lunes, 8 de junio de 2020

ignacio uranga / de "a-letheia / ramalaje"













Si hubiéramos al menos ayer asumido que
no es que fuera el desencuentro de las partes
las nuestras, en sí desmedido sino que guardaba
la proporción posible, pero en relación a hechos
en tiempo y espacio alejados del vínculo, el nues-
tro: no hubiera venido, entonces, después de quince
o veinte años, a dar con esta imagen que logra hacer
que entienda el por qué de la mínima esfera desde
la que es ordenado el diseño previo al armado: dieci-
siete árboles en relación de profundidad, no más que
pasto a cada lado: imaginaria al medio de esta lámina
una línea, vos del lado izquierdo, simbólicamente el
corazón entonces, al otro lado ella, de un tono que no
coincide con el de otro tiempo: vi el rojo casi negro
esta misma tarde, de la sangre bajando por las piernas
a fuerza de golpe, anunciando terminado el embarazo
y una mujer, por el oro, de la edad tercera, en el suelo
jurado con amor hace años, madre de dios, ante el altar:
vine a comprender también el estatuto azulado que
adquieren las cosas a lo lejos: no vi la imaginaria, y
es que hay, sí, la tal línea, pero doble, paralela y con
andenes: si hubiera al menos estado a nuestro alcance
asumir las dimensiones propias de la historia, o bien
que irreparablemente fuimos un fracaso, pero bello
al fin: seríamos dos en este cuadro, probablemente
hundidos en una intermitencia, y no tan sola vos ahí
hacia lo que, fundido con lo azul, pareciera algo como
una cumbre: vos marchando, Claire, hacia donde fuga
el paisaje, donde cerro, pino y piedra, sin solución de
continuidad, se ven, sin embargo, a misma altura, juntos


la poca alma en queda, la queda, rota, pues
tras el venido apague en tres am sobre el al-
ma, alma de lo amado en queda ahora: sým-
bolo de una Grecia antigua, la bella antigua:
a caer lluvia, caída al fin, gotas, tal como si
cuentas, tal cual perladas cuentas sucesivas
cuentas cultivo en la infancia vistas, cuentas
a saldar incluso de la infancia, interrumpida
una infancia a saldar, la infancia: en rejas hoy
detenida, tras caer, tal estalagmitas, en queda:
gotas tal el alma acaso, tuya, mía, tuya y mía:
oscuro el fondo un cielo, el cielo oscurecido
por Hystan Hugh en duelo, median detenidas
tal lo ya caído, gotas a caer que caerán al fin
en su caer, el caer, el dar al deshacer, el des-
hacerse al fin en impactar, un violento impacto
el violento impacto que deshace: absoluta, pues
la incerteza esta de tener por absoluto un no saber
el no saber, tal la única certeza: aplasta, solápase
a tiemp, min, seg: recíbese un impacto, el impacto
el impactar a la intemperie, tal Phlebas el fenicio
en su yacer de días, ya días el yacer de Phlebas
el fenicio, en que olvida el grito de gaviota, los
gritos de gaviotas, el hondo marítimo en oleaje
de mar oleado en olvido, el olvidado mar por
Phlebas el fenicio, que olvídase también al punto
casos relativos a pérdida o ganancia: una corriente
la corriente submarina, suave, ha recogido sus restos
los restos de Phlebas el fenicio, quien hace días yace:
la mar en baja o plena su vejez atravesó, su juventud
las de Phlebas el fenicio, en tristes remolinos: acaso
quien gira la rueda, quien hace girarla, quien gírala
y avista vientos contrarios mientras piensa en Phlebas
semejante la belleza, Materna, a la tuya, contraria tal
los vientos avistados por quien piensa en el yacido
tras guardias de ceniza, mis guardias de ceniza, las
mías, de memoricido por las tres am: no pájaro que
tal cual Phlebas el fenicio yace: sé en mí, tal cual
un Bennu egipcio, el Bennu egipcio, antiguo Bennu
egipcio, de donde acaso fueres: sé en mí, sé en mí


tal cual quien busca en Claire a Claire, erígese confuso
en volumen un deseo: confuso el deseo en volumen que
se erige, hundido en un fracaso: húndese en plural fracaso
quien búscala, quien urde tal suceso, y en Claire a Claire
no lógrala: quien urda una busca, la busca, buscárela acaso
y en tal suceso diera con el sino, la busca en sí, y no hallare
lo ya urdido: pues no descansa Claire en Claire, el siempre
sino este, de Claire sin Claire: hállese donde acaso fuere:
sea Claire lo visto: bellamente diose al ver, al avistar: lo
avistado bello, lo que hase avistado: avístase aun tal cual
refucila Claire, el avistado refucilo de Claire intempestiva
en esto que desarróllame acá como consciencia: este: diose
en tiempos Claire, inextricable sino, al modo en que huye
lo que acaso era firme: en siempre estalle un salvaje mundo
salvaje el mundo y tan profundo en nosotros habitados tan
de ensueño: eidos mismo del ensueño, fracaso siempre en acto
el siempre acto del fracaso sucesivo: horror que cae, el que cae
en cavidad junto a la lumbre tras el paso por jardín fundando
en deudas, el jardín fundado en deudas: fúndase un estallo
en tonos varios, pagos de la siempre deuda: sostiénese este
amor en queda, tardo hálito amado, tardo el quedo, un hálito
extinto, el tardo extinto este quedo amor de estallo en tonos
varios sostenido: fuera dulce acaso el tiempo en vista, nieve
sin caer, mientras su lado, pasible el lado suyo de avistarse
en contrarias formas a, blanda, la nieve: negro un mármol
y contraste en tonos varios en que dase a espectar la nieve
imaginaria: nieve inverosímil ante sol que huméala, pues
en gotas inauditas de rocío, quietud que sigue al aguacero:
otra vez regreso, tentando torpe el regreso a tu lado otra vez
regreso a un lado en que no hay tu lado, hay la calle inhóspita
sin puertas ni ventanas donde tiembla mi habituado corazón
en espera dase a temblar: el corazón que tiémblame, donde
no hállase lo urdido, la espera de la mano, hállase en la espera
mi habituado corazón, de una mano, singular espera de tu mano
tal cual quien búscala en Claire a Claire, mi corazón espera ya
desesperado a la intemperie, la intemperie pues que lluévelo
dans il pleut, sobre la vida, en lo apagado: tu mano ahora en
mnémicos fulgores retentivos, súbitos retales de lo amado que
no es ahora sino en la distancia, tal cual Ophélia sobre un río
el río regro en que Ophélia pasa como un bello lirio triste, tal
un fantasma bajo lluvia intempestiva de hora cero este veinticuatro:
rompe el nuevo día: hay vacía la ciudad, no un febril comienzo, el
febril comienzo acostumbrado en que dase el murmullo de la vida
tal cual Ophélia hermosa donde en agua se desliza lenta, tan lentamente
en doble sueño suave arrastrada por un río negro, el negro río que
arrástrala, su frente en sueños, la suya, de Ophélia en sueños como
lirio sobre la marea: ella, tal cual Ophélia previo al doble apague
tal cual Ophélia antes de su frente hundida en sueños: estanco sueño
de la vida que transita lentamente como lirio en sueños sobre un río
el negro río en contrarios modos a la nieve tarda, tal cual ya tardo un
rostro en que pasa, el tardo rostro en que pasa, estanco, como un lirio
lento que flota, tan lentamente, ya hundido y tardo el sueño de la vida


tal cual Ophélia sobre calmas aguas, lenta
como un gran lirio flota, tal cual un lirio, el
lirio, tan lentamente en su flotar, recostada
flota, pasa Ophélia hace tiempo, tal, blanco
un fantasma blanco, el fantasma blanco, pasa
por un gran río negro, el río, en que luce suave
su locura suave Ophélia, la suave locura: en un
mundo, el mundo, donde llueve, dans il pleure
tal cual cae en un corazón la lluvia, en el mundo
el corazón en que llueve: despliégase un antiguo
sýmpatos, el sýmpatos de la bella antigua Grecia
por la frente de Ophélia llena de sueños: mínimo
un temblor, el mínimo temblor en que sáfica abre
Ophélia, mientras despierta de un sueño, el sueño
Ophélia, los ojos, los suyos, sus ojos, al punto que
cae, cuando sáficos abre Ophélia los ojos, miterioso
áureo un canto, el canto, de los astros tal cual nieve
sin misterio que no cae y cae en su tristísimo no caer
de nochebuena absurda sin cordero, hossana ni piedad
tristísima, tal cual Ophélia en sueños arrastrada por un
río, el río negro, tal un escrito, construido mar que rom-
pe nuestro corazón acaso, tuyo, Claire, mío: y es que un
día no de abril, sino julio, nueve sobre tres am, un pálido
el pálido, tal la recién nacida hierba, fundíaste en él como
sobre fuego, nieve: ahogábase, terrible, tu palabra, mi pala-
bra, ante un apague intempestivo, el intempestivo apague
nuestro, tuyo, mío, de párpados: párpados que ciérranse
en doble noche, contrario a párpados que ábrense ante el
masivo hueco doloroso de lo ido: acaso si flotaras como
Ophelia, tal cual un bello lirio, y por flores volvieras un día
no llovería, Materna, en el mundo, tanto como en el corazón

***
Ignacio Uranga (Bahía Blanca, 1982)

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