martes, 2 de junio de 2020

hernán miranda / dos poemas













Insectario

*

Yo me enamoré una vez de una muchacha maravillosa
y los dos preferíamos los vanos de las puertas,
los rincones más oscuros de los cines,
de las plazas públicas.
Huíamos de la luz como los fantasmas que éramos en realidad
y esperábamos la noche
y apagábamos todas las luces para hacernos el amor.
Yo gustaba de recorrer todo su cuerpo
centímetro a centímetro
como un escarabajo por las habitaciones en tinieblas.
Y ella tenaz y laboriosa como ninguna
tejía y destejía en silencio su tela sobre mis labios.
Un día nos equivocaríamos de grieta
o la luz del día nos ahuyentó en opuestas direcciones
y nos perdimos de vista entre la multitud.

De ese tiempo,
mi sensación de llevar antenas en la frente
y los ojos facetados.

De ese tiempo,
mis pestañas sensibles a la luz del sol
y mi forma de andar
de insecto extraviado entre los hombres.

~

La ducha es una pasión inútil
(A Palmira Rosas)

*

Considerable es el color del agua
Que se desliza por la superficie curva de mis hombros
su destino jabonoso es el de las alcantarillas,
El río que desemboca en otro río,
El agua turbia que entra sin más ceremonias en el mar,
Los peces, la lluvia que a veces se desploma
Sobre la cabeza y los hombros de cualquier transeúnte,
Las aguas congeladas en la alta Cordillera.

Yo he visto nacer un río de hilillos de agua
Que se cuelan por las junturas de las rocas
Torrentes a las alturas de los tobillos,
Aguas abajo no hay quién las detenga, alguien
Las canalizará y llevará hasta mis hombros
Para que el agua arda y hable por toda la extensión de mi piel.

El agua seguirá su curso
Y yo me quedo sobre el piso de cerámica
Y no podré pasar, eso está resuelto,
Más allá de la pequeña rejilla del desagüe.
Pero algunas minúsculas partes de mi cuerpo
Subirán a las nubes, eso espero, y caerán con la llovizna
Sobre esta misma ciudad.
Esto quizás ocurra pronto, quizás en siglos venideros.

***
Hernán Miranda (Quillota, 1941)

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