lunes, 1 de junio de 2020

nanao sakaki / tres poemas













Vivir con el lodo entre las patas


Si escuchaste

           cosas feas

                lávate las orejas


Si viste

           cosas sucias

                lávate los ojos

Si tuviste

           pensamientos ruines

                lávate el corazón

 Pero

           siempre

                déjate el lodo entre las patas.


10 de octubre de 1983
Río Chūbetsu, Hokkaidō


Nota del traductor

¿Qué significa caminar con el lodo entre las patas?  La voz del poeta se dirige al lector de manera concisa e informal para decirle que mantenga día a día la limpieza de los sentidos, la mente y el corazón (en Japón corazón o kokoro es la mente y los sentimientos). El tema del lodo o barro del camino nos recuerda también los versos del poeta español Miguel Hernández: “Me llamo barro, aunque Miguel me llame. /Barro es mi profesión y mi destino /que mancha con su lengua cuanto lame”. Ambos poemas retoman el lodo para caracterizar lo humilde. A semejanza del poema de Hernández, el poema de Nanao hace un llamado al lector para que no se olvide de permanecer siempre humilde y abierto al mundo. Así, la palabra japonesa doroashi (literalmente “pies enlodados”), evoca la idea de la faena con los pies desnudos, un tópico común en el budismo zen.

Raúl Godínez Nivón, ex misionero mexicano que vive hace algunas décadas en Japón, me explicó que este poema le recordaba las calles de su natal Juchitán en los días de lluvia, es decir,  un tipo de paisaje cada vez más escaso en el Japón moderno: “Las calles enlodadas son algo que ya no se ve frecuentemente en las ciudades japonesas, sin embargo, estoy seguro de que hay zonas en donde prevalecen calles y caminos sin asfaltar, lugares de Japón transitados por personas humildes, mayormente en las zonas rurales. Esto es lo que me recuerda el poema de Nanao con su estilo hosco y sencillo”. Para terminar, Nanao sitúa el poema en el río Chūbetsu, en la norteña isla de Hokkaidō, lo cual sugiere que se trata de una enseñanza del camino rural, que es la de vivir sin falsas pretensiones de pureza.

~

Espejo de agua



Chiquito     chiquito     charco de agua

se despeja     el aguacero

bajo la cumbre     charquito de agua

chiquito     chiquito     charco de agua



chiquito     chiquito     charco de agua

bajo la cumbre    charquito de agua

reflejando     las estrellas

reflejando     las nubes

reflejando     los árboles

reflejando     los pájaros

reflejando     las personas

después     no conservas     ningún reflejo



chiquito     chiquito     charco de agua

se despeja     el aguacero

bajo la cumbre     charquito de agua

cuando se junta agua               espejo de agua

reflejándolo todo    espejo de agua



refleja     todo el planeta Tierra

proyecta     todo el Universo

incluyéndose a sí mismo

chiquito     chiquito     espejo de agua

hasta que se seca     y se desvanece

hasta que se seca     y se desvanece 


11 de noviembre de 2003


Nota del traductor

Nanao escribió este poema, el penúltimo, a los 80 años. En la versión japonesa del poema se utiliza el ritmo visual de la poesía moderna mezclada con el ritmo sonoro de 5 y 7 moras, que es el patrón común en la poesía tradicional. En “Espejo de agua” (Mizukagami) el poeta expresa la existencia profunda de un charco de agua en las montañas. Aunque su existencia es efímera y humilde, el pequeño charco es un espejo fiel del mundo. Cuando se describe que el espejo de agua contiene en sí mismo a “todo el planeta Tierra…incluyéndose a sí mismo” se evoca la idea de una esencia última en la cual la existencia individual contiene el todo.

Además, la imagen poética de que algo efímero y pequeño puede contener el universo se relaciona con la idea budista, muy común en Japón, de que la enseñanza de los budas puede encontrarse en los fenómenos más mundanos: árboles, ríos, piedras, etc. Por otra parte, en algunas entrevistas Nanao comparaba la labor del poeta con la de un espejo que refleja el mundo sin distorsiones. Por ello, la labor auténtica del poeta sería la de reflejar por medio de sus palabras el universo, incluyendo a los seres humanos, sin pretensiones de posteridad.

~

Kokopelli


Yo soy una canción
Yo soy el que aquí camina
—de un antiguo hopi


Aquí   significa

donde   el amanecer   te encuentra



Aquí   significa

donde   el viento   te encuentra



Aquí   significa

donde   las flores   te encuentran



Aquí    significa

donde   los pájaros   te encuentran



Aquí significa

donde   la canción   te encuentra



Yo soy   una canción

Y aquí    camino.


4 de abril de 1992


Nota del traductor

Este poema conecta la experiencia del caminar, representada en la figura precolombina del caminante flautista Kokopelli, con la experiencia de estar “aquí”. El poema hace un juego verbal con la palabra Kokopelli, ya que cada verso comienza con koko que en japonés significa “aquí”. La repetición de cada verso introduce diversas definiciones de koko o “aquí”, que forman una progresión en la cual “aquí” se convierte en un lugar de encuentro con el amanecer, la brisa, las flores y las canciones. El poema nos habla de la frontera que se diluye entre el “tú” (kimi) y la naturaleza. Este lugar sin frontera es donde se encuentra el aquí (koko) que se conecta con la identidad antigua del flautista Kokopelli.

Por ello, este poema nos muestra la convergencia de la visión del poeta con la visión dinámica del universo nativo americano. Según la escritora Paula Gunn Allen: “Todos los fenómenos que vemos ‘dentro’ o ‘fuera’ de nosotros son como nosotros, manifestaciones de un universo inteligente del que emergen, así como lo son todas las cosas de la tierra y del cosmos más allá de ésta. En consecuencia, la unidad del todo es preservada y reflejada en el lenguaje y el pensamiento. Las divisiones arbitrarias del universo en seres “divinos” y “mundanos” o “naturales” y “no naturales” no sucede”.1 Según la autora, el uso de las repeticiones en la poesía nativo-americana apoya la andanza del poeta, la ampliación de su percepción del mundo y el viaje psíquico.  En este sentido se puede aventurar que el koko o “aquí” es también el canto de la naturaleza que inspira el corazón o kokoro del caminante.

***
Nanao Sakaki (Satsuma Sendai, 1923-Nagano, 2008)
Versiones y notas de Yaxkin Melchy Ramos

Fuente

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