Hegemonía
Ululas
el roce veloz de tu falda en hoscos sueños de acoso
un imperio de violencia se desborda sobre tardos enseres
Ni aun sujetando tus manos temblorosas de furia
doblegaré el miedo en mi corazón
de cada añico de mi espejo
tu imagen cencida reflorece
donde eres más fuerte eres más vulnerable
jamás hubo dominio
no lo habrá
si la euforia es tanta
si está
si nos habita
Yo soy la Distancia
y permanezco en las afueras
esperando la paulatina calma
Desde aquí vislumbro tu rojizo cabello
que se esparce en los cielos
la luz no lo conmueve
Pasa el tiempo
Bendito el Artilugio de tu veste escarlata
oh reina
a orillas de los ríos lavas tu traje
la sangre se diluye
humedeces tus sienes pálidas
tu tersa nuca
Nunca hubo herida
era sólo el rosado sol del orto
relampagueando en las aguas
no habrá resquemor
sólo un canto impenetrable y lúcido
conmueve la anchura de la tierra
Te yergues
Tú
la asesina
la serena hacedora de los días
la inefable
sólo yo yazgo desangrándome
mientras la noche me devora los ojos
y agoniza
~
el ojo fílmico o el espejo acústico
desgastados
pura limadura de saberes crepusculares
una sola dosis puede ser mortal
una depuración concienzuda de los mejores
trazos
que uno siendo inmortal puede llevar a cabo en
períodos intercalados
tanta feroz alternativa sumerge
emerge alguien de la piscina
para llevar a cabo
intercalar
algo de inmortalidad
por períodos
sumergirse
en el espejo fílmico intercalado
en el ojo acústico
limando el saber
depurado de trazos
***
Magdalena Chocano (Lima, 1957)
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