domingo, 12 de abril de 2020

ernesto gonzález barnert / de "ningún hombre es una isla"



TE HABLO DE DRENAR OSCURIDAD
con más oscuridad.
Una territorialidad no mayor que la de una pieza.
Y un puercoespín hinchado,
el rostro que metamorfoseé
para ganar unos pocos días de defensa.
La resistencia
a una ciudad que te encuentra improductivo
y te puede hacer mierda
en un momento de sueño
o desconcentración.

~

ENTRAMOS A SUS CASAS PARA HOJEAR
el álbum fotográfico, ver los cuadros
que tienen, juzgar sus libros
contra los nuestros.
Sin duda para comprobar
que la televisión no está encendida.
Y que la música
importa menos que antes
mientras suene de fondo poco invasiva
y notable. Entramos a sus casas
como si fueran nuestras. Nuestra vida,
simplemente mejor. Y contra eso
nada pueden hacer.

~

MI ÚNICA LEALTAD ES CON LA POESÍA.
Su impacto.
No esperen de mí otra dirección.
Mi timón está hundido en sus sombras.
El oído a su orden.
Todo lo que vaya en su contra
va en mi contra.
Es asunto mío.
Se equivocan los que esperan otra cosa.
Mi única lealtad es con la poesía.
Con la herida que cerrándose cauteriza
y vuelvo abrir.
No borra.
Yo su da.

~

UN LIBRO QUE HUNDA TODOS LOS DEMÁS.
Ante eso comparezco.
Coto de caza en que una variopinta manga
de cortesanos, estrechas,
maricones, pendejos y borrachos
uniformados de rebelde
pinchan, sobajean, chillan al cachalote muerto
sobre las arenas de Isla Negra.

Si a largos trechos
esto pareció una fiesta de disfraces
de lobos
en que todos balan de cordero,
estás en lo cierto.

Donde no falta el entusiasta con la buena nueva
empujándolo otra vez al mar.

Adiós, piratas, estoy demasiado cansado
para ir de segundo en su listón.
Me alcanza lo que dejo sin decir.
Todas las ovejas que claman paz
la obtendrán del carnicero.

Toda posteridad puede irse a la mierda
en la edad de la prosa.
Contra esta iglesia de los últimos días
y su ego harto de butacas desiertas.
Carver tenía un retrato de Machado
en su habitación.
Tras cada pesadilla decía: tranquilo,
Machado esta aquí.
No quiero pegarle a la piñata
echarla abajo con las venas marcadas
de la frente.

Sí, no parece buena la fiesta. Un dodo
espera la muerte de pie.
Las chicas se solazan tejiendo
y destejiendo petitorios
contra el macho dominante.
Se hacen llamar
sin el segundo apellido.

Un oso hartado de bayas se recoge.
Bienvenida sea la nieve.

~

NADA COMO TOCAR I JUST CALLED
TO SAY I LOVE YOU
en el supermercado un sábado en la mañana,
yo y mi teclado, Stevie Wonder fluyendo por los pasillos
relucientes y atestados de esas mujeres que sostienen el país.
Esas que son mi chica de rojo también, algunas noches,
mis mineras, mi veta maldita.

~

ESCRIBIR es bajar el volumen
creyendo que alguien llama.

~

LA CAMISA DESABROCHADA
HASTA LA MITAD.
El café tibio en el tazón con la oreja rota
sobre el poema recién impreso.
La luz del día yéndose sin pelear.
Alguien grita en el edificio del frente
¡Gol conchetumadre!
cuando abres la ventana para que corra viento,
algo al menos por el piso. Y te preguntas
en qué estación el Dr. Johnson concluyó
que hay solo dos clases de enfermedad mental:
la melancolía y el entusiasmo.
Aquí es verano.
Pero el otoño ya tiene ganas.

***
Ernesto González Barnert (Temuco, 1978) Ningún hombre es una isla. Buenos Aires: Buenos Aires Poetry, 2019.

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