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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

viernes, 12 de junio de 2020

julio herrera y reissig / dos poemas













Epitalamio ancestral

*

Con la pompa de brahmánicas unciones,
abrióse el lecho de sus primaveras,
ante un lúbrico rito de panteras,
y una erección de símbolos varones...

Al trágico fulgor de los hachones,
ondeó la danza de las bayaderas
por entre una apoteosis de banderas
y de un siniestro trueno de leones.

Ardió al epitalamio de tu paso,
un himno de trompetas fulgurantes...
Sobre mi corazón, los hierofantes

ungieron tu sandalia, urna de raso,
a tiempo que cien blancos elefantes,
enroscaron su trompa hacia el ocaso.

~

La ausencia meditativa

*

                                                          Je me souviens
                                                                      des jours anciens
                                                                      et je pleure.
                                                                                    Verlaine

Tu piano es un enlutado misterioso y pensativo...
hay un sueño de Beethoven desmayado en el atril;
su viudez es muy antigua y en su luto intelectivo
tiene lágrimas muy negras su nostalgia de marfil.

En la abstracción somnolienta del espejo, está cautivo
el histérico abandono de tu tarde juvenil,
su metafísica extraña cuenta un cuento extenuativo
a la alfombra, a la cortina y al dolor de tu pensil.

Tus glorietas me abandonan. Hoy los pálidos violines
me anunciaron la agonía de tus últimos jazmines...
Fue mi llanto a la ribera. Mientras el hada Neblina

abdicó frívolamente su corona de algodón...
¡En el clorótico espanto de la vela sibilina,
tus ausencias meditaban en mi gran desolación!

***
Julio Herrera y Reissig ((Montevideo, 1875-1910​)

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