso y la carne
del beso
Arda esa impropia hora
del fustigamiento y la condena
del hueso que se rompe
y calla
Ardan los verbos sin conjugar
los adjetivos sin colorear
la sustantiva muerte que queda
por vivir
y ardan ardan ardan
los ritmos
todos esos ritmos
que no se pueden bailar
***
Maha Vial (Valdivia, 1955-2020)
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