miércoles, 22 de abril de 2020

san juan de la cruz / cuatro poemas













Noche oscura

*

En una noche oscura
con ansias de amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras, y segura
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a oscuras, y en celada,
estando ya en mi casa sosegada.

En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía
a donde me esperaba,
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche, que guiaste,
oh noche amable más que alborada:
oh noche que juntaste
Amado con Amada,
Amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él sólo guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

Quédeme, y olvídéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

~

Otras del mismo a lo divino

*

Tras de un amoroso lance,
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino,
tanto volar me convino,
que de vista me perdiese;
y con todo en este trance
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuando más alto subía
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en oscuro se hacía;
mas, por ser de amor el lance,
di un ciego y oscuro salto,
y fui tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.

Cuando más alto llegaba
de este lance tan subido,
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba;
dije: No habrá quien alcance;
y abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza del cielo
tanto alcanza cuanto espera;
esperé sólo este lance,
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

~

Glosa del mismo

*

Sin arrimo y con arrimo,
sin luz y ascuras viviendo
todo me voy consumiendo.

I

Mi alma está desassida
de toda cosa criada
y sobre sí levantada
y en una sabrosa vida
sólo en su Dios arrimada.

II

Por esso ya se dirá
la cosa que más estimo
que mi alma se vee ya
sin arrimo y con arrimo.

III

Y aunque tinieblas padezco
en esta vida mortal
no es tan crecido mi mal
porque si de luz carezco
tengo vida celestial
porque el amor da tal vida
quando más ciego va siendo
que tiene al alma rendida
sin luz y ascuras viviendo.

IV

Haze tal obra el amor
después que le conocí
que si ay bien o mal en mí
todo lo haze de un sabor
y al alma transforma en sí
y assí en su llama sabrosa
la qual en mí estoy sintiendo
apriessa sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.

~

Vivo sin vivir en mí

*

Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.

Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo,
que esta vida no la quiero;
que muero porque no muero.

Estando absente de ti,?
qué vida puedo tener,
sino muerte padescer,
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero porque no muero.

El pez que del agua sale
aun de alivio no caresce,
que en la muerte que padesce,
al fin la muerte le vale.
¿Qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues, si más vivo, más muero?

Cuando me pienso aliviar
de verte en el Sacramento,
háceme más sentimiento
el no te poder gozar;
todo es para más penar,
por no verte como quiero,
y muero porque no muero.

Y si me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor;
viviendo en tanto pavor
y esperando como espero,
muérome porque no muero.

Sácame de aquesta muerte,
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.

Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios! ¿cuando será
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero?

***
San Juan de la Cruz (Fontiveros, 1542-Úbeda, 1591)

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